Hola! Espero que les guste esta historia... Intente hacer algo diferente, pero termine con la misma pareja. Solo que ahora agrego otra pareja que me parece muy interesante. Gracias por leer. )

Intercambios Estratégicos

Albus Dumbledore era un hombre extraño. Bueno, en realidad era un mago extraño. Tenia ideas brillantes, si, pero cuando se ponían en practica nadie las entendía. Hasta que al llegar al final funcionaban y todos ponían cara de circunstancia mientras decían: "Dumbledore es un genio."

Por eso nadie se extrañaba cuando el ordenaba, de una forma tan educada que parecía mas bien estar sugiriendo, algún extraño mandato sin explicar ni las razones que lo llevaron a esta decisión, ni lo que esperaba conseguir al final.

Lo que esperaba y lo que pasaba en realidad, eran exactamente lo mismo, así que la mayoría de los magos y brujas confiaban en sus decisiones sin cuestionarlas.

Algunas quejas por parte de los afectados, cierto intento de boicotear el plan, o algún acontecimiento aislado que no llegaba a mayores. Siempre pasaba. Pero lo que Dumbledore mandaba, era lo que se hacia, y eso mantenía una especie de paz en el mundo mágico.

Y fue precisamente, una de esas locas ideas, lo que ocasiono un problema desde el primer día de ese año escolar.

Había llegado la hora del discurso de inicio de año. Dumbledore dio la bienvenida a los nuevos alumnos y saludo a los antiguos con cariño. Hablo de las 167 nuevas reglas impuestas por el señor Flich, y para los de nuevo ingreso, porque el Bosque Prohibido estaba literalmente prohibido.

Pero dio un anuncio mas. Uno del que ya estaban enterados los profesores, y con el cual muchos no estaban de acuerdo.

Ese año en Hogwarts habría cambios. Teniendo como única meta consolidar la unión de las casas.

Era un secreto a voces. Había cuatro casas en Hogwarts, de las cuales tres se trataban como hermanas, pero había una mas, que se alejaba. Y Dumbledore, como director interesado en preservar el orden y la unidad tuvo una, a su modesto parecer, brillante idea.

-Este año llevaremos acabo en Hogwarts un pequeño experimento.

Todos conocían sus "pequeños experimentos". Ron, Harry y Hermione se miraron entre ellos. Era su ultimo año, sus últimos momentos de justificada irresponsabilidad antes de entrar al mundo adulto. Nada podría arruinar ese año. Excepto alguna batalla colosal contra Voldemort... pero ese era un asunto del que se podrían preocupar después de la cena.

-Es bien conocido por todos la rivalidad que existe entre las casas del colegio- dijo con tristeza el director

Los Slytherins se sonrieron entre si. Rivalidad. Hubiera sido mejor que utilizara la palabra odio. Era la única que alcanzaba a expresar lo que realmente sentían.

- -Un sentimiento que no debería existir, cuando todos somos magos y brujas luchando por el mismo objetivo. Destruir...

Pudo haber dicho "Destruir a Voldemort", pero era políticamente incorrecto, teniendo en cuenta que ahí se encontraban varios hijos de mortifagos, todos potencialmente peligrosos. Aunque Dumbledore no era precisamente la definición de políticamente correcto, el concluyo la frase según lo que pensaba, que era al fin y al cabo la razón por la que Voldemort existía:

-... a la ignorancia- no todos alcanzaron a captar la sabiduría de sus palabras. Siempre era así.- Es por eso que este año comenzaremos con un proyecto que he decidió nombrar: " Intercambios Estratégicos".

La mirada asustada de los niños de nuevo ingreso obligo a Dumbledore a recalcar parte importante del plan.

-Es muy obvio realmente. Se harán Intercambios de casas de alumnos Estratégicamente elegidos. Ninguno de los primeros años por supuesto. Al menos no este año. Por el momento comenzaremos con los alumnos de Séptimo
Año.

