EL cruel invierno

Los copos bailaban con el viento, silbando canciones de cuna entre las ramas oscuras del bosque, el cielo nunca había sido tan gris y la nieve nunca había sido tan densa, el agua del lago se había congelado y todo parecía estar muy quieto, sin vida, sin pensamiento.

Pero algo interrumpió en aquella quietud. Los cuervos descendieron en picada junto a la sombra que corría recortada sobre la nieve del valle.

El frío viento le quemaba la piel del rostro, las piernas le dolían por el esfuerzo y su corazón lo sentía como el galope de un caballo dirigiéndose a la guerra. Cuando entró de nuevo a la arboleda, ascendió con rapidez hasta la casa oculta en el bosque. Tres cuervos negros entraron tras ella volando al ras del techo astillando sus alas con la madera podrida

La chica arrojó todo lo que traía cargando al suelo del comedor y corrió hacia la habitación

Tal y como el cuervo le había dicho, ahí estaba en la penumbra de la pared la figura esquelética y demacrada de una mujer que antes fuese bella.

Aquella anciana y enferma mujer extendió una mano hacia la chica que estaba parada en el umbral, ésta sin dudarlo se arrodilló a su lado. No derramó ni una lágrima y tampoco se lamentó por la desgracia que estaba pasando, simplemente la observó hipnotizada y atenta. Tomó las manos congeladas de la anciana entre las suyas para calentarlas.

Su madre la miró por un momento, luego tomó con una mano al cuervo que se había posado en la cabecera de su cama, lo colocó en el hombro de la chica.

-Tengo algo que decirte

El grito de la muchacha hizo eco en la montaña y luego silenció a la tierra, la nevada se detuvo y el viento no silbó.

La anciana había muerto y la chica no sentía más que decepción, traición, mentira y dolor. No lamentaba la muerte de aquella mujer, de aquella bruja…

Salió de su casa para tomar un poco de aire, aunque éste, debido a las bajas temperaturas, le quemara la garganta ¿Por qué no se lo había dicho antes? ¿Por qué había esperado tanto tiempo? Miles de preguntas asaltaron su mente en ese momento. Para su mala suerte ya no había alguien que las pudiera responder.

Los cuervos salieron después de estar un momento a solas con su antigua dueña y se quedaron acompañando a la chica. Pronto una lágrima se congeló en la mejilla de la chica y el viento regresó. Fue hacia el comedor donde había dejado todas sus cosas y las agarró. Cerró la puerta y la atoró con unos maderos. Sabía que nunca nadie iría ahí, nadie sabría nunca nada de lo que hubiese ocurrido.

"A nadie le importará nunca encontrar el cuerpo de algo tan detestable como ella" pensó

Huyó hacia las montañas sin voltear atrás, con los cuervos vigilando sus pasos, las bolsas ligeras, una espada, un arco e información que nunca debió de haber recibido.

En otra parte de la Tierra Media...

-¡Señor, el anciano llegó por el sendero principal!- informó un elfo que llevaba un farol en la mano para iluminar el camino, era el capitán de la guardia del reino.

Ambos elfos se dirigieron corriendo hacia la entrada principal, protegiéndose con su capa de la repentina lluvia

Cuando las puertas se abrieron la luz que desprendía el báculo del extraño fue suficiente para alumbrar a los tres

-¿Qué ha ocurrido?- pregunto el soberano en cuanto vio a su viejo amigo

-Tú también lo sentiste. ¿Cierto?-contestó la voz cansada del anciano

Ambos se quedaron viendo por un momento con gesto preocupado y pensativo. De pronto el elfo se giró hacia el interior del reino. El anciano lo siguió y la puerta volvió a cerrarse. El capitán ya no los acompañó

Caminaron a paso rápido por pasillos serpenteantes hasta la habitación del príncipe. El elfo abrió la puerta con cuidado.

Los relámpagos y truenos se escuchaban a lo lejos. Al parecer al pequeño se le había olvidado cerrar el ventanal de su recamara y las cortinas eran levantadas por el viento

El elfo observó al anciano con alivio y ambos entraron a la habitación, mientras el elfo iba a cerrar la ventana el anciano se sentó en la silla al lado de la cama del pequeño, éste a su vez seguía dormido y tranquilo, cubierto hasta el cuello con las mantas de seda.

-Él está bien

-Pero no será así siempre. Sabes bien que lo están buscando, a él y al otro...- dijo el anciano y todo a su alrededor pareció llenarse de sombras

Ambos se quedaron viendo y luego el elfo se arrodilló al lado de su hijo, recostó su cabeza al lado de la del pequeño y se quedó admirando el rostro inocente y puro.

-Sé que tienes miedo, pero es algo que debemos hacer. El entrenamiento no puede tardar más- el anciano debía convencer a como diera lugar a aquel elfo testarudo e impetuoso

El soberano acarició la mejilla del pequeño, quien comenzó a abrir poco a poco sus ojos.

-Tranquilo, soy yo, tu padre, descansa hijo. Todo está bien

Cuando el pequeño volvió a dormirse el anciano habló

-Debes tomar una decisión

-Mañana mismo quiero que él sepa todo. Debes de entrenarlo lo la más pronto posible

-Así será

¡Hola! aquí les traigo un fanfic de El Señor de los Anillos, espero que sea de su agrado y que dejen comentarios y todo eso. Estoy modificando el siguiente capítulo pero pronto lo subiré. Sé que estuve mucho tiempo ausente, pero esta idea me ha motivado y quería compartirla en Fanfiction con todos ustedes.

Gracias por darle una oportunidad a mi historia. :)