Hola!!! Antes de empezar quiero presentarme mi nombre es Yumeshi Kayako tengo 19 años y amo el yaoi, jejeje creo que eso me describe muy bien.
Este es el primer fic de Bleach que hago desde vi esa serie me dije: tengo que escribir algo yaoi de ello, y bueno, aquí esta n.n
Ichigo e Ishida son mis personajes favoritos y a vista de que no hay muchos fics de ellos pues mi pervertida cabecita pensó que ya era hora de hacer algo jejeje
Espero les guste mucho y me dejen muchos reviews (n.n claro si se puede)
Ya lo dije pero si no queda claro este es el ichigoxishida con mucho pero mucho yaoi así que si no les gusta el género, pues ya conocen la salida (aunque les recomiendo que se queden el yaoi es genial!!!)
u.u me gustaría que los personajes de Bleach fueran míos, pero son de Kubo-sensei así que me conformo con hacer fics muy pervertidos de ellos jejeje
Ahora chi…cooooooooooooooooooooomenzamos!
You aren´t alone
Capítulo uno
En una noche oscura
Las personas que habían acompañado el sepelio se dispersaron en cuanto la noche se desplomó, todo parecía tan calmado, únicamente el brillo de la cruz en medio de la colina le regresaba un poco de vida a la melancolía de la oscuridad del cementerio.
Muy a lo lejos las luces del pueblo tintineaban como luciérnagas, la luna jugaba a esconderse entre las nubes mientras las estrellas competían con las luces del pueblo; todo estaba en paz, como si la muerte de una persona se borrara con la brisa del viento.
La gente regresaría a su vida cotidiana, las estaciones continuarían su camino y solamente para aquel que la amó lo suficiente el vacío quedaría marcado en su corazón como una dolorosa llaga. Sería el único capaz de recordar a la persona bajo aquella cruz al pasar el tiempo, por más largo que fuera este. Pero¿Sería capaz de dejar que la muerte se la arrebatara?
-Hime…-su piel blanca brillaba con la luz lunar, sus profundos ojos se veían sumidos en la soledad y el dolor de la despedida. No quería dejarla ir, no lo permitiría.
Era lo que la gente conocía como caminantes nocturnos, seres de la sombras condenados a la eternidad y a la soledad; no tenía esperanza hasta que ella llegó y la oscuridad desapareció, pero todo había terminado y las sombras volvían a rodearle sin ser capaz de resistirlo.
-No te dejaré morir- susurró cuando su pala comenzó a cavar- no te dejaré ir.
-¡Detente!- una voz firme le distrajo, no volteó aunque sentía el resentimiento de aquel que le hablaba- ¿Qué piensas hacer?
-¿No es obvio?- frialdad y tristeza, apretó con fuerza la pala y volvió a su trabajo.
-Ella no querría esto- la voz se acercaba como si se tratara de un animal pequeño.
-No dejaré que se vaya, existe una oportunidad…
-¿De condenar su alma?- sentía pena por el joven, pero sus acciones merecían ser detenidas-¿Eso quieres para ella?
-Pero…-su voz se entrecortaba, no la volvería a ver¿Cómo resistiría la eternidad así?
-Tú sabía que no tenían futuro, algún día se separarían.
-¡Pero no de esta forma!- soltó el llanto, se fue desplomando apenas sosteniéndose de la pala; sentir con sus manos la sequedad de la tierra le destrozaba el corazón, se preguntaba como estaría ella ahí abajo. "Hime,Hime" resonaba en su cabeza.
-Sé que duele…
-¿Qué puedes saber?- se levantó y con pasos cansados se alejó rumbo a la oscuridad del bosque.
-Uryuu…
-No volveré aquí jamás…-su silueta se disolvió y no se le vería en ese país durante muchos siglos.
-No creo que pedas cumplir esa promesa…
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-¡Vampiro!
-¿Qué dices?
-¡Se trata de vampiros Tatsuki!- Orohime desbordaba energía, movía los brazos moviendo hacia todos lados el periódico y un libro pequeño con motivos góticos.
