Un milagro de cumpleaños

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Un hermoso joven, de unos veintisiete años, cabellos azabaches y unos ojos azules tan profundos como el mar se encontraba recostado sobre el sofá de su habitación, con sus ojos cerrados y pensado en su esposa, él debía morirse y no ella. Se sentía muerto en vida desde el accidente de hace dos años que le había arrebatado a las personas que más amaba: a su esposa y a la hija que creía en el vientre de su mujer. Desde el día de ese trágico suceso él comenzó a beber, a dejarse morir. Muchos quisieron ayudarlo, pero nunca aceptó la ayuda de nadie; hasta que un día su familia decidió llevarlo a vivir con ellos por el estado de abandono en el que se encontraba pues no comía, no salía, y su rostro mostraba un semblante de abandono.

Darien se sentía culpable de ese accidente, se maldecía mil veces a sí mismo, porque si su esposa nunca hubiese cogido ese tren porque él se lo pidió, si ese día no fuera un día tan especial para ellos porque tenía que ser su aniversario de cuatro años de casados ¿por qué? se preguntaba tantas veces, si supiera que el tren se iba a descarrilar jamás le pediría que fuera a Sapporo para celebrar su aniversario si no tuviera ese maldito congreso de medicina.

¿Cuantas veces iba seguir echándose la culpa de ese suceso? lo más probable es que toda la vida, porque había perdido a las personas que más amaba. Él las buscó desesperadamente cuando ocurrió ese terrible accidente, buscó entre los escombros pero nunca dio con ella. Hubo algunos sobrevivientes pero lamentablemente su esposa no estaba entre ellos, pero aun así también buscó por los hospitales de la cuidad mujeres embarazadas de ocho meses, encontró a una joven pero por desgracia no era su esposa, ¿en dónde estaba ella? ¿Por qué el destino era tan cruel con él? acaso ¿había hecho algo malo en su vida? ¿por qué a la personas buenas les ocurría estas cosas? Él, que jamás le había hecho daño a nadie y sufría un profundo dolor en su corazón.

Darien siempre decía que estaban vivas, él nunca creyó que hubiesen muerto porque nunca habían encontraron sus cuerpos. Pero su familia siempre le decía todo lo contrario, que ellas ya no estaban en este mundo, que habían perdido la vida en ese accidente y que ahora debería él de resignarse y seguir con su vida. Pero él no quería seguir con su vida, su esposa se había llevado su alma el día del trágico suceso. El cuerpo de su esposa nunca fue hallado porque pocos minutos después del descarrilamiento el tren explotó quedando algunos pasajeros y bomberos atrapados, solo la mitad de los pasajeros salieron de ese tren, algunos hacia el hospital y otros simplemente con heridas leves.

Después de dos años de ese suceso Darien las seguía buscando por mucho que su familia le pidiera que dejase de buscarla y que se resignase pero él no era capaz, algo en su corazón le decía que su esposa estaba en alguna parte de este mundo, pero tanto ella como su hija estaban con vida.

Siempre tenía constantes peleas familiares por culpa de ese accidente en donde su esposa e hija habían perdido la vida, quería hacerles entrar en razón que estaban con vida pero su familia nunca le creía, lo veían con pena y sufrimiento. Sus padres sufrían como sufría su hijo les dolía verlo así sin fuerzas sin ánimos a seguir adelante y verlo con ese dolor que reflejaba en sus ojos, les dolía en lo más profundo de su corazón.

Por esa razón sus padres habían decidido celebrarle su cumpleaños dentro de dos días estaban cansados de verlo sin vida… como si la vida después de ese accidente para él no existiese. Hace dos semanas habían hablado con sus hijas para que comenzasen los preparativos de la fiesta de su hermano mayor.

Habían hecho una reunión familiar en el salón para decirle a Darien que pensaban hacerle una fiesta de cumpleaños y que no les importaba si le gustaba o no pero que pensaban hacérsela aunque él no quisiese.

El pelinegro puso el grito en el cielo él no quería ni fiesta ni celebraciones todo le recordaba a ella, a su difunta esposa, era ella quien siempre junto a sus hermanas le organizaba la fiesta de su cumpleaños desde que se habían conocido primero como novios y luego como marido y mujer.

