Aquí dejo otro fic ,que espero agrade (subo varios seguido por que ahora tengo tiempo y tal vez después no lo tenga así que tengo que aprovechar! )

PD: Los personajes de nurarihyon no mago no me pertenecen, le pertenecen a shiibashi-sensei

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¿Qué haría Rikuo sin Tsurara?

En un día como cualquiera otro en la casa principal del Clan Nura, una chica de larga cabellera negra se levantaba temprano, seis de la mañana más o menos, para empezar a hacer las labores domésticas. Comenzó entrando a cada habitación en la que dormía algún youkai para sacar la ropa sucia y colocarla en un cesto para poder lavarla después a mano.

Luego de haberla lavado y tendido se dirigió a la cocina para preparar el desayuno que toda la casa principal reclamaría una vez se levantasen. No era que todos los días le tocase cocinar, pero como ya estaba de pie prefería hacerlo ella para no molestar a Wakana-sama o a Kejouro.

Con cuidado lavó el arroz y puso el pan en la tostadora, la cual odiada por el simple hecho de que siempre se quemaba. Pero ese no sería el día, así que se puso unos guantes para evitar quemarse de nueva cuenta. Cada tanto veía la hora en el reloj que estaba colgado en la pared de la cocina y mentalmente calculaba cuanto tiempo le quedaba antes de ir a despertar a su Joven Señor para dirigirse a la escuela.

Aún le quedaba tiempo, por lo que dejó todo listo para el desayuno y se fue a barrer la entrada, también pasó la aspiradora por donde se requería, limpió las ventanas, enceraba el piso, le dio su té matutino al Comandante Supremo que se levantó mucho antes que ella, el cual sólo se dedicaba a ver la televisión en la mañana.

Cuando terminó todo se dispuso a descansar unos minutos, pero en cuanto vio la hora se puso histérica. Le quedaban veinte minutos y contando para poder llegar a tiempo a la escuela; su horror fue notable, por lo que corrió desesperada a la habitación de su Joven Señor.

— ¡RIKUO-SAMA! —gritó la Yuki Onna zarandeando a su señor, el cual ni se movía, seguía durmiendo plácidamente. La mujer se horrorizó más todavía y sólo atino a zarandearlo con fuerza— ¡Despierte por favor, va a llegar tarde a la escuela!—dijo la pelinegra llorando cubitos de hielo.

Por fortuna el castaño abrió los ojos, pero aún estaba somnoliento. Después se le vió un poco confundido por ver a su guardiana llorando.

— ¿Tsurara? ¿Qué sucede?—preguntó el chico bostezando y sentándose en el futón.

— ¡Levántese, no hay tiempo! —gritó ella mientras tomaba a su Amo de un brazo para levantarlo de un tirón— Tome —expresó tirándole la ropa y empujándolo hacia el baño—. ¡Aséese y vístase rápido si no quiere llegar tarde!—le gritó por última vez antes de cerrar la puerta fuertemente.

El chico hizo todo con suma calma pues aún estaba medio dormido, todo eso era gracias a que su forma nocturna aparecía muy seguido y no podía dormir bien. ¿Cuánto tiempo lo hacía? Por lo menos unas tres o cuatro horas, por lo que tenía sueño casi todo el tiempo.

Salió de su habitación y se dirigió a la cocina para tomar desayuno. Ahí ya estaba la pelinegra con su desayuno listo, pero algo en ella le extrañó.

— Em, Tsurara… —dijo este mirándola un poco divertido pues a ella siempre le pasaba lo mismo. La chica lo miró de forma interrogante. El castaño sólo apuntó con su dedo su kimono— no estás lista para ir a la escuela todavía—dijo este sin más viendo como la cara de la chica se transformaba drásticamente.

— ¡WAH! ¡Lo siento Rikuo-sama, estaré lista en un minuto!—dijo ella antes de dirigirse a los pasillos para ir a su habitación.

Rikuo la miró preocupado, no le gustaba que siempre ella se dejara en último lugar, tenía que preocuparse más por ella. También era culpa de él que no la ayudaba mucho en el proceso.

