Diclaimer: los personajes son propiedad de Kishi yo solo los tomo prestados.

Aclaración: Naruto tiene 7 años, al igual que Kiba, Shikamaru, Hinata, Sakura, Ino, Chouji y Sasuke. Gaara tiene 6 y Temari y Neji 8.

Es mi primer fic de Naruto, no seais duros xD


Capitulo 1.

— ¡Mamá mírame! ―gritó un pequeño niño rubio tirando de la falda de su madre. La aludida sonrió dulcemente y se giró hacia su hijo, el pequeño sonrió alegremente y se puso a dar vueltas sobre sí mismo. Iba cubierto de pies a cabeza por vendas blancas, únicamente se distinguía de él unos mechones de pelo rubio y sus grandes y brillantes ojos azules. ―¡Soy una momia!

El pequeño se separó de su madre y se puso a caminar con los brazos estirados hacia adelante a paso lento. Kushina no pudo evitar cogerlo en brazos y darle un gran abrazo, restregando fuertemente su mejilla contra la de su hijo.

— Naruto eres la momia más adorable del mundo.―dijo Kushina dejando a Naruto en el suelo, el pequeño infló las mejillas enojado.

— Pero mamá, soy una momia tengo que darte miedo. Voy a decirle a papá que me haga otro disfraz, este no sirve. ―Naruto salió corriendo en busca de Minato que se encontraba en el baño terminando de arreglarse. ― ¡Papa!

Naruto se agarró a la pierna de Minato y lo miró fijamente.

— Este disfraz no sirve, mamá dice que soy adorable. ―protestó el pequeño mientras tiraba del pantalón de su padre. – Yo quiero dar miedo.

— No le hagas caso, das mucho miedo. ―aseguró Minato cogiendo a Naruto en brazos haciendo que el pequeño se mirase en el espejo, el rubio se acercó al espejo y se miró de arriba abajo.

— Perdona cariño, mama es tonta y se equivocó de palabra. ―Kushina estaba en el marco de la puerta admirando a los dos hombres más importantes de su vida. ― La verdad es que das mucho miedo.

— ¿De verdad? ―Naruto miró a su madre y luego a su padre que asintió. El pequeño sonrió satisfecho, si sus padres le decían que daba miedo es que era verdad, así que se puso a patalear para que Minato lo bajase, cosa que consiguió enseguida. ―¡Vamos! Que tengo que ir a asustar a Sasuke teme.

Naruto salió corriendo antes de que Kushina pudiera echarle la bronca por insultar al hijo de su amiga Mikoto. Minato suspiró, su hijo era demasiado hiperactivo, igualito que su madre.

La casa de la familia Uchiha estaba adornada con cuatro calabazas a la entrada que brillaban con una luz verdosa, además de multitud de telas de araña falsas que daban la sensación de que la casa llevaba varios años abandonada. Minato tocó el timbre y un joven con una túnica negra y una guadaña en la mano izquierda abrió la puerta.

— Bienvenidos a la casa del terror. ―saludó Itachi Uchiha con voz tenebrosa, Naruto lo miró fascinado.

— Papá, el año que viene quiero dar tanto miedo como él. ―dijo Naruto ilusionado señalando hacia Itachi, Minato lo agarró de la mano y tiró de él.

— ¡Kushina! ―saludó Mikoto efusivamente a la pelirroja, la pelinegra al igual que el resto de adultos iba vestida de forma normal. Kushina le dio un fuerte abrazo y mientras lo hacía le enseñó la lengua a Fugaku que rodó los ojos irritado.

— Naruto, ve a jugar con Sasuke mientras vigiló que tu madre no haga ninguna locura. ―indicó Minato dándole un pequeño empujón a su hijo, Naruto siguió el consejo de su padre y caminó hacia el jardín de los Uchiha no sin antes echar un último vistazo hacia donde estaban sus padres; su madre había hecho enfadar al padre de Sasuke y ahora se estaba escondiendo detrás de su padre.

