n/a: Todos los derechos reservados para la mente maestra que es J.K. Rowling
Capitulo 1
"El lugar mas oscuro del infierno esta reservado para aquellos que se mantienen neutrales en tiempo de crisis"
La sala estaba completamente helada. El hogar a leña estaba encendido, pero aun así no podía evitar sentir una corriente helada recorrerme el cuerpo. Era una noche normal, en un lugar normal, con la gente de siempre. La sala de conferencias de la mansión Malfoy con todas las caras que formaban el círculo de los más prominentes mortífagos. Mi padre estaba a mi derecha y mi madre a mi izquierda, enfrente se encontraba sentada mi tía junto con Rodolphus Lestrange, los Carrow a su lado y luego los Crabbe. En una punta estaba el actual ministro de la magia y en la otra, por supuesto, el señor tenebroso. Más rostros llenaban el ambiente, pero no eran precisamente mi gente favorita así que prefería ignorarlos en la mayor medida posible.
La razón por la que estaban todos congregados era para debatir el nuevo plan de acción. Hogwarts estaba por caer y los mortífagos lo querían por sobre todas las cosas. El ministerio ya era nuestro, al igual que Gringotts y las calles de Londres, lo único que faltaba era el colegio. La odiosa vieja cabeza de Gryffindor había puesto una buena pelea, junto con el enano y la monstruosidad que era el medio gigante que nos hacia trabajar con los mas horrificos animales años atrás, pero hasta ellos sabían que no les quedaba mucho. Lord Voldemort había ido tomando profesor a profesor, alumno por alumno, estaban indefensos, no iba a hacer falta ni la mitad del ejercito para hacernos con la institución, lo único que faltaba ser delimitada era la fecha en que lo llevaríamos a cabo.
"¡Mañana mi señor! ¡Déjeme ir y conseguirle Hogwarts!" pidió mi tía con su usual voz aguda y la mirada de demente que poseía. Su ánimo estaba siempre alto, sabia que íbamos ganando y se sentía increíblemente poderosa.
"Bellatrix, aprecio tu entusiasmo inmensamente querida, pero necesitamos organizarnos un poco mejor" hablo el señor tenebroso con calma mientras le daba una sonrisa que francamente era mas perturbadora que calida. No importaba cuanto tiempo pasara, nunca iba a ser algo cotidiano el compartir la mesa con un hombre que tenia mas parecido con una serpiente que con un humano. Calvo, blanco, con dos hendiduras por nariz y labios tan finos que parecían no existir.
"si, si, por supuesto mi señor, lo que usted diga mi señor" en esa mesa todos eran devotos, pero nadie cumplía el papel como Bellatrix Lestrange.
"¿Ha vuelto Colagusano, Rabastan?" pregunto Voldemort con cierta impaciencia.
"Recién ha entrado mi señor, y no sabe lo que trajo con el, oh mi señor, estará tan feliz, ya vera, ya vera" el entusiasmo en el hermano de Rodolphus era palpable y todos en la mesa se sentaron erectos, ansiosos por saber que había pasado. Lo cierto era que los hermanos Lestrange no estaban en buenos términos con el Señor Tenebroso, ambos habían fallado la última misión en la que se habían enfrentado con la Orden y no habían conseguido atrapar al escurridizo de Potter. Lo irritante era saber lo inepto que era como mago el cara cortada, pero aun así, cada vez que estábamos cerca de atraparlo lograba escaparse. La ultima ocasión se había sacrificado nuestro ex profesor de Defensas Contras las Artes Oscuras, el hombre lobo, y así la guerra se seguía estirando y estirando…
"Has conseguido captar mi interés querido Rabastan, ¿Podrías compartir de que se trata? Un adelanto tal vez, ya sabes que la paciencia no es lo mío" Y claro que no lo era, nunca había visto a nadie tan rápido para pronuncia Avada Kedavra como lo era el Señor de las Tinieblas.
"La atrapamos señor, estaba en el bosque prohibido corriendo a toda velocidad cuando Colagusano la vio y le lanzo un Petrificus Totalus acertando y ahora la tenemos aquí, para usted" No dijo ningún nombre, pero no necesitaba que lo dijeran, a una sola mujer podían referirse sin nombre ni apellido y aun así comunicar la importancia que tenia. La desagradable sangre sucia que jamás dejaba el lado de Potter.
Hermione Granger.
"¿Granger?" el nombre escapo mis labios antes de poder detenerlo. Lo cierto era que del trío de hojalata, la sangre impura parecía la más pensante. Mis apuestas estaban en que la bola roja que seguía al huérfano inmortal iba a ser el primero en caer. Salazar Slytherin sabia el tiempo que hacia que esperaba tener a Weasley en una reunión así, a merced de todos, como un cordero en camino al matadero.