Después de discutir con sus hermanas y sus padres que él no quería fiesta se levantó molesto del sofá y se fue a encerrar a su habitación dejando a su familia más preocupada por él.

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Desde la conversación de ayer se encontraba en su habitación seguía en ese sofá recostado mirando la foto de él y de su esposa, pasó sus dedos por el fino rostro de la mujer a la que amaba y aún sigue amando, iban ser padres iban tener un fruto de ese hermoso amor que tanto se profesaban, pero una duda siempre rondaba por su mente ¿Su hija se salvaría o no? ese pensamiento lo torturaba todos los días, tanto de día como de noche, no pudo evitar que una lagrima resbalara por su mejilla por esos recuerdos tan dolorosos, mojando la foto que tenía entre sus manos.

En el momento que se incorporó para posar el marco de fotos sobre la mesita de noche sintió que tocaban a la puerta de su habitación, se limpió una lagrima que resbalaba por su mejilla y sospechando de quien se trataba la invito a pasar.

—¿Puedo pasar mi amor? —entró en su habitación cerrando la puerta tras de ella — sé que estas dolido por lo de ayer, pero sabes que lo hacemos porque te queremos hijo y queremos que dejes de sufrir.

Darien miró el rostro empañado de lágrimas de su madre y le partió más el corazón, se levantó del sofá y la abrazó con todas sus fuerzas y comenzó a llorar sobre sus brazos como un niño pequeño.

Setsuna Chiba era una mujer bondadosa amaba a sus tres hijos y les dolía verlos sufrir ,para una madre el sufrimiento de un hijo siempre era doloroso, contaba con tan solo cuarenta y nueva años y seguía viéndose como una joven de treinta.

—No llores más mi amor —acariciaba su espalda para tranquilizarlo sin deshacer el abrazo —se el dolor que sientes pero tienes que pensar que todo lo hacemos pensando en ti mi vida queremos verte feliz —deshizo el abrazo y acarició su rostro limpiándole las lágrimas que resbalaban de sus mejillas.

Acarició el rostro de su madre y le dio un beso en la mejilla no sabía que decirle, no sabía cómo volver a explicarle que él está sufriendo si su madre ya lo sabía todo.

—No me pidas que no llore mama porque es imposible, no me pidas que no las recuerde, no me pidas algo imposible que yo no pueda lograr tú dices entenderme pero no sabes lo que siento aquí adentro —tocó su corazón —no lo sabes mama.

—Cariño —puso su mano en el pecho de su hijo entrelazando sus dedos con los de él —sé el dolor que sientes pero ya pasaron dos años mi amor, por favor te suplico sigue con tu vida, sal con tus amigos, ve con tu cuñado Nicholas a dar un paseo has algo, pero no te encierres más en casa. Por favor te lo pido.

Le dolía ver a su madre suplicándole que volviera a su vida normal y que no fuera solo de su casa a su trabajo que tuviera una vida pero él no quería, esta era su vida a partir de ese accidente. Tampoco quería quedar con su cuñado Nicholas porque él era un hombre feliz desde que se había casado con su hermana Rei hace tres años, no quería estropearles su felicidad con su presencia y lo que más le dolía era ver a su pequeña sobrina Natsumi de tan solo un año correr por la casa cada vez que venían de visita a la casa de sus padres, esa pequeña siempre le recordaba a la hija que no tenía entre sus brazos.

—Mama —la agarró suavemente por sus muñecas —no me digas que siga con mi vida como si no pasase nada esta es la vida que tengo desde hace dos años no quiero salir con mis amigos ni con mi cuñado no quiero verlos felices cuando yo por dentro estoy destrozado no quiero arruinarlos con mi presencia ¿Es que acaso no me entiendes?

—Hijo —agarró su rostro y mirándolo a sus ojos rojos por las lágrimas se contuvo las ganas de no llorar —no seas egoísta tus amigos te extrañan y se preocupan por ti quieren que vuelvas a sonreír y tu familia también queremos volver a verte feliz.

