AMBIVALENCIA

Género: AU, Drama, Romance, Fantasía.

Advertencias: Por ahora ninguna, solamente mi habitual Ooc, más adelante quizás groserías y escenas subidas de tono.

Parejas: Las principales son Kirino x Kariya e Ibuki x Shindou, las demás principales y ocasionales se irá desarrollando a lo largo del fic. Que probablemente algunas ya se imaginen cuales serán...

Disclaimer: Los personajes de Inazuma Eleven no me pertenecen, todos son propiedad de Level 5.


I. INTRODUCCIÓN.

1

—Todo tiene inevitablemente un inicio y un final. Aunque sea capaz de retrasarlo, no sé cuánto tiempo sea eficaz, tal vez centenares, décadas, o solamente algunos años...

—¿No hay manera de evitarlo?

—Probablemente no, pero espero que eso ya no dependa de nosotros, sino de aquellos que tengan que afrontar tal futuro. Por eso eres al único al que le confío trasmitir este mensaje de generación en generación. Quizás podamos volver a encontrarnos en otra vida.

«Escucha, cuenta una antigua leyenda que en algún lugar, oculta de la vista humana entre las nubes, se encuentra una isla flotando.

Es gigantesca. Se dice que si pudieses observarla a distancia, todas sus enormes construcciones, en especial el castillo principal, relucen de blancura, fácilmente quedas deslumbrado con tan majestuosos edificios. Sus praderas siempre rebosan de las ventajas de la primavera, nunca del invierno.

Y en aquel lugar, habitan unos extraños seres, para cualquiera que los viera, los confundiría fácilmente con verdaderos ángeles; sus inigualables alas revolotean con gracia por todo su territorio, pero que no te engañen, no lo son, creo que es bastante difícil especificar cómo llamarlos correctamente, parecieran bellas aves. También se cuenta que cada uno de ellos nace con poderes especiales que sobrepasan lo lógico.

Sin embargo, a pesar de su prosperidad, de vivir sin que nada les falte, un día toda su civilización estuvo a punto de ser exterminada, a causa de un simple ser humano y como consecuencia, para evitar su ruina, iniciaron una tradición que logró salvarlos tal como deseaban. Uno de ellos se ofreció como sacrificio para su Dios, y a partir de entonces, una persona cuidadosamente seleccionada, está obligada a ejercer el mismo papel.

Tampoco hay que olvidar que ciertos rumores se añadieron con posterioridad. Algunos opinan que existe una parte de la isla que nadie conoce con exactitud, un lugar "oscuro", que contribuirá con el verdadero final de su reino y de su especie, acompañado nuevamente de un extranjero.

Casi lo omitía, si eres capaz de capturar a alguno de los seres alados, la fortuna, la buena suerte, la salud y riquezas te son asegurada»

—¿No te gustaría encontrarte con alguno, Ibuki?

El pequeño niño de cabellos blancos alborotados con dificultad prestaba atención a su historia, moría de calor, a pesar de que el anochecer se acercaba, aún no se acostumbraba a los cambio de temperatura dentro de su casa temporal—. No, Tachimukai. —Fue su concreta respuesta.

—¿Por qué?

—Porque no existen —respondió cortante—, además prefiero ver a los pájaros libres que en una jaula.

—¡Ah! Había olvidado que tienes ese sueño extraño de ser veterinario —El niño frunció el entrecejo ante su comentario, pero le resto importancia, lo comenzó a ignorar de nuevo.

Ese lugar, en aquella casa en medio de la nada, o más bien, en medio de la arena, era detestable a sus gustos. Como anhelaba regresar a Japón ahora mismo. Y de todas las extrañas historias que le relataba Tachimukai Yuki, su nuevo «niñero» esa era la más absurda, aunque tenía la sensación de que ya la había escuchado antes en algún otro sitio.

