Disclaimer: No soy millonaria, ni rubia, y por lo tanto, no soy JK. Los personajes de Harry Potter ni la trama me pertenecen. Lo traduzco por mera diversión sin sacar un centavo por ello.
Autora original: FullMoonDreams
Beta: IvanaNoeli
Summary: Esta historia es un universo alternativo, en el que un hombre lobo llamado Remus Lupin nunca consiguió su carta de Hogwarts. Sirius Black no fue aceptado por el resto de los Gryffindors. Los dos, unos marginados, forman una gran amistad a pesar de los obstáculos, pero su amistad sobrepaso a Sirius cuando se enamoró de su mejor amigo. La historia comienza desde su primer año hasta después de Hogwarts y más allá.
Advertencias: Esta historia contiene slash (relación de chico/chico), así que si no te gusta o te desagrada, no continúes leyendo. También contiene muertes de personajes, violencia, lenguaje violento, lime y algunas escenas de sexo (no llegan a ser realmente explícitas). Yo ya te advertí.
Prólogo
—No te lo vas a llevar —le ordenó el mago, levantando su varita hacia su hijo mayor, para que pudiera ver que tenía intención de usarlo.
—¡Lo estás condenando a muerte! —respondió el joven, con el mismo tono de voz.
—¡Ese ser ya no es nuestro hijo! —sollozó la bruja—. Es lo mejor.
—¡Tiene solo seis años! —gritó el joven—. ¡No voy a dejar que lo hagas!
—Los funcionarios del Ministerio están en camino. Ya es demasiado tarde.
—Pero… ¡es tu hijo! —volvió a replicar.
—Ya no lo es. Ahora es... ¡un monstruo!
—Sólo por una noche del mes, el resto del tiempo es un niño asustado —dijo Romulus Lupin empujando a sus padres a un lado y subiendo corriendo las escaleras hasta la habitación de su hermano menor.
—¿Remus? —le llamó cuando abrió la puerta.
—¿Rom? —respondió con un hilo de voz desde debajo de la cama. Romulus maldijo a sus padres por el miedo que desprendía en su voz.
—Estoy aquí, Remus —dijo en voz baja. Extendió sus brazos y su hermano menor se lanzó hacia ellos. El chico estaba más delgado de lo que recordaba y había sangre en sus ropas. Romulus no sabía si eso era porque estaba herido por su primera transformación o por el trato que la habían dado sus padres. Sólo de pensarlo le hizo ponerse más furioso.
—Tengo miedo, Rom —lloriqueó Remus.
—Todo está bien ahora —le aseguró—. Estoy aquí contigo, y te vas a venir a vivir conmigo.
—¿Mamá y papá también?
—No, Remus, sólo nosotros dos —dijo maldiciendo en silencio mientras lo sentía relajarse en sus brazos por saber que iba a estar lejos de ellos.
—No te lo vas a llevar —Romulus volteo para encontrarse a su padre, quien había subido y estaba bloqueando la puerta con la varita en ristre—. Sigues siendo menor de edad.
—Y el hecho de que estará mejor conmigo, un mago menor de edad, que con sus propios padres, es difícilmente algo para estar orgulloso.
—Si te lo llevas, sabes que vas a ser perseguido durante toda tu vida.
—No voy a permitir que encierren a mi hermano esos monstruos que trabajan para el Ministerio Y si eso significa pasar mi vida como un fugitivo, que así sea.
—¡Él es el monstruo! —replicó el anciano escupiendo hacia su hijo menor.
Romulus sacó su varita y lanzó un hechizo de desarme a su padre. Escuchó vagamente el sonido del llanto de Remus, pero no tenía tiempo para consolarlo. Cogió el niño en sus brazos y corrió hacia la puerta. No había tiempo de hacer las maletas ni de explicaciones. Estaban solos a su suerte.
—¿Esta es nuestra nueva casa? —preguntó Remus, mientras él y Romulus recorrían la corta distancia desde el pueblo de Hogsmeade a la vieja casa en ruinas que se encontraba en la ladera.
—No es gran cosa —admitió Romulus.
—No nos van a encontrar, ¿verdad? —le preguntó Remus en voz baja.
—No mientras tenga aliento —le prometió. Remus asintió con seriedad y siguieron su camino.
Con poco dinero y sin posibilidades de un trabajo legal y bien pagado, Romulus sabía que esta casa era lo mejor que podía esperar. Rezó para que pudieran permanecer ocultos de los funcionarios del Ministerio de Magia, quienes ya los estaban buscando, tanto a él como al joven hombre lobo. Sin embargo, sabía que era sólo cuestión de tiempo de que dieran con ellos.
