La noche era suave en el pueblo de Kakariko. Link estaba agradecido de no haberse metido con las despreciables bestias emplumadas y de poder por fin tomar un tiempo para sí mismo antes de partir al Templo del Tiempo habiendo conseguido los medallones.
¿Posada? No, el bravo héroe del tiempo no necesita nada de eso, por lo que el joven se limitó a echarse a un lado del pozo y cerrar los ojos, sin embargo tenía la sensación de ser observado.
Sus sospechas eran correctas, unos minutos después se reveló ante él una figura. Era Sheik.
Link pensó que su descanso había terminado y que era hora de la aventura, pero no se trataba de eso en esta ocasión.
-Hola, Link. Te preguntarás por qué vengo aquí esta vez.
El Héroe del tiempo se mantenía inmóvil.
-Hay algo que debo decirte.-Sheik suspiró- Te amo.
El Hyliano abrió un poco la boca a modo de sorpresa, cosa que permitió a Sheik invadirla con su lengua y tomar el control del momento.
Link simplemente le empujó hacia atrás.
Sheik sin decir más, se Reveló como quien era, la Princesa Zelda. Claro que, lo hizo a su propia manera.
Comenzó por deshacerse de las vendas de su cabeza, para pasar a mostrarle su verdadero rostro al aún boquiabierto Link. Las vendas caían poco a poco, desde sus manos hasta las que mantenían a discreción sus senos.
Al llegar a las últimas vendas que separaban a Zelda de la desnudez, Link cubrió sus ojos como un niño asustado por una Skulltula, aún sin estar mirando, sentía algo diferente en su cuerpo, una sensación de adrenalina y temor que combinadas creaban algo que jamás había sentido antes.
Zelda ahora estaba al descubierto.
A Link le ganó la curiosidad y decidió mirar. Sólo pudo concluir que era hermosa y que buscaba algo, algo que él podría darle. No entendía realmente qué estaba pasando, sólo sentía algo endurecido entre sus piernas.
Zelda notó esto inmediatamente.
Comenzó a dejarse llevar y se desnudó él también, dejando ver a la princesa lo que tenía.
Instintivamente, Link volvió a sentarse en donde había yacido hacía unos minutos e incitó a la princesa a sentarse sobre su ya bien erecto miembro.
Y así lo hizo.
Nada más sentir el interior de su amada, se olvidó de todo lo demás, no le importaba Ganon ni Hyrule, sólo quería seguir sintiendose tan bien con su querida Princesa.
Por su parte, Zelda también había partido hasta las nubes, ella hacía casi todo el trabajo y controlaba los movimientos a su gusto, ésto agradaba a Link.
Los 2 se besaban mientras seguían unidos. La noche aún era joven así que tuvieron un buen rato juntos: Desde ese primer encuentro tan súbito para el héroe del tiempo, hasta probar bastantes posiciones.
Después de una jornada así estaban cansados, y Link no podía dar más. Así mismo Zelda se veía fatigada.
Era hora de su despedida.
Un beso fue suficiente para agradecerse mutuamente por el placer que se habían dado entre los 2.
Una vez caracterizada como Sheik, Zelda desapareció.
Link se recostó en ese mismo lugar para dormir un momento, pues al alba le esperaba una de sus mayores pruebas. Sus sueños fueron casi tan placenteros como lo que recordó detalle a detalle hasta caer dormido: Zelda, el amor de su vida y él, lo habían hecho.