-No digas locuras- Tatsuki le contestó con calma, sabía que su amiga era muy impulsiva y llevaba años obsesionada con lo sobrenatural, así que se le hizo lo más natural que ligara la última noticia de la cuidad con esos seres.
-¡Tengo que verlos!- se sentó en el pupitre de al lado, sonreía alegremente.
-¡Ni hablar Orohime!- le dio un pequeño golpe en la cabeza como reprimenda-¡En muy peligroso, ni se te ocurra salir por la noche tú sola!
-¿Pero no crees que esa chicas con marcar raras en el cuello se deban a un vampiro?
-¡No me refiero a eso!- tomó el periódico y señaló la primera plana de la cual su amiga ni tenía noticia-¡Hablo de esto!
La chica de cabello naranja miró embobada la hoja, en ella un gran encabezado decía: "Masacre de media noche, cuerpos descuartizados inundan la cuidad", una morbosa foto lo acompañaba.
-Hay un loco suelto por ahí, así que no se te ocurra merodear- hace años que Tatsuki se dedicaba a proteger a su amiga.
-¡Tal vez lo mejor sería que pasaras la noche en mi casa!- Chizuru saltó sobre Orohime y en un instante la rodeó con un fuerte abrazo mientras le hablaba seductoramente- yo te cuidaré muuuy bien.
-¡Orohime no seguirá tus pasos!- aquella forma de se de la chica de lentes desesperaba a Tatsuki.
Cuando la interminable batalla entre Tatsuki y Chizuru comenzaba la puerta de salón se abrió de par en par.
-¡Bueno días Kurosaki-kun!- Orohime llamó al joven quien apenas volteó a verla con poco interés, se le veía cansado y distraído.
-Inoue, hola- alzó su mano para cubrir un bostezó.
-¿Estas bien, Kurosaki-kun?- a la chica le gustaba y siempre se había mantenido al tanto de él.
-Solamente un poco cansado-bostezó de nuevo.
-¿Cansado, eh?- una risita de complicidad salía de los labios de Asano para molestia de Ichigo-¿No será por una chica?
-¡Oh, vaya, felicidades Ichigo, por fin lo hiciste!-secundó Kojima con aplausos que estaban mermando la paciencia de su amigo.
-Déjense de tonterías- se limitó a decir mientras se acercaba a su asiento y saludaba a Chad.
En ese momento su maestra entró y las clases comenzaron como siempre, aunque la mente de Ichigo apenas si se enteraba de lo que pasaba, miraba al frente y apuntaba lo que aparecía en el pizarrón como si nada, pero en el fondo los recuerdos de la noche anterior no lo dejaban en paz.
Nada tenía sentido por más que recordara lo que pasó.
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Anoche estuvo el cielo completamente despejado, la luna se veía, debo admitirlo, hermosa como todas las estrellas que la acompañaban; era bastante relajante. Regresaba tarde de la escuela porque había estado estudiando todo el día en la biblioteca para el examen de mañana, no tenía humor para reprobar y que después los instructores me lo echaran en cara.
Caminaba ensimismado, noches como esas me recuerdan lo diferente que soy de los demás, no me refiero al color de mi cabello, sino a ese don, si es que lo puedo llamar así.
Ver fantasmas y seres sobrenaturales es algo que tal vez a muchos fascinaría, yo puedo hacerlo, pero no me causa la mayor emoción, aunque, a veces me causa cierta nostalgia esos espíritus que vagan por el mundo.
¿Y porqué esa noche me recuerda este tipo de cosas? Porque era una de esas noches donde no me topo con nada extraño ¿Quién diría que las cosas darían un vuelco inesperado?
Estaba cerca de casa, lo cual no evitó que me detuviera a comprar una soda en la máquina, mientras lo hacía una ráfaga de viento me causó una extraña sensación, también en ese momento recordé las noticias sobre los cuerpos descuartizados encontrados hace poco, no me preocupaba por mi, sino por mis hermanas. No me perdonaría si algo les pasara.
Tomé mi mochila y continué con mi camino, entonces fue cuando lo vi. Recargado bajo la luz del poste, con una pose presumida y con unos ojos serios y arrogantes, me desagradaba la manera insistente en la que me veía, pero no tenía ganas de pelearme y menos con un chico tan extraño.
