ROMANCE DE DRAGONES

ROMANCE DE DRAGONES

Capitulo 1: El secreto del maestro Hiko

Por: Okashira Janet

Bueno antes que nada Rurouni Kenshin y compañía no me pertenecen es obra del magnifico Nobuhiro Watsuki a quien le gusta salir en bicicleta a comprar muñequitos de acción.

Esta es una re-edición (esperemos que mejor que la anterior) sin mas que agregar empecemos.

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-Kenshin ¿Ya casi llegamos?-

-Ya casi Yahiko- pasándose una mano por la frente el joven pelirrojo exhaló un suspiro.

-¿Ya casi?-

-Nos falta solo subir esa loma-

-¡Pero tú dijiste que ya casi llegábamos!-

-Y así es…- una gota de sudor apareció en la frente del joven.

-Bueno Yahiko de verdad que eres un quejumbroso- Misao que saltaba, corría y volvía a saltar alzó un dedo triunfante –Por eso los ninjas somos mejores al momento de cruzar distancias, ya estamos acostumbrados-

-La comadreja tiene razón- Sanosuke ahogó un bostezo sin darse cuenta que la ya antes mencionada "comadreja" se volvía hacía él en plan "voy a matarte" con las venas del cuello saltadas.

-Bueno, bueno tranquilícense ustedes dos- con un gesto cansado Kaoru intentó detener a su amiga de volarle la cabeza de una patada a Sanosuke.

-¿Ya casi llegamos?- Yahiko se volvió implorante hacía el pelirrojo, las ampollas de los pies ya no le dejaban vida.

-¡Ya!- feliz de ya no escuchar los lamentos de sus amigos Kenshin señaló con el dedo la cabaña del maestro Hiko.

-¡Al fin!- cuatro voces gritaron al tiempo mientras corrían tras el pelirrojo, estaban terriblemente cansados pero por fin habían llegado.

Apenas abrir la puerta los visitantes pudieron ver a un hombre que con una larga capa blanca lucía su despampanante sonrisa sentado en un banco, Kenshin al verlo se arrojó encima de él en un calido abrazo.

-¡MAESTROOOOOO!- (¿Acaso creen que lo logro?) claro que no, el maestro Hiko se hizo a un lado y dejo que su estupido pupilo azotara en la pared.

-No me gustan los abrazos de hombres- contestó alzando una ceja y acto seguido le lanzo una radiante sonrisa a todo el grupo que lo veía expectante desde la puerta.

-Pero pasen muchachos, espero que hayan traído unas buenas botellas de sake-

-Este maestro ¿que nunca cambia?- Misao se encogió de hombros y entró a la cabaña seguida de los demás.

-Maestro, tanto tiempo sin verlo, debería por lo menos decirme una cosa agradable después de que hice todo el viaje de Tokio hasta Kyoto por usted- el joven pelirrojo se despegó lentamente de la pared frotándose la cabeza.

-¿Por mi?- el apuesto hombre levantó una ceja.

-¡Pues claro!- Sanosuke que era quien mas había sufrido por el viaje en tren explotó como una bomba -¡Usted nos dijo que deberíamos venir todos a verlo que tenía algo muy importante que decirnos!-

-¿Yo hice eso?... no lo recuerdo…- el maestro apoyó su barbilla en una de sus manos como si estuviera pensando al tiempo que a todos los presentes les brotaba una gota de sudor en la frente.

-Recuérdelo maestro, me mando una carta- el joven pelirrojo hizo una carita de circunstancias y señaló el papel que tenía en la mano.

-¿A sí?- Hiko frunció el ceño y tomó el papel, después de una breve ojeada pareció reaccionar -¡A sí, ya lo recuerdo!-

-Creo que es la edad- le susurró Yahiko a la joven ninja y entre los dos empezaron a reírse disimuladamente.

-Bueno al grano- el maestro tomó aire y les hizo una seña para que se sentaran, de un momento a otro parecía que había tomado un aire serio.

-Kenshin, lo que voy a decirte, bueno, creo que va a ser una gran sorpresa para ti- luego mirando a todos -Bueno para todos ustedes- el maestro pasó saliva casi imperceptiblemente provocando que Kenshin se sintiera algo confundido ¿Que le pasaba a su maestro?, el siempre había sido un hombre muy seguro de si mismo y ahora parecía tener que armarse de valor para decir lo que se proponía, todo era muy misterioso.

