Un fic largo, bueno, no tanto, pero contará de varios capítulos, momentos y tramas, esta ubicado en un AU, por lo tanto no existen los "titanes", pero habrá varias referencias a ese universo. Actualizaré una vez por semana, espero mantenerme constante :3

Dedicado: Para las personas que me pidieron un fic más largo, así que hice este, espero que les agrade, tendrá insinuaciones de alguna que otra pareja :3
Pareja:
ErenxRivaille.
Disclaimer: Shingeki no Kyojin y todos los personajes que lo conforman no me pertenecen. El respectivo dueño es Hajime Isayama.
Advertencia: Lemon más adelante. Palabras groseras y crecimiento muy rápido.

Era invierno, se sentía un frío que congelaba los huesos a todo ser viviente, la tortura de levantarse tan temprano era cada vez más insoportable para los mortales que parecían pingüinitos, con bufandas y gorros, armados como si fueran a una guerra en el polo norte, el traje de algunos incluso llegaba a dificultarles el andar, así de frío hacía, pero claro, la cara de Rivaille nunca cambiaba ante un día más de trabajo, podía estar cagado de frío, sin embargo, lo único que sucedía en su expresiva persona era hacerse una arruga más en la frente de ese un tanto amargado hombre de veintiséis años.

Rivaille, a los que algunos llamaban Levi, tenía muy buenas cualidades, era un hombre de negocios y los números eran todo el amor y el porno que necesitaba, era sencillo a su manera a pesar de ser prácticamente un genio y escalar desde lo humilde hasta cada vez más profundo en el corazón de la empresa en la que estaba actualmente con su gran manejo en las inversiones, aún así, en la oficina pocos de le acercaban, la única persona que le desafiaba era su secretaria Hanji, y, efectivamente, la única razón porque se le acerca sin chillar de miedo es porque estaba un tanto... loca. O sea, nadie en su sano juicio se metería con "el enano amargado de la limpieza". Enano el puto pene de todos esos mal nacidos, con todo y su tamaño Rivaille les da mil patadas en su trasero a esos bastardos.

El hombre de negocios se enfocaba en su trabajo...

Y allí estaba su fiel secretaria, mientras él se rompía la cabeza pensando en una cifra y un contrato que le estaban ofreciendo Hanji espiaba a los demás trabajadores como sí todos fueran unos bichos raros en cápsulas cristalinas que mirar, lo peor, es que no podía quedarse callada en lo rara que era, tenía que compartir su rareza con el mundo.

–Mira mira Rivaille... Ymir hoy está más molesta de lo común... mira ese gruñido, ese caminar rígido y molesto, los hombros moviéndose de un lado a otro... ¿sabes lo que significa mi querido Levi?–

–La regla, periodo menstrual, sangre cayendo desde el órgano reproductor femenino, como quieras llamarle.–suspiró Corporal mientras firmaba unos papeles.

–!No, te equivocas, no puedes verlo!–decía brillando en emoción como si todo fuera tan claro para ella.

–Claro que no puedo, no tengo el tiempo para ser un psicópata acosador que ama con morbo las relaciones humanas...–

–¡Te equivocas! ¡me intriga saber esto!–se defendió con supuesta seriedad.

–¿Qué es lo que te interesa? ¿el cuándo menstrúa Ymir?–alzó la ceja el jefe de la muchacha, esta frunció un poco las cejas y volvió a sonreír.

–No, no necesito saberlo, le llega a fin de mes, desde en veinticinco en adelante...–

El muchacho puso los ojos casi en blanco y se trató de concentrar en los papeles con la perturbadora afirmación de su secretaria.

–Por favor, no me digas como mierda lo sabes... no me lo digas.–

–Eres tan aburrido... allí solo, sin hacer interacciones con nadie...–la secretaria se paseaba con su libreta de apuntes psicópatas mientras se arreglaba los lentes.–Supongo que necesitas a un buen hombre que te "de"...mucho amor...–sonrió picara estilando el doble sentido por las margaritas diabólicas en sus mejillas.

