Este fic participa en el Reto #14: "Amortentia al azar" del foroHogwarts a través de los años.

Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling.

Agradecimientos especiales a MeriAnne Black por hacer brainstorming conmigo (bueno, por hacer brainstorming ella solita mientras yo me quejaba) y a MrsDarfoy por algunos de los títulos de los libros (y porque es mi OTP y si quiero mencionarla, la menciono).


DETALLES SIN IMPORTANCIA

I. Libro nuevo

El retrato de Albricious Albricis.

No, desde luego que no.

Cómo entrenar a tu kneazle.

Tampoco.

El amor en los tiempos de la viruela de dragón.

Menos aún, ¿es que no había ningún libro decente en la puñetera librería o qué?

James se pasó la mano por el pelo por enésima vez en media hora, se recolocó las gafas y miró el reloj.

Estaba empezando a ponerse nervioso, y como no encontrara nada estaba jodido.

¿A qué clase de imbécil se le ocurría esperar hasta la tarde anterior al cumpleaños de su –casi– novia para comprarle un regalo? A él, estaba claro.

Si al menos Remus estuviera con él, sabría por dónde empezar, pero no, Remus se había ido con Sirius a vaya Merlín a saber dónde y no aparecían.

Hechizos de pasión.

James miró el libro con interés: la bruja de la portada salía medio desnuda y se mordía del labio muy sensualmente mientras agitaba la varita y hacía aparecer con gesto de picardía un anuncio: «¡Contiene escenas sexuales de naturaleza explícita!».

Lo dejó con un suspiro –Lily lo mataría como le regalara algo así– y pasó a la siguiente estantería.

Distinga usted una seta de un champiñón: guía para inútiles en la Herbología.

James depositó el libro en su sitio como si quemara y pasó a la siguiente estantería.

Los mejores cuidados para su escoba mágica.

Sonrió y lo ojeó, silbando por lo bajo al ver las imágenes de escobas y sets de limpieza.

Negó con la cabeza y avanzó antes de que se distrajera más y la tienda cerrara.

Captura el momento: aprende a usar tu cámara de fotos muggle.

James suspiró, exasperado.

¿Por qué no había ni un libro decente que regalarle a Lily en todo Hogsmeade?

Siguió avanzando, decidido, con el aire de un soldado intrépido que no se atemoriza ante nada, ni siquiera ante la sección de historia de la librería.

El siglo XVIII contado para escépticos.

Goblinización. Causas y consecuencias de las guerras con los goblins.

Recuento de los mejores Ministros de Magia de Gran Bretaña (con un cameo de los no tan buenos).

—Fuera, fuera, fuera —murmuró. Al final, cansado, huyó de la sección histórica y acabó en otra, sin siquiera fijarse en cuál.

La chica de la escoba.

Historia de dos varitas.

La ladrona de calderos.

¿Por qué toda la literatura mágica tenía unos títulos tan absurdos?

Siguió buscando, tremendamente consciente de que se acercaba la hora del cierre y él seguía sin conseguir nada. ¿Podía alguien explicarle cómo demonios estaba organizado ese sitio?

Cuando estaba a punto de darse por vencido, un libro pequeño y negro con letras doradas que serpenteaban llamó su atención y lo cogió con curiosidad.

Grandes brujas a lo largo de la historia.

Le dio la vuelta y leyó la contraportada:

«Desde Cleopatra hasta Rowena Ravenclaw, desde Artemisia Lufkin hasta Isla Black; aquí están las grandes mujeres de la historia mágica.

Profesoras, directoras, ministras, rebeldes, emperatrices, creadoras… Grandes mujeres hay tantas como profesiones, y sus vidas son tan apasionantes como educativas.

Aquí hay solo unas cuantas: hubo (y habrá) muchísimas más».

James sonrió triunfante.

—Este será.


Lily despertó cuando algo o alguien empezó a golpear insistentemente el cristal de la ventana.

Abrió los ojos, realizó un pequeño Lumos y descubrió a una lechuza que llevaba un paquete golpeando la ventana con cara de mala leche. Se levantó rápidamente y se apresuró a abrir la ventana. La lechuza entró, depositó el paquete y salió volando hacia la noche.

Lily miró hacia sus compañeras de habitación, que dormían plácidamente; miró el paquete, rectangular y no muy grueso, y se encogió de hombros, encendiendo una lamparita y abriendo el paquete con emoción.

Dentro, encontró un pergamino doblado y un libro.

Abrió el pergamino con curiosidad y se sonrojó cuando lo leyó:

«Es medianoche, así que te deseo ya un muy feliz cumpleaños, pelirroja. ¿Soy el primero, verdad?».

No había firma, pero Lily no la necesitaba para saber que el regalo era de parte de James.

Imbécil prepotente, pensó con cariño.

Cogió el libro y lo examinó. Grandes brujas a lo largo de la historia. No le sonaba de nada.

Leyó la contraportada y abrió el libro, mirando el índice y ojeando las páginas. Luego, miró a ambos lados rápidamente y sumergió la nariz en el libro.

Olía a nuevo, a sabiduría, a las horas de entretenimiento que le iba a aportar.

Curiosamente, también olía a James Potter, pero Lily pensó que eran imaginaciones suyas.

Descubrió que no lo eran cuando del final del libro cayó una foto de ella leyendo tranquilamente en los jardines que tenía grabada una inscripción:

«Faltabas tú».


#PonJameslyEnTuVida

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LadyChocolateLover