Estimados espero que les guste el capitulo! nos vemos más abajo

Naruto y todo su mundo no me pertenece, solo lo ocupo con fines de entretenimiento.


Chocho emitió un pequeño quejido mientras el olor a sangre inundaba el lugar.

Dolor.

La habían torturado por horas, como si supiera algo.

Sonrió.

Eran idiotas, estaba claro que no iba a decir nada, llevaban meses torturándola y ninguna palabra había salido de su boca. Una sonrisa orgullosa inundó su rostro. No había dicho nada y estaba orgullosa de eso, desde hace un año que había asumido el liderazgo de su clan y había cumplido con no revelar ninguno de sus secretos.

"Somos un clan pequeño, quizás no tenemos tantos secretos o poder como los Uchiha o los Hyuga, pero nuestros secretos son tan o igual de importantes como los de ellos. Somos un clan pequeño, pero orgulloso." Recordó las palabras de su padre antes de entregarle el liderazgo y la pena la inundó completamente desde hace un año que no veía a sus padres, ni a su familia, ni a nadie. Lo más probable es que todos la daban por muerta.

Tosió sangre, y cerró los ojos con dolor. Debió haberle caso a su mejor amiga, Sarada, cuando esta se ofreció a enseñarle un poco de jutsu médico. Pero claro, ella argumentó que jamás lo ocuparía, porque nunca estaría en problemas. Que idiota era.

La sangre continuó saliendo su sistema, mientras cada vez ella se sentía más débil, se estaba muriendo lentamente. Nunca podría salir de ahí, nunca volvería a ver la luz del sol, correr por Konoha mientras entrenada con Inojin y Shikadai. Nunca más vería su ex sensei sonreír. Nunca más vería a los amaba.

Estaba jodida.

Tan jodida como su compañero de celda que hace unos días había muerto producto de diferentes torturas, ellos no discriminaban, utilizaban todos los recursos posibles, había escuchado como torturaban incluso a niños y ancianos. Estaba tan jodida, como su aldea siendo destruida por la nueva alianza Shinobi.

Malditos bastardos que tomaron un nombre tan precioso y destruyeron todo, nunca serían dignos de tomar ese nombre de la cuarta guerra. Eso no sería nunca una alianza Shinobi, un par de bastardos que mataron y quemaron todo lo precioso de las cinco grandes aldeas ninja. Todo lo precioso de este mundo.

Cerró los puños con ira mientras otro quejido se escaba de su cuerpo. Y volvía a toser sangre, pronto moriría y no había podido hacer nada para defenderlos, había fallado en su misión ninja. Se había fallado a sí misma. Qué decepción.

Personas desaparecieron, muchos torturados, fueron acabando con ellos poco a poco. Dejando lo mejor para el final. Atacaron la aldea, haciendo explotar el hospital, la biblioteca, los campos de entrenamientos eliminando a todos aquellos que pudieran impedir el daño, matando a cientos de ninjas. Allanando las casas de los clanes ninjas, llevándose a los ancianos y matando a los altos cargos ninja y líderes a los clanes de Konoha.

Todos estaban muertos. Y ella también, pronto.

Miró por la pequeña ventana de la celda, mientras algunos rayos del sol se colaban iluminando un poco el lugar. Cerró los ojos, pensó y rogó que los ruidos que venían de las celdas adyacentes a la suya no fueran de personas siendo torturas.


-Gracias por la invitación- comió un poco de ramen mirando a su amiga que estaba sentada al lado de ella con sonrisa pacífica- hace días que no comía algo decente.

-Ser líder de un clan debe ser difícil – Sarada alzó la mano para comer otro plato de ramen – yo no salgo desde la torre del Hokage excepto para ir a casa y eso que solo trabajo como Jounin.

-Menos mal que estás ahí, o sino tu sensei ya hubiera hecho un desastre de todo el trabajo del séptimo. Sé que se retiró para disfrutar de sus cuarenta en paz, pero siempre puede volver. Además, es tan guapo, cada año se pone mejor, es como el vino igual que tu padre- Chocho río al imaginar como Moegi sensei, quién era mano derecha del octavo hokage controloba todos los pasos de su loco amigo, sin ella Konoha tendría más festivales locos como el último que había instaurado, el festival de cargar al esposo, ganado todos los años por Uchiha Sakura –

-Sabes que me perturba que digas que mi papá es como el vino- Sarada miró a la morena con una gotita en la cabeza, aunque en secreto adoraba los comentarios descarados de su amiga, lograban alegrarle cualquier situación.

