Bienvenidos a uno de mis proyectos personales. De nuevo, me arriesgo a llevar tres fics abiertos e intentar ir publicándolos. Pero mi coco da para mucho y pensar es lo que mejor se me da. De nuevo, bienvenidos a este fic de Embrujadas, algo totalmente conocido y desconocido para mí :)

Disclaimer: Personajes de Embrujadas, ya sabéis quienes son vuestros propietarios. Constance M. Burge os a creado, simplemente pongo ahora yo la trama en una nueva aventura.


"We were born for this"

Paramore

Llovía a cántaros aquel día. Un día de otoño típico de San Francisco. Dos jóvenes, de apenas de 16 años, reían abrazados bajo un gran paraguas. Eran pasadas las diez de la noche, pero poco les importaba el tiempo mientras estuvieran juntos.

-Patty, no sé cómo lo haces-La muchacha le miro divertida-Te arriesgas a que tu madre te castigue más aún, solo para estar conmigo.

-Un castigo pasajero al que puedo oponer resistencia escapándome por mis rincones secretos.

-Y luego me preguntan el por qué te elegí a ti.

Se dieron un beso dulce, de esos que a Patty le gustaban tanto y que su novio, Caleb, le encantaba darle. Con solo 15 años ya habían formado una pareja digna de admiración. Se movían los dos juntos y si alguno de ellos no podía acudir a su cita de diaria por algún castigo, se escapaban y vagaban por el barrio hasta llegar a su escondite.

-Debió de ser por mi cabezonería y mi gran carácter explosivo.

-Pero tú eres mi bomba preferida, recuérdalo.

Habían llegado frente a una casa bastante alta, de tres pisos al menos. La mayoría de las ventanas estaban iluminadas por las luces interiores. Abrazados, se volvieron a besar con pasión, mojándose levemente porque el paraguas se había ladeado.

-Patricia Elizabeth Halliwell, entra en este mismo instante a casa.

Patty ni siquiera miró a su madre, que estaba esperándola en la puerta, con su padre, sus hermanos y sus tías detrás. Volvió a besar a Caleb, pasando sus brazos tras su cuello y se separó de él.

-Lo bueno se acaba, pero mañana nos veremos.

-Coge el paraguas Patty, es tuyo…

-Yo no soy la que tiene que volver a casa andando.

Una sonrisa sincera y un apretón de manos fue la auténtica despedida. Patty salió de la protección del gran paraguas y anduvo con naturalidad hasta llegar junto a su familia. Roland esperó a que cerrasen la puerta para marcharse.

-¿Me puedes explicar qué demonios hacías en la calle, cuando te había castigado?

-Solo paseaba, como la gente normal.

-¡No es de gente normal escaparse por la noche sin que nadie sepa nada!-Gritó angustiada su madre-Te podría haber pasado cualquier cosa…

-Estaba con Caleb, ya que este es el único momento del día en que puedo verle-Le reprochó con vehemencia Patty-¡Ya sé protegerme mamá! ¡No soy una niña!

-¡Qué puedas hacer un par de chispas no significa que tengas el poder suficiente para protegerte!

-Caleb estaba conmigo, no me iba a pasar absolutamente nada.

Piper no sabía lo que debía hacer con su hija. Intentaba controlarla, pero siempre se escapaba por algún lado. No se daba cuenta de que ella no era una adolescente normal, tenía poderes. Chris y Wyatt miraban con pena a su hermana, sabían lo que era no poder salir de casa con normalidad gracias a los demonios que les perseguían. Pero ellos no habían pasado por lo mismo que ella, ya que habían descubierto sus poderes a una temprana edad y los habían sabido controlar. Pero ella era diferente. Patty no era mitad Luz Blanca. Era simplemente bruja. No podía curarse, ni orbitar, ni nada que la pudiera salvar.

-Vamos Piper, solamente quiere salir de esta casa para vivir con normalidad-Paige intentó mediar también en favor a su sobrina-No creo que haya un demonio detrás de cada esquina.

-Ella no controla sus poderes Paige, no sabría enfrentarse a un demonio o vete tú a saber qué cosa.

-Sé muchas más cosas de las que vosotros creéis.

Patty sacudió su cabeza. Phoebe, Paige y Piper la miraron, apenas se acordaban de que a su alrededor estaba su familia.