—¡Acaso ustedes me preguntaron qué es lo que quiero yo! —se soltó bruscamente de su madre asustándola — perdón mama — se disculpó y la abrazó —sé que no debí gritarte así pero por favor entiéndeme no ..no puedo vivir sin ellas no soy egoísta simplemente no quiero que sientan lastima de mí. Simplemente eso mama.

Su madre sintió una opresión en su corazón le dolía verlo así ella también había perdido a un hijo antes de que él naciera, había tenido un aborto espontáneo cuando tan solo contaba con siete semanas de embarazo pero ese secreto jamás se lo contaría a ninguno de sus hijos, se acercó a Darien y lo agarro de la mano para que la acompañase hasta el sofá y sentarse para poder hablar con más tranquilidad.

—Mi amor — acarició su mano que la tenía apoyada sobre sus pantalones —sí que puedes vivir sin ellas tú no eres el único que sufrió su perdida, ¿piensas que a mí no me dolió lo que pasó?—la miró fijamente sin decir ninguna palabra —adoraba a tu esposa la conocía desde pequeña cada vez que venía a jugar a esta casa con Rei, ¿piensas que no me duele saber que nunca conocí a mi nieta y sobre todo que nunca la conoceré?.

La mirró a sus hermosos ojos violetas y en ellos pudo ver un profundo dolor que reflejaba en su mirada, sin ser capaz a mirarla agacho su rostro, era cierto que Setsuna había sufrido con la pérdida de su primera nieta pero ahora el destino le había dado otra y al que le había dado solo sufrimiento y dolor porque su sobrina solo le recordaba a su hija.

—Mama sé que tú también sufriste la perdida de mi hija pero el destino te dio a otra nieta yo estoy solo en esta vida —respondió con un deje de nostalgia.

—Mi pequeño — acarició su rostro con tristeza —no estás solo hijo nos tienes a nosotros a tus hermanas y a una hermosa sobrina que te adora pero tú no quieres verlo te aferras a ese recuerdo del pasado, piensas que tu hermana Rei no sufrió como sufriste tu pero ella siguió adelante con su vida.

—No es lo mismo ¡Por Dios! Eran mi familia a las personas a las que amaba esperaba a esa niña con todo mi corazón y ahora no tengo nada sé que Rei sufrió pero no perdió a su esposo ni a su hija solo perdió a su mejor amiga y a su sobrina.

Su madre lo miró con tristeza le dolían esas palabras su hija había sufrido al lado de su hermano . Rei y su difunta nuera eran las mejores amigas desde niñas y ahora la vida las había separado. Poso una mano en la espalda de su hijo y con la otra le agarró el mentón para que la mirase a su rostro.

—Cariño no vuelvas a decir eso tu más que nadie sabes cómo sufrió tu hermana, ella aun la extraña llora por ella en silencio pero no se encierra en su casa sigue con su vida con su familia ,aunque tú no quieres creerlo todos la echamos de menos pero seguimos con nuestras vidas.

Darien simplemente no habló solamente la abrazó y quedaron así por un buen rato, necesitaba un abrazo de su madre necesitaba sentir ese calor que una madre procesaba. No supieron el tiempo que estuvieron abrazados pero estuvieron así por unos largos minutos, Setsuna acariciaba sus cabellos azabaches como si fuese un niño pequeño.

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En el despacho de la mansión de los Chiba se estaba llevando a cabo una reunión familiar para hablar sobre la vida de su hijo y hermano estaban preocupados por él y esto no podía seguir así, en un sillón grande de piel se encontraban los cinco miembros de la familia porque dos de ellos estaban aún en la habitación del peli negro.

—Bueno ahora que estamos todos reunidos excepto vuestra madre —dijo el señor Chiba —para hablar sobre la vida de vuestro hermano y cuñado —señalizó a Nicholas que se encontraba al lado de su esposa con su hija en brazos — tenemos que hacer algo con Darien esto no puede seguir así a todos nos dolió la muerte de Serena y de mi nieta pero se perfectamente que a ella no le gustaría verlo así.

Todos asintieron dándole la razón.