-Kenshin, hay algo que yo nunca le he dicho a nadie pero que ahora a salido a la luz y como mi pupilo tienes derecho a saber, Kenshin…-, el apuesto hombre se quedo viendo fijamente al joven pelirrojo mientras tomaba aire - Tú no fuiste mi único pupilo...-

-¡Por dios, venimos desde tan lejos a oírlo bromear, no juegue!- Sanosuke se cruzo de brazos perturbado.

-No estoy bromeando- el tono en la voz del maestro no dejaba lugar a dudas.

-Pero… entonces…- Kaoru miró nerviosamente de un lado a otro, era solo su imaginación o sobre ellos había caído un pesado y tenso silencio.

-Ese alumno, el muchacho de quien habla…- Kenshin no pudo seguir, por alguna extraña razón se sentía turbado y celoso, como si el hecho de que alguien hubiera gozado de las enseñanzas de su maestro fuera una ofensa para él.

-Una chiquilla…- todos lo miraron con gotas en los rostros, él por su parte se levantó y miró nostálgicamente hacía afuera.

-Fue un año antes de tu encuentro con Shishio, estaba yo sentado aquí mismo justamente mirando los árboles mecerse, con una buena botella de sake claro- A todos les volvió a salir una gran gota.

-Bueno el caso es que de pronto sentí la presencia de alguien y me voltee a ver quien era, me encontré con una jovencita de largo cabello negro y con ropas bastante gastadas, muy hermosa por cierto-. Kenshin se sonrojó sin desearlo, su maestro era un atrevido sinvergüenza y al parecer nunca cambiaría.

-La chiquilla me dijo que la entrenara y yo le dije que no, se paro enfrente de mi y me dijo "no me iré de aquí hasta que lo haga y créame puedo ser una verdadera molestia" , entonces yo le dije "Mira muchacha puedes hacer lo que se te venga en gana yo no entreno mujeres y menos chiquillas"- al hablar el maestro le ponía entonación y énfasis a las palabras y Misao se dijo con los ojos entrecerrados que bien podría haber sido un actor de teatro en vez de un experto en espadas.

-¿Y luego que paso maestro?- Kenshin quien no se aguantaba la curiosidad tentado estuvo de sacudir a Hiko para que continuara la historia.

- Pues que esperabas estupido pupilo, si te dije al principio que no fuiste mi único alumno fue porque finalmente entrene a esa chiquilla, era muy persistente y lo tuve que hacer, o hacía eso o la mataba y era muy bonita para matarla, aparte era una buena chica, solo buscaba proteger a su gente aunque bueno, eso ya no importa-

-¿Por qué ya no importa?- Yahiko ladeó la cabeza.

-Bueno porque buscando proteger termino perjudicando, es lo mismo que paso con este gran inútil, buscando una era de paz provocó un derramamiento de sangre-

-¡Oro!, maestro no tiene que recordármelo- Kenshin se puso una mano tras la nuca, Hiko siempre había sido así de directo desde que lo recordaba.

-Bueno, bueno, pero ¿Qué tiene que ver lo que esa niña hizo con nosotros?- Sanosuke frunció el ceño, no había viajado tanto tiempo en tren para escuchar algo que bien le hubieran podido decir por carta.

-Tranquilízate chiquillo desesperado- Hiko se volteó hacía el guerrero con una mirada amenazante, lo que no soportaba de los amigos de su estupido pupilo es que antes de caminar ya querían correr.

-Maestro, yo también quisiera saber- aunque su pupilo no se quedaba atrás.

-Bien, la cuestión es muy sencilla, como ya les dije entrene a la chiquilla, era buena y aprendió todo lo básico así como algunas técnicas del Hitten-

-¿El principio secreto?- en las pupilas de Kenshin brillaba la mas extraordinaria sorpresa y todos se inclinaron hacía adelante carcomidos por la duda, el maestro por su parte solo atinó a echarse hacía atrás ante la desagradable presencia de cinco rostros expectantes frente a él.

-¡Pero estas loco!- un zape cayó con fuerza en la cabeza de su alumno y el pelirrojo se fue de bruces contra el suelo. -¿Cómo se te ocurre que le voy a enseñar algo tan peligroso a una niña?, además por si no lo recuerdas con una espada normal ese ataque significa la muerte-

-A cierto…- Kenshin sonrió tontamente y todos los demás negaron con sus cabezas.

