Cadenas
Por Rin Tsuki
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Capitulo 1
Día uno
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"…Cuando era pequeña me encantaba que mi hermano me cuidara,
Llegábamos tarde a casa porque mi hermano se quedaba a jugar maquinitas en la esquina,
Muchas veces me regañaban por culpa de mi hermano,
Hoy quisiera que todo volviera a ser como antes…"
Rin
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Es una tarde muy lluviosa en la Universidad de Tokio y para variar el final del primer día de clases después de unas vacaciones muy estresantes, demasiadas presiones y muy poco dinero en la cartera, sin duda Okita Rin una chica de largo cabello azabache y tristes ojos miel espera a que termine de llover para poder irse a su casa aunque no hay mucha prisa en llegar a casa, ya que sus problemas comienzan ahí, en sus veintitrés años de existencia lo único que ha conocido es el desprecio, la humillación, el maltrato, la deshonra y no ha sabido más que luchar ella misma por lo que desea, la vida no le ha sonreído del todo y muy poco sabe del amor verdadero
-Rin ¿que todavía no te vas?
-Inuyasha- dice volviéndose hacia su amigo al reconocerle la voz- hola
Viviendo prácticamente sola en casa Inuyasha es su única compañía en la escuela aunque muy poco sabe de él, la verdad hasta el momento no ha sido necesario saber más que él es un amigo sincero, su hermano Kouga en ocasiones va a verla, pero desde lo que sucedió hace tres años nada ha sido igual… nada
-Son las cinco de la tarde ¿a qué horas entras a trabajar?- le pregunta muy apurado Inuyasha mientras Rin se ve muy serena recargada en la columna
-No hay prisa, entro a las siete de la noche
-¿Saldrás tarde?
-Si- contesta simple bajando los hombros y dando un fuerte suspiro
-Trabajaste todas las vacaciones, deberías descansar un poco
-Si, como si pudiera hacer eso –dice volviendo a deprimirse -¿y tú?
-Estuve en Londres, mi padre está comenzando sus negocios allá- dice sin más explicaciones y sin ahondar mucho en todo eso
-mmmm... tu padre debe ser un padre excepcional, has de aprender mucho con él- dice Rin mirando a Inuyasha con esa mirada llena de sinceridad
-Ni tanto –dice Inuyasha sin mucha importancia -Rin... ¿Te pasa algo?- pregunta al ver lo decaída que se ve, normalmente se le ve más tranquila, hablando con todos
-No, nada, solo que los días así... llegan a deprimirme...
-A ti nunca te pasa nada bueno...- le dice Inuyasha conociendo mucho la suerte de la chica
-Que bien me conoces...
-Y por qué te conozco, sé muy bien que algo anda mal contigo, más de lo normal- se atreve a agregar Inuyasha
La chica baja la vista y se pone aun más melancólica tratando de desahogar su pena casi al borde de las lágrimas...
-¿Qué paso Rin...?- pregunta Inuyasha poniéndose igual de serio... la situación de su amiga le incomoda...
-Mi abuelo murió hace dos semanas – tan simples palabras que lograron salir de su boca tratando de conservarse ecuánime en ese instante
Inuyasha enmudece después de escuchar la terrible noticia por parte de su amiga, que ironía él en Londres pasándolo de lo mejor mientras su amiga aquí en Japón sufriendo una pérdida, no sabe que palabras dedicarle, después de todo desde hace casi tres años esta mas cambiada... la Rin que conoció hace cinco años en la preparatoria no es la misma que ahora ve, si bien no es muy cercano a la chica, lo poco que sabe de la chica es deprimente, Inuyasha le toma la mano, cosa que logra quebrar a Rin, Inuyasha no es nada delicado con las palabras y en vez de ayudar a veces hiere mas, pero esta vez con su tacto ha logrado hacer lo que no hacen las palabras
-¿Por qué no me lo habías dicho...?- pregunta el chico apretando la mano
-No lo creí necesario... todo fue tan repentino que no me dio tiempo de nada- dice la chica con los ojos nublados de lagrimas
Inuyasha le limpia las lágrimas que afloran con desgano de los ojos cansados y tristes de la ojimiel...