Repentinamente la mesa donde leía comenzó a temblar, el mayor no tardó en reconocer el origen de tal movimiento. Se dirigió con apuro hacía la ventana. Sus ojos se abrieron demás ante lo que vio, debía mantener la calma y actuar rápido. En seguida, cerró todas las cortinas. Las alarmas empezaron a sonar con estruendo en todo el lugar—. ¡Rápido Ibuki, tenemos que escondernos!

2

El enorme palacio del Sultán tendría otra renovación pronto. El gobernante no tardaría mucho en anunciar públicamente a su sucesor de entre sus hijos, dando inicio a su a instrucción para que continuara el legado de sus planes. Poco se sabía de ellos, pues los mantenía en estricto confinamiento ante su pueblo.

Aquella noche, el gobernante tenía una reunión muy importante, sin embargo, aunque no lo notó, un pequeño intruso escuchó la conversación de los adultos, a pesar de ser un joven, pudo comprenderlo, su talento natural, para cualquier cosa, siempre lo hacía sobresalir; no por nada, se trataba del supuesto primogénito del Sultán, el pequeño Yuuto.

Escuchó lo suficiente, para regresar enseguida corriendo a su habitación. Por supuesto, se sentía preocupado por ello, había cosas que no comprendía pero algunas otras sí. Y al abrir con poco cuidado su puerta, una almohada rellena de finas plumas lo golpeó directo en el rostro—. ¡Tan lento como siempre! —se burló—. ¿Eh? ¿Qué pasa con esa cara? ¿El niñito adorado de papá mojó la cama? —Se acercó hasta él, para seguirlo molestando, no obstante, Yuuto no parecía escucharlo.

—No es nada. Regresa a tu cama antes de que vengan a regañarnos —le dijo sin mucho ánimo.

Akio, su supuesto hermano, lo miró con una mueca de molestia, era de lo más raro que sus bromas no le afectaran—. Me encantaría su majestad, pero Ryuuji ya se durmió, como el bebé que es, pero ¡en mi cama! ¡Si no se mueve, lo tiro con todo y colchón! —exclamó, señalando al más pequeño, recostado plácidamente, completamente atravesado por completo en la cama ajena.

El otro suspiró al constatarlo—. Lo vas a despertar, baja la voz —le murmuró, aproximándose hasta el menor, y tratando de cargarlo para llevarlo a su propia cama.

—Como ordenes mamá —se burló de nuevo, sin obtener el acostumbrado enojo de su parte.

Seguían siendo unos niños, incluso así, habían pasado el suficiente tiempo juntos para que Akio notara con facilidad los cambios en las expresiones de su hermano—. Me estás comenzando a asustar ¿Te sientes bien?

Yuuto se sobresaltó con sus palabras, lo hicieron reaccionar, no permitiría que descubriera de lo que se enteró—. Qué raro ¿Estás preocupado por mí? —respondió con notoria malicia en su voz, recibiendo como respuesta otro almohadazo en el rostro, que casi provocan que cayera al suelo junto al «bello durmiente».

3

"Una tierra de ensueño, donde nada les faltaba"

—¡Kirino! ¡Kirino! —gritaba por doquier, una y otra vez el niño, al borde del pánico. Sus cabellos cafés cenizos, apenas y se distinguían a lo lejos, pues con dificultad se daba paso entre los altos pastizales, adentrándose al bosque aurora, nombre otorgado debido a las luces que se elevaban sobre él, dándole un tinte colorido a todos los gigantescos árboles.

No entendía como era que su mejor amigo tenía un pésimo sentido de la orientación, ya perdió la cuenta de el número de veces que iban en ese mes que Kirino se había perdido, y él se hacía el responsable de buscarlo incansablemente... Ya tenía suficiente de que preocuparse con la charla de la mañana, en la cual su madre le presentó a alguien especial para él, sabiendo perfectamente lo que significaba. Aquel niño de ojos grisáceos y cabellos castaños no le parecía mala persona, solamente era una víctima de las reglas de la sociedad, mas Shindou Takuto no tenía intenciones de aceptar ningún compromiso a su edad, aunque probablemente a su progenitora no le importaría mucho su opinión.

