Ella sabía que no debía importarle, que eso nunca pasaría…pero solo deseaba…aunque fuera por un poco… haber ganado, aunque le doliera lo que había sucedido… pero verlo sin esa sonrisa de orgullo en su rostro, logró lo que otros no habían podido, hacerla sentirse orgullosa de sí misma. Aunque sabía que él no le tomó importancia. Después de todo, a sus ojos solo existía Deku. Y odiaba como odiaba eso.

Cuando la batalla acabó, la vio tirada en el suelo, todo el cuerpo le temblaba, igual que sus manos. Lo cerca que estuvo de perder. Pero le había emocionado la batalla, alguien que había logrado llevarlo al límite, aunque no lo supiera, y luego la vio caer lentamente al suelo. Se quedó parado a medio correr. Se había caído. Estaba en el suelo, y él era el culpable, la había hecho sobre esforzarse. La fuerza de ese pensamiento lo hizo retroceder, él no se preocupaba por nadie ni se sentía mal, pero no podía seguir negándolo cuando la tenía desmayada frente a él. Su mirada conectó con la de ella, y le vio la mirada perdida, sin embargo veía la determinación que la dominaba. Su mente y corazón pulsaron. No podía negarse ya. La amaba. A ella, que no le tenía miedo, a ella que sabía que podía lograr vencerle si se seguía entrenando. A ella.

Midnight lo mencionó victorioso. Pero él no se sentía así en lo absoluto. Salió de la batalla entre aplausos y abucheos. Pero en su mente estaba la batalla entre él y ella, solo ellos.

Él sabía que no iba a perdonarse, la lastimó… demasiado. Pero por otra parte estaba orgulloso de ella. Fue capaz de darle cara. Aunque sabía que no iba a ganar, lo intentó. Y eso solo hizo que creciera su amor por ella. Y sabía que estaba mal. Ya que ella estaba enamorada del idiota de Deku. Aun no entendía como se terminó enamorando de ella, él, Katsuki Bakugou de Uraraka Ochaco.

Recuerda que solo la veía como una molestia, siempre al lado de Deku. Siempre sonriendo, como si el mero hecho de verlo fuera un milagro. Le molestaba que parecía siempre disfrutar la presencia de Deku, como si alguien pudiera. Ese maldito siempre estaba entrenando, esforzándose, justo como ella en el campo de batalla.

Gruñó. ¿A quién le importaba? Estaba rumiando sobre el idiota cuando se lo topó. Vio que Deku se sobresaltó y siguió su camino.

-Tú le dijiste como vencerme, ¿cierto, maldito Deku?-ladró el rubio.

El peliverde se detuvo abruptamente.

-Como siempre estas escribiendo en esa libreta tuya-

-Te equivocas.-lo interrumpió el peliverde, se dio la vuelta y lo enfrento con furia en sus ojos.-Trate de ayudarla, pero ella no me lo permitió, el plan con el que peleó contigo fue de ella.

Lo último lo dijo con una especie de anhelo en la voz. Una que no le agradó nada a Bakugou.

Gruño. Y siguió su camino. Al llegar al lado del estúpido de electricidad este le pregunta con sorna.

-¿No pudiste pelear con un poco de más amabilidad con una chica tan frágil?

La pregunta indignó a Katsuki.

-¿Frágil? ¿Qué tenía esa chica de frágil?

Porque el sabia, aunque nadie más lo notara, que era una chica orgullosa, una que podía estar a su altura. Y él la tomaría.