Los personajes son de Meyer, la trama es mía XD
Edward POV
Acababa de regresar de mi viaje a Verona y ahora estaba en un auto camino a Forks, pronto seria mi cumpleaños y mis padres querían que estuviera con ellos para celebrarlo. Yo no tenía un lugar exacto para vivir o una casa permanente en alguna parte, era fotógrafo y me encantaba viajar para poder tomar fotos, no era reconocido porque yo solo lo hacía por pasión. No era un trabajo ni nada de eso, era lo que amaba y lo hacía porque lo amaba.
Esto había significado renunciar a muchas cosas -al menos yo había tenido que hacerlo-, como estar cerca de mi familia, formar un hogar, tener una novia… En realidad, había tenido muchas novias, no era feo y ellas decían que era encantador. Mis fotografías y mi forma de ver la vida también ayudaban mucho, pero yo tenía mi encanto. A pesar de todo, mis relaciones nunca duraban mucho, las chicas buscaban algo estable y yo no tenía un trabajo.
Ellas querían tener un hogar, un esposo que traiga dinero a la casa y que las ame mucho, yo no podía ofrecerles todo eso, al menos no a las primeras dos. Había otras chicas a las que eso no les importaba, pero eso significaba que eran otras cosas las que pedían, como por ejemplo; que las mantenga, regalos caros, que las lleve de aquí para allá conmigo. Yo no era así, me gustaba mi soledad y no añoraba estar amarrado a alguien por mucho tiempo. La vida me había enseñado que era mejor estar solo.
Antes había estado enamorado y me habían traicionado. Me había dado cuenta de que las personas nunca son lo que dicen ser. Tampoco quería pasar el resto de mi vida con alguien que conozca a la perfección ¿Cómo alguien querría estar con otra persona por siempre? Era absurdo, sería completamente aburrido. No buscaba una pareja, pero era un hombre y tenía necesidades… tampoco era un maldito depravado, respetaba a las mujeres y por eso les dejaba claro que no buscaba una esposa, sino más bien, una 'cita'.
Nunca había conocido a alguien que me hiciera sentir diferente y nunca había conocido a alguna chica que me hiciera flanquear respecto a mi idea de ser soltero para toda la vida o al menos hasta que sea un adulto en toda la extensión de la palabra. Quizás en un momento mis sueños fueron diferentes, pero la vida se encarga de cambiarlo todo.
Mis padres no habían estado muy de acuerdo con mi decisión, ellos querían que tuviera una carrera y yo no había ido a la universidad, tenía veintidós años y aún no pensaba hacerlo. Claro que me habían apoyado ya que esto era lo que me hacía feliz, aunque no los visitara mucho lo mejor venía cuando regresaba de un viaje y los volvía a ver… amaba la cara de mi madre cuando regresaba, la luz que aparecía en sus ojos verdes y la forma en la que su rostro con forma de corazón se iluminaba.
Siempre le dedicaba la mayoría de mis fotografías, a ella le encantaban y tenía paredes repletas con ellas. Mi padre era un tema aparte, él era mucho más tranquilo, para él siempre los regalos eran antigüedades. Era un hombre muy curioso y le encantaban ese tipo de cosas.
Tenía una hermana menor, Alice, ella era un pequeño torbellino de energía, la amaba con toda mi alma y las despedidas siempre fueron muy duras. Ella tenía un novio, Jasper Hale, él era genial y amaba mucho a mi hermana. Jasper tenía una hermana melliza, Rosalie, era una persona maravillosa y adorable, Alice una vez quiso juntarme con ella pero realmente Rosalie no era el tipo de chica con quién deseaba tener una relación y menos una vida completa.
Afortunadamente ella tampoco estaba interesada en mí de esa forma, nuestra relación era más de hermanos y sería realmente extraño que dos hermanos estuvieran juntos de esa forma.
