¡Hola! Aquí les traigo mi primera publicación :D Mi idea es publicar todos los jueves así tener tiempo de corregir lo escrito y que la inspiración llegue como debe ser.

Todos los hechos transcurren tras la batalla de Hogwarts diferenciándose solamente en que es Voldemort el que gana, aunque no logra matar a Harry Potter.

Disclaimer: En su mayoría los personajes y algunos lugares pertenecen al maravilloso mundo de J.K. Rowling yo simplemente los he adaptado a la trama de mi historia.

CAPÍTULO 1: ESQUIVA MUERTE

En la oscuridad, la puerta de su celda se abría dejando paso a esa figura, ese antiguo compañero de clase que debido a los últimos acontecimiento se había convertido en el más fiel y sádico seguidor del Señor Tenebroso.

Ya había dejado de intentar defenderse de su ataque, porque sabía que al final, todo resultaría más doloroso y largo. Una lágrima limpió su sucio rostro cuando le sintió dentro de él. No lo hacía por el mero acto sexual, no buscaba placer en ella, pero él sabía que esa situación le parecería más dolorosa y detestable que cualquier maldición que pudiera lanzarle. Ella simplemente se paraba a observar el pequeño hueco por donde entraba la leve luz de la luna y contaba los segundo hasta sentirle acabar para simplemente levantarse y esperar a que le diera aquella asquerosa poción anticonceptiva. Violarla era un acto que a ella la deshonraba, pero dejarla en cinta era algo que podía deshonrarlo a él.

Ya había probado al principio de todo a no tomarse esa poción para intentar llegar a su corazón con la idea de un descendiente, pero su respuesta fue torturarla hasta que su propio cuerpo rechazó el embarazo. La había dejado ahí tirada sobre la piedra desangrándose, sin preocuparse lo más mínimo si vivía o moría. Lamentablemente la muerte no fue tan piadosa de ir a buscarla y le dejó con un hilo de vida que en unos meses ya había comenzado a tejerse nuevamente reviviéndola y consciente de cada momento sentido. Aún podía ver como aquel líquido carmesí había manchado la piedra en un recuerdo imborrable de su error. A partir de ahí no sólo hacía que él se deleitara con ella, sino que llamaba a otros mortífagos para divertirse a su costa.

-Hasta mañana Granger.

Salió por la puerta una vez comprobó que la castaña se había tomado el líquido del pequeño frasco de cristal que le había entregado.

Cuando ya dejó de ver su figura estalló en llantos. Ya no contaba las noches para conocer cuánto tiempo llevaba encerrada en esa asquerosa celda. El olor a mugre y humedad inundaba sus fosas nasales, así como el del salitre que penetraba por la ventana. Azkaban hacía mucho que había dejado de ser una cárcel para los magos más peligrosos y había sido convertido en una cárcel para enemigos del Señor Tenebroso.

El mundo mágico había sucumbido tras el retorno de Lord Voldemort. En un principio no se hizo caso al grito de auxilio de ese joven de pelo moreno y ojos verde tan amigo suyo, Harry Potter. Todos pensaron que eran los delirios de un muchacho incapaz de superar la trágica muerte de sus padres a mano del mago más peligroso que había pisado la tierra en siglos. Ojalá hubieran hecho caso a Harry, ojalá hubieran puesto las alarmas, pero el mal tenía seguidores hasta en los sitios menos esperados.

El ministerio no se había dejado influenciar por ese peligro inminente y poco a poco los seguidores del Lord Tenebroso se fueron abriendo paso consiguiendo poder dentro del mismo. El propio Lucius Malfoy se había puesto a la cabeza como Ministro de Magia.

Rita Skeeter, alguien que para el mundo mágico no era más que una busca pleitos de El Profeta, comenzó una campaña para desprestigiar a Harry, Dumbledore y todos los seguidores que ellos pudieran tener, teniendo como resultado que no se les tomara en serio y que al paso del tiempo se tuvieran que ocultar por ser condenados como culpables de alteración del orden público. Cómo se sorprendió cuando huyendo en un terreno no muy lejos de la madriguera le atacó un mortífago y al retirarle la máscara vio ese rostro pálido, rubio y de ojos verdes. Casi se le hacía raro no verla con su vuelapluma.

¿Y qué decir de Hogwarts? Con el director muerto después de su asesinato a manos de Snape, y la mayor parte de los mestizos e hijos de muggle encarcelados o asesinados por "mostrar magia en lugares muggles públicos", una simple excusa para justificar ante el mundo mágico sin llamar la atención, había quedado en un pequeño nido de mortífagos y pocos sangre limpia que fingían estar en contra de la impureza de la sangre por sobrevivir, entre ellos su amigo Ron y su hermana Ginny.

