Nota del Autor: La historia esta ubicada temporalmente tras el final de la serie, y entrelaza algunos de los eventos del comic. Para mas información, pueden leerlo. Todos los derechos de los personajes pertenecen a Nickelodeon y sus respectivos autores con la excepción de los originales.

Sin mas preambulos, ¡disfruten de la historia!

Capitulo 1: La Carta de Ba Sing Se

Un suspiro.

El Señor del Fuego soltó el pergamino que contenía el edicto recientemente firmado. Había perdido la noción del tiempo que había estado trabajando durante ese día y sintió la necesidad de masajear levemente la sien para aliviar su agotamiento. El Movimiento de la Restauración de la Armonía al cual había suscrito para restaurar el equilibrio junto con Aang y el Rey Tierra demandaba mucho trabajo diario por parte del flamante gobernante de la Nación del Fuego. No era algo inusual, después de todo, la mayor parte de los daños habían sido provocados por su propio país y era necesario que Zuko pusiera su mejor predisposición para repararlos.

Decidió salir a caminar un poco para despejar su mente. Había un jardín particular que solía visitar... Un paisaje muy conocido, visitado varias veces junto a su madre, donde había compartido "juegos" con Azula y sus amigas. El estanque de patos-tortuga, los arboles... Le permitía una beve desconexión en medio de la vorágine de sus deberes como Señor del Fuego.

Se sentó un rato a observar a las curiosas criaturas nadar en la superficie del estanque.

-¿Esta todo bien, Zuko?-

Reconoció la voz rapidamente. Era Suki, la guerrera kyoshi que formaba parte del equipo avatar y que había permanecido en el palacio para protegerle como guardaespaldas tras el pedido personal de Mai.

-Si, si, estoy bien. Necesitaba un descanso.- respondió el Señor de Fuego tratando de restarle importancia al asunto.

-Me pregunto si con eso alcanzará.- retrucó la guerrera -Tu rostro dice que necesitas mas que solo un descanso. Trabajas largas horas sin parar y duermes poco por las noches, no es algo que un breve recreo pueda resolver.-

-¿Que te hace creer que estoy así de cansado?-

-Bueno, esas ojeras delatan bastante.- sonrió levemente Suki.

-Hay mucho trabajo por hacer, no puedo darme el lujo de dejar que se acumule.- respondió Zuko tratando de darle cierre al asunto.

-Personalmente creo admirable que pongas tanta dedicación en restaurar el equilibrio del mundo- insistió la guerrera -pero si continuas a este ritmo no vas a llegar muy lejos. Sobre todo, considerando que llevas esta rutina desde... bueno, desde la partida de Mai.-

Zuko no pudo evitar pensar en ese ultimo comentario. Ciertamente Mai habia sido una figura clave en su universo personal por mucho tiempo, mas allá de su separación y su posterior reunión durante el ultimo periodo de la Guerra de los Cien Años. Sin embargo, una vez que comenzaron a vivir juntos en el palacio, las cosas comenzaron a cambiar. Sus diferencias se comenzaron a sentir con mayor intensidad; la intensidad derivó en discusiones; las discusiones llevaron a peleas. Para ese entonces ya era evidente que no podían seguir juntos y se apreciaban mucho para seguir haciendose sufrir mutuamente. Sin embargo, el día en que ella dejó el palacio una parte de Zuko se fue con ella. Durante algun tiempo lidió como pudo con su tristeza y angustia, hasta que encontró la manera perfecta de esconderla de su mente: el deber. Su trabajo ayudaba a mantener su mente activa y con el tiempo el dolor se desvaneció. Sin embargo, el vacío seguía en su interior y no habia cantidad suficiente de trabajo para llenarlo. Así comenzaron las noches en desvela y las sesiones maratonicas de asuntos de la Nación del Fuego.

-Lo sé.- se resignó Zuko con un suspiro -Pero no se que hacer al respecto. Si no mantengo la mente ocupada, siento que volvere a caer al fondo del pozo otra vez. Cuando tenía esta clase de problemas en el pasado siempre tenía a mi tío para aconsejarme, pero...-

-¿El Dragon Jazmín?- aventuró la guerrera.

-Si.- asintió al tiempo que tomaba una hoja seca de arbusto jade-amarillo del piso -Pero no podría culparlo por ello. Esa tienda era parte del sueño de una vida tranquila y apacible dedicada al té y al Pai Sho. No podría haberle pedido que renuncie a su tienda para seguir atado a mi y a mis problemas.-

-¿Entonces por que no lo visitas?-

-Es imposible- respondió al tiempo que apretaba la hoja en su palma -Soy el Señor del Fuego ahora, no el Principe Exiliado. No puedo simplemente irme de la Nación del Fuego porque tenga fantasmas internos que combatir.-

El silencio se apoderó de la escena en tanto una brisa soplaba y se llevaba los restos de hoja seca de la palma de Zuko.

-Bueno, tal vez tenga una solución a ese problema.- retomó Suki al tiempo que sacaba un rollo de pergamino de su cinto -Hoy llegó esta carta del Reino de la Tierra.-

Zuko tomó el pergamino que le ofrecía su amiga y guardaespaldas -Esto...tiene los sellos de las tres Naciones.- anunció en tanto examinaba el pergamino y lo leía. -Para el Señor del Fuego Zuko: por medio de esta carta deseamos invitarlo cordialmente al Conclave de las Cuatro Naciones que se celebrará en Ba Sing Se el proximo mes.- Zuko volteó al tiempo que bajaba el pergamino -¿Esto llegó hoy?-

-Si. Parece una buena forma de combinar tu deber con tu necesidad. ¿Que te parece? ¿asistiras?-

Zuko lo penso por unos momentos. -Si, tal vez el viaje me ayude a despejar la mente. ¿Que tan rapido podemos partir?-

-Cuando tú quieras.- respondió la guerrera con una sonrisa.

-Bien Suki, Has los preparativos y yo me ocupo del resto. Partimos mañana por la mañana.-

-Entendido.- asintió la guerrera al tiempo que se marchaba.

Zuko miro hacia el cielo con una expresión de alivio. Cuanto tiempo había pasado sin charlar con Iroh y cuanta falta le hacia. Era la persona mas sabia que conocía y sus consejos siempre le ayudaban, en mayor o menor medida, a encausar el camino y las energías.

Mientras se incorporaba y retornaba al palacio, pensó en que regalo podría llevarle. Su tío tenía afición por las antigüedades y chucherías de ese tipo, pero nada se podría equiparar a unas raras y exóticas hojas para el té.

Continuará...