Mi celular sonó, era un mensaje de mi madre, ella preguntaba si vendría a Forks para mi cumpleaños, la verdad es que no les había dicho que ya había llegado, para ellos yo seguía de viaje. Era una sorpresa. Mamá se pondría eufórica junto con Alice, al menos ahora Alice tenía a Jasper para tranquilizarla, aunque no lo sabía muy bien, no veía mucho a mi familia y no estaba seguro de que si Jasper y Alice seguían estando juntos. En realidad dudaba mucho que hubieran terminado, Jasper realmente estaba loco por Alice y ella…bueno, ella ya había planeado hasta la boda, lo cual no era para nada raro proviniendo de mi hermana.
Le conteste con un simple 'no lo sé' seguro que eso la pondría histérica. No le gustaban ese tipo de respuestas, para ella tenías que darle un sí o un no definitivo, aunque la matara si fuera un 'no'. Acelere un poco más deseando estar ya en los cálidos brazos de mi madre, hacía mucho que no estaba en Forks, no era mi lugar favorito en el mundo. Había muchos malos recuerdos en ese lugar.
Vi el gran letrero de 'Bienvenido a Forks' de forma borrosa debido a la velocidad en la que iba, que ciertamente era mucho más lenta de lo que estaba acostumbrado, pero era por las mojadas y un poco congeladas carreteras de Forks. Ciertamente no estaba en mis planes chocar y morir, primero tendría que ver a mis padres y comer dos grandes porciones de ese delicioso pastel de chocolate que prepara mi madre. Sip, justo después de eso podría morir.
Quizás no me tomaba mi vida tan enserio como cualquier otra persona, pero yo creía que la vida estaba hecha para tomar riesgos, ¿Si no porque habría tantos? Yo amaba arriesgarme y ver que hay después de eso, era emocionante. Extrañaría a mi familia y ellos quizás me extrañarían a mí, pero lo superarían rápidamente, de cualquier forma tampoco paso el suficientemente de tiempo con ellos como para que me extrañen de por vida.
Una sonrisa se instaló en mi rostro cuando vi la desviación oculta por los árboles que había para llegar a mi casa, porque a pesar de todo seguía siendo mi casa. Entre con cuidado de no chocar o rayar el auto rentado que ahora usaba. Era un gran auto, quizás me comprara uno, casi me daban ganas de quedármelo pero no era un ladrón. Solo un loco psicópata por los lindos autos deportivos. En ese momento recordé a Rosalie, una maniática por los autos.
Pude visualizar a través de los espesos arboles mi casa, seguía igual que siempre… en realidad, creo que la habían vuelto a pintar de un color un poco más oscuro que el blanco, pero a fin en cuenta blanco. Ya me imaginaba a mi madre, Alice y Rosalie discutiendo por la diferencia entre el blanco y el nuevo color de blanco del cual estaba pintada la casa, era cansado escucharlas todo el tiempo. Que más daba si era blanco o beige, no es como si alguien fuera a notarlo o algo así. Era realmente sorprendente que yo lo hubiera notado.
Suspire recordando, había tenido una gran infancia, había sido un niño muy feliz y nunca cambiaria a mi familia o mi pasado. Yo era muy afortunado de tener la familia que tengo, la que financia todos mis viajes a pesar de que odian verme lejos, la que todos los días me llama a pesar de que de todas esas llamadas solo contesto unas cuantas. Ellos eran magníficos y eso solo era por aguantarme, no estaba contando todo lo que habían hecho por mí a lo largo de mi vida.
Estacione el coche frente a la gran mansión 'beige' y justo en el momento en el que la puerta del auto se cerró tras de mí, dos remolinos de colores chocaron contra mí. Me reí y las abrace, mi madre y mi hermana nunca cambiarían no importa cuántos años pasen, pero no importaba porque las amaba tal y como eran, así de locas y extrovertidas, así de complicadas y divertidas.
-Wow, sí que me extrañan- dije con voz burlona.
-No sería así sino te fueras por tanto tiempo, o al menos nos visitaras más seguido- chilló Alice poniendo sus manos sobre su cintura.
-Eso no es para nada cierto, me recibirían así aunque solo hubiera salido a la tienda, ya saben, soy el hombre más sexy de la casa- reí.
-Eso no es cierto porque yo estoy aquí, hijo mío- una sonrisa apareció por mi rostro sin poder contenerla.