Los aludidos se miraron entre ellos, primero con sus compañeros de casa y luego con el resto. Sonaba como una muy mala idea. Separar a los amigos en el ultimo año. No era una visión alentadora.

El director sonrió complacido. Y continuo...

-Los alumnos que nombre a continuación harán favor de pasar al frente.- Dumbledore tomo un pergamino y comenzó la lectura:

Señorita Pansy Parkinson de Slytherin

Joven Ernie Macmillan de Hufflepuff

Señorita Hermione Granger de Gryffindor

Joven Anthony Goldstein de Ravenclaw

Ninguno se movió de su lugar. Todos parecían aturdidos, y en su mente rondaba la misma pregunta¿Por qué yo?

Empujados por las miradas que se encontraban clavados en ellos. Todos los mencionados se pusieron de pie. Excepto, por supuesto, Pansy Parkinson.

Draco Malfoy la miraba inquisitivamente, como si fuera la culpa de la muchacha haber sido escogida para ser un peón en el juego de ajedrez de Dumbledore.

-No te levantes- le dijo en un susurro lleno de furia. Era su novia. Como se atrevía ese viejo a cambiarla de casa en su ultimo año con ese estúpido plan de unir a las casas. Que se fuera al carajo toda la sarta de idioteces que los profesores pensaban. La hipocresía había funcionado bien hasta ahora. ¿Por qué cambiarla ahora? Solo sabia una cosa: Pansy no se iría de las mazmorras de los Slytherins, y si para eso tenia que retar al viejo loco de Dumbledore, lo haría.

Draco se puso de pie. Dumbledore lo miro sonriente.

-Muy galante de su parte, joven Malfoy. Pero los Intercambios ya fueron previamente organizados. Y los jóvenes elegidos, cuidadosamente seleccionados. Pero no se preocupe, la señorita Parkinson no tendrá problema alguno en acoplarse.

Los ojos del muchacho estaban enmarcados en una actitud retadora. Snape se puso detrás de Dumbledore y ordeno.

-Siéntate, Draco.

Los grises ojos enfurecidos se dirigieron ahora contra el. Pero Snape hizo una pequeña inclinación de cabeza, y el muchacho tuvo que obedecer.

-Ahora, Señorita Parkinson nos haría el honor- dijo afablemente el director señalando a los otros tres estudiantes que se encontraban al frente del gran comedor.

Pansy se levanto temblorosa. Sus finas manos se frotaban en actitud nerviosa. Miro con ojos de cordero a medio morir a Draco y este lanzo un gruñido aprobatorio para que la bella muchacha caminara hacia donde se encontraban los otros tres elegidos.

Varios muchachos la miraron a hurtadillas de arriba abajo cuando pasaba frente a ellos. Era inevitable. Pansy Parkinson tenia una belleza impactante. Con la piel blanca y perfecta, sus ojos negros, misteriosos y tristes. Su boca pequeña, discreta y a la vez venenosa. Era malvada y era indefensa a la vez. Una combinación, inexplicablemente irresistible.

Se paro junto a Hermione, y como era de suponerse la opaco completamente. Hermione era bonita y linda. Pero no tenia una actitud que la hiciera llamar la atención del sexo opuesto como Pansy. Era altiva y necia en lo que creía, y no se dejaba intimidar por nadie. Por lo mismo, ella intimidaba a los hombres.

Hermione nunca hubiera pasado horas arreglándose el cabello como Pansy, por eso su melena castaña y rebelde contrastaba escandalosamente con la lacia y negra de la Slytherin, perfectamente peinada siempre.

De la misma manera Pansy nunca hubiera tenido la perseverancia que Hermione tuvo para pasar sus horas de ocio en la biblioteca, para conocer cada uno de los libro que había en ella. Cada uno. Y eran miles. Conocía quien los había escrito, y se sabia cientos de memoria. Algunos otros solo habían rozado fugazmente sus manos, mas sin embargo, la Gryffindor conocía el tema, y la aplicación de cada libro. Incluso los prohibidos. Pues la capa de Harry era mas útil de lo que pareciera.