Endimión Chiba era un hombre de carácter fuerte y serio pero tenía un corazón de oro, llevaba casado con Setsuna unos treinta años y de ese maravilloso matrimonio le habían nacido sus tres hijos, se habían casado bastante jóvenes ahora contaba con unos cincuenta años, se veía bastante bien para su edad, su cabello azabache ya estaba cubierto con unas pocas canas blancas pero aun así se veía demasiado atractivo , tenía un cuerpo bien formado y musculoso y unos hermosos ojos azules como el mar los mismos que tenía su hijo. Darien era la viva imagen de su padre cuando tenía su misma edad.

—Papá y qué quieres que hagamos con él, ya hicimos de todo, hasta planeamos la fiesta de cumpleaños para que se olvidase un día de todo ese sufrimiento que siente en su corazón, pero él no quiere saber nada de celebraciones ya bien lo escuchamos todos ayer —habló una hermosa joven de cabellos azabaches y ojos violetas.

Hotaru Chiba era la menor de los hermanos contaba tan solo con veinte dos años, era de un carácter un poco fuerte pero de un gran corazón.

—Hotaru hija la miró fijamente mientras dejaba la taza de café en la mesita que tenían al lado de sus pies —sé que hemos hecho de todo por Darien y sé perfectamente que él no quiere ayuda de nadie, pero somos su familia y ya me cansé de verlo destruido sin ánimos a vivir, sin fuerzas a luchar y sin querer seguir adelante.

—¿Y qué pensaste que podemos hacer con él papá? porque yo ya me cansé, es mi hermano y lo adoro pero ya no puedo más ¡ya no maldita sea! siempre está igual queremos ayudarlo hacer que vuelva a ser feliz pero él se derrumba y se niega a nuestra ayuda.

—Hija por favor, es tu hermano quieres calmarte —la tranquilizó —lo que estaba pensando y no sé si estaréis de acuerdo es mandarlo a un centro de ayuda, si nosotros no podemos hacer nada será lo mejor, y con respecto a su cumpleaños se hará por mucho que él no quiera pero le haremos una fiesta sorpresa para que él de esta vez no pueda volver a negarse.

Rei no podía dar crédito de lo que estaba escuchando ella no iba permitir que mandasen a su hermano aun centro de ayuda, ella más que nadie lo entendía, bien sabía que no era lo mismo perder a un hijo que a un sobrino, ella era madre y si llegase a pasarle algo a su hija ella no lo superaría. Por lo que había decido interrumpir a su padre y a su hermana menor.

—¡Acaso te has vuelto loco papá! — se levantó molesta del sofá— que te quede bien claro que jamás te voy a permitir que metas a mi hermano en un centro es que no puedes entender que él sufre por Serena ¡es que acaso es tan difícil entenderlo!

Rei Kumada era la segunda hija del matrimonio de los Chiba había cambiado su apellido cuando contrajo matrimonio con Nicholas , era una hermosa joven de cabellos negros y ojos violetas tenía un hermoso cuerpo con unas curvas bien definidas y contaba tan solo con veinte cinco años, era de carácter fuerte y temperamental Pero de un gran corazón.

—¡Mira hija! —se levantó molesto del sofá colocándose enfrente de ella — lo único que quiero es ayudar a tu hermano eso lo tienes que entender y sería lo mejor para él quiero que vuelva a ser feliz, que se vuelva a casar que forme otra familia y se olvide de una vez por todas de ese ¡maldito accidente!

—¡Es que acaso tú no entiendes papá! Eran su familia ¡por dios! y dudo mucho que quiera formar otra familia, él amaba a Serena, y que te quede bien claro —señalizó a su padre molesta —que no es lo mismo que se te muera tu cuñada y tu sobrina que tu esposa y tu hija ¿es que eso no lo puedes entender papá? Yo me moriría si algo llegase a pasarle a Natsumi o a mi esposo.

—¡Claro que lo entiendo hija! Pero pasaron dos años ¡maldita sea! Quiero que mi hijo continúe con su vida yo también quería a mi nuera y desea que mi nieta naciera pero las cosas pasan por alguna razón.