-Bueno, después de entrenarla la niña se fue, regresó a su aldea y logro vencer fácilmente a un clan de kendokas que atormentaban el lugar causándoles la muerte gracias al estilo Hiten Mitsurugi, el gobierno se entero de esto pero como ese clan era una banda realmente mala decidieron perdonarla si ella accedía a trabajar clandestinamente para ellos, la chiquilla aceptó porque era la única manera de proteger a su gente y así empezó a trabajar para el gobierno-

-¡Vaya!- los ojos de Yahiko se volvieron dos luceros brillantes, le encantaba oír historias de gente fuerte e interesante.

-Todo debía ser absolutamente secreto porque ella era solamente una jovencita, nadie debería saber que el gobierno Meiji la utilizaba para acabar con delincuentes demasiado peligrosos para sus policías- siguió relatando el maestro -Todo fue bien y finalmente la niña pagó su deuda con el gobierno y no volvió a ayudarlos, pero hace unos meses un fantasma del pasado apareció. En una de las tantas misiones que le daba el gobierno la chiquilla liquidó a la mitad del clan Ryoken que era liderado por Káiser un líder ninja de las artes oscuras quien era conocido por su gran maldad y métodos de tortura para conseguir lo que quería-

-¿Ryoken, Káiser?, ¿Qué clase de nombres son esos?- Sanosuke se cruzó de brazos al tiempo que bufaba, pero Misao por su parte palideció.

-¡No digas eso cabeza de pollo!, ¿Acaso no sabes quien es el clan Ryoken?- ante el movimiento negativo de cabeza del joven Misao se dio una palmada en la frente suspirando.

-Es un clan ninja que se niega a desaparecer, es como si no entendieran que ya pasamos a una nueva era, se divierten provocando el caos, son a toda costa enemigos de los Oniwabanshu-

-¿En serio?- Kaoru abrió sus grandes ojos azules, no le gustaba mucho vérselas con ninjas, sus armas eran difíciles de esquivar y de bloquear, eso sin contar que siempre atacaban a traición (con el perdón de Misao).

-Sí, y lo peor es que son sumamente vengativos, aunque últimamente ya no había sabido nada de ellos-

-Pues están aquí de nuevo- el maestro tomó sake como quien no quiere la cosa –Y vienen por ustedes-

-¿Por nosotros?- Kenshin alzó una ceja sin entender, a como él veía las cosas el problema era de la chica que el maestro había entrenado no de sus amigos, a lo mejor quería que le ayudaran pero en ese caso quien pelearía sería él no sus compañeros.

-Sí, verán como dijo antes esta niña- el maestro señaló a Misao con un dedo –Ese clan es bastante vengativo, no se conforma con matar al que ha hecho la ofensa, barre con todos los que tengan algo que ver con ellos, en este caso como ella usa la técnica Hiten Mitsurugi es normal que quieran acabar con el maestro-

-Pero yo no soy su maestro- murmuró Kenshin con los ojos entrecerrados.

-¡Ya!- Hiko alzó un dedo triunfal –Pero han venido a verme y me dijeron que primero me harían sufrir acabando con lo que yo más quería-

-¿Y que es lo que usted mas quiere maestro?- el joven pelirrojo parpadeó frente al robusto hombre quien soltó un bufido.

-¿Por qué crees que te mande llamar estupido pupilo?-

-¡Entonces yo soy la persona mas importante para usted!- las violetas pupilas del joven centellearon y todos los presentes dieron un paso atrás tragando saliva.

-¡No lo grites!- el maestro lucía furiosamente avergonzado –Y si se te ocurre intentar abrazarme te rompo la cabeza contra el suelo como hay un dios- instantáneamente el alborozo del joven fue sustituido por un aura negra.

-Bueno ¿En que estábamos?-

-En que van a intentar matar a Himura- se apresuró a contestar Misao levantando el dedo pulgar en señal de victoria.

-Señorita Misao no debería hablar así de mi muerte- murmuró Kenshin apesadumbrado pero nadie pareció hacerle caso.