-Kouga vino al funeral y se fue al día siguiente, hacia mucho que no lo veía, desde que se caso solo me hablaba por teléfono – dice con palabras atropelladas la chica
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En la orilla de un muelle un chico de exótico cabello blanquecino mira el atardecer con un clima muy diferente que el del centro, justo acaba de llegar a Tokio y decidió ir a ese lugar que tantos recuerdos le traen, pronto se tendrá que hacer cargo de la empresa de su padre, recién a cumplido 35 años, su padre le dio mucho tiempo para hacer todo lo que quisiera pero esto ya no es decisión de él, el negocio familiar es más importante en este momento y el chico de cabellos de plata no está nada contento, pero ya no puede hacer nada, en este momento se encuentra esperando a un antiguo compañero de la universidad que le ofreció su casa por unos días mientras la casa que comprara le es entregada junto con la papelería, no quiere quedarse en casa de su padre, le es desgastante ser sermoneado a cada hora del día por el mayor
-Shiba Sesshoumaru -habla un moreno tras e albino- ¿te hice esperar?
-Kouga... te demoraste...-le reprende el albino volviéndose hacia Kouga apretando la mirada
-Vamos Sesshoumaru, solo fueron quince minutos ¿que no te di tiempo necesario para admirar el atardecer?- le menciona tranquilo Kouga mirando esos colores rojo y anaranjado entremezclados
-Ya cállate...- dice Sesshoumaru endureciendo el seño
-Hacia mucho que no nos veíamos...- habla Kouga un poco nostálgico
-Sí y a decir verdad, nunca pensé volver aquí tan pronto-
-Y aunque lo niegues, no te desagrada la idea de estar aquí
-No mucho- se sincera el albino volviendo su vista al mar
-Supe que te casabas...- menciona Kouga
-Ya no...- dice muy duramente Sesshoumaru
-Ha, tan pronto viste la soga en el cuello y te echaste a correr...- comenta divertido Kouga
-¿Por quién me tomas…? no me iba a casar con Sara solo porque su padre así lo quisiera...-
-Pero... Ayame y yo los vimos muy "enamorados" en el evento de hace unos meses...-
-Eso era lo único que eran... apariencias...
-Apariencias...
-Sí...- responde cortante el albino mirando de manera amenazante a su amigo
-Bien... me terminas de platicar en el restaurante- le dice al tener muy poca luz en el lugar - después te quedaras en mi casa...-
-Arigatou...-
-¿Tu padre aun no sabe que estas aquí?
-Si... esta tarde fui a su oficina, me ofreció quedarme en casa
-No estarás tan cómodo como en tu casa pero es un lugar grande y el barrio es muy pacifico
-Está bien, mientras no tenga que quedarme con mi familia
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Son más de las once de la noche para cuando llegan a casa de Kouga, Sesshoumaru puede notar lo austero del edificio, pero sin embargo Kouga tenía razón, el vecindario es muy tranquilo, al entrar Kouga deposita la maleta de su amigo a un lado del sillón, Sesshoumaru observa cada detalle de la casa, es un lugar por decirlo así, de mediano tamaño, los sitios de la casa están muy bien delimitados, la cocina es espaciosa y hay unas escaleras que de seguro van a dar al segundo piso de la casa, la familia de Kouga fue hace ya mucho tiempo muy prospera, pero después de la muerte de sus padres la economía familiar fue un problema y es todo lo que sabe de Kouga
-Vamos a la habitación en la que te quedaras
Sesshoumaru sigue a Kouga en silencio, al llegar a la habitación y entrar no se queda con el comentario
-Es muy sobria- comenta el albino sin quitar la vista de la habitación- "además, huele a jazmines"
-Hem, si, espero que estés cómodo- le dice saliendo de la habitación y cerrando la puerta
-No te preocupes, solo serán unos días
Solo en esa habitación puede ver cada detalle de ella, hay un balcón y por lo tanto un ventanal no muy grande a la derecha, la cubrecama es del color de las perlas y no hay ningún cuadro en las paredes, solo un espejo en un rincón oscuro, se dirige hacia el único mueble con cajones, detiene su mano en el instante, de pronto recuerda que no hay mucho en su maleta que acomodar en la cajonera
-Creo que no será necesario sacar mis pertenencias – va hacia la cama y se deja caer sobre ella de espaldas- no estaré mas de dos días aquí, mañana mismo iré a apresurar al agente para que me de los papeles de la casa– dice para sí mirando el techo de la habitación
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"Me fui de aquí pensando en huir de lo que era mi destino, pero ya no puedo huir, ya estoy aquí… listo para afrontar mis deberes"
Sesshoumaru
