La nada…Quizás sea mejor para mí; tranquila, segura, oscura y letal. Sería la única capaz de aceptarme después de todo el caos y sufrimiento que cometí. Todo lo que toco muere, todo con lo que sueño se desvanece… La luz que pueda existir a mí alrededor se oscurece por mi presencia.

Ella se fue de mi lado, ella, mi amiga, mi amor, mi luz, mi corazón… Ella se ha ido, me ha dejado en las sombras, sin vistas a una posible salida. Ya no me queda nada por lo que luchar. Ella ocupa mi mente a cada instante, en cada dirección que mire allí está ella; tratando de robarme la poca cordura que me queda.

Ya no aguanto más, el único regalo que recibí de la vida me lo han arrebatado de golpe, sin darme tiempo a pelear por ella, porque ella ya no está… Ni siquiera mi música me amansa, sólo ella se ha vuelto capaz de redimir mis demonios pero ella prefiere estar lejos de mí, estar en la oscuridad, en el silencio mortal… ¿Por qué ella? ¿Por qué tuvo que cruzarse en mi maldito camino?

Ya no hay nada, solo el vacío que se me presenta delante; quizás se arme un escándalo o quizás no… Pero ya no hay marcha atrás, es ahora o nunca, tengo que saltar desde este edificio para poder estar con ella, con mi ángel redentor… Solo ante una caída de veinte pisos, un único instante y podré liberarme de las estúpidas cadenas que me atan a esta existencia efímera y decadente. Soy un cobarde, eso me diría ella, pero ya me da igual, ella me abandonó, rompió su promesa de estar junto a mí; ya no tiene importancia que luche o no por sobrevivir, ya no importa nada…