-Oh discúlpeme, pero dudo que las canas y las arrugas sean sexys- señale.
-Pues dudo que una cámara en el cuello y un chico con la afición de una chica sea sexy- dijo mi padre con voz presumida. Solté una carcajada.
-Bien 'señor soy el más sexy de la casa a pesar de tener cincuenta años' usted gana- me reí al ver su cara consternada.
-¿Qué? Por favor Edward, yo soy más joven que eso, estoy en mi plena juventud. Tengo cuarenta-
-Claro, por supuesto. Y yo soy Willy Wonka y tengo de mascota un conejo de chocolate- dije con sarcasmo.
-Lo que sea, soy más guapo que Leonardo DiCaprio- dijo con voz petulante tomando de la cintura a mi madre.
-Claro, ahora lo eres… de hecho, ahora hasta el perro del vecino es más guapo que él- me reí.
-Oh, Edward, tu padre es muy guapo y ese Leonardo no competiría nunca con él. Solo míralo, tu padre se ve mejor que nunca- mi madre entro a defender a mi padre, pero eso era obvio. Ellos se amaban, lo veía en sus ojos.
-Lo sé madre, él es el segundo más guapo de la casa- concebí.
-¡Olvidan a Jasper!- chilló Alice.
-Bien, quedamos así; Edward, Jasper y por ultimo Carlisle. ¿Feliz? Soy muy guapo y eso queda fuera de discusión, soy el chico del cumpleaños háganme feliz- dije con emoción.
-Tu cumpleaños es en cuatro días bobo- Alice me saco la lengua y yo, como el adulto que soy, también se la saque.
-Basta niños, entremos a casa, los chicos vendrán en unos minutos y dudo que encuentren normal vernos fuera de la casa con este frio tan fuerte- dijo mi madre con ese típica sonrisa maternal que siempre adorna su cara.
-Bien, oh Edward, acabamos de redecorar la casa hace unos días, bueno creo que ya te diste cuenta del nuevo color de la casa…- deje de escucharla cuando un BMW rojo entro en mi campo de visión seguido por un Jeep gris gigantesco. Alice al notar a donde se dirigía mi mirada sonrió con dulzura.-Llego Jazzy- chilló con alegría, el auto ni bien había parado cuando Jasper bajo corriendo para tomar a Alice en brazos y darle un pequeño beso en los labios.
-Ejem- carraspee llamando la atención de Jasper, Rosalie –quien en ese momento salía del llamativo Mercedes- y de un enorme muchacho que salía del Jeep.
-¡Edward!- Rosalie se aventó a mis brazos de forma dramática y comenzó a llenar de besos mi cara.-Gran idiota ¿Dónde te habías metido? Te extrañe tanto Eddie, oh no tenía a nadie a quien molestar… Eres un tonto, ¿Cómo se te ocurre dejarnos solos tanto tiempo?- chilló como una loca.
-Rosalie, tu siempre tan linda. Lamento haberme ido durante tanto tiempo, prometo visitarlos más seguido querida.- dije tratando con todas mis fuerzas de no reírme.
-Oh claro, Edward, tu siempre tan caballeroso- dijo con dramatismo, nuestra familia miraba atenta nuestro intercambio.
-¿Debería ponerme celoso de eso?- pregunto el grandote. Rosalie corrió a sus brazos con rapidez, me reí internamente.
-Por supuesto que no osito, tu eres el único- dijo ella mientras depositaba un beso en los labios del chico.
-¿Osito? ¿El único? ¿Tan rápido me cambias Lili-Bear?- pregunte con voz fingidamente dolida. El segundo nombre de Rosalie era Lillian, pero ella lo odiaba, ahí la razón del apodo.
-¿Lili-Bear? Lo digo enserio Rossie ¿Debería ponerme celoso?- repitió el grandote.
-Por supuesto que no cariño, este que vez ahí es Edward, mi cuñado. Es el hermano de Alice, y es como mi hermano- explico.
-Hola, soy Edward Cullen- me presente ofreciéndole mi mano. El chico me tomo en un gran abrazo que me dejo sin aire.