—¿Y por cual razón papá? —preguntó con sus ojos cristalinos por las lágrimas —dime fue el destino verdad fue eso ¿a qué si? sabes como yo quería a Serena era como mi hermana desde que la conocí en primaria éramos inseparables ,mi deseo era que ella fuese la madrina de mi primer hijo. Ahora ya no está a mi lado piensas que yo lo supere —su padre asintió — pues te equivocas papá no lo supere pero mi hija y mi esposo me recuerdan que debo de seguir adelante con mi vida —miró a su esposo y a su pequeña con ojos cristalinos conteniendo las ganas de no llorar no podía seguir más en ese despacho —lo siento papá —giró su vista hacia él —pero yo.. No puedo estar más aquí lo siento —salió corriendo y comenzó a llorar desesperadamente necesita estar sola.

Todos habían quedado en silencio por lo que acababa de ocurrir no podían creer lo que acababa de pasar, Endimión se arrepentía por discutir con su hija y hacerle recordar a su mejor amiga, pensaba que lo tenía superado pero se dio cuenta que estaba equivocado, más tarde hablaría con ella para pedirle una disculpa y decirle que siempre estaría a su lado.

—Yo me disculpo —se levantó del sofá con su hija en brazos —pero voy en busca de mi esposa ella me necesita en estos momentos—salió del despacho y se fue al jardín en donde lo más seguro encontraría a Rei.

Después de esa discusión la reunión familiar duro unos minutos hasta que Endimión decidió dar la reunión por finalizado e ir en busca de su hija.

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En un hermoso jardín rodeada de flores rojas y blancas se encontraba una joven de cabellos azabaches sentada en el suelo y llorando por la conversación que había tenido con su padre en ese despacho, ya estaba harta de todo quería a su hermano quería que siguiese con su vida entendía su dolor y ese dolor era compartido, ella se encontraba desolada recordándose de toda las aventuras vividas con su mejor amiga, estaba mirando al cielo y preguntase en voz alta ¿Por qué?, porque se la habían llevado eran tan jóvenes.

Estaba tan concentrada mirando al cielo y recordándose de su amiga que no se había dado cuenta como dos personas estaban de pie detrás de ella y la habían escuchado.

A Nicholas le dolía el alma verla en ese estado sabía bien lo que había sufrido por Serena cuantas veces la había escuchado llorar, consolarla y decirle que todo estaría bien que ahora estaba el a su lado y que nunca iba a dejarla sola, se sentó a su lado con su niña en brazos y abrazó a su esposa con todo su amor, cuando ella se sintió rodeada por unos brazos que reconocía bastante bien instintivamente se echó a llorar encima de su pecho.

—¿Por qué ? ...¿Por qué? — preguntaba con voz ahogada por las lágrimas sobre el pecho de su marido —por qué se las tuvieron que llevar porque me dejo sola extraño sus locuras su sonrisa, su alegría de vivir , era demasiado joven para morir ¡Nadita sea! No lo entiendo —seguía llorando en los brazos de su esposo mientras él la consolaba.

—tranquila mi amor vas asustar a la niña — la calmó mientras acariciaba sus cabellos y le daba un beso en la coronilla — no te puedo dar una explicación para lo que me pides cariño pero como te dije tantas veces yo voy estar a tu lado siempre y nuestra hija también porque te amamos mi amor —le dio un beso en sus labios sintiendo aun el sabor de sus lágrimas sobre ellos.

Levantó su rostro empañado de lágrimas del pecho de su marido para saber si lo que él le dijo era cierto , cuando lo levantó vio a su pequeña asustada y con lágrimas en sus ojos por el estado en el que se encontraba, en el momento que la vio así se le partió el corazón en mil pedazos, se la sacó de los brazos a su esposo y la cogió entre los suyos abrazando la con todas sus fuerzas y pidiéndole perdón por asustarla le prometió que jamás volvería a llorar enfrente de ella.

Natsumi se separó un poco del abrazo de su mamá y la miró con ojos cristalinos por las lágrimas, no entendía nada de lo que le pasaba a su madre pero a pesar de ser tan pequeña le dolía verla llorar.

Era una niña hermosa como su madre, físicamente es idéntica a ella sus cabellos son negros y sus ojos color café idénticos a los de su padre.