-Sí, pero antes de matarlo van a acabar primero con su gente mas preciada, creo que sus métodos son algo tontos porque de seguir con esa cadenita acabarían exterminando a todo Japón pero…- el maestro se encogió de hombros restándole importancia al asunto.

Kenshin por su parte se quedo pasmado, no podía ser, una vez más intentaban arrebatarle lo que más quería, no podía, él no lo soportaría, ¿porque era castigado una y otra vez?, ¿sería ese su castigo por sus tantos pecados?. Sus ojos violetas se voltearon hacía el piso defraudados de su suerte, un gran sentimiento de tristeza se apoderó de él, pero de pronto una mano se posó sobre su brazo, una sensación muy calida y un sentimiento de comprensión acompañaron la caricia, Kenshin levantó la vista y se encontró con los ojos de Kaoru que le sonreían.

-No te preocupes Kenshin, estaremos bien-.el pelirrojo asintió decidido, quizás no podía cambiar su destino, pero con la ayuda de sus amigos si podía enfrentarlo.

-Y bien maestro ¿Qué me aconseja hacer?- El maestro al oír la pregunta le lanzó una sonrisa triunfal.

-Unirte a la chiquilla, mi estupido pupilo, 2 alumnos de un maestro tan poderoso como yo deben (poniendo su sonrisa de modelo) estar juntos-

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-De nuevo a caminar- Yahiko volteó la cabeza con fastidio, estaba bien que el maestro quisiera que sus dos alumnos se encontraran y todo eso pero ¿Por qué no los había dejado descansar ni un instante?, eso era explotación de menores, iba a ir a quejarse con el señor Yamagata en cuanto lo viera.

-Bueno deja de quejarte pequeño- Misao que parecía seguir teniendo pila para rato brincó un matorral y corrió adelantando a los demás.

-Me gustaría decirle que de seguir así se va a cansar pero sería una mentira- murmuró Sanosuke mientras estiraba los brazos –Y bien amigo Kenshin ¿Ya casi llegamos?-

-El maestro dijo que la aldea en donde vivía la chica estaba en las laderas del monte Fuji así que ya estamos cerca-

-Por cierto Kenshin, el maestro nos dijo su nombre ¿Verdad?- Kaoru apresuró un poco mas el paso para oír la respuesta del pelirrojo quien puso un dedo bajo su barbilla cavilando.

-¡A sí!, dijo que se llamaba Tami y que probablemente tenga como dieciséis años-

-Es casi de la edad de la comadreja- comentó Sanosuke rascándose una mejilla.

-Bueno, tener diecisiete años no esta tan mal- exclamó Misao quien iba bajando corriendo por una pendiente –Tú tienes veinte y todavía no te casas-

-¡¿Qué has dicho mocosa?!- una vena furiosa apareció en la frente del luchador provocando las risas de Yahiko, Kenshin y Kaoru.

-Lo que no entendí- Misao por fin se detuvo esperando que los demás la alcanzaran –Es porque se mantiene escondida, digo, supongo que los ninjas ya saben que esta en esa aldea ¿No?-

-Pero tal vez si se mantiene escondida ellos duden, o tal vez no quiere involucrar a mas gente- contestó Kenshin como si leyera sus propios pensamientos y no los de la muchacha que ni siquiera conocía.

-Pero si esta escondida nos va a ser difícil encontrarla- gruñó la joven ninja encogiéndose hombros.

-Además las señas que nos dio el maestro no son muy buenas que digamos- se quejó Yahiko balanceándose de un pie al otro, realmente ya estaba harto de tanto caminar.

-Yo creo que una persona a la que los ojos le cambian de color según sus emociones no ha de ser muy difícil de reconocer- exclamó Kaoru recordando que Hiko les había dado esa peculiar seña de su alumna.

-Debe ser muy gracioso- Yahiko puso un dedo bajo su nariz sonriendo –Imagínense, cuando este enojada los ojos se le han de poner rojos como los de los conejos-

-O dorados como los de cierta persona- Sanosuke se rió por su propia broma y Kenshin se sonrojó avergonzado de que se burlaran de su modo "Battousai".

-¡Miren ya llegamos!- Misao que hacía rato había vuelto a correr adelantándolos señaló triunfante la pintoresca aldea que parecía perderse entre los árboles que rodeaban el monte Fuji.

-¡Por fin!- Kaoru y Yahiko se abrazaron resoplando, un kilómetro más y habrían caído rendidos.