-Sube a tu cuarto y mañana hablaremos-La ordenó Piper señalando la escalera, estiró una de sus manos hacia su hija-Dame las llaves y el MP3, no voy a dejar que te distraigas allí adentro y mucho menos de que tengas una oportunidad de salir de la casa.

-Siempre dices lo mismo y nunca me escuchas-Sacó los objetos de su cazadora y los puso en la mano de su madre-Intenta darte cuenta de lo que me pasa antes de gritarme y prohibirme cosas…

En un movimiento inesperado, la mano de Piper voló hacia la mejilla de Patty. Ésta apenas se inmutó, sino todo lo contrario, acabó la frase con todo el odio que sentía en ese momento, escupiéndolo como veneno.

-…Por que no consigues nada haciéndolo.

-¡Piper!-Gimieron Phoebe y Paige mientras que Leo y los demás apartaban la vista, sin tener palabras para intervenir.

Patty echó una última mirada al vestíbulo y subió con rapidez las escaleras. Olvidó por completo que su cuarto estaba en la segunda planta y abrió la puerta del ático. Intentó controlar los sollozos que se apoderaron de ella. Pero las lágrimas bajaban con fiereza por su rostro. Nunca, en toda su vida, su madre la había dado una bofetada. En el fondo sabía que se la merecía, pero no iba a admitirlo.

-Todos me queréis proteger-Murmuró limpiándose las lágrimas con la manga de la chaqueta-Pero no os dais cuenta de que yo puedo hacerlo, siempre ha sido igual.

Se levantó con furia del suelo. Abrió el libro de las Sombras en una página al azar, pero algo le decía que esa página era la que buscaba. Volvió a limpiarse las lágrimas, que impedían que viera perfectamente. Quizás ahí encontrara respuestas a las preguntas que dominaban sus pensamientos. Intentaría averiguar el por qué se comportaban con ella como si fuera una figura de cristal.

-Sin saber el momento ni el lugar, dame la capacidad de averiguar. Por qué mi vida debe estar entre estas cuatro paredes a las que llamo hogar.

Fue un fogonazo de luz que aturdió a Patty por unos segundos. Tuvo la sensación de que el suelo desaparecía y volvía a aparecer bajo sus pies. Abrió los ojos esperando estar en el lugar adecuado. Pero se encontró con que no se había movido ni un centímetro de la casa. Enfadada, cerró el libro de las Sombras y se puso a pasear con nerviosismo por el ático. No iba a bajar por nada del mundo a su cuarto, no le importaba ni lo más mínimo.

-Estúpido libro, apenas me has sacado de la casa…

Escuchó pasos apresurados subir por las escaleras. Con rapidez, divisó un par de baúles tapados con una sábana y se escondió detrás de ellos. Se asomó para ver a quien pertenecían los pasos y se extrañó al ver a tres mujeres de mediana edad, una de ellas con un bebé en brazos, entrar al ático. Comenzaron a ojear el libro como si fuera suyo. Patty estaba a punto de gritarles que no tocaran el libro, que era de su familia, cuando escuchó.

-Tiene que haber algo Paige, no podemos dejar que se acerquen a Wyatt-Exclamó desesperada la morena con el pelo más largo.

-Tranquila Piper, ese demonio no creo que se acerque hasta dentro de mucho-La que tenía el cabello castaño pasó con rapidez las páginas del libro, como sabiendo que encontraría en ellas.

-Les patearemos el culo en cuanto se acerquen-Comentó la de la izquierda, con el pelo más corto que las otras dos-La tía Phoebe no dejará que te pase nada malo, Wyatt.

Esas tres mujeres eran su madre y sus tías respectivamente. Pero estaban mucho más jóvenes de lo que ella las recordaba. Se inclinó un poco más, para tener una mejor vista de ellas, cuando golpeó una lámpara con el pie. Se acurrucó todo lo que pudo y cerró los ojos rezando para que no la vieran.

-¿Qué ha sido eso?-Oyó preguntar a su tía Phoebe.

-Habrá sido algún bicho o algo, no pasa nada-Le restó importancia Paige.

-Lo que nos faltaba, bichos en el ático-Farfulló su joven madre enfadada.

Patty esperó a que abandonaran el ático para salir de su escondite. Esta vez, no se merecía un tortazo, se merecía una paliza entera.