Pobre papá.

Cuando Naruto salió al jardín no tardo ni medio segundo en localizar a Sasuke, ya que como siempre Sakura e Ino estaba alrededor de él preguntándole quien de las dos era más guapa y a cuál elegiría de novia. Naruto caminó hacia su amigo en silencio y como una momia digna.

— ¡Buuuuh! ―exclamó Naruto al llegar hasta Sasuke.

— ¿Qué haces dobe?―preguntó Sasuke mirando mal al rubio, Naruto bajó las manos fastidiado, no había logrado asustarlo y eso que había puesto todo su empeño.

El pequeño Sasuke iba vestido de negro con una capa roja, su pelo estaba peinado a la perfección y en su boca se podían distinguir unos pequeños colmillos.

— Asustarte, obvio teme. ―contestó Naruto con las manos en las caderas.

— Si tú lo dices.

— ¿Quién está más guapa Sasuke? ―preguntó Sakura mientras se acicalaba el vestido y se colocaba el sombrero; Ino le agarró el sombrero y se lo tiró al suelo para que Sasuke se fijase solo en ella pero Sakura volvió y le jaló del vestido a la rubia. Ambas niñas iban vestidas de brujas, por lo que las dos llevaban un vestido negro y escobas, sólo diferían el color de los sombreros ya que mientras que el de Ino era negro el de Sakura era rojo a juego con sus zapatos.

Naruto se alejó de ellos, quería jugar con Sasuke pero esas dos niñas le daban miedo, se ponían como locas cuando estaban con el teme. Así que decidió continuar con su labor de dar sustos a los asistentes a la fiesta de Halloween. Sin embargo, quince minutos más tarde se dio cuenta de que sus padres le habían mentido, no daba miedo. De las dieciséis personas a las que intentó asustar, diez le dijeron que era un niño muy guapo, tres le dieron golosinas, dos se echaron a reír y una intentó secuestrarlo (pero por suerte su madre estaba cerca y le dio una buena lección).

Mis papás son unos mentirosos, no doy miedo.

Naruto se sentó en el suelo deprimido y se puso a comer las golosinas que había conseguido. Al menos, había conseguido dulces.

— Naruto-kun. ―el rubio levantó la mirada y se encontró con una pequeña niña de ojos perlados grandes que lo miraban tímidamente, estaba metida dentro de un traje con forma de calabaza y tenía un sombrerito de color naranja sobre su pelo negro azulado. ―¿Estás deprimido?

— Si, Hinata-chan. Mis papás me mintieron, me dijeron que doy miedo pero no es cierto. ―contó Naruto apoyando la cara sobre sus manitas y mirando con tristeza a Hinata.

— A mi… a mi… me das mucho miedo. ―contestó Hinata con timidez apartando la mirada de Naruto, el rubio la miró ilusionado.

— ¿De veras?

— Si, así que no estés triste. Das mucho… muchísimo miedo. ―Hinata sonrió con dulzura y Naruto se puso en pie mucho más contento y animado.

— Gracias, Hinata-chan. ¿Quieres que juguemos? ―preguntó Naruto sonriendo de oreja a oreja, Hinata se sonrojó y asintió pero antes de que Naruto decidiera el juego llegó su padre y se la llevo a regañadientes mientras la regañaba por haberse ido sin avisar. ― Tranquila Hinata, yo te salvaré.

Naruto miró hacia los lados, si quería rescatar a Hinata de la furia de su padre necesitaría un equipo de rescate. Bien, era hora de buscar a Sasuke. Por suerte, encontró al pelinegro no muy lejos de allí tratando de huir de Sakura e Ino.

— ¡Sasuke! ―gritó Naruto caminando con paso decidido, el pelinegro lo miró sorprendido. ― Tienes que ayudarme a rescatar a Hinata su padre la secuestro.

— Hmp.

— ¡Vamos, antes de que se la lleve lejos! ―dijo Naruto nervioso dándole empujones a Sasuke en la espalda para que caminase más rápido.

