Disclaimer: Amm Jeff The Killer es el único que no me pertenece, pero si así fuera, sería genial :3, los demás personajes y la trama si me pertenecen :D
Me enamoré…de un asesino
Capítulo 1
Bien, no hay mucho que decir de mí, bueno, tal vez sí, creo que hay demasiado que decir de mí, bueno, ¿Por dónde debería empezar?, ¡Ah!, ya sé, creo que primero debería presentarme, tengo entendido que eso se hace al principio de una historia.
Ammm bueno, mi nombre es…bien en realidad no tengo ganas de decir mi nombre, pero creo que es necesario que lo haga, me llamo Chris Evans, amm tengo cabello negro con rayos rojos completamente lacio y largo hasta los hombros, ojos color avellana, tez blanca, algunos dicen que mi piel es tan blanca que hasta parece transparente –lo cual explica que sea invisible ante todo el mundo, o tal vez sólo es el hecho de que soy una inadaptada social que me hace parecer un fantasma-, mmm no soy muy alta, mido como 1.64, me gusta mucho la música, leer, dibujar y estar sola, en el colegio soy catalogada como rara, freak, o como me llaman siempre "Esa chica gótica que siempre se sienta en el rincón más apartado del salón", sí, esa soy yo, no me gusta la compañía de nadie, bueno sólo una persona, mi mejor amiga y casi hermana, Janet Jackson, ella, se podría decir, es la única que me entiende, o al menos intenta entenderme, no es una chica sociable, al igual que yo, digamos que es la típica ratón de biblioteca, pero es una persona noble y con un buen corazón, es tímida e inocente, el blanco de muchas burlas.
Ahora, creo que ya lo de dicho todo, eh, ¡No, espera!, me falto algo, bueno, esta historia no es algo lindo, ni romántico –tal vez sólo, pero sólo, un poco-, ni tierno, es tétrico e incluso terrorífico pero así es mi vida desde que le conocí, y no me refiero a un príncipe azul, no, mi vida cambió y dio un giro de 180 grados desde que –sin darme cuenta-, me enamoré de un asesino, desde que sin querer, me enamoré…de Jeff The Killer.
La alarma de mi despertador sonó, abrí los ojos de golpe, miré el techo de mi habitación, me senté en la cama y apagué la alarma, como odiaba el ruido que hacía.
Me dirigí al baño, abrí el agua de la ducha y me di un baño con agua caliente, salí y envolví mi cuerpo con una toalla y mi cabello con otra, me puse unos pantalones de mezclilla negros y una camiseta negra con el logo de los Guns n Roses y unos guantes negros que llegaban hasta mis antebrazos y dejaban al descubierto mis dedos, también maquillé mis ojos con sombra y delineador negro –por si olvidé mencionarlo el negro es mi color favorito- y finalmente me calcé mis zapatillas converse rojas y salí, baje las escaleras y me encontré con mi padre en la cocina.
-Chris- "saludó".
-Papá.
Mi padre y yo no somos muy unidos, en realidad jamás hablamos, desde que mamá murió él es muy frío y serio, y casi nunca está en casa, de hecho, sólo puedo verlo en las mañanas, tomé un vaso de leche con chocolate y tomé mis cosas para irme al colegio.
-Me voy.
-Mmm- esa fue su única respuesta.
Suspiré y salí por la puerta, comencé mi caminata hacia la escuela, no me gustaba tomar el autobús, prefería caminar y sentir la brisa de la mañana, llegué a la escuela sin contratiempos y me dirigí a mi casillero, sentí unos pequeños golpecitos en mi hombro, me volteé y una chica pelirroja con el cabello peinado en una trenza de lado ojos verdes y gafas, y unas cuantas pecas me miraba.
-Buenos días Chris- saludó Janet.
-Hola Janet- respondí a su saludo.
-¿Cómo estás?- preguntó.
-Bien, creo.
-¿Discutiste con tu padre de nuevo?
-¿Discutir?, Janet ya ni siquiera hablamos, discutir suena lindo cuando tu propio padre se la pasa ignorándote todo el tiempo- dije con algo de tristeza.
