Cosillas a tener en cuenta antes de leer:
Nada de esto me pertenece.
Agradecimientos enormes con morreos y abrazos orondos y redondos a Metanfetamina por su revisión, lectura y corrección de faltas casi orcográficas.
La muerte es una gran aventura.
Albus Dumbledore.
Daría lo que fuera por un nuevo par de calcetines y un caramelo de limón. No, en serio, en los últimos segundos de su vida, mientras cae por la sucia torre de astronomía y se percata de que Filch no trabaja tanto como debería, daría lo que fuera por tener los pies medianamente calientes e irse con un buen sabor de boca. Dulce y agrío, justo como él.
Y es irónico, piensa, que después de haberse pasado toda la vida siendo una de las mentes más poderosas del mundo mágico, su último pensamiento sea tan simple.
Calcetines y caramelos de limón, recórcholis.
Sirius Black.
No me jodas, morirse por caerse por un velo, hostia puta, seguro que James se está descojonando. Qué muerte más poco masculina, joder.
Lunático nos explicaba que cuando se transformaba en lobo, los segundos pasaban como horas; nunca le hacíamos ni puto caso y no creíamos ni una sola de sus palabras. Pues verás cuando se muera: esto es eterno, colega, eterno. Y horrible: ver los dientes de Bella a cámara lenta mientras se ríe y parece un tiburón a punto de devorar a una pobre bañista indefensa me hace pensar que en la guarida de Voldemort todos necesitan una buena limpieza bucal.
Bueno, Snivellus, no, ese necesita una limpieza completa. El muy cerdo.
Severus Snape.
Este es su jodido momento, el momento dramático y espléndido en el que todo el mundo se da cuenta de su maravillosa bondad retorcida y de que ha amado a Lily por toda la eternidad al salvar al zoquete de su hijo.
Jódete, James Potter, yo gano.
Y en el mismo épico y glorioso momento en el que le pide a Harry que lo mire por última vez para recordar los ojos de Lily, sin pararse a pensar en lo gay que esto resulta, Severus Snape piensa: Harry James Potter, el niño que sobrevivió demasiadas veces, tiene legañas. LEGAÑAS. Y antes de que pueda pararse a procesarlo, va y se muere.
Fred Weasley.
Curiosamente en lo último que piensa Fred Weasley cuando muere es en algo gracioso, piensa en los labios de Angelina antes de besarlos, en la risa de George, en las pecas de Ginny y en el estofado de su madre. Piensa que Percy sigue siendo retrasado, pero que es un buen retrasado, que espera que su padre al final no se electrocute y que Ron seguirá siendo el mejor segundón que ha existido jamás. Piensa que no ha visto a Charlie montado en ningún dragón, ni le ha robado el pendiente a Bill. Piensa que no se arrepiente de nada. Piensa que qué putada eso de morirse.
Y luego ya no piensa nada.