— No empujes a Sasuke.―ordenó Ino dándole un manotazo a Naruto y apartándolo del pelinegro; Sakura por su parte le dio un empujón a Naruto y lo apartó.

— Sasuke, ya te libre del pesado de Naruto. ¡Elígeme como tú novia! ―pidió Sakura pero Ino le dio un empujón.

— Me va a elegir a mí, tu eres una frentona ¡nadie te quiere!. ―Ino le señaló la frente a Sakura y se burló. ―¡Frentona, frentonaaa!

— Me voy con mi hermano, el me defenderá de estas pesadas. ―murmuró Sasuke a Naruto antes de irse con mucho cuidado de no ser visto por las dos niñas.

Naruto suspiró, y pensó en quien más podría ayudarlo. ¡Kiba!

Sin lugar a dudas, el único que lo ayudaría sin hacer ninguna pregunta sería Kiba, de hecho era su mejor compañero para las travesuras y estaría más que dispuesto en ayudarlo a rescatar a Hinata ya que también era su amiga. Buscó al Inuzuka por toda la casa, pero no encontró ni rastro de él.

¡Maldito Kiba! Justo hoy, no aparece.

Pero Naruto no iba a darse por vencido, rescataría a Hinata pasase lo que pasase. Y parecía que la suerte estaba por fin de su lado, acostado en el sofá se encontraba Shikamaru.

— ¡Shikamaru! Necesito tu inteligencia para rescatar a Hinata.―dijo Naruto cuando estuvo a la altura del moreno, Shikamaru bostezó y se estiró en el sofá luego miró a Naruto.

— No puedo. ―dijo Shikamaru acomodándose en el sofá.

— ¿Cómo que no puedes? Si estás aquí tirado sin hacer nada.―protestó el rubio haciendo aspavientos con las manos, Shikamaru bostezó de nuevo.

— Soy un zombi, ¿no me ves? Los zombis no van por ahí rescatando a niñas problemáticas, los zombis se quedan quietos sin hacer nada. ―explicó Shikamaru señalando su ropa sucia y vieja y el maquillaje que llevaba por toda la cara. ―Prueba suerte con Kiba.

— No lo encuentro. ―dijo Naruto con tristeza, Shikamaru lo miró y luego se dio la vuelta.

Naruto dejó que Shikamaru siguiera durmiendo y se fue al jardín, pateó una piedra y se sentó sobre el césped, apoyó las manos en las rodillas y resopló. ¿Por qué nadie quería ayudarlo? Da igual, rescataría a Hinata el sólo si hacía falta. Se puso en pie decidido a actuar, pero un niño pelirrojo que jugaba en la caja de arena llamó su atención. Naruto caminó hacia la caja de arena tratando de ver mejor a su futuro ayudante en el rescate de Hinata, se trataba de un chico pelirrojo vestido de mapache que con una pala estaba entretenido construyendo castillos de arena.

— Hola, soy Naruto Namikaze ¿y tú?. ―preguntó Naruto estirando la mano para saludar al niño, su padre le había dicho que cuando te presentas a alguien tienes que ser educado. El niño parpadeó un par de veces sorprendido, dejó la pala en el suelo y examinó a Naruto.

— Yo soy Gaara No Sabaku. ―contestó el niño con timidez estrechando la mano de Naruto.

— Ahora que somos amigos, necesito que me ayudes a rescatar a una niña, dattebayo. ―dijo Naruto muy convencido jalando del brazo de Gaara.

— ¿Amigos? ―murmuró Gaara para sí mismo y sonrió feliz. ―Vale, yo te ayudo amigo.

— Gracias. ―contestó Naruto. ―Mmm… pero todavía nos falta más gente para rescatar a Hinata-chan.

— ¡Naruto! ― Kiba corría hacia Naruto a toda prisa agitando las manos y con Akamaru sobre la cabeza. ―Llevo toda la noche buscándote, ¿dónde te habías metido?

