Este es el primer capítulo de la primera historia que voy a traducir. Cuando la leía me pareció preciosa y espero que, para los que lo lean, también os lo parezca. Al ser una traducción nada de lo que aparezca me pertenece. Esta increíble historia es de la usuaria The Minsk. Si queréis leer la versión original, aquí tenéis el link:

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Lost in Tranlation

Capitulo Uno: El Intercambio

−Por favor, papá. Carole ya ha dicho que sí y el hecho de que tú aún no estés de acuerdo con tu mujer y media naranja realmente me desconcierta. –Burt le echó una mirada a Kurt desde el otro lado de la mesa al mismo tiempo que Finn y Carole permanecieron mudos. No querían formar parte de aquella conversación y Finn se llenó la boca de puré de patatas para tener una excusa para mantenerse callado.

−Sé que Carole ha dicho que sí, pero esta es mi casa y yo soy quien tiene la última palabra –por encima de la mesa buscó y cogió la mano de su mujer –Y no me gusta que vayas a mis espaldas y le pidas permiso antes de que lo consulte conmigo. Carole es tu madrastra, pero yo soy tu padre y aquí mi palabra es la ley −.

−Pero papáaa… −se quejó Kurt, alargando la última palabra, a lo que Finn hizo una mueca a causa del ruido. –Esta es mi oportunidad de perfeccionar realmente mi destreza con la lengua y de dar un poco de cultura en esta casa. Ya le he dicho a Madame Tartuffe que podía participar en el Intercambio de Inmersión Cultural −.

−Bueno, no deberías haberlo hecho antes de aclararlo primero conmigo. Lo siento Kurt, pero no voy a permitir que un extraño de un país extranjero viva en mi casa. Me niego −.

Kurt miró a su hermanastro, y Finn dio un gran sorbo a su coca-cola cuando este se centró solamente en él. Odiaba estar envuelto en peleas familiares, sobre todo en las que no tenían que ver ver con él. De todas formas, él ni siquiera hablaba francés por lo que apenas podría comunicarse con el extranjero cuando llegara. –Finn, ¿qué opinas de esto? –le preguntó Kurt alegremente, mientras le daba un leve codazo en busca de apoyo.

−Bueno, ehm… −miró alrededor de la mesa, hacia sus padres y Kurt y encogió los hombros despreocupadamente. –Creo que estaría guay, porque, no sé, Estados Unidos mola, ¿no? Deberíamos expandir nuestro dinero−. Su familia lo observó confundida.

−Dirás, expandir nuestras riquezas, ¿no? –le aclaró Kurt.

−Sí, expandir las riquezas. Ya sabes, mostrar a esta persona lo genial que es nuestro país. No puede estar mal, ¿no? –Dios, era un idiota. No es de extrañar que no haya tenido novia en meses.

La mirada de Burt fue a parar a su hijastro cuando su mujer acarició su mano. −¿cuánto tiempo estará aquí, ese estudiante de intercambio?

−Ocho semanas –contestó Kurt. –Se irá durante las vacaciones de primavera −. Burt negó con la cabeza y Kurt comenzó a suplicarle. –Papá, soy el que mejor habla francés de mi clase, y el alumno de intercambio necesita a alguien con quien se pueda comunicar. Esta podría ser una gran oportunidad para toda la familia de aprender sobre una cultura y una lengua que es muy diferente a la nuestra. Por favor, no dejes que la desaprovechemos. Esta podría ser una increíble experiencia para nosotros.

−Burt – finalmente dijo Carole, mirando a su marido a los ojos. Finn siempre ha tenido una gran amor y un gran respeto por su madre, y estaba encantado de que haya encontrado a alguien que la quiera de verdad. Él esperaba algún día encontrar a una chica que le hiciera tan feliz como Burt hacía a su madre. –Creo que debemos hacer esto. Siempre he querido ir a Francia y, en lugar de gastarnos todo ese dinero en un viaje, podemos traer Francia a nosotros. Quizás realmente aprendamos algo de esta experiencia −.

−O, ¡quizás ese alumno de intercambio sea un psicópata! ¡O un terrorista! – Kurt rodó los ojos dramáticamente.

−Papá, ahora estás siendo irracional –refunfuñó Kurt.

