Disclaimer: Tú (si, tú, querido lector que utiliza sus ojos para decodificar estos símbolos y darles un significado gracias a su orden), tu posible perro, tu posible gato, todo lo que ves y verás me pertenece. Pussia y Lovino son míos, al igual que todos y cada uno de los personajes que existen este mundo, son míos. Ok, no… Obviamente nada de esto me pertenece. ¿Por qué? Porque es un fanfic, si fuera original sería un fic y no estaría aquí. Así que aprovecho el prologo para dejar este disclaimer –que no pienso poner en ningún otro capítulo-. Perdón por mis bruscas palabras, pero tenía que decirlo. Las notas de autor están al final.
Prologo: Reconociendo que hay un problema
- ¿Se puede saber por qué diablos hacemos aquí? No es como si nuestros problemas fueran una cosa pública que daba saber todo el maldito mundo, Alemane di merda… -Una voz se quejaba, detrás de la puerta de roble. Solo se podían ver sus dos siluetas a través del vidrio opaco, que daba cierto ambiente de 'teatro de sombras'.
- Es una terapia de parejas, que el increíble yo, ha decidido tomar. –Replicó una voz prepotente, soltando una especie de risa extraña que sonaba más como 'Kesesese' que como 'jajaja', lo que debería ser una risa… normal-.
- Dio caro Benedetto… -Se quejó el de estatura más baja, cruzándose al parecer de brazos, y moviéndose de manera que su peculiar rulo se pudiese ver.
La otra sombra, por su parte, tomó su mentón de forma algo repentina, levantándolo. El psicólogo, observaba con bastante curiosidad a la extraña pareja por el otro lado del vidrio, preguntándose cuando entrarían. Aunque en su opinión, era una escena bastante interesante. Si no fuera por las palabras que emitían, se podría ver como una romántica y hermosa escena (sobre todo porque no se escucharían las obscenidades que salían de la boca del más bajo). El psicólogo retomó su observación, dejando su imaginación de lado y observándoles, curioso. Cuando por fin les vio acercarse, estando a escasos milímetros de sus labios sus ojos se llenaron de esperanza, estaba prácticamente grabando la escena para cambiarle el audio más tarde, pero un peculiar grito se escuchó, seguido de el sonido de un golpe y otro grito de dolor… ¿De dónde diablos salían tan extraños pacientes?
- ¡CHIGIII! –Gritó el de menor estatura, nuevamente-. ¿Qué mierdas crees que haces, pedazo de idiota? ¡Sabes que no me gusta que montes tus escenitas en público!
- Lovi~ Pero estamos casados… ¿Qué tiene de malo un beso con el increíble yo? –Dijo reponiéndose del golpe, abrazando al otro, inmovilizándolo. El psicólogo imaginó que el más bajo estaría sonrosado.
- D-déjate de pendejadas… -Murmuró, forcejeando para soltarse de su agarre-. Ya tenemos que entrar.
- ¿Ves? No puedes negarte a una persona tan genial como yo, por eso, cuando te pedí que te casaras conmigo, no pudiste decir que no~ -Afirmó en tono triunfante-.
- ¡No jodas! ¡Nunca acepté a la primera, creído bastardo!
Nuevamente, replicó el menor. El más alto, soltó otra risa particular e hizo una especie de gesto con la mano que indicaba al otro que dejara de decir 'tonterías'. Finalmente, los dos extraños mostraron la cara, siendo la puerta principal, abierta sin previo aviso. Un chico albino con dos rubíes por ojos y cabello platinado se identificó rápidamente como el más alto de los dos, tenía facciones muy masculinas, aunque sutiles y delicadas, 'sexy y masculino', fue como lo definió el psicólogo. Bajó sutilmente su mirada, para ver al más bajo, tenía cabellos castaños, algo oscurecidos y con un toque algo rojizo, sus ojos parecían dos violentas esmeraldas, afiladas para clavarse despiadadamente en su víctima, sus rasgos físicos eran más delicados que los del otro, y seguro se vería mucho más hermoso si no fuera por aquél entrecejo fruncido, 'tsundere y violable', fue como lo definió el psicólogo mientras una sonrisa sacarrona y pervertida se dibujaba en su rostro, harían un buen trío…
Por otro lado, mientras el psicólogo fantaseaba con rosas y los tres jugando algún rol bizarro, los otros dos le observaban fijamente, sentados en el mueble blanco frente al hombre. El albino tenía una mueca de desagrado dibujada en el rostro, ¿en qué pensaba para no saludarles? No, mejor dicho, '¿en qué piensa para no haber saludado al increíble yo?', se dijo a sí mismo, aclarando su garganta para advertir SU 'increíble' presencia. Y justo al lado de él, el italiano de menor estatura observaba al Prusso, como diciendo 'seguro está pensando en sí mismo', mientras observaba con desconcierto a su psicólogo, con una explícita molestia en la cara…
- ¡CHIGI! ¿PODRÍAS DEJAR DE VIOLARNOS CON LA MIRADA? –gritó el italiano, harto de aquella incomodidad y del poco disimulo de la mirada del rubio frente a ellos-.