"¡Estupido Malfoy! ¡Una sorpresa maldita sea, dije que era una sorpresa!" grito Rabastan con asco. Un gran hombre…
"¿tu crees, Draco? ¿La señorita Granger no es increíblemente inteligente a pesar de su asqueroso origen?" mi espalda se tenso mientras pasaba de mirar de una punta de la mesa a la otra. Los ojos de serpiente estaban fijos en mí, mientras que Nagini avanzaba por la superficie de madera en dirección a mi asiento. ¡Viva, viva Slytherin! Pero esa serpiente me causaba pánico. Era inmensa, malévola y respondía al hombre más cruel que el mundo mágico había sabido conocer.
"¡Señor, mi señor, para usted!" exclamo Colagusano en lo que levitaba un cuerpo hacia el centro de la mesa. Todas las cabezas se elevaron y los ojos de los comensales se focalizaron en nadie más ni nadie menos que Hermione Granger. Su rostro estaba cubierto de tierra, con pequeños cortes esparcidos por sus mejillas y frente, llevaba puesta una estupida campera rosa de lana y un horrendo jean muggle. El pelo enorme e inflado que había sabido causarle pesadillas a la mitad de la escuela estaba peor que nunca, con ramas y hojas enredadas en este. ¿Cómo había sido ella? No lo podía entender. Mis ojos se posaron en los suyos. La muy maldita sangre sucia estaba aterrada. Tenía sus razones, aunque honestamente, era la primera vez que no tenia ni idea que iba a pasar con el prisionero. Generalmente no duraban mucho y el señor tenebroso los mataba en el acto, pero Granger era una fuente invaluable de conocimiento. Era el más importante prisionero que habíamos tenido hasta el momento. Si alguien sabia que era de Potter, de la orden, las ubicaciones de las casas de seguridad, los planes de acción, etc., era el tercio del trío cobrizo que flotaba por sobre las cabezas de todos los presentes.
"Draco…" ¿Por qué decía mi nombre? ¿Cuál era el punto? ¿Pensaba que la iba a ayudar? No podría ni aunque quisiera, cosa que no quería, en lo más mínimo. No la odiaba tanto como a Potter o a su zanahoria secuaz, pero estaba cerca.
"Mira Malfoy parece que tu amiga te esta pidiendo ayuda" se rió el inoperante de Dolohov. Era sin lugar a dudas el mortifago que peor me caía.
"No es momento de bromas, mi querido Antonin, este es el momento en que todo cambia" susurro Voldemort mientras se ponía de pie. Su figura era esbelta e increíblemente alta. Se podía ver la alegría en los ojos rojos y se parecía bastante a una sensación de victoria. "Buenas noches señorita Granger, sea bienvenida a nuestra humilde reunión" ¿Era enserio? Nunca le había hablado directamente a nadie de los que eran llevados a las reuniones, eso ya demostraba lo diferente de esta última captura.
"Muchas gracias Tom, me encuentro encantada de asistir" ¿estaba loca? No… retiro esa pregunta, siempre había sabido que estaba loca, pero nunca a semejante nivel.
"¡¿Cómo te atreves a hablarle así al señor de las Tinieblas, asquerosa sangre sucia?!" salto mi tía de su asiento, horrorizada, varita en mano e ira resplandeciente en todo el rostro "¡Crucio!" enseguida los gritos de Granger llenaron la habitación. Aun en el aire se retorcía del dolor.
"es suficiente Bellatrix" le informo Voldemort con determinación pero con calidez a mi tía, la cual asintió y volvió a tomar asiento mientras mantenía los ojos clavados en la prisionera casi desafiándola a que vuelva a hacer un comentario semejante.
"mis invitados son bastante sensibles señorita Granger, le recomiendo que hable con cuidado, la próxima vez tal vez no me escuchen y continúen con las maldiciones" esta vez no salio ningún insulto, ni ninguna declaración kamikaze de la garganta de la mascota de Potter. "Ahora que estas presente… me pregunto como te podremos integrar a la fiesta" no la iban a matar, no tendría ningún sentido, pero tampoco podía pensar en que le iban a hacer. Lo más probable era que la encerraran en las mazmorras, la mantuvieran ahí sin comer, solo con agua ocasionalmente hasta que se rindiera y soltara lo que fuera que quisiéramos saber.
"si me permite hacer una sugerencia Lord Voldemort" la voz le salio rasposa después de los gritos que le había causado soltar la maldición Cruciatus
"Por supuesto, por supuesto"
"Máteme, porque no importa lo que haga, jamás voy a decirle nada, absolutamente nada. Tampoco va a poder usar legeremancia para hacerse con una información que no existe en mi cabeza. No sirvo de nada, soy solo una cáscara" ¿seria eso posible? ¿Qué la mantuvieran en la oscuridad por si la atrapaban? Tal vez Granger era mas estupida de lo que parecía y todos sus amiguitos sabían que estaba destinada a terminar flotando sobre la cabeza de los mas reconocidos mortífagos.