Un ruido en el callejón, gire para ver lo que pasaba y cuando regresé la mirada hacia donde se encontraba el sujeto no había nada, supuse que tal vez se trataba de alguna alma sin descanso.
Todo pudo ver terminado ahí, pude ver regresado a casa a cenar, discutir un poco con mi padre y dormir cómodamente, desgraciadamente no iba ser así.
Durante toda mi vida he visto cosas extrañas, pero esto se ha llevado el premio.
Los sonidos del callejón se acrecentaron y yo no pude evitar acercarme. Y sin previo aviso el sujeto que antes había visto era lanzado por una extraña fuerza contra el muro, era tal la fuerza que logró hacer un enorme agujero.
-¡¿Estas bien?!- corrí a ver como estaba, para mi sorpresa no estaba tan herido como hubiera imaginado, aun así se le veía cansado.
-Vete…-apenas pudo decir- no es tu asunto…
-¡Eres idiota!- no era mi asunto, pero no pretendía abandonarlo- ¡Tengo que llevarte a un hospital!
Y lo que lo atacó se hizo presente, un par de cintas blancas como tela embistieron contra nosotros haciendo un gran agujero justo a lado del chico. No lo pensé mucho, lo cargué e inmediatamente salí huyendo.
¿Un fantasma o un demonio? No tenía tiempo para preguntar que era aquello que nos estaba persiguiendo de manera tan violenta, sólo pensaba en una manera de escapar.
El chico que cargaba también me preocupaba, su respiración era entrecortada y parecía muy débil; no había tenido mucho tiempo para observarle, tenía mi edad, o eso supuse, cabello negro al igual que sus ojos. Se veía muy pálido.
Aquellas cintas iban multiplicándose al igual que los destrozos que ocasionaban, me preguntaba como las personas no se despertaban con el alboroto.
Corrí sin rumbo y pude ubicarme hasta que aquellas cosas se esfumaron en la oscuridad, todavía no me sentía tranquilo. Algo iba a pasar.
-¿Qué ha sido eso?- recargué al chico en una banca del parque donde estábamos.
-Te dije que te fueras-me contestó con un infundado rencor. Era un sujeto muy desagradable.
-¡Te acabo de salvar la vida!- lo tomé por el cuello sin pensar en sus heridas.
-Acabas de cavar tu tumba- aun no lo comprendo, pero me veía con preocupación, la misma que sentí al ver como se desplomaba sobre mis brazos.
-Debo llevarte a un hospital…
-No…
-¡¿Qué te pasa?!-logré levantarlo, me exasperaba bastante-¡Estas loco!
-Tu sangre…
-¿Eh?
Agarró una de mis muñecas, estaba sangrando (aunque yo no recuerdo en que momento me lastimé) y la llevó a sus labios. Una corriente recorrió mi cuerpo.
-¡Oye!
-Por favor…-esta vez su tono de voz no era desagradable, era dulce y sus ojos brillaban con una gran belleza bajo la luna. Como hechizado no pude negarme, dejé que tomara mi lamiera mi sangre hasta que un mordisco me apartó.
Todavía no he dejado de sentirme como un estúpido.
No logré decir algo, el sujeto me lanzó con gran fuerza al tiempo que aquellas cosas se lanzaban contra él atravesándolo.
-¡No!- su cuerpo destrozado por aquellas cosas rompió algo en mí.
-Lo siento, pero esta es mi presa- el origen de nuestro enemigo me sorprendió más, frente a mí un hombre de tez pálida cubierto por lo que alguna vez fue una yukata era dueño de las cintas que emergían de sus ropas.
-¡Maldito!- tenía tanta rabia que no pude evitar lanzarme contra él, fui recibido por esas cintas que actuaron como potentes cuchillas.
-Kurosaki Ichigo, no pareces tan fuerte de cerca…-su voz era cavernosa. No tenía ojos.
-Mi nombre… ¡¿Qué rayos eres?!