-¡Mucho gusto! Mi Rossie me hablo mucho de ti Eddie. Soy Emmett McCarty- saludo con efusividad.
-Emm bájalo, ya se puso morado- chilló Alice.
-Ya, ya, tranquila enana- respondió Emmett bajándome. -¿Así que eres fotógrafo?- preguntó con interés.
-Eh… Algo así, soló lo hago por diversión- explique. Mi madre río encantada.
-Edward es maravilloso. Sus fotografías son magníficas yo las amo- dijo abrazándome.
-Mamá…- me queje avergonzado.
-Está bien señor 'Soy un adulto' no te avergüenzo más- dijo ella viéndose un poco herida.
-Mami, sabes que te amo.- le dije abrazándola fuertemente.
-Yo igual mi amor, pero ahora suéltame que me avergüenzas- dijo ella moviéndose incómodamente entre mis brazos. La miré incrédulo antes de soltar una carcajada.
-¿Por qué no entramos? Hace frío aquí afuera- dijo Alice y al instante Jasper tenía un brazo alrededor de su cintura.
-Por supuesto, entremos- dijo mamá tomando mi mano y jalándome hacía dentro.
Le sonreí y unos segundos después entramos. De verdad que hacía frío allá afuera, seguro que si hubiera contestado una de las muchas llamadas de mis padres mamá me hubiera dicho que 'usara suéter' y yo como el buen hijo que era me pondría uno. Extrañaba a mamá, la estruje más entre mis brazos, estábamos sentados en el sofá en la sala, mamá estaba 'presumiendo' mis fotografías.
-Te extrañe tanto mi amor- me susurro.
La tarde se pasó con rapidez, Jasper, Rosalie y Emmett se fueron unos minutos antes de que anocheciera por órdenes de mi madre quien se preocupaba mucho. Hablamos sobre muchas cosas durante unas horas más y después mamá me guio hacía mi antigua habitación. Todo seguía igual, solo que más limpio de lo que recordaba, pero mi desorden seguía exactamente igual, incluso el chicle que pegue en mi mesa de noche para cuando quería mascar algo y no tenía ganas de levantarme. Mi madre siguió la dirección de mi mirada y sonrió con cansancio y resignación.
-Alice me dijo que te molestaría si lo quitara, de verdad que me costó un gran esfuerzo no hacerlo, pero bueno, ahora que estas aquí espero que me des permiso o lo hagas por ti mismo- me miro con esperanza, pero yo negué con mi cabeza causándole un suspiro de resignación.
-Bien, bien… Buenas noche mi amor- me dio un beso en la frente, claro que yo tuve que agacharme para que lo hiciera, y salió de mi habitación dejando tras de sí su suave aroma a jazmín.
Me recosté en mi cama y mire directo al techo, había un gran poster de alguna serie de cuando era niño, no la había quitado porque cuando era un niño pequeño me había costado mucho pegarlo. Era como un trofeo, o la muestra de que a pesar de que era un enano de medio metro logre pegar un papel feo en mi techo. Alargue mi mano hacía mi mesa de noche y tantee el lugar hasta que di con mi vieja goma de mascar, me la metí a la boca y comencé a masticarla, sabía bien.
Reí imaginando la cara de mi madre si me hubiera visto hacer eso, me haría desinfectarme la boca, lo haría ella misma de hecho. Suspire y tire la goma por la ventana, donde quedo pegada ya que se encontraba cerrada, me acomode en mi vieja cama y tire algunas almohadas al piso. Había extrañado la seguridad de mi hogar, pasaba más tiempo en hoteles ya que no me quedaba mucho tiempo en los lugares a los que viajaba.
Recordé los finos y cálidos brazos de mi madre y esa calidez tan común se instaló en mi pecho. Quizás… no, yo amaba lo que hacía y no le dejaría por nada…. Aunque sólo era un pasatiempo y podría seguir haciéndolo, sólo que sin pasar tanto tiempo fuera de casa….