Cualquier mujer en su sana vanidad, perdón, en su sano juicio, hubiera preferido la belleza arrolladora de Pansy a la simpleza culta de Hermione. Pero ambas tenían aplicación. Y no es justo demeritar a una o a otra, simplemente es necesario diferenciarlas.

Eran tan desiguales, y sin embargo ahí estaban. Paradas frente a cientos de alumnos, alistándose para conocer el destino que les esperaba en esos meses venideros.

Describir a Ernie o a Anthony es irrelevante para nuestra historia. Confórmense con saber que ambos son prefectos de sus casas. Al igual que Hermione y Pansy.

Que Anthony es mas guapo que Ernie, y que ambos ambicionan a ser Premio Anual. Que no son amigos, pero tampoco enemigos. Y que ninguno de ellos quiere participar en esa loca idea de "Intercambios Estratégicos"

-El joven Macmillan intercambiara de casa con el joven Goldstein. La señorita Granger hará lo propio con la señorita Parkinson. Esto es por un tiempo indeterminado.

Abucheos por parte de Slytherin. Una impura en su casa. Dumbledore era tan predecible.

Draco Malfoy ni siquiera se molesto en abuchear a la asquerosa de Granger. Todos en su mesa lo hacían por el. Ya habría tiempo de hacerla pagar por inundar su sala común con su inmundicia. Torció la boca con asco. Granger iba a estar en su sala común.

Harry y Ron gritaban improperios. ¡Hermione con las serpientes!. No entendían porque Dumbledore hacia ese tipo de cosas. A ellos no les importaba que Pansy estuviera en su casa, eran hombres claro, solo les preocupaba el bienestar de su amiga.

Ginny en cambio abucheaba mas fuerte que los Slytherins. ¡Una serpiente en Gryffindor, y tenia que ser ella... Pansy Parkinson, la muchacha mas superficial, estúpida y arrogante de todo Hogwarts.

Pero lo peor era, porque siempre hay algo peor, que ningún hombre de los miembros de su casa mostraban disgusto por recibir a esa asquerosa compañía. Dean y Seaumus incluso chocaban las manos en gestos de alegría. Iba a ser un año difícil.

Pobre Hermione...

Hermione por su parte continuaba con los ojos muy abiertos notando las diversas reacciones. Los abucheos por parte de Slytherin, todos eran contra ella. Los vítores de muchos Gryffindors... se sintió levemente traicionada hasta que ubico a sus amigos y los vio abucheando, apreció el gesto y el calor reconfortante que regresaba a su cuerpo.

Dumbledore alzo la mano y todos guardaron silencio. Aun no terminaba de hablar.

-Existe la posibilidad de que al regresar de vacaciones de navidad, halla cambios en los intercambios. Pero es solo hasta que observemos la reacción que exista.

Ese anuncio no pareció tranquilizar a nadie. Faltaban meses para las vacaciones de navidad.

Pero las sorpresas aun no terminaban.

-Ahora, me complace anunciar la adquisición de un nuevo profesor en la materia de Defensa contra las Artes Oscuras: William Arturo Weasley.

Bill acababa de entrar por una de las puertas laterales al Gran Comedor. Se quitaba lentamente su capa de viaje mientras miraba sonriente a los que a partir del día siguiente serian sus alumnos.

Ron y Ginny se miraron estupefactos. ¿Bill Weasley?...¿Su Bill Weasley?.

Aplausos desmesurados, sobre todo por parte de las alumnas.

-Es tan guapo- la voz de Parvati Patil se escucho sobre el barullo.

-Y tan masculino- completo Lavender con los ojos soñadores.

Los hermanos Weasley se unieron torpemente a los aplausos, preguntándose porque Bill no les había comentado nada. Hermione aplaudió algo aliviada de que tuvieran un profesor tan capaz, ya que Bill había aprendido mucho en sus viajes por el mundo y en su trabajo para Gringotts.

