Disclaimer: Goldie Tremlett me pertenece a mí, el resto de las cosas que reconozcas es de Rowling.


Cómplice
(Parte Uno)


Recomendación musical: Rudie can't fail – The Clash


Recuerda su primer día de Hogwarts como si fuese ayer. 'Potter' y todo el Salón lo miraba como si le cambiase el pelo igual que a Teddy o fuese una especie de Veela como Victoire. Como si tuviese él la cicatriz en la frente y no su padre.

Con los años la reacción se ha bifurcado a hastío y a veces algo de indignación.

-No, estas buscando al otro Potter. El que tiene pelo en el pecho- seguido del 'no seas grosero, querido' y los ojos entrecerrados de Ginny.

En la familia fue automáticamente catalogado como la próxima generación de los Merodeadores, de los cuales sabe todas las historias sabidas desde que tenía pañales, solamente porque una vez se escapó de la bañera -Louis le había ensuciado toda la ropa con jugo de calabaza porque hizo que un gnomo del jardín lo persiguiera- y terminó lavándose con la torta de chocolate que la abuela Molly había pasado la tarde cocinando. Desnudo.

Pero en realidad lo que hace es ocultar la pequeña timidez, esa que lo azota cuando está con una chica o la que le cubre las mejillas de escarlata cuando hace algo que todos llaman de 'noble', para parecerse un poco más a ese primer James Potter.

(El que le llena de estrellas la mirada a su padre).

Es por eso que a veces inicia las fiestas para después irse tranquilamente al baño, sentarse en la tapa del inodoro y esperar a que pase el tiempo. Esa noche, por ejemplo, cuando atajó los setenta y seis tiros del idiota de Kirk Belby hasta que Hutcher atrapó la Snitch ganándole a Slytherin por cien puntos, bajó hacia las Cocinas a pedirle a Kreacher un té de hierbas como los que hace la tía Hermione en vez de empinarse el whiskey de fuego en la sala común.

-Ay, mierda. Me cago en Merlín- sus ojos se encuentran con su boca que maldice como nunca vio maldecir a nadie. Está en su año, le parece haberla visto por algún lado. Se levanta y él no se da cuenta que ni siquiera atinó a ayudarla cuando se cayó al suelo de piedra seguramente frío y ella sigue insultando, débil, murmura y baja la cabeza, se peina los rizos rubios detrás de las orejas- Por favor no le digas a nadie que me viste- abre los ojos y tiene un aire ligeramente desquiciado- Tú no viste a nadie, ¿de acuerdo? No hay nadie aquí.

Ella tiene un saxo en la espalda y la mirada de chocolate. James sólo la mira irse sin hacer nada.


La segunda vez que la ve es porque los asignaron juntos en un ensayo de Encantamientos.

Hechizos convocadores es el tema y él no puede concentrarse en el libro que tiene enfrente.

-Así que Potter, eh- dice de repente y sólo entonces se percata de que su mirada de corteza de roble siempre estuvo encima de él. Y, mierda, que vuelve el estúpido color rojo a cubrirle la cara-. Sé lo que se siente. A mí me pasa más o menos lo mismo…

Intriga. Por un momento cree que le está tomando el pelo. Ella, con la normalidad de una chica corriente de quince años que insulta como tabernero, entendiéndolo. Simplemente épico.

-Mi padre es el bajista de las Brujas de Macbeth- susurra, acercándose. Mirándole a los ojos como si estuviese contándole un secreto. Tiene la sonrisa gatuna, ahora se da cuenta-. No puedo tener una conversación con alguien sin que me pidan su ropa interior. Si te soy honesta, la mayoría de las veces es desagradable...

Se ríe. Se ríe porque estuvo aguantándose la carcajada desde que nombró ropa interior y sólo ahora siente como poco a poco se alivia su abdomen, como si le hubiesen dado una paliza y ahora estuvieran sedándolo.


Le cuenta las bromas que ha hecho y las que piensa hacer. Ella le pide que le diga las que está haciendo.

-Goldie, lo siento pero no puedo decírtelo. Perdería la gracia totalmente.

Caminan juntos hacia la clase de Pociones y ella tiene que detenerse para mirarle fijamente a los ojos. Como siempre hace.

-Oh, vamos, Jimmy. Si te mueres de ganas de contármelo y lo sabes.