Dios, era tan difícil, yo quería estar con mi familia pero también quería seguir viajando. Necesitaba pensar, pensar y decidir. Golpee mi almohada frustrado, lo pensaría y depende lo que decidiera lo hablaría con mis padres, no ilusionaría a nadie para luego decidir que no. Cerré los ojos tratando de dormir, no tarde mucho en quedar profundamente dormido.
El delicioso olor a panqueques recién hechos me despertó, también podía oler el chocolate caliente. Recordé las mañanas de mi niñez, siendo despertado por los besos de mi madre para después hacer una carrera con Alice para llegar primero al comedor y tomar el lugar de papá. Cuando era pequeño siempre soñé ser como papá, claro que yo solo quería amar a alguien como él y tener una familia como la nuestra, nunca fue mi sueño seguir sus pasos en la medicina, lo mío siempre fue la fotografía.
Me levante con rapidez y corrí escaleras abajo encontrándome en el camino a Alice, me miro con superioridad y acelero el paso, me reí y salte los últimos cuatro escalones casi perdiendo el equilibrio pero ganando gran ventaja. Llegue al comedor y ocupe el lugar de mi padre, ella llego segundos después con un puchero en sus labios, solté una pequeña carcajada y abrí mis brazos para ella. Ella rio y corrió a sentarse en mi regazo.
-Te extrañe tanto hermanito- susurro mientras escondía su cara en mi pecho.
-Yo igual, a pesar de tu chillona forma de ser- me reí.
-Shhh, lo arruinas Edward… escucha, yo sé que esto no es de mi incumbencia pero creo que podríamos hablar de esto…- dijo con inseguridad.
-¿Qué?- pregunte confundido.
-Yo… no sé… creí que… tu sabes, pasas mucho tiempo fuera por tus viajes pero… sé que extrañas a mamá y también a nosotros…- la corte antes de que pudiera seguir, ya sabía hacía donde se estaba dirigiendo.
-Alice, yo…. A mí también me gustaría quedarme, pero esa es mi pasión…-
-La mía es la moda Edward, pero no por eso me voy a Paris a pasar allí tres años- reprocho.
-No es que quiera hacerlos sufrir, yo también me he planteado la idea de quedarme pero…- dude.
-¿Pero qué?-
-No lo sé…-
-¿Es que acaso conociste a alguien? ¿Te enamoraste y por eso tienes que regresar?- pregunto emocionada, ella solo me había visto una vez enamorado, pero las cosas no terminaron bien y después de eso nada fu e igual.
-¡No! Es… es que creo que eso es lo que falta… yo…- nunca había hablado nadie de eso, de mi falta de amor, hace mucho que no lo sentía necesario.
-¿Qué pasa Edward? Cuando éramos niños soñabas con enamorarte como mis padres y ahora ni siquiera te esfuerzas- susurro con tristeza.
-Es que yo…- en ese momento entro mi madre, traía consigo un plato repleto de panqueques. Alice y yo nos paramos a ayudarle, corrimos a la cocina y trajimos la leche, el café y el jugo de naranja.
Pusimos todo sobre la mesa y terminamos en el momento exacto en que papá llego. Su cabello rubio estaba despeinado y sus ojos se cerraban cada dos segundos, tenía su pijama amarillo de caritas felices negras. Era el favorito de mamá.
-Te vez… lindo- dije tapando mi boca con una servilleta mientras reía en silencio.
-Gracias hijo- dijo con sarcasmo.
-Basta chicos, vamos a desayunar- dijo mi madre sentándose a mi lado. Papá nos miró divertido, yo había vuelto a tomar su asiento y Alice estaba sobre mi regazo de nuevo.
-Bueno, según parece que las viejas costumbres no se pierden- dijo con una sonrisa.
-¡Lo sé! Edward sigue siendo el mismo de siempre- chilló Alice muy cerca de mi oído.
-Basta enana, deja de chillar antes de que me dejes sordo- me queje en broma.
-Lo que sea, Jazzy me llevara a una cita hoy... y Emmett y Rosalie irán a no sé dónde y regresaran hasta mañana- contó.