Estuvieron abrazadas por un tiempo hasta que sintieron los pasos del dueño de la casa , Rei volteó su rostro para encontrase con su padre enfrente a ella.

—¿Qué quieres papá? No crees que ya fue suficiente por hoy ya me dijiste todo lo que tenías pensado hacer así que no te preocupes ya que mi opinión no cuenta para nada ahora mismo me voy para mi casa con mi familia —se levantó del jardín con su hija en brazos pero antes de que pudiese alejarse su esposo se levantó y la detuvo por el brazo.

—Escucha a tu padre amor —lo miró molesta —a lo mejor podéis llegar a un acuerdo.

—Que te quede bien claro que no pienso escucharlo si él piensa meter a mi hermano en un centro de ayuda ya no es parte de familia así que vayámonos de esta casa ¡Ya!

Nicholas miró a su suegro y pudo ver en su rostro un semblante de tristeza y de arrepentimiento por lo que había ocurrido. Preocupado por la situación caminó detrás de su esposa para volver a detenerla antes de que saliese del jardín e ingresase a la casa pero su suegro lo había interrumpido.

—Hija por favor solo escúchame —suplicó agarrándola con delicadeza por el brazo que tenía libre —sé que hice mal y que no tenía derecho hablarte así —su hija volteó a verlo —pero solo quiero que me escuches y que me perdones, si después de lo que te diré te quieres ir con tu familia lo entenderé pero recuerda que yo siempre seré tu padre.

Miró el rostro frágil de su padre y pudo ver dentro de sus ojos un arrepentimiento sincero por lo que decidió escucharlo.

Estuvieron hablando por unos minutos sobre la vida de su hermano hasta que Endimión le volvió a pedir perdón por lo que había sucedido en su despacho, también le informo que había tomado la decisión de no meter a su hermano en ningún centro que entre todos lo ayudarían como lo estaban haciendo hasta ahora.

Al escuchar esas palabras Rei se tiró a los brazos de su padre con delicadeza ya que tenía a su hija entre sus brazos, estaba feliz por lo que acababa de decirle su papá y que deshiciera la idea de querer meter a Darien en un centro. Pero una pregunta no salía de su cabeza ¿Por qué cambiaría tan rápido de idea? Acaso ¿Su madre tuvo algo que ver?

—Dime papá ¿Porque cambiaste tan rápido de idea? ¿Tuvo mi mama algo que ver?

Su padre esbozó una sonrisa al recordarse lo que había pasado pocos minutos después de que saliese de su despacho en busca de su hija, por el pasillo se había encontrado con su esposa con la mujer que le había jurado amor eterno hace unos años y ahora compartía con ella los mejores años de su vida.

—Mi amor— lo paró en el pasillo — ¿Cómo fue la reunión? — preguntó dándole un beso en sus labios.

—Más o menos —se cruzó de brazos pensando en lo había ocurrido hace unos minutos —tuve una discusión con Rei por una decisión que he tomado y ella la tomó bastante mal y salió furiosa del despacho.

—¿Puedo saber lo que pasó? —inquirió molesta poniendo sus manos sobre sus caderas y mirando lo detalladamente —sé perfectamente que mi hija no se enfadaría por cualquiera cosa así que tuvo que ser algo grande , así que comienza hablar y explícame que fue lo pasó ahí adentro.

Endimión comenzó a detallarle a su esposa todo lo ocurrido en la reunión familiar.

El rostro de su esposa fue cambiando durante la explicación mostrando un semblante de enojo y decepción en sus ojos.

¡Acaso te has vuelto loco! Que te quede muy claro Endimión Chiba — lo señalizó furiosa — tú metes a mi hijo de un centro de ayuda y te juro que pido el divorcio y nunca más me vuelves a ver ¿Te quedó claro?

—Pero ...

—¡Pero nada! Tú decides Endi lo que quieras hacer, pero se sigues con esa idea me perderás para siempre y te juro que no solo a mí.

Endimión quedó pensativo por unos segundos, pensando en que hacer de su vida, pero realmente no quería perder a su esposa así que tomó una decisión después de estar pensando lo por un determinado tiempo.