Con un gran suspiro, Burt miró alrededor de la mesa, hacia su familia, y Finn casi pudo ver la decisión asomarse. Kurt dejó ir un chillido de alegría cuando Finn pudo acabarse lo que le quedaba de cena en paz. No se le veía muy afectado por la decisión, ya que además de la leve invasión de intimidad, estaba contento por su hermano. Sabía lo mucho que esto significaba para él y quería apoyarlo como sea.

−¡Sí! –Gritó, levantando los puños al aire. –Ahora puedo poner "Anfitrión en un Intercambio Internacional" en mi solicitud para NYADA. ¡Los de la Oficina de Admisiones se tendrán que preparar para esto! –

−Sí, bueno, tú eres el que tendrá que preparar la habitación de invitados para ese estudiante de intercambio. Aparte de ti ninguno de nosotros habla francés, así que te harás cargo de todo lo que necesite. ¿Crees que podrás encargarte de esto? –

−¡Por supuesto! Espero que sea quien sea el que envíen tenga una estilo clásico parisino. ¡Será mejor que vaya a sacar mis discos de Edith Piaf y Serge Gainsbourg! –Kurt se pegó un salto de la mesa y salió corriendo después de dejar sus platos en el fregadero –Voy a acabar la solicitud del intercambio y a llamar a Mercedes. ¡Esto es fabuloso! –Finn sonrió cuando su hermano se marchó y él se terminó lo que le quedaba de comida.

Sacre bleu – murmuró Burt con trozo de chuletas de cerdo en la boca mientras Carole le sonreía. –Esto va a ser un desastre −.

Cuando quedaban semanas para la llegada del estudiante, Kurt estaba prácticamente flotando en el aire, lleno de exitación y de entusiasmo gracias a su visitante extranjero. Finn nuca había visto a su hermanastro tan animado por algo, y era un tipo de felicidad contagiosa que a él le gustaba. Kurt había estado cantando solamente canciones francesas durante días en el Glee Club, e incluso había empezado a llevar boinas por casa. La habitación de invitados ya estaba preparada y Carole compró un libro de cocina lleno de recetas francesas que podían probar con su nuevo invitado.

Finn simplemente continuaba con su monótona vida diaria como siempre, completamente ajeno al cambio que estaba a punto de sufrir la casa de los Hudson-Hummel. Él iba al Glee Club, se sentaba en clase, e intentaba no pensar en el hecho de que no tenía planes para el año que viene, mientras que todos los demás estaban preocupados por sus propios planes de futuro. Los videojuegos fueron una alternativa bien recibida para afrontar la realidad, pero sabía que tarde o temprano debía pensar en ello, viendo que sólo quedaban seis meses de clase hasta la graduación.

Hasta entonces, el instituto era un recordatorio constante de que se encontraba vagando durante el resto del año sin ambiciones o metas, y cuantos más amigos le seguían hablando acerca de sus planes de futuro, más se estresaba por el suyo propio.

Estaba caminando por el pasillo después de las clases, con su mente profundamente sumida en sus propios pensamientos, cuando un ruido le sacó del trance. Inmediatamente, vio a Kurt en su taquilla con su novio Blaine, su cara roja y con la impresión de que estuviera a punto de llorar. Hoy se suponía que era el día de la llegada del estudiante de intercambio, pero, ¿por qué estaba tan deprimido? Finn rápidamente cruzó el pasillo y llegó hasta su hermano mientras se preguntaba qué podría haber pasado para que Kurt estuviera tan agitado en el que se suponía que iba a ser un grandioso día para él.

−¡Se suponía que íbamos a discutir acerca de tendencias de moda masculina! Pensaba que admiraría mi ropa y que iba a parecerse a un model de Louis Vuitton. ¡Mis sueños se han arruinado! –cuando se acercó a los chicos, oyó los llantos de Kurt a través del hombro de Blaine.

− Hola, ¿qué ocurre? –preguntó cuándo Blaine agitó la cabeza con un suspiro exasperado.

− Kurt ha recibido hoy la información acerca del estudiante de intercambio −, dijo mientras frotaba, formando círculos, la espalda de Kurt. –Parece ser que se equivocarón con su solicitud del intercambio y ha habido un malentendido –.

Finn frunció el ceño a la vez que Kurt lloraba abrazando a su novio −¿qué tipo de malentendido? –

−¡Están trayendo a una chica! –gritó mientras Finn miraba a su hermano en shock. No entraba en los planes de la familia para el intercambio.

