Venganza
"Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón"
Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.
En el Castillo Pacto de Sangre
-Ah… por favor haz que pare- grito Wólfram en medio de una contracción, a su lado Gisela le pone un trapo húmedo para bajar la fiebre del joven parturiente mientras las doncellas se afanan en cambiar por 3 vez las sabanas manchadas de sangre- GISELA…POR FAVOR- el rubio sollozo de nuevo siendo observado por la médico que le coloco otro paño húmedo en la frente- por…favor- el rubio se desmayó debido al dolor
Afuera de la alcoba Yuuri contempla con cierta frialdad la puerta donde su consorte da a luz
-Majestad no cree que debería entrar- sugirió Waltrona al rey que lo dejo helado por la penetrante mirada que el rey le dedico
-cada acción tiene sus consecuencias, Wolfram debe aprender que conmigo no se juega- dictamino el Maou serio
Wólfram volvió a pujar mientras un sudor frio recorría su cuerpo- ah…- el rubio jadeo y empezó a toser, de prisa Gisela le dio a beber un vaso de agua, puede que el rey e haya ordenado que no le diera nada para el dolor, pero la médico tampoco era tan cruel como para dejar que el consorte se ahogara en su propia sangre.
-ya pronto- dijo Gisela al ver la cabeza del bebe salir del interior de su madre- un poco mas
-Ah…- el doncel pujo por última vez y cayó de espaldas completamente agotado, débil y aun con sangre saliendo de su destrozado ano- ¿que…es?- pregunto antes de sucumbir al dolor y cansancio
Yuuri contemplo al recién nacido y frunció el ceño al ver los ojos dorados del retoño de su consorte, Waltrona al lado del rey sonrió al ver el gran parecido del infante con su padre
-si te doy su custodia, Wólfram jamás se debe enterar- ofreció Yuuri pasando él bebe al feliz noble que asintió complacido
-como desee su majestad- el rubio líder de Biellefeld sonrió haciéndole cariñitos al bebe, pese a que el infante se encontraba sumido en el sueño tras sentir el calor protector del noble
Cuando Wólfram despertó sintió dolor en su ano, pecho y alma- no- el chico sollozo abrazándose a sí mismo- yo acepte a una hija tuya con otra- el rubio miro a la ventana y tomando fuerza de donde no tenia, se levantó y salió de su alcoba dispuesto a todo por abrazar a su bebe aunque sea una vez
Todos los soldados, doncellas y nobles dejaron pasar a la real figura, que a pesar de las heridas físicas y emocionales se veía magistral
-abran la puerta- susurro el rubio a los soldados, quienes hicieron reverencia abriendo la puerta
Yuuri sonrio al ver a Wolfram vestido únicamente con un camisón, levantándose de su asieny
