[Reedición 2016]
Finalmente puedo editar éste pequeño, que cabe decir es de mis favoritos para 5D's. ¡Agradecimientos a todas las personas que leyeron y dejaron comentarios! En serio, muchísimas gracias.
Aclaraciones: Yu-Gi-Oh! 5D's y sus personajes pertenecen a Kazuki Takahashi. Ésta historia se hace sin fines lucrativos. Gracias!
Rosa carmín
Sencillamente, la triste mirada de Aki le provocaba malestar —profundo malestar—. Desde la Fortune Cup había sido así, a pesar de que en ése entonces ni siquiera eran amigos. Un inusual suspiró escapó de sus labios, captando la atención de su compañero.
— ¿En qué piensas? —cuestionó Bruno.
—No es nada.
— ¿Estás seguro? —insistió—, ni siquiera hiciste caso cuando Jack dijo ir a Blue-Eyes Mountain y Crow fue a alcanzarlo para que no malgastara el dinero.
— ¿En serio? —Yusei lo miró con confusión—. No importa… sigamos con el mantenimiento.
— ¿Seguro que no estás enfermo? —el peliazul se rió—. Ya terminé con el mantenimiento, incluso eché un vistazo a la D-Wheel de Aki.
—Ése es mi trabajo —replicó un poco serio.
—Su D-Wheel está en perfectas condiciones. Se nota que tanto tú como ella se esfuerzan para que esté así.
El moreno sonrió sutilmente.
—Qué bien —contestó.
—Además, si llegara a estar en peligro seguro tú la salvarías —Bruno añadió pícaro.
—Eso es obvio —afirmó con el entrecejo fruncido. Había captado el doble significado detrás de las palabras de su amigo—, si cualquiera de mis amigos estuviera en peligro no dudaría en salvarlo.
Bruno movió las manos frente a su pecho y retrocedió un par de pasos, en un intento por señalar su derrota. Nadie quería ver a Yusei enfadado, más porque nadie sabía cómo reaccionaría exactamente.
—Esto no es un asunto de inminente peligro —Bruno volvió a hablar—, pero sabes, Aki se siente mal.
— ¿Cómo sabes eso?
—Escuché por casualidad cuando se lo decía a Carly —respondió—, quizá puedas hacer algo al respecto.
— ¿Propones algo?
—Podrías obsequiarle algo… —torció los labios en un gesto torpe—, creo que a las mujeres les gustan ésas cosas. ¿Qué es lo que le gusta a Aki?
Yusei llevó la mirada hacia el techo, haciendo memoria.
—Lo que le gusta a Aki…
ɞ
Izayoi dio un largo suspiro, producto del aburrimiento que se apoderaba de ella.
En días como ésos en los que no tenía que ir a la Duel Academia y Yusei y los demás se dedicaban a reparar cosas era cuando más suspiros soltaba, de acuerdo a su propio razonamiento. Meneó la cuchara dentro del café para después dar un pequeño sorbo.
— ¡Vaya! Jack tiene razón —se dijo a sí misma—, éste café sabe bien.
Instintivamente llevó la vista al Poppo Time, era un poco fantasioso desear que Yusei pasara por ahí. Resopló molesta después, incluso si no lo veía en persona ya se le había hecho costumbre ver su rostro en donde fuera, después de todo era el King de Neo Domino.
— ¡Ya! Izayoi Aki, deja de ser así —se regañó, antes de llevar la taza a sus labios de nuevo.
Lentamente cerró los ojos, escuchando calmadamente el ir y venir de las personas, ¿cuántos la estarían viendo con rareza por hablar sola? Un par de segundos después, unas botas acercándose hasta ella lograron inquietarla.
—Aki —la llamaron.
Inmediatamente abrió los ojos.
—Yusei —respondió por costumbre—, ¿qué haces aquí? Se supone que estarías con Jack y con Crow.
—Volveré con ellos enseguida —respondió un tanto incómodo—, sólo pasé a darte algo.
— ¿Qué cosa? —preguntó con confusión.
El moreno llevó la mirada hasta su propio regazo. Poco a poco los ojos de la pelirroja se fueron iluminando con un tono rojo… proveniente de la bonita rosa que Yusei le extendía, avergonzado y totalmente incómodo por las risitas de los que pasaban por ahí.
— ¡Yusei! —exclamó emocionada, tomándola.
A Aki realmente le gustaban las rosas de todos los colores, desde pequeña en el gran jardín de rosas blancas de su casa hasta en el Movimiento Arcadia con las rosas negras; pero en ése momento la única que le gustaba era la que sostenía en sus manos. Firme pero con temor a destruir.
La que Yusei le había obsequiado.
— ¿Te gustó…? —Yusei preguntó, con una sonrisa cálida.
—Muchísimo.
—Me alegra oírlo.
— ¡Yusei, Izayoi! —la voz demandante de Jack se escuchó fuera del Poppo—, ¡dejen de perder el tiempo y vengan de una vez!
— ¿Nos vamos entonces? —el moreno volvió la mirada a Aki.
—Sí —asintió.
¿Cuánto vivían las rosas? ¿Un par de semanas acaso? Porque por dentro esperaba que al menos ésa fuera eterna.