No les culpaba, entendía que a la hora de la verdad decidir si cuidarse el cuello o los ideales hayan decidido sobrevivir, simplemente sentía una punzada en el pecho cuando a ella la capturaron y sólo se quedaron observando como todo ocurría mientras que sus gritos se ahogaban en llantos al son del nombre de quien, en su momento, había considerado el amor de su vida.

Sabía que el trato que tenía en aquella asquerosa prisión era distinto al resto. Los demás presos sólo eran visitados por los dementores para darles el beso y dejar espacio a una nueva tanda de "impuros". Pero para ella no. Para ella la mera idea de sentir el beso del dementor le parecía el contacto más tranquilizador que podía desear.

Theodore Nott había comenzado a coger el gusto por tomarla y ver como otros lo hacían desde que se enteró que estaba en Azkaban. Era el encargado de la prisión, sus veintidos años no habían impedido su ascenso entre aquella escoria y menos cuando, a sangre fría, mató a sus padres por haber traicionado a "Quién no debe ser nombrado".

Durante sus primeras semanas de cautiverio se mantuvo dura, luchadora y valiente. No perdía la esperanza. Cada noche en sus sueños veía como Harry junto a Ron entraban por esa puerta a salvarla. Pero al abrir los ojos y ver aquella puerta cerrada no podía evitar llorar, lágrimas que rápidamente se limpiaba para no mostrar debilidad. Pero la voluntad de las personas se doblega con más facilidad de la que ella pensaba. Todo lo vivido con anterioridad, todas esas aventuras con sus compañeros, no tenían comparación con lo que ahí vivía y sentía. Algo había aprendido ahí que jamás hubiera estudiado en la escuela: Las maldiciones imperdonables eran un vaso de agua fría en un árido desierto comparado con el uso de la magia negra.

Sentir como en tus sueños penetraban los peores demonios gracias al uso de la legeremerancia avanzada. Notar como por cada poro de tu cuerpo se clavaban agujas o peor, hacerte creer que tus propios órganos quieren abandonar tu cuerpo atravesando tu piel y músculos. Estúpida creída al pensar que ya había experimentado el dolor en sus aventuras de colegiala cuando el verdadero dolor ni siquiera puede ser descrito con palabras.

Volvió a tenderse en aquel catre y deseó introducirse en el mundo de los sueño, sabiendo que incluso teniendo pesadillas, ese lugar sería menos doloroso que la realidad.

Pasaron dos noches sin la visita de aquella serpiente, algo iba mal, aunque hubiera deseado que fuera porque el bien hubiera derrotado al mal en su ausencia, pero descartó esa bella idea cuando aquella asquerosa sombra apareció en su puerta. La tomó del brazo con brusquedad poniéndola en pie, besó sus labios con fuerza dejándole un asqueroso sabor a tabaco y la arrastro afuera de la celda. Los pasillos eran largos custodiados por dementores y magos. Miraba con ojos brillantes a aquellas criaturas como deseando que empatizaran y se la llevaran de aquel mundo cruel, pero todos saben que no sienten ni padecen. Son armas usadas por el mejor postor.

Llegaron a un pequeño habitáculo en donde había una hermosa figura de una serpiente plateada. Sintió el agarre más fuerte en su brazo y supo qué era ese objeto, un traslador.

Sintió el mundo girar a su alrededor y como su cuerpo era sacudido. Cuando al fin tomo tierra no pudo evitar zafarse del agarre de Nott para comenzar a vomitar. Estaba demasiado débil como para ese tipo de movimiento y su cuerpo lo secundaba.

-¡Qué asco Granger! – La agarró nuevamente del brazo y la arrastró hacia unas escaleras ascendentes.

Estuvo moviéndose entre pasillos oscuros y fríos, aunque también algo acogedores. Sabía que eso era contradictorio, pero sentía que esa casa había tenido vida antes de comenzar todo aquel desastre.

Llegaron a un salón con una inmensa chimenea chisporroteando un fuego que en lugar de hogareño se le antojaba frío. La presión del brazo incrementó durante un segundo antes de ser arrojada al suelo en medio de la sala.