-Que bien, yo saldré a recorrer el lugar, hace tiempo que no estoy aquí y me gustaría ver si algo cambio- dije atragantándome con mis panqueques con chocolate.
-Bien, aunque te aseguro que este lugar nunca cambia, de cualquier forma es bueno que lo hagas- explico mi madre.
-Está bien, no será mucho tiempo, necesito pensar- miré significativamente a Alice y ella asintió de forma imperceptible.
Terminamos el desayuno entre pláticas y risas, después tome una ducha rápida y salí de la casa. Entre a mi auto y conduje hacía el pueblo, las calles se estaban pintando de blanco al igual que los espesos árboles, todo se veía tan magnifico, justo como cuando era un niño… la nieve me fascinaba.
Conduje por las calles de Forks, eran como las once de la mañana y ya estaba todo lleno, la gente caminaba sin prisa por las calles, los niños reían y chillaban mientras trataban de soltar la mano de sus madres. Tampoco había muchos autos, después de todo el lugar seguía siendo un pequeño pueblo tradicional, me gustaba. Recorriendo el lugar recordé un pequeño parque al que solía ir de niño, me encantaba ese parque, iba todos los sábados con Alice y mis padres, jugaba por horas y horas en ese lugar.
No estaba muy lejos de donde estaba así que pase primero a la pequeña cafetería que estaba en la esquina, compre un café y una dona con cubierta de chocolate, la chica muy amablemente me regalo una servilleta y dejo de ser amable cuando descubrí su número de celular escrito en el. Me limpie la boca con el antes de tirarlo a la basura, no pensaba llamar a ninguna chica de este pueblo, todas eran iguales, no querían solo una cita… ¡Ellas querían un anillo de diamantes en su dedo! Estaban locas.
Cuando llegue al parquecito ya me había terminado mi dona y aun me quedaba mi café. Salí del auto y camine hacía mi banca favorita que se encontraba bajo mi árbol favorito, que estaba plantado sobre mi pasto favorito y…. bueno, amaba ese lugar.
Me senté en la amada banca y cerré los ojos tratando de relajarme un poco, los abrí un momento después y tome mi café, recorrí el lugar con la mirada y entonces vi algo fuera de lo común. Un pequeño remolino chocolate… oh, era cabello… ¿cabello? mire más atentamente y entonces vi que era una persona, una chica. En ese preciso momento la chica de cabellos chocolate levanto la vista y me perdí.
¿Un ángel? ¿Es que acaso había muerto y ahora estaba en el cielo? ¿Pero si fue así, entonces en que momento morí? Quizás fue mi exceso de velocidad o quizás solo estaba soñando. El ángel tenía unos hermosos ojos chocolates enmarcados por unas espesas pestañas, sus labios eran de un rosado que me daban ganas de besarla con locura, su nariz respingona era adorable y sus mejillas, sus mejillas estaban teñidas de un suave rosado por el frio.
Era hermosa. Bueno, hermosa se queda corto, ella era divina.
Tenía un suéter azul que la hacía ver maravillosa con su blanca piel de porcelana, en sus manos tenía un libro abierto, Romeo y Julieta. Sonreí, había leído ese libro antes y no era mucho de mi agrado, pero ella se veía más que feliz leyéndolo. Me la imagine sentada en el piso de una biblioteca rodeada de libros… ¡En mi mente el ángel era una devora libros! Reí, pero ella pareció no notarme. Mi mano se dirigió a mi cámara de forma inconsciente, sonreí y le tome una fotografía.
Había salido preciosa, su cabello enmarcando su cara, lo blanco a su alrededor… ella era simplemente perfecta y ni siquiera lo sabía, quizás cuando le tomara fotos y ella lo supiera saldría aún más maravillosa… un momento, ¿Cuándo ella lo supiera? ¿Es que acaso pensaba decirle? No, definitivamente no. ¿Qué pensaría? ¿Qué soy un loco psicópata toma fotos? Posiblemente, ¿Se asustaría y saldría corriendo? Definitivamente. No podría decirle nada, ni siquiera la conocía y muy posiblemente no la volvería a ver.