-Ahora comienza el banquete- sentencio Dumbledore y los manjares aparecieron en las cuatro mesas distribuidas en el gran comedor.

Se dio media vuelta y se dirigió a los cuatro alumnos que lo veían con cierta antipatía.

-Desde esta noche cenaran con sus nuevos compañeros- les dijo sonriente mientras se dirigía hacia su lugar en la mesa del profesorado.

Pansy fue la primera en bajar los escalones que los separaban de las mesas de los alumnos, pero no se sentó. Miraba soberbiamente a sus nuevos compañeros y se sentó al final de la mesa. Alejada de los Gryffindors y echando miradas furtivas a Draco, que no la volteaba a ver, porque le disgustaba imaginarla al día siguiente con el uniforme de los leones. Iba a ser difícil acostumbrarse.

Ernie le echo una mirada reconfortante a Hermione y le dijo en voz baja:

-Se que no es lo mismo, pero yo voy a una mesa llena de intelectuales en donde creen que soy un inútil.

Ella sonrió nerviosamente y bajo el primer escalón, consciente de que todos los Slytherins la miraban, preparando insultos, que ella no debía de contestar.

Paso saliva y volteo a la mesa de los profesores, esperando encontrar una mirada de apoyo, pero todos estaban inmersos en sus platicas.

Bueno, menos uno. Los ojos azules de Bill estaba clavados en ella. Hermione intento sonreír, pero la sonrisa no salio de sus labios, ni de sus ojos, que se encontraban apagados por la tristeza que le empezaba a invadir.

Bill le regalo una sonrisa ejemplar, que solo puso mas nerviosa a la muchacha, misma que no se explica el porque. Era Bill, lo consideraba un buen muchacho, incluso un amigo. Pero ahora era su profesor y debía de mostrarse respetuosa. Asintió con la cabeza solemnemente, provocando que la sonrisa del pelirrojo se acentuara y se dirigió con la cabeza en alto hacia su destino.

-¡Llego nuestra Sangre Sucia!

Era el insulto menos original que le habían dicho. Pero aun así dolía. Miro de reojo a su primer agresor.

Blaise Zabini.

No esperaba un insulto demasiado inteligente de su parte. Así que guardo silencio. Y comió alejada de sus nuevos "amigos". Mas consciente que nunca de que muchos ojos la observan y la criticaban.

Al terminar de cenar, camino lentamente detrás de sus nuevos compañeros. Hacia las mazmorras... que horrible era ese lugar.

Draco Malfoy dijo la contraseña. El era el prefecto que quedaba de Slytherin. Todos entraron, mientras el muchacho esperaba pacientemente con cara de pocos amigos. Hermione apresuro el paso para no darle ninguna oportunidad de insultarla.

Pero un brazo entorpeció su entrada. Hermione suspiro fuertemente y clavo sus ojos castaños en los grises de Draco.

-Déjame entrar.- ordeno la muchacha.

-Tu no eres nadie para decirme que hacer- la voz de Malfoy sonaba tranquila. Estaba reservando sus insultos para una mejor oportunidad.- Solo le voy a advertir algo. Aunque entres a nuestra sala común, duermas en nuestras habitaciones y comas con nosotros. No eres parte de la casa de Slytherin, y créeme que no haremos nada para hacerte sentir bienvenida.

-No esperaba mas de ustedes, tan caballerosos como siempre- dijo con sarcasmo Hermione.

-No veo ninguna mujer aquí que valga la molestia de ser caballeroso.- Su brazo no se movía. Se resistía a dejar entrar a alguien como ella, a lo que el consideraba sus dominios.

-Déjame pasar- ordenó de nuevo Hermione.

Draco no se movió. Abrió la boca unos centímetros, pero una áspera voz le impidió hablar:

- Déjala entrar Malfoy-

Snape se encontraba detrás de la muchacha. Hermione se volteo para agradecer el gesto, pero el profesor no se digno a mirarla.