-Vampiro…-sonrió dejando ver unos enormes colmillos y luego continuó atacándome sin piedad.
No tenía a donde huir y casi no podía esquivar sus ataques. Creí que llegaba mi fin, pensé en mi madre, en el viejo y en mis hermanas. No podía morir, no podía hacerlos sufrir de muevo ¡No quería que nadie sufriera!
Siempre fui un chico rudo, no permitiría que algo así me derrotara.
Como si emergiera de alguna parte dentro de mi una gran energía me inundó, sentía el poder en cada parte de mi ser.
-Tienes un gran poder espiritual- dijo el tipo de la yukata.
Sus cintas venía hacia mí, corrí justo a ellas con lo único que encontré a la mano: una vara de madera.
Todavía no sé si fue un sueño, pero aquella simple vara se convirtió el una gran espada al momento de atacarlo.
-¡No me interesa lo que seas, pero no dejaré que lastimes a las personas!- casi podía sentir como su piel era destrozada por la gran espada.
Un grito ensordecedor fue lo ultimo que supe de aquella cosa antes de que se disolviera en la noche. Esta ven sentía gran tranquilidad.
Y volvió la angustia del chico, pero cuando quise buscarlo ya no estaba.
Tampoco la espada ni ese poder que me invadió.
Definitivamente no entendía lo que pasaba.
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-Salgamos al almuerzo Ichigo- Asano puso su cara frente a la de su amigo, quien estaba todavía en las nubes.
-¿Eh?
-¡¿A qué lo de anoche fue muy bueno, eh?!
No tardo ni un segundo de decir eso cuando Ichigo le dio un golpe directo a la cara.
-¡Mi cara!- Asano se contorsionada de manera exagerada por el dolor sin que nadie le prestara atención.
-Hoy estas muy distraído- intervino Kojima-¿No estas enfermo o algo así?
-Te ves cansado- agregó Chad.
Estaba algo nublado por lo cual muchos chicos habían preferido pasarse el almuerzo dentro del salón. Había mucho alboroto.
-Kurosaki-kun- tímidamente Orohime fue acercándose a los chicos.
-¡No te preocupes!- Tatsuki estaba sonriente, a pesar de que también el semblante de Ichigo le extrañaba- ¡Este tipo es tan bobo que ni siquiera puede enfermarse!
-Cállate- la manera de contestar del chico tranquilizó vagamente a Orohime.
-Hoy no vino Ishida- soltó Orohime con naturalidad.
-Sólo tú te darías cuenta de algo así, ese chico es tan callado que apenas si se nota su presencia- contestaba su amiga.
-¿Ishida?
-¿No lo recuerdas?- trató Kojima de ayudarle a su memoria- el del club de costura.
-No se esfuercen- Tatsuki tenía un gesto burlón en su cara- Ichigo es incapaz de recordar los nombres o las caras.
Ichigo le regresó una mirada asesina, aunque admitía que era cierto, ese nombre no le sonaba para nada.
-¿Estará enfermo?...Kurosaki-kun…
Ichigo quería poner su cabeza en orden, sin decir nada se levanto rumbo a la puerta.
-¿Tú?- estaba más que sorprendido, nunca se imaginó que detrás de la puerta aparecería el chico de anoche.
-¡Hola Ishida-kun!- las palabras de Orohime iban dirigidas al joven de cabello negro que miraba a Ichigo con seriedad.
Las cosas se ponían más confusas ¿Quién era ese tipo, acaso había estado siempre en su clase? El chico de pelo naranja quería respuestas, pero la sorpresa no lo dejaba hablar.
Ichigo no se daba cuenta que estaba tan desconcertado que sus amigos miraban con interés su expresión.
-Amo…-la voz del chico era igual que su mirada.
-¿Qué dices?- ahora Ichigo deliberaba si hacerse a un lado y salir o hablar con él.
-Amo…
Y sin más ni más, Ishida se inclinó frente a Ichigo tomando la mano de la cual había bebido la noche anterior.
Toda la atención de la clase estaba sobre ellos, gritos y comentarios de todo tipo se escuchaban claramente. Ichigo todavía estaba de una pieza, esa reacción lo perturbaba más.
