Dedicatoria: Para mi Laia, mi niñita pequeña y preciosa que cumple ¡17! ¡wiii! Y es una chica fantástica y maravillosa e increíble (con decir que aguanta todas mis perrerías...). En definitiva, lo es todo para mí. Haz ver que no lees esto hasta el 30, ¿sí? Ergo, si estoy aquí es por su culpa y sólo por su culpa.
Pairing: Sirius, Remus. LilyxJames
Rating: Vamos a hecharle un K+ por si se me va la pinza en los últimos capítulos *insertar cejas lascivas*.
Disclaimer: Fui a King's Cross este verano, pero la verdad es que no me vino ninguna ráfaga de inspiración.
Nota: He tenido que dejar a las mujeres un poco como una mierda, pero está muy exagerado. No creo que ninguna mujer, sinceramente, sea así. Y si lo es.. como para odiarla. Lemmon leve y extraño al principio.
Suena: Beautiful Luna - Jason Mraz.
Beautiful Luna
Capítulo 1
Qué raro.
Prácticamente no sentía nada.
Definitivamente, no sentía nada.
A sus pies tenía arrodillada a una rubia. Muy zorra, como últimamente le gustaban. En ese momento se lo metía en la boca casi por entero.
Como todas.
Se lo comía a gusto, como haría con una piruleta o con un helado derretido. Él la agarró por el pelo y la empujó con ritmo.
Frunció el ceño.
No pasaba nada.
Mierda, mierda, mierda.
Como se le bajara ahora, mañana el rumor estaría en boca de todos. Y él no estaría nunca más en la boca de nadie.
Curioso. Si alguien le hubiera dicho eso seis meses atrás, Sirius habría saltado de la torre de astronomía.
Pero ahora no. Ahora simplemente se sentía confundido.
La polla, el mejor amigo del hombre.
Pues vaya fiasco.
Miró hacia abajo. Levantó una ceja. Lo que tenía ahí era, sin duda, una imagen calificable de erótica. Bueno, más bien de, hmm, porno. La chavala se desenvolvía bien con el tema. Talento no le faltaba. Y supuso que práctica tampoco.
Venga, tenía que sentir algo. Algo, pensó, desesperado.
La lengua lo chupaba y los labios lo succionaban.
Se estremeció.
Una idea absurda le cruzó la mente.
Parecía una ventosa.
Una ventosa de esas de los pulpos. Como las que ponías en el coche para enganchar la cortinilla. Tuvo ganas de echarse a reír. No lo hizo, claro.
Vale, vale, aquello era un reto. Tenía que correrse en la boca de Mindy.
Vaya nombre, dijo una voz en su cabeza. Se parecía a la de Remus. Con un encogimiento de hombros, supuso que era natural que su conciencia fuera Remus.
No, no, no, no pienses en el nombre de Mindy.
Patético.
¡Basta! Vale, vale. Piensa, en... en... en ¡eso! En sus tetas.
Se concentró. Antes le había quitado el sujetador. Debía gastar una noventa como mínimo. Cuanta carne, ¿no?
No funciona, dijo la voz.
Mierda.
Piensa en su culo. Mmmmmm, sí. Lástima que gastara esos tangas tan horteras.
La voz carraspeó, como hacía Remus.
Sirius se estaba cabreando.
Mindy dijo algo así como: "vaya, un tío difícil".
Zorra.
Zorra, coincidió Sirius.
Pero tenía qué correrse. Su conducta estaba siendo inaceptable. Justo como le había dicho McGonagall esa mañana.
No pienses en McGonagall, merluzo, dijo la voz.
Vale, vale.
Soltó la mano izquierda del pelo de Mindy y miró discretamente el reloj. Habían pasado prácticamente diez minutos. Estaba medianamente empalmado, pero muy por debajo de lo aceptable. Sin duda.
Le entró el pánico.
Concéntrate, concéntrate. Recordó su primer beso, su primer magreo, su primer polvo con la chica morena de séptimo.