–Porque aún no tenga pareja estable no quiere decir que sea un gay de closet.–

–Un gay de velador, querrás decir...–sonrió haciendo gracia de la estatura de su jefe mientras este le asesinaba de siete maneras diferentes en su mente con esa mirada de hielo–Claro jefe, usted suda heterosexualidad...yo jamás podría apostar por lo contrario...–decía de manera irónica la muchacha y miraba traviesa al jefe, según su investigación ese enano tenía que ser gay o algo similar.

–Por favor, sólo entrégame los putos papeles.–que cualquiera... si era ese tal dios en los que creen algunos... hiciera a esa chica un poco más tolerable.

La muchacha fue a una estantería cercana y tomó de manera despreocupada lo que serían tres kilos de papeles para dejarlos arriba de Rivaille, cada uno de ellos revisados a la perfección.

Quizás Hanji fuera una ociosa acosadora, sin embargo, era realmente eficiente en su trabajo, por eso y por los años de amistad Rivaille no le ha tirado del décimo piso para abajo en un arranque de furia.

–Te vas a morir solo si sigues así.–

Rivaille sólo elevó una ceja desinteresado.

–Deberías comprarte un gato...–la chica sacó una tarjeta de una tienda de animales que quedaba por allí cerca.–Al menos un perro, para no sentirte tan solo.–

Corporal si hubiera podido incendiar la tarjeta con la mirada lo hubiera hecho, lástima que no era cíclope. ¿Qué creía Hanji que él era? ¿un solterón patético que necesita un gato? él puede tener a cualquiera...pero simplemente no le duran las relaciones.

–No necesito a esos sacos de popo con hambre, me arruinarían el departamento.–

–Oh, sí... casi se me olvida ese fetiche tuyo a la limpieza.–

–Es un buen gusto.–

–¡Hahahahaha, lo que digas!–sonrió.–Iré a seguir en mi investigación, ese nuevo empleado está hablando mucho con Christa...Ymir debe sentir que invaden su territorio... ¡esto es tan hermoso!-susurró con libreta en mano para ir a espiar más de cerca.

El empresario apresó la tarjeta que le había dejado su asistente, tonterías, no necesitaba compañía, menos de una bola de pelos babosa en su pulcra casa que le mordiera los pies mientras camina y la madera fina de sus muebles, ni que decir de sus elegantes cortinas, todas orinadas y destrozadas.

Las heces que tendría que recoger, los pelos que tendría que limpiar de sus trajes, las miradas mortales de falsa pena para conseguir todo lo que quisiera sin la sanción del poderoso señor diario enrollado.

Y a pesar de ese discurso interno...

A pesar de que juro a sí mismo no pensar más sobre una desgraciada mascota...

Allí estaba el gran Rivaille, caminando en cubierto hasta la tienda de animales dos semanas después, después de unos curiosos -y adorables- vídeos de perritos y gatitos bebés optó en intentar tener uno... y si no funciona, ir de infiltrado a la casa de Hanji a tirarle a la bola de pulgas por la chimenea para abajo, después de todo era su idea, iba directo hasta allí cuando el rostro se le deforma.

Mierda, su único jefe está en la tienda, Irvin, esa única persona a la que aunque no quiera tiene que guardarle respeto y no le puede morder o amenazar con tirar del décimo piso... no, no podía mancillar su orgullo y comprar a esos animalitos de ojos tiernos, grandes y de pelaje esponjoso. No podía, al menos no con su maldito jefe allí listo para darle un discurso humillante sobre su nueva compra, dio la vuelta y reconsideró sus planes.

¿Para qué el quería una mascota? ¿por qué? es una pérdida de dinero y tiempo. No necesita al canino o al minino. No los necesitaba, si quería compañía, coquetearía en un bar, nadie se resistía a él... sentado, luego se para y una que otra mujer se ríe un poquito.

Está bien solo sin compañía molesta... siempre lo ha estado.

Se dirige hasta su casa cuando una llamada lo increpa en el teléfono con una risilla. El veintiañero saca de mala gana el celular ver de quien era la llamada, era Zoe.

