¿Qué he hecho con mi vida?, la pase encerrada en cuatro paredes alejándome de todos hasta de mi propia familia… sola, sobre una cama escuchando música intentando imaginarme como seria la vida afuera, junto con Anna, como sería si tan solo fuera normal y no tuviera esta maldición, crear cristales de hielo, bola de nieves, y ventiscas atemorizantes… tal vez haya gente que piensen que tener poderes es sensacional pero no lo es, ha sido la causa de la tristeza de mi familia, tener que mudarnos cada vez que traigo conmigo el "invierno eterno", que mis padres no le permitan a Anna relacionarse con los otros jóvenes, y tener que pagar sumas exorbitantes por darnos educación privada en la casa; y lo más triste es recordar que no siempre fue así…
Mi niñez, mi adorada niñez, el único momento de mi vida que he sido realmente feliz, recuerdo como Anna llegaba a levantarme para que jugáramos en la casa, intentando hacer el menos ruido posible para no levantar a nuestros padres; como mi padre me llevaba a la empresa familiar para que viera desde pequeña como era el trabajo que me iba a corresponder de grande; como mi madre me abrigaba en las noches y me daba las clases que violín que tanto adoraba, y todo arruinado por mi causa.
"Tok Tok"- escucho los golpes tan rutinarios en mi habitación –Elsa- es Anna, yo solo me quito los audífonos pero no respondo, sé que ella solo desea mi compañía y mi amor, y más en un momento como estos, pero no, no la quiero herir, no otra vez. –Sé que estas adentro- su voz, su dulce voz, se escucha triste, comienzo a sentir un dolor en mi corazón – me han preguntado ¿A dónde fue? – comienzo acercarme a la puerta, solo quiero estar cerca de ella - Esa valiente, y de mi trate, te vengo a buscar, déjame entrar…- me acuesto sobre la puerta, no me animo abrirle aunque también me encuentro sufriendo como ella - Tu eres lo que tengo, solo escúchame, Ya no sé qué hacer- Anna termina y escucho que también se sienta al otro lado la puerta -¿Y si hacemos un muñeco?- pregunta mi linda hermanita, ya no aguanto más y caigo en un mar de lágrimas, ambas hemos perdido a nuestros padres.
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Es un bello día, grito emocionado – ¡Día Nevado!-, simplemente adoro está estación del año, y más que puedo ser libre sin tener las aburridas clases de etiqueta o de administración, o las de artes… es tiempo de jugar y ser libre, y lo mejor jugar con mis hermanitos Jamie y Jenny en el bosque de la familia. Salgo de la mansión siendo jalados por los gemelos hacia afuera, escucho a mi madre decir que tuviéramos cuidado.
He pasado mi vida oculto en la mansión, bajo la imponente sombre de mi padre, el gran señor North, pareciera que nadie me pudiera ver, nadie cree realmente en mí, limitan mi vida a seguir los pasos de North, pero no me puedo quejar de él, es simplemente admirable, es un buen señor amado por todos, cualquiera quisiera ser como él, cualquiera menos yo, no soy apto para ser el heredero de la empresa, soy solo juegos y diversión, tener que velar una empresa tiene que ser cansado y aburrido, pero ni Jamie ni Jenny pueden tomar mi lugar, son muy pequeños aún.
Pero hoy es mi día, puedo jugar y relajarme; los tres entramos en el bosque, y vemos como el lago se encuentra congelado, Jamie da la idea de patinar sobre el hielo, en ese momento no me pareció mala idea, los tres amamos la nieve. Estuvimos jugando durante horas y horas, no nos dimos cuenta cuando el hielo empezó a romperse; grave error, les digo a los dos que salgan despacio a la orilla, que no tuvieran miedo, Jamie se encontraba más cerca del borde por lo que salió rápidamente del hielo, pero Jenny no, mi hermanita se encontraba en el centro y bajo sus pies el hielo se empezaba a partir, no podía acercarme, si daba un paso hacia ella el hielo podía ceder, le grito a Jamie que vaya a buscar a nuestra madre, era la única que siempre se encontraba en casa. Jenny se encontraba aún en medio del lago veo los ojos de mi hermana y siento su miedo, aunque creo más bien que se trata del mío, "soy su hermano mayor, tengo que protegerla", repito en mi mente esa frase mientras busco una forma de llevarla fuera del hielo.
–Jenny estés tranquila, no mires abajo- le digo, observo una rama con una forma muy particular, la intento agarrar con mis manos
-Jack, tengo miedo- el hielo donde está Jenny cada vez se quiebra más.
-Lo sé, lo sé- digo dando un paso más y viendo cómo donde me encuentro también empieza a quebrarse –pero no te va a pasar nada- le sonrió a mi hermanita –te juro que no te caerás- pienso y pienso, se me viene una idea –esto será muy divertido-
-No te creo Jack- comienzo a llorar Jenny
-Crees que es una broma- le digo mientras doy otro paso.