−¿Qué quieres decir con que están trayendo a una chica? ¡Pensaba que habías dicho que traían a un chico! –A su padrastro no le iba a gustar que una chica francesa viva en su casa con dos chicos adolescentes, aún si uno de ellos fuera gay. A Finn no le importaba en absoluto, pero Burt y Carole no iban a estar contentos.

−La solicitud estaba en francés, pero no me di cuenta cuando puso mi segundo nombre en la columna del nombre. Así que en lugar de Kurt Eilzabeth Hummel, me apuntaron como Elizabeth K. Hummel y me mandaron a una chica de estudiante de intercambio. –

Fin pudo notar como su corazón empezó a latir muy deprisa dentro de su pecho. ¿Una chica francesa? ¿Viviendo con su familia? ¿Compartiendo el lavabo de arriba? Había pasado bastante tiempo desde su última novia, así que no pudo evitar imaginarse como era su invitada francesa. ¿Era guapa? ¿Le gustaban los chicos americanos? Esperaba que hablara al menos un poco de inglés, sólo por su propio bien.

− Bueno, ¿cuándo viene? Pensaba que llegaba hoy – preguntó Finn.

− Está aquí, en el aula de francés –dijo Blaine. –Kurt la miró una vez y salió corriendo y gritando. –

Él se giró hacia su hermano y le envió una mirada asesina. −¿La has dejado sola en el instituto en su primer día? ¿Qué pasa contigo? – Kurt observó a su hermanastro aun abrazando a su novio.

−Fue echar un vistazo a su conjunto de bibliotecaria chic y apenas pude soportarlo. Creía que Francia era supuestamente un país con estilo −. Finn negó con la cabeza, decepcionado con el comportamiento de su hermano.

−Has estado esperando este dia durante semana y, ¿ahora te vas a quedar aquí de pie como un niño mimado mientras tu invitada extrajera se queda ahí, perdida en un país nuevo? –

Kurt se sonó e hizo un puchero como si fuera un niño –Bueno si lo pones de ese modo, parezco una mala persona. –

−¡Ves ahí y cuida de tu invitada! Tú querías esto! – dijo Finn, levantando las manos al aire exasperado. Blaine dejó ir a Kurt mientras si hermanastro se secaba sus ojos.

−Sí, bueno, no habías dicho nada en absoluto acerca de esta estudiante de intercambio hasta que descubierto que era una chica, así que no dejaré que me hagas sentir mal conmigo mismo. Buscaba a Gaspard Ulliel, no a Marion Cotillard. –

−Voy a pretender que no he oído eso –dijo a su lado Blaine, inexpresivo. Finn no sabía quiénes eran aquellas personas, pero ignoró a su hermano y lo empujó hacia el aula de francés, donde la estudiante de intercambio extranjera les estaba esperando. Cuando Kurt, Finn y Blaine entraron al aula, encontraron a una chica bajita hablando animadamente en francés con Madame Tartuffe y con una sonrisa. La porfesora vio a los chicos y empujó a la pequeña chica hacia adelante.

−Oh, ahí estás, Monsieur Hummel, −dijo alegremente la profesora, pronunciándolo como "uh-mell". –Me preguntaba que te había pasado. Me gustaría presentarte a Mademoiselle Rachel Beri, de París. –la pequeña chica sonrió y Finn se paralizó ante la increíble imagen delante de él. Ella era bajita, pero delgada, y cada centímetro parecía haber estado diseñado a la perfección. Sus uñas estaban cortas y cuidadas y su flequillo le llegaba hasta el final de su frente, a juego tenía el pelo voluminoso, brillante, castaño, que le llegaba hasta los hombros. Llevaba puesta una boina blanca en la cabeza, que combinaba con su suave jersey blanco que abrazaba su figura perfectamente. Le destacaba una falda negra y lisa sobre sus bien formadas piernas y unos modestos tacones. No obstante, cuando sus ojos llegaron a su cara, se perdió en sus grandes ojos marrón oscuro que le miraban a él desde el otro lado del aula y que parecían estar observarlo a través de él.

Sus labios llevaban un color rosa, como el de los pétalos de la flor, y ella se los lamió antes de presentarse con un alegre "Salut". Ella dio un paso hacia adelante y le dio un beso en cada mejilla de Kurt, del mismo modo en el que los famosos lo hacen en la alfombra roja. Kurt le hacía ver ese tipo de cosas todo el tiempo y siempre pensó que era raro, pero cuando Rachel lo hizo, parecía sofisticado y con clase. Kurt también la observó medio impresionado.