–¿Ya compraste al animalito... mi pequeño Levi? te vi caminando hacia allá~ jejeje. Hacia la tienda de animales~–

Rivaille volteó hacia atrás con un rostro un tanto descompuesto ¿esa hija de puta lo estaba siguiendo? examinó, no había nadie... o era muy buena escondiéndose.

–Acosadora de mierda.–soltó de manera ácida por el teléfono.

–Vamos, sabes que quieres a uno de esos bebés... si quieres un perro, debería ser un Chihuahua o un Yorkshire terrier, ya sabes... para qué estén a tu "altura".–

A Corporal casi le dio un tic en el ojo, odiaba eso... odiaba de una manera horrible que se metieran con su altura, como si todos allí midieran un metro ochenta, quizás sí, quedó un tanto bajo, pero no es un puto duende o un gay Oomps Loonpa.

–Le pediré a Ervin que te descuente el sueldo...bastarda.–

Antes de que la chica gritara con melodrama por su sueldo, Rivaille ya había apretado el botón de la condena para cortarle. Removió un poco los hombros para quitar los nudos que sentía en la espalda, miró con decepción su caja de cigarrillos vacía para pasar rabias de Hanji, otra vez llegaría a su casa donde sólo lo esperaba una cama fría excelentemente ordenada con los estándares de una divinidad. Eso y un almuerzo preparado para descongelar.

Esperó a que el ascensor bajara y suspiró con paciencia a que llegara al décimo piso cuando iba subiendo. Con su ropa impecable con un traje negro y un maletín buscaba sus llaves entre su bolsillo para abrir la puerta, la luz estaba en el costado derecho, a penas entra a su departamento la enciende como le es costumbre.

Lo hace, prende la luz.

Los ojos de Rivaille se abren, en la boca se le hace una línea recta. Su casa está hecha literalmente un asco, llena de restos de comidas y condimentos, no se lo podía creer, le iba a dar un ataque allí mismo. ¿Quien era el hijo de puta responsable de esto? ¿quién? ¡ahora mismo lo quema!

Los ojos miraron desorbitados la casa, cuando en eso ve algo... "algo" en el sillón.

La cara de Rivaille jamás había tenido tan expresión en su vida, allí en el sofá había... un chico, un chico de unos cinco años al menos, durmiendo como si nada y hasta roncando de manera ruidosa... se acercó un poco más evitando los obstáculos demoniacos de basura y restos de líquidos que desconoce para ver si la cabeza no le estaba fallando. Pestañeó un par de veces y quiso cachetearse, el ruido hizo que el niño se removiera.

Corporal le miró curioso, pero luego, ya no sólo esa fue su expresión, un par de segundos más estaba impactado, el chico removió unas orejitas peludas y acurrucó un poco más la cola que tenía dando un gruñido.

Estaba con la ropa de un chico cualquiera, hasta parecía sólo un chico con orejas falsas, pero no, no lo eran, ese ser de allí era un maldito mutante que le acaba de destrozar la casa.

Todo debía ser obra de la maligna Hanji.

–¿Qué cojones es esto?–decía con la voz tensa.

Al lado del pequeño estaba la tarjeta que le había dado Hanji recordándole vagamente en medio de su nuevo trauma emocional el tema de una mascota.

Quizás consideró levemente el tema de una mascota... quizás un hámster o un pájaro que no cantara, tal vez hasta una tortuga llamada Magdalena, animales que no molesten en demasía. Sí, eso se imaginaba...

Quizás deseaba una mascota muy en el fondo.

PERO JODER, NO A ESA COSA.

La miró unos segundos más y en su cuello había un collar con una inscripción que decía "Eren Y."

Rivaille retiró lo dicho.

Esa pulguienta y sucia "cosa" llamada Eren.

N.A: Espero qué les gustara, los siguientes capítulos serán un poco más largos, esta es una introducción. Eren parece adorable... parece, pero ya verán que hay con este lindo "perrito" que se encontró nuestro afortunado ardiente en alegría que es Rivaille.