—Está bien amor, tú ganas —se acercó a ella y la abrazó dándole un beso en la coronilla — solo había tomado esa decisión para ayudar a nuestro hijo porque me duele verlo así — susurró en su oído aun sin separarse del abrazo.

Setsuna se alejó de Endimión sin separar de todo sus manos de la espalda de su esposo.

—Mi amor a mí también me duele ver así a mi hijo, pero no soportaría que lo separases de mi lado para algo estamos, somos su familia— le dio un beso en la comisura de los labios y se alejó de el —ve hablar con Rei y consigue el perdón de nuestra hija — volvió a besarlo y se despidieron para ir cada uno arreglar sus asuntos.

Esbozó una sonrisa al recordarse todo lo que había pasado con su esposa, ella era la causante de ese cambio y que él desistiera de esa idea. Miró a su hija que no dejara de verlo con un semblante de preocupación ya que no le respondía a ninguno de sus llamados.

—¿Papá estas bien? — inquirió preocupada apoyando su mano sobre su hombro e intentando que su padre no notase su preocupación.

—Si mi pequeña, no te preocupes —la abrazó y le dio un tierno beso en su mejilla —y respondiendo a tu pregunta tu madre tuvo mucho que ver pero tú también — acarició su mejilla —porque me hiciste mucho que pensar.

— Gracias papá — le echó una tierna sonrisa y lo volvió abrazar —«sabía que mi mama iba lograr convencerte» —pensó para sí misma.

Después de ese tierno abrazo Endimión miró a su nieta que estaba felizmente en los brazos de su madre, acarició su manita y la cogió en sus brazos en el momento que Natsumi había estirado sus bracitos pidiéndole su atención. Con su nieta en brazos miró a su hija y a su yerno que se encontraban enfrente de él y les sugirió que entrasen a la mansión para reunirse con el resto de la familia en el salón.

Una vez dentro y antes de llegar al salón Endimión les recordó lo que había acordado con su esposa y lo que deberían de decirle a Darien. En el momento que aparecieron en el salón saludaron a su familia y sentaron en los sillones disponibles.

—Por fin llegan —se quejó un hermoso peligro —¿Qué es de lo que querían hablarme?

Su familia se miró entre sí pensando en quien debería hablar primero, todas las miradas se dirigían a Endimión dándole a entender que el debería de comenzar a hablar.

—Bueno hijo os pedí que nos reuniéramos todos aquí porque tomamos la decisión de no celebrarte mañana tu cumpleaños, pero con la única condición de que vuelvas a rehacer tu vida y vuelvas a ser feliz si no cumples te haremos esa fiesta aunque tú no quieras ¿Te quedó claro?

Darien no podía creer lo que acababa de escuchar.

—¿Qué? ¡Acaso te has vuelto loco ! —Se levantó furioso del sofá —no me importa lo que hagas pero es mi vida y haré lo que yo quiera con ella.

—¡Hijo! ...

Su esposa lo interrumpió.

—Darien mi amor —se levantó del sofá y acarició su brazo —mi pequeño, todo lo hacemos por ti nos duele verte así piensa en tu familia en como sufrimos verte así por favor has le caso a tu papá.

A Darien le partía el corazón verla en ese estado de tristeza, no quería hacer sufrir más a su familia por lo que había tomado una decisión por lo menos para hacerlos a ellos felices aunque él estuviese destruido pero intentaría volver a ser feliz.

—Está bien reharé mi vida volveré a ser feliz pero ahora necesito estar solo para poder pensar y empezar una nueva vida — se despidió de su familia dejando los preocupados pero por una parte felices y se fue a ese lugar que le traía vellos y tristes recuerdos.

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Acababa de estacionar su Ferrari plateado en la entrada de su antigua casa, le echó un vistazo al hermoso jardín que había camino a la casa, comenzó a caminar recordándose que era Serena quien siempre arreglaba el jardín pero pensó como podía estar tan bien preparado si en esta casa ya no vivía nadie, pero una persona le vino a su mente "su madre" lo más seguro que fuese ella quien siempre lo venía arreglar ya que su casa estaba a veinte cinco minutos de la de sus padres.