-Bueno, como ya es muy tarde lo mejor será encontrar una posada y mañana la buscamos-

-¡Sí!-

………..

.

..

.

-Mmm- Misao miró la luna mientras se estiraba, habían hallado una posada con precios bastante accesibles, Yahiko y Kaoru se habían tirado a dormir en cuanto llegaron, Sanosuke y Kenshin se habían metido a dar un baño y ella se había quedado en el patio, sentada en una roca admirando el manto nocturno.

-¿Será tan impresionante la chiquilla esa?- Misao sonrió ante sus propias palabras, después de todo ella en cierta forma también era una chiquilla. Le hubiera gustado salir a buscarla pero…

-¿Pero que?- dándose repentinamente cuenta de que nada se lo impedía la joven ninja se puso de pie sonriendo, era cierto, ahí no estaban ni Okina, Ni Okon, ni Shiro, nadie que pudiera regañarla por hacer una escapada nocturna y en cuanto a Himura que era el único que podría poner reparos, ni siquiera se daría cuenta.

-Solo daré una ojeada y volveré pronto- hablando consigo misma la chica echo a correr como si no hubiera corrido ya varias horas seguidas, de hecho estaba tan fresca como una lechuga y pasó brincando por los tejados de las casas sin importarle que alguien la viera.

"Es muy noche para que me distingan, si me ven pensaran que era un animal o algo por el estilo" pensó la joven poniendo nuevos bríos a sus saltos. Pero cuando empezaba a alejarse de las últimas casas algo extraño sucedió.

-¡Me lleva!- había tropezado con una teja y su caída al piso no fue de lo mas elegante, al contrario, rodó como un tambo y se dio de bruces contra el suelo retomando la ancestral costumbre de comer tierra por erros.

-¡Iagh!- la chica sujetó su cuello al tiempo que sacaba la lengua intentando vomitar, que vergüenza para un ninja caer de esa manera, que bueno que nadie la estaba viendo.

-¿Quién eres?- bueno retiraba lo dicho. Casi con desgano Misao levantó la mirada, frente a ella una chica que usaba un pantalón negro ajustado y unos zapatos como los de Sanosuke la veía entre divertida (seguramente por la caída) y recelosa, traía puesto un gi azul bien fajado en el pantalón y su cabello se levantaba en un moño rojo, su cintura estaba adornada por una cinta del mismo color.

-¿Te gusta el azul y el rojo no?- Misao ladeó la cabeza intentando enderezar su cuello y la chica entrecerró los ojos poniéndose en guardia.

-He dicho que quien eres-

-Oye no hay porque…- Misao iba a empezar una charla amable pero en ese momento observó que la joven llevaba dos espadas a la cintura ¿Acaso sería…?.

-Dime quien eres ahora-

-¿Tú eres Tami?- la joven ninja se dio cuenta de que había cometido un error cuando la muchacha frente a ella se lanzó hacía delante dispuesta a atacar, solo tuvo tiempo de lanzar un gruñido y llevar sus manos a sus espaldas para sacar sus kunais, esa si que había sido una mala presentación.

Mientras tanto en la posada Sanosuke había concluido su baño y había notado la ausencia de Misao, el joven casi se puso a buscarla por debajo de las rocas alegando que "la tonta comadreja ya debía de haberse metido en problemas" sin embargo Kenshin intentó calmarlo.

-Misao es un miembro del Oniwabanshu no te preocupes buscar en las sombras es su especialidad, esperemos a que regrese por la mañana-

-Pues aunque sea su especialidad no deja de ser una tonta comadreja- el joven luchador bufó al tiempo que se cruzaba de brazos, lo que de verdad lo molestaba es que a él también le hubiera gustado buscar a la Tami esa, pero tenía tan pésimo sentido de la orientación (y mas en la noche) que seguramente sus amigos terminarían buscándolo pero a él.

-Vayamos a dormir-

-Supongo que no hay otra opción- ¿Dónde estaría esa ninja tonta?.

MADRUGADA…

Misao no podía creerlo ¿Cuánto tiempo mas aguantaría peleando esa chica?, ¿Cuántas horas llevaban?, ¿Tres, cuatro?, su duelo mas largo antes de ese había durado dos horas y media, se acercaba a pasos agigantados a su límite, eso sin mencionar que hacía ya bastante tiempo las kunais se le habían acabado.