Tenía que encontrarlo pronto, la bienvenida estaba por empezar, el festival también. El nuevo cambio, la doncella que se volvería el sacrificio, tomaría su lugar como tal.

Por su parte, Kirino Ranmaru, un pequeño muy inquieto, de una peculiar y fina apariencia, se hallaba en quién-sabe-dónde, caminando sin dudar, tratando de encontrar la ruta correcta para regresar a casa. El niño de rosados cabellos, y unos resaltantes ojos azul turquesa, parecía bastante tranquilo, no le importaba su ubicación, disfrutaba de todo a su alrededor, la brisa, el rocío del pasto en sus pies. Hasta que de pronto, encontró algo que capturó completamente su atención, unas extrañas flores que nunca había visto. Las observaría mejor, pero un ruido de un disparo lo asustó. Trepó con rapidez a lo más alto de un árbol, pues aún sus jóvenes alas no sabían volar, no hasta que alcanzara la edad requerida para ello. Le pareció el sitio perfecto para ocultarlo, sin peligro a que lo descubrieran entre las ramas. Súbitamente, escuchó que algo se movía entre los pastizales, no pudo pronunciar palabra alguna, pues su boca fue cubierta y sus brazos sostenidos para evitar cualquier movimiento.

—No hagas nada y te dejaré libre cuanto antes —Ante la voz autoritaria del hombre adulto, asintió levemente como respuesta.

—¡Ichinose Kazuya, maldito mentiroso! ¡Te maldi... go! —Lo que en seguida sus oídos percibieron, fueron los alaridos de una joven que con dificultan hablaba— ¡Lo prometiste! ¡Me mentiste! —Poco después, fue capaz de ver a la joven cubierta en gran parte de lodo, de azules cabellos y piel morena; apenas arrastrándose hasta cerca de su árbol. Sus piernas no aparentaban responder adecuadamente, se movía hundiendo las uñas con fuerza en la tierra, causando que sus dedos sangraran— ¡Ayúdame! ¡Dijiste que me salvarías! ¡Le contaré a todos de sus planes! ¡Ichinose! —Las campanillas comenzaron a sonar. Dos hombres de la armada del ejército real, aparecieron de algún lugar, llevándose a la mujer de azules cabellos.

Ranmaru no entendía nada, se asustó al ver a aquella mujer—. Ponme atención. Debes jurarme que no importa lo que pase, por tu vida, no le dirás a nadie lo que acabas de presenciar —El hombre lo soltó, y al darse vuelta, el niño pudo mirar detenidamente a aquel adulto. Vestía ropas completamente negras cubriendo cada parte de su cuerpo con excepción de sus ojos negros. Kirino asintió dubitativo—. Dame tu mano —indicó, haciendo un dibujo invisible en su pequeña palma—. Si no lo cumples, tu dedo meñique será amputado —Finalizó antes de desaparecerse con enorme velocidad.

La estupefacción del pequeño de rosas cabellos no se desvaneció, sin importar cuantos minutos transcurrían. En una rama del árbol, esa extraña persona dejó algo raro, que recogió con cuidado. Se trataba de una pluma negra, que guardó con recelo entre sus ropas.

—¡Kirino! —El mencionado bajó del árbol al reconocer aquella voz, su mejor amigo Shindou. Trataría de olvidar todo lo que vio, sí eso sería lo mejor.

«Estaban envueltos entre muros de seguridad que los arrullaban. Ellos desconocían la otra cara, un mundo el cual los niños ignoraban, sus preciosos recuerdos de ese tiempo eran pesadillas para otros, lo cual no averiguarían hasta crecer. El cruce de sus caminos era inevitable».

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Notas Finales: Siempre empieza cortito. Esta idea rondaba en mi cabeza desde creo hace más de un año. Debo decir que es más como un regalo para mí misma, así que probablemente mezcle algunos de mis gustos culposos :X. Les agradezco mucho por leer, y cualquier comentario, crítica o error que detecten, es bien recibido. Y por si acaso siguen mi otro fic, trataré de actualizar cuando encuentre dónde editar el capítulo ;_;