Sigo aquí, a tu lado…

Me miras de reojo, no levantemos sospechas tan pronto y destrocemos el misterio de esta magia que nos une gracias a un circuito eléctrico que va desde mi cabeza hasta mis pies y avanza por mis brazos, llegando a mis manos y continuándose con las tuyas para recorrerte entero.

Sigo aquí, a tu lado…

Sin pensar en nada más que en tu sonrisa de niño travieso mientras que recorro tu cuerpo, en mis recuerdos, con las yemas de mis dedos.

Sigo aquí, contigo…

Tu peso reposa sobre mí haciéndome perder la cordura que tanto me cuesta recobrar cuando me miras. ¿Sientes en tu pecho mi latir? Este corazón cobarde y asustado que se congoja y empalidece si le dices que lo amas.

Sueño que soy tú…

Tu melena azulada recogida mientras estudias, lo poco que estudias. Te miro. Me miras. Brillo, me elevo y me caigo de esa nube alta en la que me subes cuando sonríes a todas esas chicas que te persiguen como… Sí, la palabra perfecta es… perras.

Tu melena azulada cayendo salvaje sobre tus hombros mientras permaneces sobre mí. Solo descansa cuando reposa sobre la almohada mientras duermes. Y te miro.

Sueño que eres yo…

Que somos los dos y a la vez uno. Un único ser producto de dos cuerpo fusionados que se aman.

Ven y haz que me sonroje una vez más recorriendo cada parte de mi cuerpo con tu mirada, que resalta tanto comparada con tu sonrisa infantil e inocente… Quizás perturbada… Esa mirada que rompe mis esquemas y me hace perder el juicio haciendo que nazca en mí una nueva necesidad… Tú… El deseo…

¡Grita mi nombre!

Necesito saber que eres mío. Sabes que soy solo tuyo…

Y por fin oigo lo que tanto anhelo.

- Remus…