-Oye, espera, de-deja-déjame…- pero la chica parecía no oír, atacaba sistemáticamente y aunque aún no usaba las espadas Misao tenía el presentimiento de que cuando eso pasara su vida vería su fin.

-¡Ponme atención carajo!- su pierna fue dañada con un kunai, su rodilla se torció hacía delante y se mordió los labios para no gemir, estaba cansada, sudada, adolorida, pero sabía que su oponente tampoco estaba en perfectas condiciones. Con un salto hacía atrás recuperó el kunai con el que la habían atacado y espero el momento justo de devolverlo, así se había pasado todo el rato, brincando de un lado a otro recuperando kunais, lanzándolos, hiriendo algunas veces fallando en otras, volviendo a recuperar.

-¡Escúchame, vine con Himura, nos mandó…!- pero nuevamente no pudo terminar la oración, la chica clavó su hombro con un kunai, el dolor recorrió su cuerpo.

-¿Qué quieres conmigo?- la chica avanzó lentamente, como un animal en espera de su victima y Misao le lanzó una mirada oblicua de sus ojos verde jade.

-Te diré que es lo que quiero- muy bien, ya era suficiente, estaba harta de atacar sin intención de herir, de escapar de la muerte por los pelos, esa tal Tami estaba jugueteando con ella y ya estaba demasiado cansada para redimir su conducta y pelear con todo.

Alzó la mano, arrancó con tal violencia el kunai de su hombro que Tami retrocedió impactada, luego se lanzó hacía delante, su puño desnudo de armas viajó con la velocidad de un relámpago al rostro de su contrincante, muy tarde la joven de pantalón negro vio que no podría escapar del ataque.

El puño hizo contacto con su cara al tiempo que el sablazo de la espada se impactaba con el costado de Misao, ambas salieron volando por los aires y cayeron rendidas en el piso, Misao sintiendo que no podía respirar y la chica aún demasiado conmocionada por el hecho de que una simple ninja sin muchas cualidades hubiera podido golpear su rostro.

-¿Qué, que fue eso?- Misao se levantó a duras penas, sentía que no podía respirar pero no veía rastro de sangre por ningún lado.

-Yo… yo uso dos espadas, el dragón rojo y el dragón azul, el azul no tiene filo- la chica se levantó lentamente quitándose con el dorso de la mano la sangre que había escapado de su boca.

-¡Pero yo pensé que usabas el estilo Hiten Mitsurugi!-

-¿Cómo sabes eso?- nuevamente la chica pareció tensarse y Misao se golpeó mentalmente por decir siempre justo lo que no debía.

-¡Espera alto al fuego!- la ninja puso ambas manos frente a si intentando poner distancia –Nos mando el maestro Hiko, es lo que he estado intentando decirte-

-¿Hiko, Seijuro Hiko?- la chica parpadeó y sus ojos tomaron una tonalidad verde.

-Sí, él también es maestro de Himura, yo vengo con Himura-

-Ahh…- la joven puso una mano tras su nuca –Lo siento, debiste haberlo dicho antes-

-¡Como que debí haberlo dicho antes!- la cabeza de Misao creció al doble de su tamaño y la chica poseedora de las dos espadas se hizo hacía atrás sonriendo nerviosamente.

-Bueno, lo siento-

-¡Eso no basta!- la chica iba a seguir con su repertorio de quejas pero un agudo dolor en el hombro la hizo doblarse.

-¡Oh!, había olvidado eso- Tami se acercó a Misao y la hizo pasar un brazo sobre sus hombros –Lamento haberte lastimado, en estos días es difícil confiar en la demás gente-

-No hay cuidado- la joven ninja volvió a ahogar una exclamación de dolor y cojeando empezó a seguir a la chica.

-Eres una buena ninja-

-Hablando de eso ¿Por qué usabas kunais en lugar de las espadas?-

-Si peleas con ninjas algo de ellos se te pega, además- su rostro se ensombreció –Los ninjas de Káiser buscan a una chica que pelee con espadas, intentó pasar desapercibida-

-Pues no lo logras con esas dos cosas al cinto- aclaró Misao señalando las dos hermosas empuñaduras con dragones que la chica llevaba a la cintura.