Ella siempre velaba por él, a diferencia suya que nunca lo hacía por ella. Se maldijo por lo bajo. Si se lo ponía a pensar bien, él nunca había hecho realmente nada por ella, ¿salvarla? Qué va… ha salvado a muchos, no es como si hubiera hecho algo especial.

— ¡Ya estoy lista, Rikuo-sama! —expresó la Yuki Onna ya con el uniforme escolar puesto— ¿Nos vamos?

— ¿Ah?... ¡Oh! Si—respondió él saliendo un poco de sus pensamientos.

Salieron de la casa principal con un tumulto de youkais despidiéndose de ellos. Tsurara estaba más tranquila ya que había dejado todo listo para ellos y ya faltaba poco para llegar a la escuela.

Llegaron exactamente siete minutos antes de que la campana de entrada sonara; Tsurara sonrío victoriosa, habían llegado a tiempo y eso que se vinieron caminando tranquilamente.

— Tsurara, lo siento—dijo Rikuo apenadamente mientras miraba hacia el suelo. La joven se descolocó totalmente por el acto.

— Ri-Rikuo-sama…—dijo ella sonrojándose tenuemente ante lo que su Señor estaba haciendo, no era usual que lo hiciera y menos con esa cara de cachorro abandonado. A Tsurara le dieron ganas de abrazarlo pero se contuvo, tan sólo espero a que su Señor le explicará el por qué de las disculpas.

— Siento que siempre estés pendiente de mí. Yo ya debería de hacer todas esas cosas por mí mismo; es decir, levantarme sólo, prepararme el desayuno y todo lo demás. No es justo que te quite tu tiempo—dijo el castaño molesto consigo mismo. La pelinegra lo miró un poco divertida, agradecía que su Señor se preocupara por ella, aunque fuera por cosas tan triviales.

— Oh, no se preocupe por eso Rikuo-sama, yo lo hago con gusto. Además yo lo hago para toda la casa principal —dijo la chica sonrojándose un poco más—, no es que usted sea el único al que atienda —dijo haciendo que el castaño también se sonrojara.

Claro que no era el único, ella hacía lo mismo con todos; que tonto al pensar que era el único.

Espera, espera, espera… ¿Con todos en la casa principal?

¿A todos en la casa principal les hacía tratos especiales? No que él supiera. Era verdad, ella les lavaba la ropa a todos, les hacía el desayuno, les ordenaba los dormitorios, etc. Pero eso no quería decir que les tenía que dar tratamiento especial ni nada por el estilo. Todo eso se supone que era para él; es decir, era ella su guardiana ¿no? Eso significaba que era SUYA y que era él quien debía recibir los mimos, no los demás.

Su parte youkai soltó una carcajada por el pensamiento de su lado humano, muy a pesar de que él pensara de igual forma. Este no hizo más que maldecirse por sus celos estúpidos.

— Claro, lo sé… —dijo al fin el castaño dando un par de pasos para calmarse un poco—. Vamos a clases, se está haciendo tarde—dijo este para ponerle punto final a la conversación. Ella solo dijo un "si" bajo confundida por la actitud de su Amo.

Se despidieron en la entrada para cada uno dirigirse a su aula ya que iban en clases distintas.

El día transcurría lento, y Tsurara estaba intentando con todos sus esfuerzos entender la materia que el profesor estaba explicando, pero le era imposible; ni en mil años lograría entender eso de las matemáticas, ¿Qué era eso de las fracciones, la división y las multiplicaciones? ¿Ah? ¿Qué demonios era eso? Se estiró en su pupitre derrotada. No entendía como su Señor podía hacer esto, realmente lo admiraba.

— Tsurara-chan—dijo una chica de corta cabellera color caoba que le tomó el hombro a la pelinegra.

— ¿Q-Qué sucede, Sanagiri-san?—preguntó esta con voz de ultratumba.

— Está sonando tu mobil—respondió la chica por lo bajo. Tsurara se repuso inmediatamente y a escondidas sacó su celular para revisar quién era. Lo abrió y en la pantalla decía "Casa principal". Muy sigilosamente contestó el aparato sin que el profesor se diera cuenta. Gracias al cielo que lo tenía en vibrador.

— ¿Qué ocurre?—preguntó en susurro, en respuesta tuvo un suspiro meditabundo.

