¡Buenas lectores!
He decidido cambiar el argumento ante la absoluta imposibilidad de lograr escribir la otra historia, y ahora tratará sobre aquellos sueños que nacen y perecen en lo mas profundo de la noche, aquellos que no recordamos y se hunden en el olvido
PREFACIO
En la penumbra de una vela en el medio rebotan do-mi-soles de un órgano muy arriba, como en el ozono, desdibujando gritos de planetas, universos y galaxias sucios de tiempo y oro.
La puntual medianoche escapa de todos los relojes, sometidos a idéntica franja horaria, amenazando a un libro, que reposa junto a la vela. Maquillado por la pálida luz y por palabras de melancólicos poetas muertos, que ya no eran más que símbolos que hacían verme reflejado en el fondo de Sus ojos, mi cerebro cede al sueño mas no duerme. Contribuyendo a mi desgracia los decrépitos coches, con estrépito de estrella fugaz, partían la calle longitudinal orinada por los siglos. Pero su canto mecánico ya no penetra en mis oídos lejanos y, heridos de sueño, mis párpados cálidos acallan el latido pegajoso de la noche.