¡Ajá! Estaba algo más cachondo.
Mindy sonrió, satisfecha.
Pobre chica, se cree que lo ha hecho ella.
Joder, era la voz de Remus. Ahí, fina, suave, oscura. Sirius concluyó que por fin se había chalado del todo. Prometió acojonarse por ello más tarde, ahora tenía otros asuntos en los que pensar.
Mindy dijo algo, en una galaxia muy lejana.
-¿Qué?- dijo Sirius.
-Que ningún tío se me resiste demasiado- repitió con aquella vocecilla aguda. Sirius pensó que era voz de mascar chicle y de inventarse cotilleos. Voz de guarrilla. Deseó que se callara.
Zorra, zorra, zorra, dijo Remus, aburrido.
Sirius tragó saliva. Leves rastros de sudor aparecieron en su frente. ¡aleluya! Jadeó. Mindy se ayudó con una mano. Sirius echó la cabeza hacia atrás. Gimió fuerte.
No.
No, no, no, no.
De pronto, pensó que no quería correrse en la boca de Mindy.
Se vio a sí mismo con treinta años en un apartamento cutre, sin amigos, rodeado por un montón de zorras operadas mirando porno.
Todo aquello le pareció asqueroso. Todo, era como... urg.
-Para- consiguió articular. Pero ella se hizo la desentendida-. Para- repitió en un gemido.
-¿Qué?
Como si fuera imposible que un hombre no quisiera estar con ella.
-Para, Mindy.
-No soy Mindy, soy Bea.
¡ZAS!
Au, dolía. Incluso pensó que si recibía un mordisco se lo merecería.
Pero no, no hubo mordisco.
-¿Qué...? yo.. ¡joder! Joder, Bea, lo siento muchísimo, de veras, no pretendía...
-No, no pasa nada.
Pedazo de zorraaaaaaaaaaaaaaaaa.
-¿Estás de coña? ¡Te he confundido! Nunca me había pasado, Bea, lo siento, de verdad que...
-No me molesta.
-Vale, pero puedes parar ya.
Ella hizo un mohín.
-¿Pasa algo?
-He estado pensando. ¿No crees que esto de las mamadas es un poco vejativo?
Bea frunció el ceño, concentrándose.
-¿Un poco qué?
Sirius gruñó. Antes no le importaba que una chica no supiera mantener una conversación civilizada. Total, era sólo sexo.
Como un círculo vicioso, valga la redundancia, las chicas inteligentes le rehuían, las fáciles se le acercaban, las inteligentes le rehuían... etc, etc, etc.
Medidas desesperadas.
-¿Qué piensas.. sobre... ehm... los... los vampiros?
Ella seguía de rodillas, con su pene en la mano y cara de idiota.
-¡ Ay, yo qué sé! No me hagas pensar ahora, ¿qué te pasa? Antes no eras así.
Sirius ladeó un poco la cabeza, forzando la memoria. Con el siguiente comentario podía cagarla aún más, pero qué diablos.
-No recuerdo haber estado contigo antes.
-Ya lo sé, bobo- ¿bobo?¿¡bobo!?- ¿te crees que soy tonta o qué? Pero has estado con otras amigas, ¿no?
-¿Otras? ¿Qué otras? Pero... hey, espera un momento, ¿cómo sabes...? vosotras.. ¿os lo contáis? Es decir, ¿os contáis lo que hacéis conmigo?
-Claro. Pero tranquilo, no sólo contigo. También nos contamos lo que hacemos con los demás.
Joder.
Qué insensibles. Él nunca haría algo así. Él no les contaba a James y a Remus lo que hacía. El sexo se quedaba con él y con la chica. En la cama; y de ahí no salía. Bueno, quizás intentara impresionar un poco a Peter, pero desde luego sin decir nombres.
Se cabreó.
-Suéltame.
-Oh, vamos, mi amor.
-No soy tu amor- gruñó él-. Pásame los calzoncillos.