La ex-Gryffindor entro a la sala común de Slytherin. Estaba vacía, ya que todos se estaban instalando en sus habitaciones. ¡Era tan diferente a lo que ella conocía! Estaba adornada con los colores típicos: verde y plata. Había sillones demasiado ornamentados en el centro, era obvio que nadie se podía sentar cómodamente en ellos. El suelo estaba alfombrado y había varias mesas individuales (igual de ornamentadas que los sillones) repartidas en toda la habitación, era obvio que a los Slytherins les gustaba trabajar solos.

Pero lo que mas le sorprendió a Hermione fue darse cuenta de que la sala común de las serpientes (y ahora la suya también) no solo se encontraba rodeada de mazmorras, sino que era una... las paredes de piedra, con lámparas verdosas que daban la impresión de estar realmente muy abajo del castillo. Y entonces recordó algo que había leído tiempo atrás. La sala común de Slytherin estaba localizada debajo del lago. Eso explicaba el olor a humedad y la frialdad que se sentía.

Draco Malfoy azoto la puerta con fuerza. Estaba furioso. Quien se creía que era ese pelagatos de Snape para sermonearlo acerca de aguantar a Granger.

Hermione giro para encontrarse nuevamente con la ya acostumbrada mirada furibunda del rubio.

Tomarás la habitación de Pansy- dijo tajantemente, transmitiéndole lo que Snape le acaba de informar.- Trata de no contaminarla demasiado.

Hermione entornó los ojos. Debía evitar las discusiones, pues estaba en desventaja. Pero era irresistible.

Querrás decir que tenga cuidado con contaminarme yo. Pero será difícil.

Malfoy se carcajeo. Era una risa fría, fingida y vacía. A Hermione la recorrió un escalofrío.

Tendrías suerte si se te pegara algo de Pansy.

Tendría suerte si no tuviera que pasar mi ultimo año rodeada de estúpidos incompetentes- grito ella furiosa.

Para nosotros es un honor tenerte aquí- contesto sarcásticamente otra voz saliendo de una habitación. Blaise Zabini acababa de llegar a empeorar la suerte de Hermione.

Una sonrisa ladeada se asomo en el rostro de Malfoy. Los insultos de su amigo nunca eran muy elaborados, pero eran malos y directos. Siempre lo hacían sonreír.

Hermione miro a ambos con rabia y pregunto conteniendo la ira que se asomaba en su voz:

¿Cuál es mi habitación?

Draco volteo bruscamente para mirar una puerta semi-oculta, entre los exagerados muebles.

¿La habitación de Pansy?- Zabini lucia sorprendido y soltó una carcajada. Era menos elegante que la risa de Malfoy, pero se escuchaba mas auténtica. – A ella le va a encantar cuando se entere.

Ya lo debe suponer- contesto Draco - Ella dormirá en su habitación- ladeo un poco la cabeza para señalar a Hermione, ni siquiera era digna de ser señalada con su mano.

La muchacha se guardo la sarta de insultos que tenia en la punta de la lengua y se dirigió hacia lo que seria su nuevo cuarto por varios meses. Azoto la puerta en una digna imitación de Malfoy.

Se quito la túnica de Gryffindor y la guardo al fondo de su baúl. Se metió entre las sabanas verdes y cerró lo ojos sin dejar de pensar en todo lo que había sucedido. Poco a poco el sueño la venció y se olvido por varias horas de todo.

Para ser la primera noche no había estado tan mal. Pero iba a empeorar, cuando Draco tuviera la certeza de que Snape no lo vigilaba tan de cerca. Los insultos y las humillaciones anteriores iban a parecer nada. Iba a rebajar a Hermione tan bajo, que ella preferiría dejar Hogwarts a seguir viviendo en Slytherin. Sonrió cuando la idea cruzo su mente.

Se quito la túnica y se puso su ropa de dormir, Granger dejando Hogwarts, era una idea reconfortante, pero sabia que era necia y era una cerebrito, no seria fácil. Pero las cosas difíciles son las que resultan al final mas gratificantes. Cerro los ojos y se durmió al instante.

Un review puede alegrar un dia )