-Sí, vos siempre estas bromeando- y es cierto, nunca he tomado nada enserio en mi vida.
-No, no lo haré esta vez, vas a estar bien, cree en mí- le digo mientras noto una rama con una forma muy particular pero algo lejos de mí.– ¿te pareces si jugamos?- Jenny solo me ve con sus grandes ojos marrones –juguemos a brincar, igual que todos los días- veo una pequeña sonrisa en el rostro de mi hermana, pero que es opacada por el miedo, comienzo a enseñarle como debería brincar, mientras a su vez me acerco a la rama, agarrándola en mis manos, -ahora es tu turno- le digo mientras ruego que esto funcioné. Jenny empieza a saltar, algo lento y temeroso, pero cuando ya estuvo en el alcance del gancho de la rama la jale hacia afuera. ¡Lo logré!, salve a Jenny, la veo alegre en la orilla y no me doy cuenta que me encuentro aún en el hielo quebradizo hasta que caí a las frías aguas.
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Soy el decimotercer heredero a la presidencia de las Industrias Sureñas, lo que significa que no tengo destino en mi vida, siempre he sido opacado por mis hermanos, normalmente es de un hermano o a lo sumo dos, pero en mi caso son doce, mis posibilidades de ser alguien reconocido en esta familia de porquería es de cero, pero no me importa, algún día seré alguien por mis medios.
Me encuentro en el estudio de la casa de campo de la familia Westerguard, no he recibido ni la educación similar a la de mis medios hermanos, soy el mejor y para variar soy el hijo bastardo del señor de la casa, y se supone que tengo que sentirme agradecido por la señora por permitir que el hijo de la amante de su esposo pudiera vivir bajo la ala Westerguard, vaya basura de gente. El único lugar de esta casa que me siento cómodo es en el estudio, ahí puedo leer libros de empresas y negocios, además de filosofías, además de los raros de engaños y manipulación: algún día seré el dueño de mi propia empresa y arruinaré a los Westerguard con mi propia mano, por marginarme toda mi vida.
Voy a la cocina, una señora de cabellera roja se encuentra en ella, el uniforme de empleada que posee es estúpido, la hace ver débil y sin voluntad, "se supone que ella es mi madre" pienso mientras me siento en la mesa, lo único que siento en estos momentos es furia, todo eso lo hace por mí y yo soy incapaz de salvarla de este inmundo lugar, la señora me pone en la mesa una bandeja de sándwiches, mis favoritos, agarro uno y le agradezco, ella solo se queda viéndome comer con una dulce sonrisa en su cara, adoro a esta señora y me gustaría llamarle madre, pero no puedo, nadie se puede enterar del oscuro engaño del señor a la señora, qué pensaría los socios y los amigos de esta familia… realmente eso es lo menos que me preocupa, los Westerguard son crueles y no me quiero imaginar que le harían a mi madre, una señora sin familia y sin hogar. Sigo comiendo los emparedados que hizo mi verdadera madre, su sabor es a gloria.
Salgo de la cocina y me despido de la empleada. Camino por los pasillos y escucho a la señora Westerguard hablar en el vestíbulo,–lamento mucho lo sucedido, tus padres eran buenos amigos nuestros.- escucho decir claramente, intento pasar inmutamente entre el vestíbulo hacia el estudio pero una voz interrumpe mis pasos.
-Yo también lo lamento- escucho una voz de una joven, me acerco lentamente donde ellas, siento una necesidad de averiguar de quien se trata.
La señora nota me presencia y se levanta de donde se encuentra sentada, quedo de pie viendo como ella se acerca, –Hijo mío- aborrezco que me diga así, ambos sabemos que no somos nada, pero como hay una invitada tengo que soportar ese trato. –ven, quiero presentarse a la señorita Anna Arendelle, de Arendelle Inc. – dice la señora mientras me acerca donde se encuentra la joven; no es un secreto que Arendelle Inc es la industria tecnológica más importante del mundo, pero lamentablemente hace un mes perdieron a los presidentes en un accidente, lo último que leí fue que la hija de ellos sería la próxima heredera, lo recuerdo muy bien porque esa noticia origino una cólera en mí, una joven menor que yo dueña de una empresa, el universo tiene que estar en mi contra.
-Buenos días, my lady- la saludo como todo un caballero, lo único que noto es un sonrojo de la joven y con eso se me ocurre un plan, Anna Arendelle, ella tiene que ser la heredera, pienso mientras veo como la estúpida joven intenta disimular su nerviosismo, yo por mi parte actuó como un caballero, "la apariencia es lo más importante" algo que aprendí de la señora que se encontraba junto a nosotros, como es posible que esta pelirroja es la heredera del imperio multimillonario, se nota que solo es una niña.