Se levantó pesadamente, su cuerpo cada vez era más débil, había pasado tanto tiempo encerrada entre cuatro paredes que caminar más de cuatro pasos le hacía jadear. Cuando consiguió mantener en pie vio una figura ya conocida. Su cara de serpiente y su piel grisácea eran inconfundibles. El que había provocado la decadencia del mundo mágico se encontraba frente a ella y ni fuerzas tenía de mantener la compostura ni mostrar fiereza. Ya no era ni la sombra de aquella leona que un día fue, ya ni el sombrero sería capaz de encontrarle una casa en Hogwarts, ya no era más que un despojo tal y como ese asqueroso ser había imaginado siempre de la gente como ella.

-Buenas tardes señorita Granger, ¿Qué tal ha sido su estancia hasta ahora? – Arrastraba las palabras con una voz ronca. Se notaba la ironía en su voz y sabía que en su rostro había una sonrisa aunque en ese momento no pudiera verlo. –Es de mala educación no responder, asquerosos sangres sucias que ni un gesto amable se puede tener. ¡Cómo animales deben ser tratados! ¡Crucio!

Sintió como todos sus músculos se agarrotaban y como cada hueso de su cuerpo se fracturaba miles de veces. No sabía ni cómo había acabado en el suelo gritando de dolor. No era comparable el poder del maleficio en manos de aquel monstruo en comparación con su torturador personal. Unos segundo que le resultaron milenios provocaron en ella tal debilidad en el cuerpo que era incapaz siquiera de abrir los ojos.

-¡Oh! Joven Malfoy, pasa pasa, tenemos a una vieja compañera que tal vez quieras saludar. – Notó como su túnica pasaba casi pegada a ella para dirigirse a donde hacía unos ¿segundos? ¿Minutos? Había estado ella.

-Buenas tardes mi Lord. Traigo un mensaje de mi padre, todo va como se había acordado, la campaña contra los sangre sucia ha sido muy efectiva, la gente comienza a desear la muerte de ellos para no manchar la pureza de su sangre. Hasta ese asqueroso de Arthur Weasley se ha encargado de eliminar a unos cuantos.

Los ojos de la castaña comenzaron a llenarse de lágrimas. La misma familia que le había protegido, cuidado y amado durante todos los años de escuela había sucumbido a esa propaganda contra los nacidos de muggle. ¿Cómo pudieron traicionar así a la Orden del Fénix? ¿Cómo pudieron traicionar así a Harry?

-Draco, esa sangre sucia ya está más que exprimida, llévatela a las afuera de la escuela y crucifícala ahí, que sea un mensaje para Potter por si desea hacerse el héroe una vez más.

El corazón de Hermione latió ferozmente cuando supo su destino. ¿Ya se acababa todo? ¿Al fin? Una leve sonrisa salió de sus labios y una paz inundó su cuerpo. Nunca pensó en su vida que llegaría a desear la muerte con tantas ansias. Sólo había que sufrir un poco más y habría punto final.

-Sí mi Lord. – La voz de Malfoy se notaba más segura y dura de lo que había oído jamás en todos los años de escuela. La guerra cambia a todos al fin y al cabo, no importa en el bando en el que te encuentres.

Una fuerza invisible la levantó del suelo hasta llevarla justo al lado de aquel rubio platino, que agarrándola del cuello de su camisa la arrastraba hacia la puerta, pero antes de poder atravesar el umbral sintió un agarre en su cintura pegándola contra un cuerpo sudoroso.

La manos de este recorrían su pecho y estómago mientras una voz susurraba en su oído "lástima que nuestro jueguito haya acabado, he disfrutado mucho haciéndote mía cada noche. Tendré que buscar a otra sangre sucia para satisfacerme" Un nudo en la garganta de la muchacha se formó cuando imaginó, con lástima, a la pobre infeliz que ocuparía su lugar a partir de ahora.

Tras salir a las afueras de aquella mansión sintió por primera vez en mucho tiempo un soplo de aire freso. Un olor a flores y hierba penetró en sus fosas nasales. Justo cuando se encontraba aspirando ese delicioso olor el joven la agarró de la cintura teletransportándola hacia el linde de Hogwarts.

-Nunca imaginé que serías tú quien me acabarÍa matando.- Su voz sonaba ronca y desgarrada. La garganta se encontraba demasiado maltratada después de esa época de prácticamente sequía y gritos.


De antemano me disculpo por no poder marcar bien los distintos párrafos, lo he intentando y siempre se me juntan. Si alguien me puede indicar como hacerlo lo agradecería ^^ ¡Espero que les haya gustado! Nos vemos en una semanita :D