Ella alzo la mirada y la poso en nada en especial, aproveche ese momento para tomarle otra foto, en esta se podían ver sus hermosos ojos y tenía una pequeña sonrisa pintada en sus labios rosas.
Pase el resto de la tarde tomándole fotografías, mientras reunía el valor para hablarle, no sabía que decirle. Cuando por fin pude pararme del incomodo banco y caminar hacia ella, se levantó, tomo sus cosas y se fue caminando a paso lento y sin mirar atrás, sin notarme. Sin saber que ahora tenía un admirador secreto toma fotos, sin saber que me encontraba ahí reuniendo el valor para acercarme a ella.
Camine a mi auto y volví a casa un poco ausente, ¿Qué rayos me pasaba? ¿Es que acaso me gustaba esa chica? No podía ser, apenas y la había visto, ¿Entonces? No tenía idea, pero ella me hacía sentir raro, me ponía nervioso. Siempre cuando una chica me 'gustaba' iba y se lo decía, pero con esta… tenía miedo de que me rechazara o que saliera corriendo de ahí, lejos de mí.
Me subí al auto y avente la cámara al asiento copiloto, estaba enojado por no haber tenido el valor de acercarme a ella a tiempo. Tome una gran respiración y trate de controlarme, ¿qué rayos me pasaba? sólo era una chica, una muy linda, pero en fin una chica. Me talle las sienes, todo estaba bien... era la simple emoción de ver a una chica hermosa. Tome la cámara y miré las fotos, se veía preciosa y tenía unas veinte más.
Recordé la pequeña tienda de fotografías que había aquí en Forks, encendí el auto y conduje hasta ahí, no podía mentir, estaba emocionado. No podía esperar a tener entre mis manos las fotos de la chica de cabellos chocolate, acelere. La tienda seguía dónde la recordaba, mamá tenía razón, nada había cambiado en este pueblo.
Cuando llegue prácticamente volé hacía la puerta de entrada, una campanita sonó cuando la abrí, caminé rápidamente hacía el mostrador y con la cámara en mano esperé impaciente a que alguien llegara a atenderme. Vaya sorpresa que me llegue al ver a Ángela Webber, ella también parecía sorprendida de verme ahí.
-¿Edward?- pregunto acomodando sus anteojos.
-El mismo- reí al ver su cara de sorpresa.
-¿Qué haces aquí? Creí que te habías ido del país- ella había sido una estupenda amiga en el instituto, me había apoyado mucho, y por supuesto, estaba enterada de mi afición por la fotografía.
-Bueno, regrese por mi cumpleaños, Esme quería que lo pasará con la familia- explique con prisa.
-Oh bien… ¿Se te ofrece algo?- pregunto de forma profesional.
-Eh, sí… quiero revelar estas fotos- pedí entregándole mi cámara.
-Bien, si puedes esperar un momento- dijo mientras se volvía a ir.
Me senté y espere a que Ángela volviera, mientras tanto pensé, ¿quién era esa chica? Era obvio que no había vivido aquí desde siempre, si no yo la hubiera conocido
Cuando llegue a casa Alice estaba ahí con Jasper, ella me sonrió.
-Hola Edward, ¿Cómo te fue? ¿Pensaste mucho? Espero que hayas pensado bien, de verdad lo espero porque si no tendré que ayudarte, aunque de todos modos te ayudaré, tenemos una charla pendiente ¿Recuerdas? Oh y…- Jasper poso una mano en el hombro de mi hermana y esta se calló instantáneamente, había olvidado el efecto calmante que Jasper tenía en Alice.
-Tranquila- le susurro. Ella asintió con calma.
-Hablamos después, Jazzy no tarda en irse- dijo.
-Está bien, estaré en mi habitación- le dije mientras subía las escaleras.
Apenas entre cerré la puerta con seguro, me senté en el pequeño escritorio que tenía en mi habitación y tomé el sobre que contenía las fotos de la chica de cabellos chocolate, estaba nervioso. Me debatía entre abrir el sobre o tirarlo a la basura, aunque seguramente mamá lo levantaría y me lo devolvería en cuando lo notara, a menos que lo pusiera hasta el fondo…. No, yo no era ningún cobarde, y menos uno de fotografías.