-Bueno, quizás tengas razón pero también es cierto que ellos buscan a alguien que utilice la técnica Hiten y yo ya no la uso-

-¿Entonces?- Misao parpadeó confundida y la chica le sonrió de vuelta.

-Estas dos espadas son llamadas dragones, el rojo tiene un filo endemoniado, el azul…-

-Con el que me pegaste- gruñó la ninja.

-Sí ese, bueno ese no tiene nada de filo por ningún lado, juntas esas dos espadas hacen un estilo de combate llamado Ni-dra o doble dragón, ahora es lo que uso-

-¿Y con eso dejaran de perseguirte?-

-Lo dudo- la chica dejo escapar un suspiro mientras seguía jalando a Misao –Pero es mas fácil que intentar seguir con el Hiten Mitsurugi, esa si que es una técnica difícil-

-Ni que lo digas-

-Te curare en mi casa y luego intentaremos buscar a tus amigos ¿Bien?- la chica asintió con la cabeza.

-El maestro me dijo que vendrían, lamento mucho haberlos metido en esto-

-¡No hay problema!- Misao alzó dos dedos haciendo la señal de la victoria –Después de todo en vez del Kenshin-gumi deberían llamarnos "busca problemas-gumi"-

-Ahh…- una gota de sudor apareció en la cabeza de la joven espadachín, no entendía muy bien eso del Kenshin-gumi pero mejor sería no preguntarle.

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Sanosuke y Kenshin se despertaron antes que el resto y notaron con creciente preocupación que Misao aún no regresaba a la posada.

-¡Esa comadreja tonta!, Kenshin, déjame ir a buscarla, seguro ya se metió en problemas-

-Mejor la busco yo y tú esperas a que se despierte la señorita Kaoru ¿si?- Kenshin cerró los ojos sonriendo de medio lado, perfectamente bien conocía el sentido de la orientación de su compañero.

-Bueno… ¡Pero no te tardes!-

-Seguro- y esas habían sido las ultimas palabras que había cruzado con el pelirrojo, antes de correr a la habitación de sus amigos y despertarlos con sendos almohadazos en la cara.

-¡Sanosuke cabeza de chorlito!, ¿Qué se supone que estas haciendo?- Kaoru montó en cólera, no era de caballeros despertar a las damas de esa forma tan brutal.

-Si cabeza de pollo déjame dormir- Yahiko se removió entre las sabanas, no quería levantarse, estaba aún muy cansado por la caminata del día anterior.

-¡No entienden, lo que sucede es…!-

-Señora Nabiki , los ninjas de Káiser…¡Están a la entrada de la aldea!. ¡Van a atacarnos!, y son… demasiados.-

-¿He?- Sanosuke ladeó la cabeza, no, lo que él iba a decir es que la comadreja estaba desaparecida.

-¡¿Ninjas?!- Yahiko se puso en pie de un salto.

-¡Vamos debemos ayudar!- Kaoru ya había cogido su shinai y corría en dirección a donde había oído que llegaban los ninjas.

-Pero… esperen…- Sanosuke sin saber que hacer apretó los puños, bueno, la búsqueda de la comadreja tendría que esperar, dándose la vuelta corrió tras sus amigos.

…….

..

.

Kenshin había seguido un rastro de sangre y pelea a las afueras de la aldea y siguiendo con mucho cuidado las pistas había llegado a una enorme casa que increíblemente (dado su enorme tamaño) estaba bien oculta entre los árboles y a la cual solo se podía llegar por un sendero.

Temiendo por la seguridad de Misao el joven corrió rápidamente hacía el lugar pero antes de que pudiera tocar a la puerta…

-¡Himura!- Misao se lanzó en un abrazo quebranta-huesos hacía su amigo y lo tumbó al suelo sonriéndole feliz -¿Adivina que?, ¡Encontré a Tami!-

-Señorita Misao, esta herida- el joven señaló su hombro vendado y aún sangriento a lo que la chica hizo un gesto vago con la mano.

-No te fijes en pequeñeces-

-Usted debe ser Himura- una chica de piel morena y largo cabello negro le sonrió divertida al hombre que seguía tirado en el piso.

-¿Señorita Tami?-

-Lamento que se hayan visto enredados en esto- la joven ayudó a Kenshin a incorporarse –No era mi intención-

-No se preocupe- Kenshin asintió al tiempo que en su mente se decía que para ser una estudiante de Hiko la chica se veía aún muy joven.