-¿Cómo que no?- casi pudo ver sus engranajes chirriando y calculando: "mi amor"+ Sirius en la mano = ¿Sirius? Si me llevo dos y le resto cinco...
Suspiró.
-Bea, por favor, me siento como un imbécil con la tranca al aire y hablando sobre...
-Pues no hables.
Sirius contuvo la respiración. Cerró los ojos con fuerza. Jadeó.
Intentó concentrarse.
La apartó violentamente y se agachó para recoger su ropa. Ella protestó.
-Si no te gusto sólo tienes que decirlo. Tampoco hace falta que me tires al suelo.
Él se puso los calzoncillos.
Mañana todo aquello aparecería amplificado por mil. Las inteligentes pensarían que era un capullo y las fáciles... bueno, las fáciles no pensaban demasiado.
Círculo vicioso.
-Perdona. No es eso, Bea... es que...
Sí que es eso.
-¿Qué? No lo hago bien? Todos dicen...
-No, no. Pero... la situación no me... yo qué sé.
Ella frunció el ceño.
-No te sigo.
Él suspiró. Se agachó y se sentó a su lado.
-Mira, Bea, lo nuestro ha sido muy... muy impersonal. Es decir, que yo no importaba. Podría haber sido otro tío y tú te habrías comportado igual. Y lo mismo me pasa a mí contigo. Creo que en el sexo tiene que haber un mínimo de compatibilidad.
-¿Fue así con todas las otras antes que yo? ¿Fue así con Mindy y con Lauren?
Sirius reflexionó.
-Si eran de las últimas con las que me he enrollado, creo que sí.
Ella suspiró, aliviada.
-Bueno, por lo menos no es mi culpa.
Sirius gruñó. No le había prestado la más mínima atención. ¿Cómo había sido tan lerdo de intentar enrollarse con una tía así? Se avergonzó de si mismo.
Había caído muy bajo.
Se le había descontrolado todo. Sexo por sexo, sexo por hábito. ¿Qué sexo era ese? Con diecisiete años ya se había cansado de follar? ¿Ya no le veía magia a hacer el amor? ¿Lo que él hacía, podía llamarse: "hacer el amor"?
Pues vaya mierda.
-Bueno- dijo Mindy-. ¿Y ahora qué haremos?
-¿Quieres ir a la ducha?
-¿A la ducha de tíos?
-Ehhh... no puedo ofrecerte nada más.
-¿Contigo?
-Puede que vaya después de ti- respondió el suavemente.
-¿porqué no vienes tú a la de chicas?
En otro tiempo habría dicho que sí. Habría escalado el tobogán de la escalera de sus dormitorios, se habría tomado una poción para disfrazarse, habría ido en escoba.
-Creo que no, gracias. Mira, no sé que te habrán contado sobre mí, pero sólo soy un tío. Es decir, una chica tan guapa como tú seguro que encuentra a algún chaval más dispuesto.
-¿Querrías una relación seria con una tía?
Sirius reflexionó.
-Puede. quizás.
-Vaya, vaya... ¡Sirius Black está enamorado! ¿De quién?
-Creo que no estoy enamorado de nadie. Si surge algo, pues surge algo. Pero ya está. ¿Te presto mi toalla?
-Vale.
-Siento todo esto, Bea.
-No pasa nada, nene- le dio un beso en la mejilla y abrió la puerta del dormitorio para escabullirse hacia las duchas.
Sirius se sintió imbécil.
Empezó a recolectar su ropa tirada por toda la habitación, pero al cabo de dos segundos desistió.
Se tiró en plancha sobre la cama y se quedó mirando el techo.
En realidad no era culpa de nadie. Bueno, al menos no de ellas.
Ellas no habían cambiado; seguían siendo tan femeninas, tan tontitas, tan pavas. Seguían yendo en grupo y riendo como un corral de gallinas cuando él pasaba por delante. Seguían peinándose a cada rato, seguían yendo al lavabo entre clase y clase. Seguían cuchicheando, coqueteando, gritando. Seguían siendo complicadísimas.