-Estoy para servirte en todo lo que desees.
-¡¿Qué rayos te pasa?!- reaccionó y le retiró su mano, sus mejillas demostraban su vergüenza y su voz el enorme enfado.
Ishida se levantó, la clase no dejaba de verlos con interés.
-¡¿Es qué ya se te olvidó lo de anoche?!- alzó la voz- ¡Mi cuerpo y mi alma te pertenecen desde ahora!
Ya no podía estar más enfadado, tenía ganas de darle una paliza. Había esperado encontrarlo para recibir respuestas, no para que hiciera comentarios tan extraños.
-¡Qué bajo has caído Ichigo!- lloraba exageradamente Asano mientras todos murmuraban, Tatsuki lo veía con ganas de reírse y Orohime estaba más roja que un tomate.
-No te preocupes- intervino Kojima para complicar más la situación- nosotros no dejaremos de ser tus amigos.
Para este momento Ichigo quería morirse.
-Si amas a Ishida te apoyaremos- era el turno de Chad y como buen amigo tenía que mostrarle su apoyo.
Ahora sí se moría, no le importaba lo que pensara la gente de él, pero eso era demasiado.
-Amo…- a Ishida la situación no le llamaba la atención para nada, estaba tan serio como al principio.
-¡Deja de llamarme así!- estalló Kurosaki.
-Eres más tonto que un mono…pero eres mi amo.
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-¡Ahh, este día fue terrible!
Después del almuerzo las horas se iban volando, la tarde había caído junto con una pequeña llovizna.
-No te angusties Kurosaki-kun- sonrió inocentemente Orohime- para mañana ya se habrá olvidado.
A Ichigo y a ella les tocaba ordenar el salón el día de hoy. Se apresuraban a la limpieza, en especial el joven, que no tenía ganas de que su amiga anduviera sola por la noche.
-No sabía que…-buscó alguna palabra que no enfadara a Ichigo- tú e Ishida eran amigos…
-No lo somos- rascó su cabeza recordando al joven herido- lo conozco desde anoche, ni siquiera me había dado cuenta que estaba en la clase.
-Bueno, ustedes son muy diferentes…quiero decir, él siempre está callado, parece tan solo no tiene amigos.
-¿Tú le hablas?
-No, pero estamos en el mismo club de costura.
"Ese tipo cada vez es más raro", pensó cuando por fin el salón estaba en orden.
-Todo esta listo.
-Sí¿quieres que te acompañe a tu casa?- miró a Orohime, quien inmediatamente le desvió la mirada con cierto sonrojo.
-¡No!- sonrió nerviosamente y luego inventó una excusa sin sentido para salir corriendo de la escuela ante un chico que no entendía nada.
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"Por lo menos en casa todo estará mejor", se decía a si mismo al atravesar al puerta. También ese día se había quedado hasta tarde a estudiar, cuando llegó a casa el consultorio estaba a oscuras.
Subió las escaleras para encontrarse con una nueva sorpresa.
-¡Tú de nuevo!
Ahí estaba, Ishida Uryuu con sus ojos fríos que miraban con enfado al joven. En la tarde había estado igual, mirándolo en silencio desde su asiento. No se imaginaba la razón de su enfado.
-¡Llegas tarde!- un puño paterno iba a recibirlo cuando Ichigo le dio un gancho justo en el estómago.
-¿Qué haces en mi casa?- acaso este tipo piensa perseguirme por todas partes.
-No deberías hablarle de esa forma a tu "amigo"- una risa tipo Asano acompañaba las palabras de Karin.
-¡No es mi amigo!- sus mejillas estaban algo rojas, no podía creer que el rumor llegara a su casa.
-Hermanito…-Yuzu lo veía como si estuviera triste.
-¡No te preocupes hijo- se recuperó su padre, apoyó su mano sobre el hombre de Ichigo, hablaba con emoción- si te gustan los hombres tu familia te apoyará!
Eso le regaló otro buen gancho a Isshin Kurosaki.
-¡Dejen de decir tonterías!
-¿Podemos hablar a solas?
