Hace mucho, muchísimo que quería escribir un long-fic en general, y dado que nunca he conseguido acabar uno pues me he propuesto hacer eso, porque si no no moriré en paz estoy segura. No sé como irá, no estoy segura de si las ideas son coherentes, si me van a convencer o si al final todo cambiará, de hecho tengo un capítulo para esta historia que escribí hace muchísimo y al final no tiene nada que ver con lo que ahora quiero. Pero como a nadie le interesa mi vida, os dejo con un pequeño prólogo.
Prólogo
Es bien sabido por todos los magos y brujas de Gran Bretaña y más de la mitad del resto del mundo mágico, que hace muchos años atrás, nadie sabe exactamente cuántos, dos jóvenes magos, que huían en busca de conocer mundo y de encontrarse a sí mismos, fueron a coincidir en un pequeño bosque cerca de un famoso pueblecito que hoy conocemos como Hogsmade.
No tardaron demasiado en considerarse el uno al otro algo más que conocidos, compañeros, amigos, incluso familia. Tenían tantas cosas en común que la unión que se forjó parecía irrompible, ambos de espíritu aventurero, con sangre mágica corriendo por sus venas y con un proyecto en mente que poco tiempo después tendría un nombre: Hogwarts.
Un proyecto demasiado grande para cuatro solas manos, que los llevo a no dudar ni un solo instante en contar con la ayuda de dos más de su misma especie, con una grandeza indudable, que los convertiría en los tan admirados personajes históricos que estudiamos hoy día.
El proyecto pasó de ideas, pasiones y sueños a convertirse en un castillo, alejado de los muggles, por supuesto, pues jamás lo hubieran permitido por aquel entonces. Todos y cada uno de ellos estaban de acuerdo en el lugar de construcción, el modo y la forma. Todos coincidían en que los magos también tenían derecho a aprender, a tener un hogar en el que no tuvieran que preocuparse de persecuciones muggles, en el que todos convivieran como una gran familia.
No obstante a partir de aquí comenzaron los problemas, pues a pesar de que todo parecía perfecto, las diferentes maneras de pensar rompieron la armonía entre los cuatro fundadores. Cada uno apreciaba unas habilidades y para cada cual debían ser las primordiales: valentía, sabiduría, fidelidad, ambición… Esto llevó a los protagonistas a incontables enfrentamientos, llegando incluso a varitas de por medio.
El mundo mágico se tiñó de negro durante este período. La desconfianza hizo que durante algún tiempo, a pesar de vivir en el mismo castillo, se distanciaran de una manera casi tan exagerada como incalculable. Los pocos que vieron sus disputas temían no solo por su vida, sino por la de toda la sociedad que los rodeaba.
La llegada de un mal mayor los pilló desprevenidos e indefensos. Cuando Morgana apareció en sus caminos no pudieron hacerle frente y eso les salió muy caro. El castillo fue devastado prácticamente en su totalidad por la joven bruja, pero no fue hasta que vieron como uno de sus alumnos más queridos y predilectos, Merlín, era asesinado por ella, que se dieron cuenta que por sí solos jamás podrían vencerla.
Les sobraban motivos para unirse de nuevo y les faltaban razones para continuar separados. Lograron superarlo, aunque la culpa nunca abandonó sus corazones, pues todos sabían que de haber estado unidos, ninguna vida hubiera perecido. Fueron capaces de vencerla, y no solo eso, sino que también, con un poco más de esfuerzo devolvieron el equilibrio al castillo. Separaron a los alumnos por casas, cada uno representante de ellas con los valores predominantes como jueces de su futuro en la escuela de magos.
Y aunque efectivamente esto devolvió la calma, pronto llegó la tormenta de nuevo. Uno de ellos insistió en una mayor exigencia a la hora de la aceptación de alumnos, y aunque muy a su pesar, ninguno de los otros tres concordó con él, no dejó de perseverar en su intento de no aceptar a ningún hijo nacido de muggles. No por nada el valor crucial para él era la ambición. Tal fue su obsesión que llegó a olvidar todo el pasado que tenía con los otros tres magos, que era mucho más vulnerable sin ellos. Olvidó a su mejor amigo, a la mujer por la que siempre había suspirado y abandonó el castillo, el que por un tiempo había sido su hogar. Pero antes de marchar, juró venganza y dejó en el castillo un mounstro, que ordenado por su heredero acabaría con todos aquellos que, a su parecer, no merecían ser enseñados en aquel lugar.
Buscaron al mounstruo por todo el castillo, intentaron por todos los medios que él, a pesar de su obstinación, regresara, mas no sirvió de nada. Sus corazones, con una culpa más sumada, fueron sanando poco a poco, pues una traición así nunca es indiferente. Continuaron adelante con sus proyectos, esforzándose, apoyándose, juntos y Hogwarts pudo salir adelante. Pero el que un día fue su mejor amigo, jamás fue capaz de perdonarlo.
Historia de la magia, página 57
Así fue como la fraternidad quedó de lado y se forjó la rivalidad eterna entre gryffindors y sytherins, que heredada por generaciones, continúa en nuestros días, la misma que da paso y protagoniza esta historia, su historia.
Y eso es todo, por lo menos de momento, en el siguiente capítulo prometo traer a la tercera generación. Y espero que pronto.
¡Un saludo!
Y gracias por leer ;)