- Ya, ya~ Hieren mis sentimientos… -murmuró en tono melodramático, solo logrando conseguir una mirada furtiva del ojiverde y una risa pícara del otro, que comenzaba a abrazar a su pareja de forma protectiva mientras su ego incrementaba-. Ahora, ¿me pueden decir por qué han venido aquí? Aunque sería mejor que se presentaran, quiero saber sus nombres~
- Yo soy el asombroso Gilbert Bielchsmith, y apuesto que no hay nadie más asombroso que yo en este mundo –dijo en tono orgulloso, como si estuviera felicitando a alguien por haber hecho algo fantástico-. Y él, es el ser más afortunado del mundo por casarse con ore-sama, Lovino de Bielchsmith~ -Volvió a reír de esa forma tan extraña, dedicándole una mirada pícara a SU italiano, el cual se sonrojó levemente ante lo último-.
- Ah claro, el burro por delante, idiota… -Murmuró el italiano, entornando los ojos ante el discurso del peliplata-. ¡Y soy VARGAS, Vargas pedazo de idiota!
- ¿Qué insinúas Lovi~? –Preguntó acercándose peligrosamente a él, pero separándose por un empujón-. ¿Acaso se te olvida que te casaste conmigo y tu nombre cambió?
- Alemane di merda… -Musitó el otro, quejándose y maldiciéndolo en silencio-.
- Bien, es un placer conocerlos a ambos. Yo seré su psicólogo, Francis –sonrió el rubio, acomodando su cabello y anotando un par de cosas en su libreta-. Ahora, ¿Por qué están ustedes dos aquí? –Preguntó mientras se reclinaba hacia un lado-.
- Para lo mismo que todas las parejas, stronzo… -se cruzó de brazos, escuchando la risa del otro en su oído-.
- Ahora, vamos a comenzar con una simple y sencilla pregunta… ¿Cómo se conocieron?
Ambos chicos reaccionaron de maneras distintas, uno sonriendo y el otro sonrojándose, mientras discretamente se apegaba más al albino. Se habían conocido hace bastante tiempo y habían tenido un casamiento prematuro y precipitado. Habían sucedido tantas cosas en aquél entonces… ¿Quién diría que el prusso terminaría robándole el novio a su mejor amigo y que el italiano se enamoraría del mejor amigo de su novio, que por encima de todo, era un detestable alemán? Pero cada uno, tenía su propia versión de la historia…
N/A: Éste es solo el capítulo introductorio de lo que será el resto. Lo pienso hacer de aproximadamente unos 8 capítulos. Seguro lo notaron o no ahora, o quizá lo notarán luego, pero el fic está inspirado en la película 'El sr. Y la sra. Smith'. Así que podrán encontrar algunas similitudes en la trama. Sigue el mismo curso de la historia, solo que con nombres diferentes, narrado de formas diferentes y con sucesos ligeramente alterados. Les prometo algunas risas y quizá~~ algo de lime o lemon en el próximo capítulo. Y a las fans de RomanoxSpain, LES ALCARO, que yo también soy una de ustedes, pero me gusta mucho RomanoxPrussia y vamos a ser sinceros, Antonio no entra bien en este fic como pareja de Lovi, no sería tan genial… El es más… para temas románticos/pedofílicos/lemon/adorables.