-¿para qué me citaste? – preguntó la Akimichi yendo al grano.

Sarada río mientras terminaba su tercer plato de ramen. Su amiga siempre tan directa.

-¿Te gustaría el 19 de enero acompañarme a un evento importante? – la pelinegra sonrió mientras la miraba directamente a los ojos emocionada.

-Eso es dentro de ocho meses, ¿por qué me los pides con anticipación? – Chocho miró extrañada a la Uchiha- Estás rara, siempre lo has sido.

La verdad es que sabía que Uchiha Sarada era la mujer más organizada, rigurosa de todas las aldeas ninja. Pero pedir que la acompañe a un evento con tanta anticipación, ya era exagerado.

-Es que es muy importante para mí, ya sabes, que estés ahí-

-Siempre es importante que este en todos lados – Chocho se río ante su egocentrismo, tenía 21 años y sus manías de niña aun no desaparecían – ya dime qué es ese evento tan importante al que quiero que te acompañe.

-El nacimiento de mi hijo, tengo un mes de embarazo- Sarada se sonrojo sonriendo alegremente- Boruto y yo tendremos un bebé.

Chocho ahogó un pequeño grito y se lanzó a abrazar a su mejor amiga. ¡Un bebé! ¡Qué felicidad!

-¡Ojala se parezca a ti!- dijo la futura tía mientras seguía abrazando a su amiga- ¡Todo es perfecto!

Al terminar la frase Chocho, ambas jóvenes se tuvieron que separar abruptamente.

Había explotado la torre hokage.


Abrió los ojos, se había desmayado, intentó llorar, pero no pudo. Por lo menos había recordado sus últimos minutos en la aldea. ¿Qué sería de Sarada? ¿estaría viva? ¿habría nacido su bebe? Tenía profundo miedo de la respuesta. Rogaba con todas sus fuerzas que su amiga estuviera a salvo.

El ruido que antes había escuchado se hizo cada vez más fuerte, cada vez más. Escuchó como abrían lentamente la celda. Escuchó unos pasos acercándose a ella. No aguantaría otra tortura, la iban a matar. Iba a morir, mierda, iba a morir.

Tal vez ya era hora.

-Chocho-

Escuchó su nombre y un rostro conocido para ella. Tan pálido como el papel y unos ojos dorados mirándola fijamente.

-¿Mitsuki? – preguntó débilmente mientras el chico la revisaba y comenzaba a curarle las heridas.

-Estas a salvo Chocho- el chico comenzó a mirarla fijamente y se dio cuenta que la mayoría de sus ropas estaban rotas, y su cuerpo tenía extrañas marcas. Esos malditos, no quiso pensar que le habían hecho a su compañera, la habían dañado de todas las maneras en que una mujer puede ser torturada – nada malo te pasará, yo te protegeré, pronto iremos con los otros-

-¿Qué pasó?, ¿cómo me encontraste?- sintió como sus heridas comenzaban a cerrar y se sintió un poco mejor.

Viviría.

-Comenzó el contra ataque Chocho- el peliceleste la miró fijamente mientras sonreía levemente- vamos a liberar Konoha.

Abrió los ojos con fiereza, esta vez no perdería.


Espero que les haya gustado este primer capitulo! es una idea nueva que se me ocurrió y espero que la disfruten leyendola como yo escribiendola!

Es un poco fuerte el inicio, pero quise que fuera de un tono oscuro y dramático!

por favor, dejen sus comentarios si les gustó la historia, y si no les gusto también dejen un comentario! es bueno saber su opinión teorías! alegran el día a unoooo y así tenemos mas inspiración para escribir sabiendo que nuestra historia es aceptada :)

nos vemos en un próximo capitulo!, no sé cuando actualizaré intentaré que sea lo más pronto posible!

ADIOSIN