Él necesitaba algo como Lily. Una tía sencilla, inteligente. Que supiera conversar sobre algo interesante, desde luego. Alguien más accesible, más transparente. Que no le pidiera regalos y que él pudiera hacérselos cuando quisiera. Alguien que lo hubiera querido cuando no era más que un chiquillo flacucho y desgarbado.
En definitiva, una chica guay, entre novia y amigo.
Una chica diferente y única. Alguien, a ser posible, diferente a todas las demás... tan diferente que su familia la encontrara insoportable e indigna de él. (N/A: parece la lista entera de papá NoelXD)
Alguien como, por ejemplo, Lily.
Le preguntaría a Remus si había mujeres lobo. Eso sería interesante. Siempre había pensado que Remus estaba muy sexy con esas ojeras y esa piel pálida. Parecía un actor francés muggle de los años cincuenta.
Y hablando de Remus...
No, no quería pensar en Remus. Porque Bea se la estaba chupando y él oía la voz de Remus.
Era un puto pervertido.
Cuánto tardaba Bea. Se había dejado la camiseta por ahí, así que tenía que volver. Pensó que el iluso que estuviera en las duchas debería ser el hombre más feliz de la Tierra.
-¡¡SIRIUS BLACK!! ¡¡LA TÍA CON LA QUE TE HAS ENROLLADO SE HA METIDO CONMIGO EN LA DUCHA Y HA INTENTADO CHUPÁRMELA!!
Sirius se levantó de un salto de su cama, como si se hubiera pinchado con un alfiler o hubiera hecho algo realmente mal.
Intentó parecer calmado.
-Hola, Remus.
-¡¡Cállate, perro asqueroso!! ¡Me ha agarrado del pene! ¡de MI pene!
-Oye, ¿Tú estabas antes en mi cabeza?
-¿Qué?
-Que si antes estabas en mi cabeza.
Remus frunció el ceño y retrocedió unos pasos. Miró hacia atrás para confirmar que Sirius no se dirigía a otra persona. No. Estaban ellos dos solos.
-¿Qué coño...?
-Sí, antes. Cuando Bea me la estaba...
Entonces Remus pareció recordar porqué había venido chapoteando por el pasillo con la toalla alrededor de la cintura.
-¡Ha intentado violarme!
-No sabe que eres marica.
-Shhhhhhhht! ¡Cállate, imbécil! Definitivamente, nunca debí contároslo.
-Venga, si nos dijiste que eras un hombre lob...
-¡¡¡SIRIUS!!!
-Lunático, que no hay nadie.
Remus suspiró, nervioso. Miró a Sirius con actitud cabreada.
-¿Porqué lo has hecho?
-¿Hacer qué?
-¡Yo qué sé! Si tu no le has dicho a Bea que viniera, ¿cómo...?
-A lo mejor le gustas.
-Claro, y la mejor manera de conquistarme es enrollándose con uno de mis mejores am... oye, ¿qué has dicho antes de tu cabeza?
-Mmmmmhh, nada.
-Vale, me da igual. ¿y ahora qué hago? No puedo volver a por mis cosas.
-Pero qué te ha pasado, ¿has salido corriendo?
-No, hemos hablado un rato sobre el examen de Transformaciones del lunes. Pues claro que he salido corriendo, anormal.
Sirius se echó a reír.
-Qué cabrón que eres, Remus. Tú siendo marica y todas detrás de ti. Podrías darle una oportunidad, ¿no?
Remus gimió.
-¿Y ahora qué hago? Joder, ¿qué hago? Necesito mi ropa y no puedo volver allí... ¿crees que aún estará?
-Sí. Es más, tengo la impresión de que vendrá al dormitorio en breve.
Remus lo miró con ojos de pánico.
-¿¡Qué!?
-Se ha dejado la camiseta.
-Mierda. Oh, mierda, mierda. Qué vergüenza, tío. Qué vergüenza. ¡Tienes que esconderme!
-¡Vístete rápido y sal!
-No, ¡si salgo me va a ver luego!