"Pero vera señorita Granger, eso seria el camino fácil y a mi no me gustan las cosas fáciles" en eso estaba diciendo la verdad el señor tenebroso. "puede que no tenga ninguna información pero… ¡Draco!" mi rostro volteo rápidamente a mirar a Voldemort que parecía estar particularmente inclinado a dirigirme la palabra esa noche.
"¿si, señor?"
"¿Tu crees que Potter y el resto de la orden intentaran recuperarla?"
"sin lugar a dudas" eran estupidos Gryffindor después de todo. Insistían en cosas nefastas como el honor. Iba a ser la peor decisión que podían tomar, pero yo sabia que la iban a tomar.
"Ve, señorita Granger, si me es de uso. Cuando vengan por usted vamos a estar esperándolos."
"¡No van a venir por mi! ¡No van a hacerlo, Harry sabe que no es lo que tiene hacer y no va a venir!" chillo la estupida sangre sucia, quien parecía tener la cabeza roja después de minutos y minutos colgando boca abajo.
"mientras esperamos que vengan vamos a prepararle una cómoda habitación en el sótano." Una risa unánime salio de todos los que estábamos presentes. El sótano era oscuro, frío, húmedo y lleno de ratas. En un invierno frío como era ese, iban a tener que ir a revisar que no muriera congelada.
"Permiso de hablar señor" levanto la mano el bruto de Fenrir Greyback, alto y musculoso con el pelo tan horrendo como el de Granger, solo que gris. Era lo más asqueroso que podías tener en la cercanía, ya que apestaba a sudor y mugre.
"Adelante" le permitió Voldemort.
"Tal vez puede esperar encerrada en mi habitación a sus amiguitos, se que me puede ser de uso" nadie en todo ese lugar era tan desagradable como Greyback. Nunca supe si iba de la mano de ser un licántropo, pero lo cierto era que Lupin nunca había parecido tener ese instinto de perro mal domesticado.
"Por supuesto Fenrir, entretienete" ¡¿Qué?! El matar, el torturar, ya había aceptado que era parte de lo involucraba ser un mortifago, pero eso, lo que proponía el maldito hombre lobo, yo nunca había firmado para eso.
"¡No, no, no! ¡Por favor, no! ¡No, no, no!" por primera vez desde que la habían llevado a la habitación Granger perdió el control. De sus ojos caían lágrimas que sonaban como 'plop' cuando chocaban con la superficie de madera, su cuerpo se retorcía como si pudiera escapar de alguna manera y los gritos eran agudos, de completa histeria.
"Nos vamos a divertir princesa, no te preocupes que no vas a tener que moverte de la cama, aunque tampoco vas a poder ni aunque quieras" Greyback le hablo antes de hacerle una asquerosa caricia en la mejilla. Yo no lo tenía al lado y aun así podía sentir el hedor que provenía de su persona. Granger no me caía bien, estaba bastante seguro que la detestaba, pero eso era demasiado de ver incluso para mi.
"Madre, hay que hacer algo" pedí a mi mamá en un susurro. Podía ver que a ella tampoco le hacia mucha gracia la situación.
"silencio Draco, el señor tenebroso tomo una decisión y hay que respetarla" nuestros murmullos apenas se escuchaban con todos los gritos que surgían de la garganta de Granger y la risa que causaba en la mayoría de los comensales presentes.
"¡No me toques! ¡No! ¡No me toques!" era como escuchar a un disco rayado.
"¡Señor!" una vez mas las palabras escaparon mi boca antes de que pueda frenarlas. Esa definitivamente no era mi noche.
"Si, Draco" hablo impacientemente Voldemort en lo que interrumpía su partida de la habitación.
"Yo la quiero. La asquerosa sangre sucia siempre pensó que éramos iguales, es mi momento de demostrarle porque somos superiores y ella es una aberración de la naturaleza. Déjemela a mi" no esperaba que me eligiera por sobre Greyback, el maldito perro rabioso es casi tan devoto como mi tía.
"De acuerdo. Fenrir, lo siento, Draco tiene que demostrar algo. La próxima es tuya querido" los ojos del estupido hombre lobo se clavaron en los míos, llenos de ira y desprecio. El sentimiento era mutuo. "Colagusano, ven comigo, es momento de que recibas tu premio"
"tu vienes conmigo Granger" la deje caer con fuerza contra la mesa, escuchando un agudo sollozo mientras intentaba sentarse. Con el suave movimiento de mi muñeca las manos de la secuaz de Potter estaban atadas, solo restó tomarla del pelo y arrastrarla fuera de la habitación en dirección a mi dormitorio.
¿Qué voy a hacer contigo, Granger?
n/a: Espero que les haya gustado el primer capitulo. Es sumamente cortito pero me parecio que era apropiado terminarlo ahi. Los proximos son considerablemente mas largos. Espero que me dejen su opinion para saber si les gusta o no.
Saludos,