No quiso entrar a la casa por lo que decidió primero pasear por la playa ya que quedaba detrás de su casa . Los recuerdos vinieron a su mente cuando se recordó que por el balcón siempre veía junto a su esposa la luna llena y como muchas veces el mar rompía en las rocas. Esbozó una sonrisa y comenzó a caminar.

Se encontraba caminando con sus pies descalzos por la orilla del mar recordándose que en este mismo lugar fue en donde descubrió que iba a ser padre.

Siguió caminando mientras las imágenes de ese hermoso momento venían a su mente.

Se encontraban abrazados sentados sobre la arena contemplando las hermosas estrellas del cielo.

—Mi amor que hermoso está el cielo esta noche —dijo mirando las estrellas que brillaban con un gran resplandor.

—Pero tú eres más hermosa que toda la vía láctea —se dieron un tierno beso acostándose sobre la arena mientras los besos y las manos tomaron sus propios movimientos.

—Darien detente —se rió alejándose de él y viendo su cara de frustración por no lograr hacerle el amor —te tengo una noticia y esto puede esperar — se rió a sentir la mano de su esposo sobre su intimidad.

—Uh no creo que se tan importante mi amor — comenzó a darle besos por todo su cuello — esa noticia puede esperar pero yo no puedo —acarició un pecho de su esposa por debajo de la blusa.

—Mi amor por favor detente — dijo con la voz entre cortada y llena de placer —hoy fui a la consulta de Amy.

Esa respuesta congelo a Darien que preocupado sacó la mano de la intimidad de su esposa.

—¿Que pasó mi amor ? Estas enferma es grave ¡Habla de una maldita vez! ¿Qué te dijo?

Serena comenzó a reírse por la desesperación de su esposo.

—Mi amor no es nada grave, que solo dentro de siete meses tendrás que aprender a cambiar pañales.

Darien se sorprendió ¿estaría soñando?

—Eso quiere decir que vamos a ser papas —alzó la voz felizmente al recibir una respuesta positiva de su esposa.

Se levantó de la arena y cogió a su esposa en brazos dándole vueltas estaba feliz con esa gran noticia, la acostó sobre la arena y comenzó a demostrarle todo su amor, las caricias fueron subiendo de intensidad hasta que terminaron uniendo su cuerpo en uno solo.

Una lagrima resbaló por su mejilla al recordar de ese detalle que le había alegrado la vida por completo. No sabía el tiempo que llevaba caminando pero ya había anochecido por lo que decidió ir acostarse ya que estaba cansado esta será la última noche que sufriría por Serena se lo había prometido a su familia .

En el momento que entró en la casa llamó a su familia para informarles que hoy no dormiría en su casa que quería empezar desde cero. Después de colgar el teléfono subió a la recamara que compartía con Serena, abrió la puerta y se acercó a la cama pasado su mano por encima del albornoz recordándose de las hermosas noches que compartía con ella. Se sacó la ropa y quedó simplemente en bóxer, abrió la cama y se metió en ella cubriéndose con las mantas. No dejaba de pensar como seria su vida a partir de ahora ¿Sería capaz a ser feliz?

Pocos minutos después de estar pensando el sueño lo venció , se encontraba durmiendo cuando la puerta de su dormitorio se abrió y alguien entraba silenciosamente. Se acercó a él y con su mano comenzó acariciar su rostro.

Darien sentía como una mano lo acariciaba por todo el contorno de su rostro no quería abrir sus ojos por si todo desaparecía en el momento en que los abriera. Abrió sus ojos con un poco de temor no se había ido aún seguía soñando y era el mejor sueño de toda su vida.

—Al menos en mis sueños puedo tenerte conmigo —volvió a cerrar sus ojos y se acostó de nuevo en su cama para seguir teniendo ese hermoso sueño.

continuara...

Hola mis queridos lectores les traigo un especial para el cumpleaños de Darien, iba ser solo un one shot pero al final contara con dos capítulos, si mañana me da tiempo subo el otro pero a la causa de las vacaciones y me cogió en la semana que tengo que marcharme ando muy apurada. Gracias por leer se les quiere.