— ¿Dónde estabas tú? ¡Baka!. ―se quejó Naruto, Gaara miraba a ambos chicos discutir y no le gustó para nada ese chico disfrazado de perro que le gritaba a su nuevo amigo. ―Bueno da igual, ayúdanos a Gaara y a mí a rescatar a Hinata-chan.

— ¿A Hinata? ¿Qué ha pasado? ¡Dejaste que secuestraran a Hinata, eres un tonto! ―Kiba se puso a dar saltos y señalaba a Naruto mientras gritaba, Akamaru gruñó y Kiba dejó de dar saltos, no fuera que el cachorro se cayese de su cabeza. ―Menos mal que el gran Kiba ya está aquí para ayudarte.

— ¿Gran Kiba? ¡Deja de decir tonterías, dattebayo! Vamos Gaara. ―dijo Naruto mirando hacia Gaara que lo siguió, Kiba se cruzó de brazos enojado.

— ¡No os vayáis sin mí! ¡Naruto! ―gritó Kiba corriendo tras ellos.

Los tres se sentaron en el suelo bajo una mesa y se pusieron a discutir sobre cuál era la mejor idea para rescatar a Hinata, pero ninguno de ellos tenía una idea que convenciese a los demás.

— Necesitamos a Shikamaru, él es el mejor haciendo planes.―comentó Kiba mientras acariciaba a Akamaru que estaba acostado en sus piernas, el perrito ladró para darle la razón a su dueño.

— Ya, pero está durmiendo. ―respondió Naruto, por lo que Kiba sonrió con malicia.

— Siempre está durmiendo, vamos a despertarle.

— No hace falta, ya estoy aquí. ―dijo Shikamaru asomando la cabeza por debajo de la mesa, detrás de él apareció una niña rubia con el pelo recogido en cuatro coletas, vestía un traje negro con los huesos dibujados en él. ―Os ayudo, si conseguís que esta niña deje de molestarme.

— Vale. ―dijeron Kiba y Naruto al unísono.

— ¡Gaara! ¿Qué haces aquí? ―preguntó Temari sentándose al lado de su hermano.

— Naruto es mi amigo, y voy a ayudarlo. Contestó Gaara feliz, Temari abrió la boca sorprendida y miró hacia el niño rubio que hablaba tan animadamente con Shikamaru y Kiba.

— ¿Habéis visto a Chouji? ―preguntó Shikamaru, Naruto negó con la cabeza.

— Está donde la comida, ¿por qué? ―quiso saber Kiba pero Shikamaru no dijo nada y se levantó. ―¡Qué raro es!

— Sí, pero me cae bien. ―contestó Naruto poniéndose a jugar con Gaara mientras Temari los observaba atentamente.

— ¿Os puedo ayudar yo también? ―preguntó la rubia, Kiba se giró hacia ella.

— ¡Claro! Pero tendrás que obedecerme.

— De eso nada, me tiene que hacer caso a mí que yo soy el jefe. ―corrigió Naruto

— ¡Ataca Akamaru! ―chilló Kiba soltando al perrito que se puso a ladrar a Naruto, pero se calló cuando Gaara lo golpeó con la pala por lo que Akamaru salió corriendo a esconderse tras Kiba.

— ¡No le ladres a mi amigo!

— ¡Gaara! ¡No le pegues al perro! ―gritó Temari quitándole la pala para luego pedirle perdón a Kiba que miraba con odio hacia Gaara.

— He vuelto, traigo refuerzos.―Shikamaru se sentó bajo la mesa, seguido de Chouji y Neji, éste último no se sentó hasta que no examinó los alrededores con una pistola de agua negra en la mano.

— El perímetro es seguro.―dijo Neji con su traje negro de guardaespaldas tomando asiento al lado de Temari.

— Bien, ahora os voy a explicar lo que vamos a hacer para rescatar a Hinata. ―Shikamaru hizo un gesto y los seis se acercaron a él.

Continuará….