ESTA HISTORIA PERTENECE A creativelymundane Y TENGO SU ENTERO PERMISO PARA TRADUCIR ESTA OBRA.
NINGUNO DE LOS PERSONAJES NOS PERTENECEN NI A ELLA NI A MI, SON ENTERAMENTE DE J.K. ROWLING.
*Muchos temas como abuso sexual, asaltos, auto-lesión, depresión y violencia se verán implícitos en este FIC. Si no estás de acuerdo con nada de esto, por favor, te pedimos no leas esto*
*ESTA HISTORIA NO BUSCA EL PROMOVER MALTRATO NI NINGUNA CONDUCTA INAPROPIADA QUE PUEDA CAUSAR DAÑOS EN EL LECTOR. SU PROPÓSITO ES FICTICIO. CUALQUIER ATRIBUCIÓN ES MERAMENTE RESPONSABILIDAD DEL LECTOR*
POR SU COMPRENSIÓN, GRACIAS.
G & A.
PRÓLOGO.
Mayo 1998
Hogwarts.
La batalla había terminado.
Voldemort estaba muerto, su frío y exánime cuerpo estaba desplegado en la mesa del Gran Comedor. Un silencioso círculo de personas se había formado alrededor del cuerpo y observaban los restos del malvado mago aunque ninguno se atrevió a acercarse demasiado. Hermione Granger era una de las personas ahí presentes. Cada uno tenía una razón para estar presente en ese mórbido momento. No podía pensar con claridad. Quería ver al monstruo de cerca sin tener miedo; quería ver la quietud de su pecho para asegurarse de que verdaderamente estaba muerto; quería probarse a sí misma que en realidad podría continuar con su vida, comenzar de nuevo y que incluso sus amigos tendrían la misma oportunidad. Y en realidad, no había otra cosa que ella pudiera hacer.
Harry estaba dormido en su antigua cama en la torre de Gryffindor. Neville y Hermione lo habían ayudado a subir las escaleras cuando había colapsado en el Gran Salón. Madame Pomfrey había declarado mágica y mentalmente exhausto, considerando lo que acababa de ocurrir. Después de meterlo bajo las mantas y quitarle los lentes con dulzura, Hermione besó su frente y se permitió sentirse agradecida por el hecho de que su mejor amigo estuviera vivo y el mayor enemigo estuviera muerto.
Ron sufría junto con su familia al lado del cuerpo de Fred. Estaban todos acurrucados en un gran grupo con George al centro. Su angustia era palpable. Hermione se había quedado fuera del circulo o un momento, no muy segura de lo que debía hacer y un poco incómoda con el hecho de que no sentía el mismo dolor. Estaba terriblemente acongojada por la muerte de Fred pero no más de lo que estaba por la muerte de Lupin o Tonks. Había perdido a sus padres, pero esa pérdida había sido decisión propia y ellos seguían vivos y a salvo en Australia. La familia no la necesitaba y se sentía incómoda atestiguando tal interminable dolor, la profundidad y amplitud de tal dolor que ella no lograba entender.
Si era un poco honesta consigo misma, Hermione se sentía perdida. Se sentía aturdida. La adrenalina de la pelea había pasado pero su mente seguí sin descansar. Sintió el ardor de algunos cortes y el dolor de algunos moretones y de los músculos sobre usados. Estaba casi segura que tenía el hombro izquierdo dislocado o al menos tenía un esguince. Los dedos que se aferraban con fuerza a su varita estaban cansados, pero la familiar sensación le trajo un poco de alivio. Nada deseosa de relajar su agarre en caso de que todo esto fuera un sueño. Mirando al pálido e inmóvil cadáver de Lord Voldemort, Hermione peleó el creciente deseo de tornar la mesa del Gran Comedor en una hoguera funeraria solo para estar segura.
Incapaz de soportar la visión del monstro frente a ella, Hermione se giró y se encontró con una joven Hufflepuff. ¿Jane Trevors? ¿Travers?
-Deberías comer. – dijo la chica, sus grandes ojos llenos de compasión. Sostuvo una canasta con frutas variadas y un poco de pan. Cuando Hermione la miro sin moverse, la chica colocó una naranja y una manzana en la mano de Hermione.
-Como, te sentirás mejor. - La chica se alejó y fue a ayudar al siguiente alumno, dejando a Hermione observando perpleja la fruta en su mano. Su mente estaba tratando un plan de acción coherente. La varita tendría que ser dejada de lado. ¿Debería sentarse a comer? ¿Quedarse parada? ¿Comer la manzana o la naranja primer? ¿Lanzarlos a piso y continuar sin hacer nada?
Estaba claramente en shock. El hecho de pensar en comer hacia que su estómago se retorciera.