-Lo siento, no debí preguntar- bajó la mirada apenada.
-Vamos, no te deprimas, no es tan malo- coloqué una mano sobre su cabeza y le revolví el cabello un poco, ella era linda, era como una hermanita menor, la cual nunca tuve –Ven vamos a clases.
Me giré para comenzar a caminar, pero algo me impidió seguir avanzando, pues sin darme cuenta choqué con algo, o mejor dicho alguien, mis libros y las demás cosas que se encontraban en mi bolso cayeron al suelo junto con este desparramándose.
-Maldición- fruncí el ceño, suspire y me agache para recoger las cosas.
-Lo siento- dijo una voz masculina.
-Hmph, da igual- levanté la vista y me encontré con unos ojos azules.
"Esos ojos", reconocería esos ojos en cualquier parte, examiné a la persona que tenía agachada frente a mí, cabello negro y desordenado, tez blanca y esos lindos ojos azules que siempre lucían tan amables, Ray Grey.
-¿Estás bien?- preguntó.
Él es el chico al que clasifican como "El más popular y guapo de la escuela", y bien, es cierto, porque él es perfecto en todo lo que hace, y además llevo enamorada de él desde el segundo año de secundaria.
-Emm…aaa…s-s-sí…e-e-estoy bien- tartamudeé "¡Rayos!", sentí que el calor había llegado a mis mejillas.
-Que bien, ya empezaba a preocuparme.
Me ayudó a recoger mis cosas y a ponerlas en mi bolso de nuevo, luego me extendió su mano para ayudarme a levantarme.
-Eee gracias- dije desviando el rostro para evitar que viera mi sonrojo.
-De nada, después de todo fui yo el que causo este desastre, lo lamento- se disculpó y sonrió amablemente.
-No hay problema.
Lo miré a los ojos y volví a sonrojarme, "¡Diablos!, ¿Por qué tiene que ser tan lindo?" pensé.
-Eres Chris Evans ¿no?
Abrí los ojos por la sorpresa, "¿Cómo me conoce?", si no me equivocaba, yo era invisible ante todos, un fantasma por así decirlo.
-¿Cómo…?
-Eres la única que se sienta en un rincón del salón.
Eso no era algo que yo no supiera, adoraba lugar, no sólo porque me encantaba estar sola –casi siempre-, sino por que podía observarlo desde el fondo del aula sin que nadie se diera cuenta de ello, a veces me quedaba perdida viendo como él jugaba con su lápiz, me sonrojé al pensar en eso.
-Bueno, te veo luego, adiós- se despidió y comenzó a caminar lejos.
-A-a-adiós.
Lo observé alejarse y perderse en la multitud de los alumnos, suspiré, esa era la primera vez que hablaba con él.
-Creo que le gustas- no me di cuenta cuando Janet se situó al lado de mí.
-¿Qué?, ¡No es cierto!- exclamé.
-Claro que sí, sino no te hubiera ayudado.
-Por favor, él es amable, el que me ayudara no significa que yo le guste.
-Sí, sé que es amable, pero si no lo has notado él jamás habla con las chicas, es como si las ignorara, si hubiera sido cualquier otra chica ten por seguro que ni siquiera le hubiera dirigido la palabra.
Bien, eso era cierto, él ignoraba a todas la población femenina de la escuela, todos los días las chicas le mandan cartas de amor y declaraciones, las cuales él rechaza amablemente, tal vez ninguna es lo suficientemente buena para él.
-Mejor vámonos ya, la primera clase es la de matemáticas y no quiero que el profesor me regañe de nuevo por llegar tarde, así que camina ratoncito.
-¿Eh?, ¡Ah, s-s-sí!- respondió Janet y comenzó a seguirme.
Ratoncito era mi apodo para ella, pero no le molestaba que la llamara así, era solo de cariño y era tan pequeña que sí parecía un ratoncito.
