Los últimos días

Este fic está dedicado a Flor-LupinSparrow por el día de la "Amistad y Amor", del foro "Hijos de la Rebelión".

Catelyn negó con la cabeza, tratando de quitarse ese absurdo pensamiento de la mente. No creía en los presagios, pero desde que los Lannister arribaron Invernalia, las cosas se tornaron oscuras.

Se levanto de la cama, apoyándose en el alfeizar de la ventana. El gélido viento acariciaba sus huesudos pómulos, colorados a causa del frío. Necesitaba a Ned, lo necesitaba cerca. Ahora que el rey le había pedido ser su mano, Ned andaba bastante ocupado. Ella no quería tenerlo lejos, pensó « ¿Por qué aceptar ese cargo? ¿Es que acaso no tenemos todo aquí? ¿Qué necesidad de tentar la suerte?». No obtendría respuesta alguna de la boca de Ned, de su amado marido.

Alguien golpeó la puerta, y se apresuro a abrir. Era su primogénito, el hermoso y adorado Robb Stark.

— ¡Robb! —susurro Catelyn, abrazándolo fuertemente—Te he extrañado. Perdóname por estar tan ausen…

—No te preocupes madre—respondió Robb, en un intento de calmar a su afligida madre, observando con tristeza a Bran que permanecía postrado en la cama—te entiendo. Solo venía a ver a Bran. Padre te busca.

La mujer dedico una larga mirada a Bran, se sentía impotente con la sola idea de salir de allí.

—Yo lo cuidaré—añadió Robb, asintiendo con la mirada—Ve tranquila, madre.


Ned Stark de Invernalia contemplaba las llamas danzantes de la chimenea, con la mente lejos de allí. El abrazo de Catelyn lo alteró, pero no tardo en corresponderle.

La beso delicadamente, como si de una flor se tratara. Todo en ella era delicadeza ,y, a pesar de los años de matrimonio que llevaban juntos, para ellos ese no era tiempo suficiente. Necesitarían mas de una eternidad para cansarse uno del otro.

Sus labios se separaron, en una dolorosa angustia por no sentirse un rato más. Era momento de hablar. Catelyn Tully respetaba a su esposo, no por eso le daría la palabra. Sería ella quién iniciaría la charla.

—Ned—comenzó hablando mientras acariciaba su nuca, jugueteando con los primeros mechones blancos del señor de Invernalia—prométeme que no aceptarás. No lo hagas por mí, hazlo por Bran. Por favor, te lo ruego, mi señor.

El hombre frunció el ceño, sintiendo como las palabras se le atoraban en la tráquea. ¿Cómo decirle a su adorada Tully que "Eso" no estaba en sus manos. Acaricio sutilmente la cintura de Catelyn, respirando acompasado.

—Ned—volvió a insistir su esposa, clavando en él sus penetrantes ojos azules—por favor. Dame una respuesta, nada más.

—Amada mía—su voz era apenas un susurro, azotado por el dolor—…Es mi deber como hombre, y señor de estas tierras. No cualquiera recibe el honorable cargo de mano del rey. Ya es tarde, Cat… ya… acepté.

El frío del ambiente parece cortar como cuchillo en la traslucida piel de Catelyn Tully, honrada esposa de Ned Stark , señor de Invernalia. Su intuición le grita que no lo permita, que lo retenga allí, que no lo deje salir por esas gigantes puertas que te despiden de Invernalia. Pero no puede, no, porque antes que todo está su deber como esposa. Y el amor que le profesa a Ned.

Solo le queda alzar la barbilla, mirarlo de manera solemne y besar sus labios, sin saber que… esa sería la última vez que lo vería.