-Venga, no te vas a quedar en la habitación toda la vida.
-¿¡Tienes algún plan mejor!?
-Tíratela. Estás muy sexy, así todo mojado y oliendo a champú.
-¿Y si salto por la ventana? Nadie quiere chupársela a un muerto, ¿no?
-Lunáaaaaaaaatico.
-¿Sabes qué? Me voy a meter un tu cama.
-No... no, Remus. Ni se te ocurra. No des un paso más. ¡Estás empapado, capullo!
Remus sonrió malévolamente.
-Te jodes, calientabragas. Si no la hubieras dejado cachonda yo no me vería en este lío- esquivó a Sirius con un ágil movimiento y se tiró en plancha sobre su cama. Empezó a dar vueltas, dejando las sábanas empapadas. Sirius se rió.
-¡Hijo de puta, sal de ahí!
-Y una mierda.
-Oye, estás muy sexy.
Remus tragó saliva. Odiaba que Sirius hiciera esos comentarios.
-Calla y mira si viene Bea. Venga, ve a las duchas.
Sirius no quería irse.
-Vale, quédate aquí. A ser posible, fuera de mi cama.
-No. Y coge la camiseta de la zorra.
-¿Tanta rabia le tienes?
-Sólo por el tono rosa chicle de la camiseta, sí.
Sirius rió.
-Si no existieran los zorrones, ¿a quien te ibas a tirar cuando estés desesperado?- y descubre, extrañado, que no quiere saberlo.
Se puso los pantalones, recogió la camiseta de Bea y fue hacia el baño.
Cuando volvió encontró a Remus en un estado de hiperactividad rayana a la histeria, sentando en la cama con al toalla alrededor de la cintura y su camisa puesta.
-¿¡Donde coño te has metido!?
-Sólo me he duchado. Ya que estaba en...
-Pensé que te la habías tirado.
-¿Por eso estás tan histérico?
-Claro que no, imbécil- sí, por supuesto.
-Ella se había ido. He salvado tu ropa y tu reloj, pero tu camisa no estaba.
-Mierda.
-Sí, bueno, cosas que pasan. Nunca debiste intentar tirártela.
Remus resopló, indignado.
-¡Pero serás..!
-¿Llevas mi camisa?
-Ehhh... sí. ¿Te molesta?
Sirius lo pensó.
-No, creo que no.
Remus se sentó en su cama y sonrió un poco.
-¿Crees?
-Yo qué sé.
-Ponte algo, Sirius, vas a coger frío.
-Que le den por culo al frío- Remus rodó los ojos- ¿Ya estás seco?
-Has tardado como cien años en ducharte, claro que estoy seco- refunfuñó.
-Pues hazme un sitio, ¡que vengoooo!
Remus suspiró y se apartó cuando Sirius se tiró en plancha.
-Cuando partas los muelles de tu cama y te caigas por la noche me reiré mucho.
-Estos muelles han aguantado muchos trotes. Si no se partieron cuando me tiraba a un montón de tías, te digo yo que no se partirán ahora.
-¿Me tiraba? ¿En pasado?- susurró Remus. De pronto la habitación se había vuelto muy pequeña y silenciosa; no había necesidad de hablar en voz baja, pero no quería romper ese momento con Sirius y le pareció que si se ponía a gritar despertaría del sueño. Como tantas cosas que le ocurrían con él, siempre tenía miedo de que se desvanecieran, de que no fueran reales.
Lo miró, intentando disimular eso. Le miró la cara, el pelo mojado, el pecho; y como siempre le ocurría, pensó que se moría ahí mismo.
-No sé, Lunático. Me ha pasado una cosa rara- dijo el otro, también en susurros.
-¿Una cosa como qué? A ver- empezó, sarcástico- ¿Te has dado cuenta de que sólo era una zorra y que ese sexo no era satisfactorio porque...?
-Sí. A grandes rasgos, sí.
Remus frunció el ceño.
-Vaya, Sirius, eso es muy maduro.
