LOVESICK
- Al parecer estás enfermo del corazón. Los infartos dan por querer demasiado - dijo Dr. Mario mientras se quitaba escrupulosamente los guantes y hacía a un lado su estetoscopio - No te rías, Roy, en nuestro mundo todo es causado por cosas cursis. Las enfermedades VERDADERAS no existen para nosotros. Así que tranquilo, nada malo pasará. Ya, cállate. No te rías.
-Je, je.. ay doc -dijo Roy mientras secaba una lágrima de su ojo - ¿Querer demasiado? ¿Are you crazy? Jaja, ROY no querer a NADIE. Solo a mi mascota. Yoshi.
-Yoshi no es tu mascota, amigo. Ya supéralo. -Dijo Mario con un gesto de desaprobación.
-Pues le gustan mis manzanas. Me ama. -Contestó Roy, refunfuñando. -Y gracias. ¿cuánto te debo?
-No es nada, Roy. Solo lárgate de aquí. -Suspiró el doc mientras empujaba a Roy a la puerta - No olvides tomar un tecito de cascarón de Koopa todas las mañanas, y pronto esos ataques al corazón desaparecerán.
Roy no podía dejar de pensar en todas las "tonterías" que el doc decía. ¿Cómo podían ser así de estúpidos todos los que le rodeaban? ¿Cómo podían creer que su mundo era lo único que existía? ¿Cómo le hacía Yoshi para meterse hasta 5 manzanas en la boca? Tantas interrogantes lo marearon y decidió irse a dormir.
Mientras tanto, en el jardín mágico de la eterna alegría, Yoshi recogía manzanas mágicas, doradas, crujientes del árbol sagrado, mientras el resto de los smashers danzaban tomados de las manos alrededor de una pequeña fogata que alumbraba en derredor. Emocionado, buscó a Roy con la mirada... hasta no encontrarlo. Una vez más se sintió decepcionado de la maldita vida. Su nuevo amigo resultó ser un antisocial y malvado espadachín sin sentimientos por él y sus manzanas. Una lágrima cristalina rodó por sus mejillas, hasta que Yoshi recordó que no tenía mejillas, y empezó a reír.
De pronto... en taparrabos, apareció Ganondorf, danzando como un indio aborígen en pleno sacrificio al rededor de la hoguera, mientras el resto reía embrutecido por el bello y delicado acto de Ganon. En realidad, le estaban tomando fotos ridículas para posteriormente, etiquetarlo en FACEBOOK.
Roy observaba por la ventana esa calamidad. Todos ellos tan divertidos, y él, ansioso por conocer algo nuevo y diferente. Y llevaría a Yoshi consigo. Sí, eso haría. Emprendería una nueva aventura.
A escondidas, recorrió la mansión, hasta que encontró el cuarto que buscaba: La cámara de los deseos. Aquella puerta oculta lo llevaría a donde él quisiera, y no iba a desaprovechar la oportunidad. Chifló su silbato de oro para enviarle una señal a Yoshi, y acto seguido, el pequeño dinosaurio estaba a su lado, dispuesto a acompañarlo como perro fiel en su aventura.
-España - dijo Roy
-Yoshi - respondió temeroso el dino.
-Ajá, amigo.- Y con su espada partió una manzana dorada en dos, en señal de la eterna amistad con Yoshi.
Nuevas aventuras esperan a nuestros amigos.