Estaba a punto de abrir el sobre cuando unos toquecitos me interrumpieron, mire al sobre de forma desafiante.
-Salvado por la campana sobre, pero en cuanto termine con esto, sigues tú- sisee. Tenía esa costumbre de hablar con objetos inanimados, lo sé, era un raro total. –Pase- dije lo suficientemente alto para que me escucharan, pero sin dejar de mirar ese sobre.
La cabeza de Alice se asomó por la puerta. Sabía a qué venía y la verdad no me encontraba muy ansioso de tener esa charla con ella, no había tenido tiempo de pensar nada, la chica de cabellos chocolates me había mantenido muy ocupado. Ella entro por completo y me miro esperanzada, así que simplemente negué con la cabeza.
-¿No te quedaras?- preguntó con voz rota.
-¿Qué? No… digo, sí… ósea, es que aún no le he pensado- expliqué.
-Pero si te fuiste toda la mañana y parte de la tarde- dijo con impaciencia.
-Yo… lo sé, pero me entretuve- no sabía si decirle o no acerca de la chica. Era mi hermana y la amaba, pero no estaba seguro, ella era algo dramática y no quería que fuera a buscar a la pobre chica para comenzar a planear nuestra boda.
-¡Edward!- chilló molesta.
-Lo siento, hace tiempo que no estaba aquí y no sé. Te prometo que lo pensare- dije tratando de calmarla.
-¿Por qué no mejor lo piensas ahora? Te puedo ayudar a tomar la mejor decisión- ofreció.
-Alice…-
-Vamos Edward, no puedes irte siempre y luego volver esperando a una familia. Te amamos pero esto está destruyendo a mamá y lo peor de todo es que tú lo sabes, ella te ama y te quiere ver feliz- dijo furiosamente.
-Soy feliz- grite exasperado.
-¡Pero ella no puede verlo!- chilló.
-Escucha, estoy cansado y no quiero pelear, así que por favor vete de mi habitación y no me molestes más, a menos que quieras que llame a mamá y le diga que me estas molestando- dije.
-Eres un niño Edward, pero está bien, me iré, pero no por eso dejaré de insistir. Nos vemos mañana.- dijo ella antes de salir de mi habitación.
Suspire más tranquilo, Alice podía ser una gran molestia cuando se lo proponía, ahora me encontraba bastante cansado y eso que solo habíamos discutido un poco. Me senté de nuevo en el escritorio y tome el sobre entre mis manos, estaba nervioso, hacía tiempo que no me interesaba tanto en una chica y eso me asustaba, tenía ganas de tirar las fotos a la basura y olvidarme de eso, pero sinceramente estaba seguro de que no sería tan fácil, ella estaba grabada en mi mente.
Abrí el sobre y mire una por una las fotos deleitándome con la belleza de la chica, me sentía un acosador enfermo, pero seguí mirando. Tome el sobre y un marcador y le escribí con letras mayúsculas 'Privado'. Quería poner una de las fotos con un marco, pero si lo hacía todos la verían y comenzarían las preguntas, quizás en otro momento o en otro lugar.
Me saque los zapatos y los calcetines, luego mis pantalones y la chamarra y me tire a la cama, estaba realmente cansado tanto emocional como físicamente, ahora solo quería dormir y mañana podría lidiar con Alice y su furioso cuestionario. Me puse bocabajo y golpee un poco las almohadas antes de caer en un profundo sueño lleno de cabellos castaños y ojos chocolates.
Hola chicas!
Aqui de nuevo con otra historiaaa! Esta es una clase de regalo por el cumple de mi Edward! 3 . 3
Espero que les guste y me regalen un review, la actualizare cada semana, asi que nos veremos el proximo jueves XD
Por cierto, gracias Mar por ayudarme a corregir el capi, a mi me da flojerita y se me van algunas! Asi que ya saben, si hay algo mal, culpenla a Mar! No es cierto! XD
Besos y nos vemos el proximo jueves! n_n