-Ya. Gracias. Pero el caso es que estoy hecho un auténtico lío.
-¿Por algo en concreto o por toda la "mierda amorosa" que has generado en estos últimos meses?
Sirius reflexionó.
-Mira, Bea me la estaba...
-SIN DETALLES- a Sirius le sorprendió la vehemencia con que su amigo le cortaba. Definitivamente, Remus no era normal. A todo adolescente le da morbo que su amigo le cuente cosas guarras. Bueno, pensó encogiéndose de hombros, Remus es marica.
-De acuerdo, pero le quita la gracia a la historia.
-Sirius...
-Vaaaaaaaaaaale. Bueno, que yo estaba con Bea y, hhmm, a grandes rasgos podríamos decir que... ahh, esto va a darle de lleno a mi orgullo de macho... no he podido correrme. Es más, no he querido correrme.
-Ah.
-¿Ah?- dijo, desesperado- ¿Esto es todo lo que se te ocurre?
-Hmmm. No sé. Sí. Bueno. Y... ehhh.... ¿qué piensas hacer al respecto?
-Joder, Remus, no me ha dado tiempo de pensarlo detenidamente.
-Si lo piensas detenidamente será la primera vez que haces algo así. Y las consecuencias podrían ser fatales.
-Capullo- Remus rió por debajo de la nariz-. No sé. De verdad que no lo sé. Tengo que reflexionar sobre esto. Y no te rías, maldito imbécil, lo de reflexionar va muy en serio.
-Vale, vale.
-En primer lugar, tengo que saber porqué no pude. Pero es que luego no quería. Remus- lo miró tan intensamente que por un momento el rubio pensó que se correría, y en cuestión de segundos se encontró imaginándose que la siguiente frase de Sirius sería algo así como: "No quise correrme porque me he dado cuenta de que eres más que un amigo y que todas esas relaciones no me han aportado nada significativo, bésame, Lunático"- No quise correrme porque me vi a los treinta años rodeado de un montón de tías operadas mirando porno, sin familia, sin amigos. Sin vosotros- pausa-. Remus, contéstame o me quedaré aquí como un imbécil- obviamente omitió decirle que había oído su voz. Pospuso su acojonamiento de nuevo y prometió pararse a pensar después. Si es que su mente no explotaba antes- Reeeeeeemuus.
Remus se deshizo del acostumbrado sentimiento de decepción que venía después de una de sus fantasías (dicho sea de paso, se esforzaba por evocarlas lo menos posible ya que la sensación que las sucedía era difícilmente ocultable) y le sonrió a su amigo.
-Sabes de sobra que aunque fueras un súperblack-mortífago, seguiría siendo tu amigo- y entonces consideró que se había resbalado y que si seguía en este plan, Sirius iba a acabar notándolo.
-Claro que lo sé, Lunático- y hizo eso. Eso de sonreírle como si fuera su hermano mayor, así como cálidamente- Diablos, Remus, me estoy haciendo viejo.
Remus se rió a carcajadas. Típico comentario a lo Sirius, tan mono con sus estupideces y paranoias extrañas.
-Sirius, estás chalado.
Y tan chalado, como que oigo tu puta voz cuando me la están...
-Nunca pensé que diría eso, pero creo que necesito una relación seria, ¿sabes? Alguna chica con quien estar mucho tiempo. Que también sea mi amiga. Algo con futuro. ¿Remus?
Remus acababa de concluir que lo había perdido, ahora sí, para siempre.
...................................
Hasta aquí la emisión de hoy, espero que os haya gustado tanto como me ha costado escribirlo a mí. Sobretodo la primera parte.. la femenina, digamos.
Laia, ¡te quiero un montón y lo sabes!
¿Qué hace sin dejar un review en la historia de la señorita Belladona? ¡Veinte puntos menos para * insertar el nombre de tu casa * , Sr/sra * insertar tu nombre *! ¡Y ahora, vaya inmediatamente a * insertar asignatura que te toca * antes de que decida quitarle más puntos!