Las clases transcurrieron de manera normal, el timbre que indicaba la salida sonó finalmente y todos los alumnos se dirigieron a la salida del colegio, ese día no volví a hablar con Ray, pero me conformaba con observarlo jugar con su lápiz de nuevo, se veía tan tierno haciendo eso, sobretodo cuanto lo colocaba arriba de su nariz para tratar de mantener el equilibrio y evitar que se cayera.
Caminé a casa tranquilamente, pero comencé a sentir algo extraño, algo demasiado raro, era como esa sensación de que te observan, cuando sientes que la mirada de alguien está clavada en ti y SÓLO en ti, esa que te causa escalofríos y te hace sudar frío, mire atrás para ver si alguien me seguía, nadie, de repente la calle se encontraba vacía, algo extremadamente inusual, empecé a apresurar el paso cada vez más, esa sensación no me abandonaba, así que finalmente me di cuenta de que había comenzado a correr.
Llegué a casa rápidamente jadeando, me quedé recargada en la puerta para tratar de recuperar el aliento.
-Llegué- dije, pero ¡Sorpresa!, como siempre, en casa no había nadie más que yo –Hola papá, hola mamá- le hablé a la nada.
Subí a mi habitación, hice la tarea y me recosté en la cama, miré el techo por un largo rato, hasta que me quedé dormida.
Desperté unas horas después, mire el reloj de mi buró, las ocho y media, seguramente papá aún no llegaba del trabajo, prendí la luz de la lámpara, me puse la pijama –una simple camiseta negra de tirantes con escote en V y unos shorts rojos demasiado cortos- y me senté en la cama.
Prendí la televisión, no había nada interesante o bueno que ver en la tele, así que tuve que quedarme viendo un viejo capítulo de Icarly, un ruido en mi ventana me distrajo, giré el rostro, las ramas de un árbol golpeaban el cristal debido al viento, hacia un poco de calor, así que decidí que la abriría para dejar entrar un poco de aire fresco. Abrí la ventana y justo cuando estaba a punto de alejarme para volver a ver a mi cama vi una figura parada a mitad de la calle, no podía distinguir bien quien era, pero no se movía, estaba ahí, parado, sin importarle que en cualquier momento pudiera ser arrollado por un auto.
-¡OYE TÚ, MUÉVETE!- le grité.
El tipo no se movió, simplemente se quedó ahí parado.
-Tsk, idiota- dije.
Me senté en la cama de nuevo, pasaron alrededor de cinco minutos, miré hacia la ventana y el tipo seguía ahí parado, sin hacer nada, "Que importa, si quiere morirse atropellado no es mi problema" pensé, seguí viendo la tele, otros cinco minutos, volví a mirar y seguía ahí, me levante y salí de mi habitación, le gritaría que se largara de una buena vez y si era necesario hasta lo golpearía, baje las escaleras y abrí la puerta de la casa, encontrándome con la solitaria calle, iluminada por los faroles que había, esa persona seguía parada ahí.
-¡Oye tú, idiota, vete de aquí o llamaré a la policía!- grité.
No me había dado cuenta de su vestimenta ya que desde la altura de mi habitación no había podido distinguirlo bien, pero ahora que lo tenía casi frente a mí pude verle mejor, me horroricé cuando lo vi, tenía unos pantalones negros y una sudadera gris claro, debido a que estaba usando la capucha no podía ver su rostro, pero eso no fue lo que me hizo estremecer, sino el hecho de que sus ropas estaban llenas de sangre al igual que sus manos, me quedé paralizada, comencé a temblar, tal vez el tipo estaba herido o había tenido un accidente o peor aún, tal vez era un criminal o asesino psicópata.
Cerré la puerta con llave, y tomé un teléfono, subí hasta mi habitación para observar al tipo desde la ventana, justo cuando iba a marcar el número de la policía miré hacia fuera y en la calle ya no había nadie, el tipo había desaparecido, cerré la ventana y corrí las cortinas, estaba temblando incontrolablemente, apagué la televisión y la luz, me metí bajo las cobijas y me acosté en posición fetal, apreté los ojos y sin darme cuenta me quedé dormida.
El primer capítulo, les gustó o mejor no continuo?, ustedes deciden.