— Soy Sasami. Nos preguntábamos si sabías en dónde se encontraban los inciensos del Comandante —a lo lejos se logró escuchar una voz que dijo "¡Yukinko seguro que sabe dónde están!". Una gotita apareció en la cabeza de Tsurara, Gozumaru… ¿qué estaba haciendo él ahí? No importa, cuando regresara de la escuela, si seguía ahí, lo congelaría, ¡no le gustaba que le llamara Yukinko! — Ejem —carraspeó Sasami intentando mostrarse seria—. Necesitamos saber donde están, Yuki Onna; el Comandante y Gyuki-san los necesitan.

- Oh, pues están en la alacena—dijo como si fuera una de las cosas más fáciles de encontrar, y lo era para ella.

— ¿Enserio? –la chica sonó sorprendida – Ya habíamos buscado ahí y no lo encontramos….

— Debes sacar el jarrón amarillo que está adelante, si lo mueves un poco ahí los encontraras—le susurró la pelinegra a la mujer que al parecer todavía no lo creía.

— De acuerdo. Gracias Yuki Onna –dijo ésta cortando la llamada.

Fue hacia la alacena, movió el jarrón amarillo hacia un lado y efectivamente ahí estaban. Los tomó y se dirigió hacia donde se encontraban su comandante y Gyuki.

Cuando llegó, el Comandante la miró en espera de que le trajera buenas noticias, aunque con su estado de ánimo actual nada para él sería bueno.

Ya se estaba cansando bastante de que todos en la casa principal fueran unos incompetentes, hasta su nieto lo era; todo se lo hacía pelinegra. Iba a regañar seriamente a la Yuki Onna; ni su madre, Setsura, fue tan consentidora ni con él, ni con Rihan. Y eso que este último en su niñez fue un niño mimado por su causa, pero nunca tanto como Rikuo.

— Tal como Gozumaru y Kejouro habían dicho, Yuki Onna sabía dónde estaban—dijo entregándoselos a un molesto Nurarihyon.

- ¿Cómo es posible que, dentro de los cientos de ayakashis que viven en esta mansión, sólo una sepa dónde están todas las cosas? ¿Es que acaso nadie hace nada aquí?–dijo el Comandante supremo exhalando el humo proveniente de su pipa bastante cabreado. No tan sólo la chica consentía a su nieto en lo que él quisiera, sino que también a todos los de la casa principal, hasta el punto de ella llevarse todo el trabajo.

— Bueno… —dijo Wakana, quien estaba a su lado sirviéndole el te– Ella es la que hace la mayoría de las cosas en esta casa; incluso a mi me es de mucha ayuda–dijo esta con una gran sonrisa. El Comandante la miro con una gotita en la sien; costaba admitirlo pero era verdad, la segunda mujer que Rihan había elegido como esposa era bastante torpe. Bueno, la primera también lo fue, pero no como Wakana. Por lo que era obvio que necesitaba ayuda en la casa, especialmente si de la cocina se trata.

— Mm, no… esto no puede seguir así –sentenció el Comandante Supremo sorprendiendo a todos los presentes. ¿A qué cosa se refería? – Sasami… - dijo este asiendo que la mujer se pusiera firme–, ve con tu padre a la escuela y trae de vuelta a Yuki Onna – dijo este fumando ampliamente su pipa. La chica sólo asistió y salió de la habitación en busca de Karasu Tengu–. Habrá cambios en esta casa.

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12012: Aquí, tsurara12012reportándose!. Espero haya gustado…este fic será de varios capítulos, conste a varios me refiero a mas de uno xD…me encuentro una persona que tiene suficiente tiempo libre, por lo que es posible que el próximo capitulo venga pronto…

Tsuarara: si ya que en el próximo estaré yo con rikuo-sama *O*

2012: no des adelantos tsurara ¬¬

Tsurara: lo siento..Pero es que no me puedo contener!...

120120: "suspiro" ya que…, nos vemos!

NOTA:Lo re-edite porque, nuevamente, tenia muchos errores ortográficos xD...juro que en próximo capitulo eso no ocurrirá, ¡lo juro! . Gracias a Lonely Athena y a Suki90 por ayudarme n_n!, son lo máximo