Fue entonces cuando se percató de los Malfoy. Estaban sentados y arremolinados en una esquina, las sombras del sol otorgándoles un poco de anonimato. Sólo aquellos cercanos a la familia podían verlos perfectamente e incluso algunos les lanzaban miradas de odio. Hermione se preguntaba qué era lo que seguían haciendo en Hogwarts. La batalla había terminado desde hace horas. Podía ver la cara de Draco Malfoy, sucia y cansada como ella se sentía.
La mirada distante se tornó dubitativa, luego en una de sorpresa y finalmente en una temerosa mientras ella se acercaba. Los Malfoy más viejos tomaron sus varitas muy lentamente, pero Hermione alzó las manos, llenas de fruta, para poder hacerles ver que iba en son de paz. No tenía la más mínima intención de herirlos. Cualesquiera que fueran sus intenciones en la batalla, no habían pronunciado ningún maleficio. En vez de eso, había huido, sin varita y en busca de su hijo. Hermione admiraba la lealtad hacia su familia. El Malfoy más joven había mantenido a Hermione y a sus amigos alejados de Voldemort al mentir por ellos. Ahora que la batalla había finalizado tenía muy pocos deseos de seguir con la enemistad. Aun así había una voz en su cabeza que cuestionaba sus acciones. ¿Qué le importaba su estaban solos e incómodos? Aun así ella debía hacer algo.
Lucius Malfoy miró la manzana en la mano extendida de Hermione como si fuera una serpiente. Después de unos minutos, Narcissa extendió la suya y tomó la manzana, asintiendo en señal de agradecimiento. Hermione hizo un sonido de "cht" hacia Draco lo que el correctamente interpretó como que se acervara a ella. Se veía realmente abrumado por su comportamiento y si ella hubiera estado en control de sus pensamientos, hubiera encontrado su comportamiento igual de abrumador. Se sentó, peló la naranja, la partió a la mitad y le ofreció un pedazo al chico sentado junto a ella. No había mucho espacio en el lugar en el que estaban sentados así que terminaron hombro con hombro mientras comían en silencio.
Las miradas furiosas observándolos se tornaron en perplejas, Hermione quería sonreír. No tenía ninguna intención de interactuar con los Malfoy en un futuro. Ellos pondrían sus pies en la tierra y regresarían a la cumbre de la sociedad mágica. Hermione terminaría la escuela y haría su mayor esfuerzo para volver este mundo un mejor lugar. Cuando se vieran en los pasillos del Ministerio, Draco Malfoy no se detendría a preguntarle acerca de su vida y ella no le enviaría una tarjeta para Navidad. Pero tal vez asintieran con la cabeza en un cordial saludo y recordarían cuando la guerra terminó, cuando se odiaban por razones que ya no importaban. Tenía que empezar por algún lado. Tal vez ese momento era precisamente ese momento, cuando ella públicamente compartía comida con sus enemigos esperando un mejor futuro.
La naranja se había terminado, los ojos curiosos de los que observaban ya no se centraban en ellos y Hermione de pronto se sintió consumida por la necesidad de dormir. Se preguntó si podría llegar a la sala común de Gryffindor. Cuando se levantó con piernas tambaleantes, encontró a Draco Malfoy parado junto a ella, sosteniendo su brazo firmemente, tal vez tenía que ver con sus modales, pensó. Narcissa también se puso de pie y asintió firmemente.
-Deberías descansar. – dijo la mujer. – Draco puede llevarte devuelta a tu dormitorio.
El cansancio la consumía. – Eso no es necesario – dijo Hermione. Su voz áspera y dura. La sonrisa que se formó en sus labios era un poco tirante y después se alejó, determinada a encontrar una cama de verdad antes de colapsar.
-¿Crees que entienda el significado de lo que acaba de hacer? - Preguntó Narcissa Malfoy a su hijo cuando la hija de muggles ya se había ido. Nadie arecía molesto con su presencia. Cómo si la tasita aceptación de Hermione fuera suficiente para clamar sus mentes. Kingsley Shacklebolt los observaba de cerca, junto con Arthur Weasley y Minerva McGonagall. Los futuros líderes del mundo Mágico habían presenciado un cambio increíble.
-Lo dudo – respondió Draco mientras observaba a Hermione desaparecer por el pasillo. La chica tenía el poder de destruirlos y encarcelarlos con y testimonio, de destruirlos socialmente con una palabra, pero en vez de eso, ella había declarado públicamente su apoyo a la familia que había sido responsable de su sufrimiento, Si Hermione lo supiera o no, los había salvado.
-estamos en deuda con esa chica. – dijo Narcissa.
Lucius bufó. – Eso es ridículo.
-Le pagaremos la deuda cuando podamos – Dijo Draco- Y a manos llenas.
Ninguno de ellos pudo haber predicho el cambio que eso traería para la Mágica Gran Bretaña, o que tan complicada su deuda con Hermione Granger podría llegar a ser.