-Himura ¿Dónde están los demás?-

-A sí ellos…- el pelirrojo puso ambas manos tras su nuca –Creo que…- pero no pudo continuar, corriendo a todo lo que daban sus ya viejas piernas una mujer se acercaba a la entrada principal.

-¿Un enemigo?- preguntó Misao frunciendo el ceño.

-No- Tami dio un paso adelante -¡¿Qué pasa señora Nabiki?!-

-¡Tami hija, los ninjas, en la aldea, los ninjas!-

La joven se quedo helada por un momento y después sin acto previo se dio la vuelta y empezó a correr a la aldea, Misao y Kenshin siguiendo su pensamiento también echaron a correr, si los ninjas estaban en la aldea, si ya habían llegado… los puños del joven pelirrojo se apretaron con tanta fuerza que casi se sacó sangre.

La cruel verdad se presentó ante sus ojos cuando llegaron y vieron una gran cantidad de casas destruidas y muchas personas tiradas en el suelo gimiendo de dolor.

-¡Demonios, no!- la joven de pantalón negro hecho a correr hacía las ruinas de las que anteriormente habían sido las casas de su aldea.

Misao y Kenshin por su parte empezaron a buscar rápidamente a sus amigos, si habían sucedido problemas era seguro que esos tres estarían en medio del caos, pero pese a sus esfuerzos no los encontraban por ninguna parte, Kenshin empezó a desesperarse ¿Por qué no aparecían?, estaba a punto de echar una ojeada a la posada cuando Misao lo llamó apurada.

-¡Himura, Himura por acá mira!-

Kenshin llegó corriendo y vio que debajo de un techo derrumbado se encontraba una persona, con la ayuda de Misao levantó los escombros y se dio cuenta con sorpresa que se trataba de Sanosuke quien llevaba en brazos el cuerpo desmayado de Yahiko.

Al ver el estado del guerrero Misao tomó a Yahiko en brazos como pudo y salió corriendo para llevarlo al medico, Kenshin por su parte ayudó a Sanosuke a mantenerse en pie, pero el joven se dobló y se dejo caer con la mirada perdida en la nada.

-No te preocupes Sano, todo estará bien, salvaste a Yahiko, no importa si no los pudiste detener- Kenshin puso una mano sobre el hombro de su amigo intentando animarlo pero el joven al sentir el contacto desvió la vista y se zafó rápidamente.

-No, no entiendes- el joven apretó los puños con frustración y arañó el suelo con sus manos como si estuviera sumamente enojado consigo mismo, Kenshin podía sentir el dolor y la impotencia emanando de su amigo, nunca lo había visto así, sin saber que hacer volvió a poner su mano sobre su hombro y se puso en cuclillas para estar a su altura.

-Sanosuke… mírame, dime que paso- el joven guerrero levanto sus ojos hacia los violetas de Kenshin, la culpa estaba reflejada en ellos.

-Yo, yo…. Deje que se llevaran a Kaoru-

Notas de Okashira Janet: ¡Hola!, bueno como lo dije al principio esta es una re-edición, todo empezó porque buscando inspiración para seguir con mi fic "De cuando crecí" me puse a leer mis viejos fics, y fue tal el asco y la vergüenza que me causo leer éste que me dije ¡Debo borrarlo inmediatamente!, pero luego recapacite y pensé en las personas que me habían honrado mandándome sus reviews y hasta quienes pusieron esta historia en sus favoritos así que me dije ¡No, esas personas fueron muy amables conmigo, debo regresarles el favor!.

Así que me puse a tachar líneas, a crear diálogos y en fin, a hacer pedazos la versión que tenía. Al final comparando los capítulos resulta que nada tiene que ver con el original mas que la idea (que no acaba de gustarme) pero bueno.

Para el que lleve ya largo tiempo en esto de los fics debe recordar que en un principio esta historia tenía nueve capítulos, bueno, según mis cálculos se recortara solo a seis.

La verdad no espero que me manden reviews, lo único que quería era no avergonzarme de tener esta historia en mi profile je,je. Aún así si alguien se toma el tiempo de dejar un comentario estaré sumamente agradecida. Se cuidan, besos Ciao

RE-EDICIÓN 18- Julio- 2008- Viernes