A Finn le impactó que hiciera lo mismo con Blaine, y después se acercara a él para repetir el mismo gesto amigable. Aun cuando se puso de puntillas, apenas pudo llegar a sus mejillas y cuando las presionó con las suyas, su nariz le rozó ligeramente sobre su piel. Siendo honestos, era un poco grande, pero le quedaba bien a ella y a su belleza única. Cerrando los ojos, respiró profundamente mientras ella invadía su espacio personal y la esencia más celestial entró en su nariz. Ella olía como a grandes almacenes o algo así, a algo de flores frescas y chic.

Él nunca había visto una chica con ella en su vida; su estilo, su cara, su comportamiento. Todo en ella era único.

Le dijo "Hola" como un idiota después de que esta se presentara, y aunque no dijo nada en respuesta, pudo ver como sus mejillas se enrojecían mientras dio un paso para separarse de él. Llevaba puestos unos pendientes de la Torre Eiffel y, por algún motivo, le hizo sonreír.

Finn y Blaine se quedaron a un lado mientras Kurt, Madame Tartuffe y Rachel hablaban muy rápido en francés. Había tres grandes maletas en un rincón de la clase, y fue entonces cuando Finn se dio cuenta de que esa chica iba a vivir con ellos.

Durante ocho semanas enteras.

Finn creyó que su sonrisa se iba a quedar permanente en su cara. ¿Cuánta suerte debía tener para que una de las chicas más guapas que había visto estuviera viviendo en su casa? Claro estaba, la barrera del lenguaje podría suponer un obstáculo, pero se la arreglaría sólo para estar más cerca de ella. Tal vez hasta Kurt podría enseñarle una frase o dos.

Hablando de su hermano, Kurt aún no estaba del todo entusiasmado con el hecho de hospedar a una chica francesa durante ocho semanas, pero forzó una sonrisa por su propio bien cuando Madame Tartuffe se marchó del aula. Los tres chicos se quedaron cerca de Rachel mientras esta miraba alrededor del aula un poco intimidada por quienes la rodeaban. Pasaron un par de minutos incómodos antes de que Finn le diera un leve codazo a Kurt, murmurándole bajito.

−Haz algo, tío. Este es su primer día en América y si fuera ella pensaría que es penoso. –

−Bueno, está en Lima, no en Los Angeles, −dijo entre dientes Kurt. –No es que haya un montón de cosas que hacer aquí. –

−Llévala a dar una vuelta por la escuela o algo. No te quedes ahí parado –le ordenó, fijándose antes en la forma en que ella se rizaba el pelo con sus dedos. Kurt se giró hacia Rachel y le preguntó en francés si le gustaría dar una pequeño tour por el instituto, a lo que ella aceptó con un suave "oui". Finn le sonrió educadamente en cuanto salieron todos juntos de la clase. Sintió la necesidad de decir algo, pero le asustaba la barrera del idioma que había entre ellos. Él pensaba que tarde o temprano tendría que hablar, así que juntó toda su valentía e intentó presentarse a sí mismo. Al fin y al cabo, iban a compartir un lavabo.

−Soy el hermano de Kurt −. Le dijo mientras caminaban por el pasillo junto a los otros chicos. Kurt le indicó algo en francés y Rachel asintió con la cabeza, pero observó confusa a Finn cuando este suspiró. Esto no iba a acabar bien, pero tenía que intentarlo.

−Kurt – le señaló a su hermano y lentamente le anunció –es mi hermano −. Dijo mientras se señalaba a sí mismo y ella asentía. –Vivimos juntos. Tú te hospedarás con nosotros.−.

−Kurt, ¿tu hermano? –le dijo ella, se le notaba bastante el acento, pero era increíblemente adorable. −¿Nos quedaremos chez vous? –

−Sí, −le contestó, levantando su mano, −me llamo Finn −.

−Finn −, respondió ella, y lo pronunció como Feen, pero no le importaba en absoluto. –Enchantée – le dijo con una sonrisa.

−Enchanté –repitió él mientras su corazón empezó a latir muy deprisa.

−¿Él también es tu hermano? – señaló a Blaine y Finn no pudo evitar reírse.