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En las ventanas se escuchaba el golpeteo de la lluvia acompañado por las manecillas del reloj. Eran más de las diez.
Llevaban como una hora en silencio, mirándose con desconfianza y desagrado.
-¿Quién…
-Vampiro-cortó su pregunta –eso es lo que soy…
-Pues no lo pareces- Ichigo recargó sus hombros sobre la mesa donde tenía sus libros- ¿Qué no los vampiros no pueden salir de día?
-Soy diferente…
Era en extremo complicado sacarle las palabras a Ishida.
-Pero tampoco te pareces a la cosa de anoche.
-Es diferente de mí…
La paciencia de Ichigo se iba agotando con su desesperante compañero.
Guardaron silencio de nuevo, hasta que los nervios de Ichigo estallaron.
-¡Si sigues contestando de esa manera no vamos a llegar a ningún lado!
-Yo no vine a responder tus dudas- se acomodó los lentes y dejó su lugar en la cama para acercarse a la ventana- vine a recordarte lo que eres.
-¿Tú amo?- dijo sarcásticamente.
-No, más bien un idiota.
-¡¿Qué?!- Ichigo lo iba a golpear, pero Ishida también comenzó a ponerse agresivo.
-¡Por tu culpa casi muero anoche!
-¡Yo te salvé la vida!-le tomó por la camisa acercando sus rostros.
-¡Es el colmo, esa cosa iba por ti, no por mí!
-¡Explícate!
-¡Tienes un gran poder espiritual, por eso los vampiros te buscan!
A causa de sus gritos, Karin había ido a gritarle a su hermano que cualquier cosa que planeara con su novio la hiciera en silencio.
-No puede ser…-suspiró y volvió a ponerle atención a Uryuu- ¿Eso quiere decir que la cosa que ha matado personas era eso?
-Así es.
-¿Y cómo no sé que eres su cómplice?- lo soltó, no dejaba de resultarle extraño.
-También me interesa la gente con alto poder espiritual, pero no soy esa clase de vampiro.
"Pues no ha hecho nada que lo haga ser vampiro", pensaba con incredulidad que capto Ishida.
-¡¿No me crees?! Según tu lógica de simio no se supone que debería estar muerto.
-Pues si- lo consideraba solamente un chico loco-pero…
-Argg, vaya amo que me tope, es más tarado de lo que pensé.
-¡Apareces de la nada y me llamas amo enfrente de todos!
-¿Ya no te acuerdas que me diste tu sangre?
Ichigo hizo el esfuerzo de recordarlo, aquella adorable mirada se le hizo presente.
-Cuando un humano ofrece su sangre a un vampiro este se vuelve su sirviente.
-Sigo pensado que esta loco- concluyó con simpleza, la cara de enfado de Ishida no tenía cabida- tal vez todo fue un sueño y tú eres un degenerado o algo por el estilo.
-¡Eres…!- se lanzó sobre él haciendo que cayeran sobre la cama- ¿Tampoco te acuerdas de tu poder?
-Siempre he visto cosas sobrenaturales, pero…
-Aquello también es parte de tus habilidades.
La puerta de su cuarto se abrió, el padre de Ichigo apareció, les evitaba con la mirada algo incómodo.
-Es algo tarde, es mejor que tu amigo se vaya a casa.
Inmediatamente cerró la puerta.
Fue una reacción extraña por parte de su padre, pero cuando se dio cuenta que Ishida estaba sobre él apoyando sus manos sobre su pecho sintió un raro vacío en es estomago obligándolo a separarse.
Ishida no actuó indiferente esta vez, se dio cuenta de la calidez que transmitía Ichigo, eso lo asustó. Su cara estaba roja.
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Inoue recordó una agradable canción que solía silbar su hermano, no recordaba la letra entera, pero le encantaba tararearla cuando caminaba sola.
Movía de un lado a otro la bolsa de víveres a la vez que alzaba la vista hacia el cielo, empapando su cara con las diminutas gotas de lluvia.
Esta vez atravesaba el parque para llegar más rápido a casa. Iba tan distraía que no se dio cuenta que algo la estaba observando.
continuará...