A veces piensa que Goldie sabe Legeremancia. Sólo a veces.

-No puedo.

Presión, sonrisa, cara de Lily cuando le pide algo.

-Bueno- se rinde. Siempre se rinde-, pero que sepas que eres una niña caprichosa y que ahora el metro que falta para el ensayo lo terminas tú. Y no, no me pongas esa cara, Tremlett, que de nada te servirá ahora. Pero si te lo digo te vuelves cómplice.

El efecto es el contrario al que esperaba y Goldie tiene la mirada tan brillantes como su pelo.

Se acerca. Le susurra lo que está haciendo con los uniformes de Quidditch de cierta casa y ella tiene los ojos más grandes que ha visto nunca.

-¡No!- sonríe-. Qué hijo de puta.

Y siguen caminando.


En el partido de Quidditch Goldie es la primera en soltar la carcajada. Y una de las más altas que ha escuchado nunca (hasta cree que se hechizó la garganta o algo) y menos mal que nadie se percata porque todo el mundo está mirando a Slytherin en sus escobas .

Slytherin con los trajes de piel de leopardo en rojo y dorado y con cinturones de cuero. Y cuando Huxley trata de volar hasta al suelo la marca que deja en el aire es un gran 'Salazar aparece en mis sueños húmedos' ('tío, esto es brillante' le murmura Louis mientras pasa rozando a su lado) y el resto son puras risas de cada costado del lugar.


Esa tarde McGonagall anuncia que quiere que el culpable de tal sabotaje aparezca mañana a primera hora en su oficina y James simplemente sabe que él va a ir.

Es por eso que le sorprende encontrarse en la sala común con Goldie que lo mira con las mejillas sonrojadas y los ojos llenos de sueño y le sonríe.

-Hola, compañero de crímenes.

Y es entonces cuando no sabe bien qué está sucediendo.

-Gold, tienes al menos media hora más de sueño, ¿qué haces?

-Vengo a hacerme cargo de mis responsabilidades. Te aconsejaría que te peinaras un poco más, parece que no tocaste un peine en siglos.

Y se acerca y le toca la cabeza y él sólo la mira fijo en sus ojos castaños enfocados en su intratable pelo rojo.

-Listo. ¿Vamos?

-Tremlett, ¿de qué carajo estás hablando? ¿Ir a dónde?

Cejas alzadas, sonrisa cuestionante y un levantamiento de hombros.

-A ver a McGonagall…- dice como si fuese lo más obvio del mundo y se acerca al retrato y él a su vez corre hasta ella y la toma del brazo y le pregunta, grita un poco, que porqué mierda lo va a acompañar si ella no hizo nada, que la van a castigar siendo inocente, y un largo etcétera hasta que Goldie lo mira, lo mira profundamente y le dice, sonriendo, dice.

-Me dijiste tus planes y yo no hice nada para impedirlos. Potter, soy tu cómplice.

Y no sabe porqué luego de cinco segundos más o menos (en esos momentos uno nunca cronometra) la besa.

Es suave y dudoso y no sabe bien porqué lo está haciendo hasta que se separa y la mira con las mejillas como los trajes que hechizó la mañana anterior y, oh por Merlín, pánico paralizante de pies a cabeza ¿qué he hecho? y murmura 'Lo siento, Gold…'

Hasta que se calla porque unos labios encima de los suyos ya no le permiten hablar.

-Pensé que nunca lo harías, imbécil- le dice, después de muchos minutos juntos porque esta vez tampoco contó.

Y el castigo de McGonagall nunca fue más oportuno.


Porque siempre quise escribir más profundamente sobre James, aunque esto no sea profundamente para nada, pero bueno. Y porque me parece extraño que Rowling no nos haya dado jóvenes mago en Hogwarts que tocaran o tuvieran una banda. Supongo que es demasiado normal para un mundo en plena guerra y llena de héroes. En fin.

Kirk Belby es un personaje inventado que mencioné una vez como exnovio de Victorie en Valentía.

La recomendación fue porque simplemente me encanta esa canción y me parece que va bien con la personalidad de Goldie ^^.

Si llegaste hasta acá, muchasmuchísimas gracias. Si llegás hasta la barrita de letras verdes, quiero que sepas que te quiero mucho ^^.