−No, ese es Blaine. Es el novio de Kurt. –asintiendo su cabeza, él no estaba seguro si ella le había entendido, pero Rachel no preguntó más acerca de ello. Finn no podía quitarle la mirada de encima mientras continuaban caminando junto al otro por los pasillos de la escuela. Realmente era una de las chicas más preciosas que había visto nunca y su acento era profundamente adorable. Lamentablemente, después de su pequeña presentación, Finn no sabía que más decirle. Metió sus manos en sus bolsillos y siguió caminando a su lado en silencio, mientras que Kurt y Blaine le daban una vuelta por el instituto.

Ze escuela es grande – dijo ella, mirando por la ventanadesde el segundo piso hacia el campo de fútbol. –Muy grande –pronunció otra vez, mientras abría sus brazos para articular lo que quería decir.

−Sí, es mucho a lo que acostumbrase, pero no está mal −.

−¿No está mal? –repitió Rachel con un tono inquisitivo. Kurt se acercó a ella y le susurró la traducción, cosa que hizo que se le abrieron los ojos con entusiasmo.

−No, ¡es formidable! –le dijo ella, mezclando palabras francesas con inglesas. –Todo en América es muy grande. –miró a Finn y se sonrojó bastante. – ¡Incluso ze chicos! –çel creyó que se le salía el corazón del pecho a causa de si angelical sonrisa y su actitud entusiasta. Se dio cuenta de que era realmente contagiosa en cuanto sintió sus propios labios formar una sonrisa.

−Eso no es nada, Rachel, ya verás el centro comercial –le dijo él y ella ladeaba a un lado la cabeza, confusa.

−¿Qué es el centro comercial? –preguntó, pero antes de que Finn contestara, Kurt la cogió por la muñeca y la atrajo hacia él.

−Antes de que empecemos a maravillarla con los encantos de América, ¿qué tal si vamos a casa antes? Tenemos que hacerles saber la noticia a nuestros padres acerca de que nuestro estudiante de intercambio es una chica y estoy seguro que mi padre no va a estar muy contento. –Kurt hablaba tan rápido que Rachel que Rachel no entendió lo que decía y miró hacia los otros chicos en busca de una explicación. Finn le dio una sonrisa forzada, pensando en Burt y en la discusión en la que se iba a meter.

−¿Nos vamos? –ella le preguntó educadamente, y Finn asintió cuando regresaron al aula de francés a coger su equipaje. Él cogió las maletas más pesadas y siguió a Rachel, Kurt y Blaine fuera del instituto mientras Kurt hablaba con ella en francés. Cuando habló en su lengua materna, Finn se quedó casi hipnotizado por el sonido de su voz y su acento, y, por primera vez, deseaba haber elegido francés en lugar de español, sólo para poder comunicarse mejor con ella.

Rachel se sentó en los asientos traseros del coche de Kurt, junto a Finn, y los ojos de este nunca dejaron de observar su figura, mientras cruzaban Lina para llegar a su destino. Todo lo que ella veía le asombraba, y él no pudo evitar preguntarse porqué. Ella era de París, una de las ciudades más bonitas de todo el mundo, pero ahí se encontraba ella, observando los compaos de maíz como si estuvieran hechos de oro. ¿Qué había de especial en esta triste ciudad? Finn no lo entendía, pero ella disfrutaba de todo aquello.

−Es preciosa −, susurró mientras el resto de Lima se mostraba delante de ellos.

−Sí −, dijo él mostrándose de acuerdo, pero solo la miraba a ella, −preciosa −.

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Un par de notas acerca de la traducción:

Por si alguien no entiende los de los Ze que hay, eso es a causa de que la historia originariamente está inglés, y cada the que ella dice, lo pronuncia al estilo francés. Así que lo he dejado tal cual para que se note un poco su, por ahora, mala pronunciación.

He intentado que todas las expresiones que se usaba queden lo más parecido posible. Evidentemente hay cosas que han cambiado, pero espero que de todas maneras se entiendan.

Me disculpo por anticipado por mis posibles faltas de ortografía, seguro que hay algunas (o bastantes), pero aún no estoy acostumbrada a la nueva ortografía y, pese a que no suelo hacer muchas, siempre se me pasan algunas.

Aceptaré todo tipo de comentarios, si queréis dejarlos, evidentemente (aunque espero que los dejéis), y los contestaré. Además me tomaré bien las críticas constructivas que pueda haber acerca de cómo mejorar con la traducción.