My Little Pony es propiedad de Lauren Faust y Hasbro studios. Realizo este fanfiction con el mero propósito de entretener.

Capitulo 1: razones de existir.

"¿Oh puede ser la vida eternamente

un lamento encerrado en una cueva? [...]

Seguimos en la era de las sombras.

¿Quién ha ido más allá?

¿Quién ha abierto otra puerta?

Toda la luz de la tierra la verá un día el hombre

Por la ventana de una lágrima…

Pero aún no ha dicho el Verbo:

¡Que el llanto se haga Luz!"

León Felipe

(fragmento)

Pienso en eso todas las noches. Hermética ellas, frías y calladas mas por lamentos. El aroma fétido de verduras cocidas a pesar de la hambruna. Como odio ese aroma. ¿Por que seguimos aquí?... Después de tanto daño, sufrimiento, de todo el dolor que nosotros mismos nos hemos causado, seguimos tratando de existir. Como una oruga que es atacada por una avispa parásita que le inyecta sus huevecillos, oh un coleoptero al que cruentos le arrancamos la cabeza y esta trata de seguir con vida que ya no es en si, una vida. Porque simplemente no nos resignamos y dejamos que nuestra propia naturaleza termine con lo que inicio. Tal vez nos encante el sufrimiento, sadomasoquista empedernidoss; pues incluso ahora que todos estamos reunidos seguimos sufriendo, y seguiremos haciéndolo hasta que esto, finalice.

"-el invierno, Antonov, ¡nieva!"

Los haces. Columnas de humo; arcoiris donde el final era blanco. El invierno. El frío. Toneladas, millares y millones, billones de ellas tras destellos se proyectaron ha la atmósfera. Directamente hacia ella y maquiavelicas arrasaron todo y a todos. Directamente, a las venas negras de la tierra. Invierno artificial. Nieve de plástico fundido. Estamos entrando a esa época maldita. Cuando nada crezca, cuando nada rija a nadie. Y el frío nos sepulte para nunca haber existido. Bombas volantes nos han arrasado, Janie. Que linda ironía, ¡que grata, que tétrica! si, tenemos desde misiles nucleares hasta aviones de combate, la mayoría de las mentes brillantes (oh que alcanzamos a salvar, esperando nos ilustren) están reunidas en este lugar macabro. Los fantasmas nos protegen. Nuestra capacidad militar tan inexistente nos da fe. Las raciones se hacen de aserrín. Y el aserrín es peleado a veces con la muerte. El 93 % de la humanidad (una cifra espantosamente exacta) sucumbió en total. El Miedo atacó descarado antes que las bombas. Es cierto, que tonto soy. 1,400,000 muertos sin el disparo de una bala y con la calidez del rocío de un aerosol; mas que nada asiáticos que cayeron contra soviéticos. Luego los misiles. Si. Luego ellos. Las ciudades fueron arrasadas y consumidas por el fuego nuclear. La paranoia nos vence. No hubo nación importante que no haya sido eliminada de la faz de la tierra. No quedo ladrillo sobre ladrillo ni piedra sobre piedra. Sodoma sobre Pekín. Belgrado, Sofia, Leningrado, Bohn, Liverpool y París. Gomorra en el demás mundo, en todos los lugares donde habrán caído ángeles vengativos. Todos vimos hacia atrás y sucumbimos; pero, ¿había oportunidad de mirar a otro lado?

En esta parte del planeta encontramos un lugar que se salvo de no se salvó del fiel holocausto nuclear. Una región de México que se quedo semi indiferente del mundo y su locura sin control. No, me engaño. Igual caímos. El mundo murió. Pero nosotros somos los desahuciados. La mayoría de las personas de este lugar son refugiados que se toparon este sitio en condiciones del azar. Damian, ¿por que tenias que soltarme la mano? las marchas de refugiados y civiles que escapaban de las ciudades eran tan increíbles; ¡Damian! ¿que es eso negro que emana de los ojos de esa mujer? Las ciudades se quemaban y las violaciones y las aberraciones; ¡Damian! ¡que le hacen a ese hombre! La final penumbra y el, recuerdo, ultimo pestañeo del alba. Las nubes cubrían los horizonres. Las mariposas dejaban de volar; ¡DAMIAN, POR QUE SE ME CAE EL PELO! ¡por que debías dejarme solo, dejar de apretar mi brazo! Los grillos, magníficas bestias, antes alegres entonaban sus rapsodias. Antes en una tierra menos putrida. Si, su mano, su enorme mano, era increíble, mano que en aquel segundo de aburrimiento, me detuvo.

-No sirve aun... Primero debe ser encendido- dijo mi hermano mientras detenía mi mano a escasos centímetros de un muro ¿era la inocencia que me evocaba hacer tales estupideces? El, el prospecto. El, un joven lleno de vigorosidad, la viva imagen de una persona saludable. Tenia miedo, el miedo de quedarme solo. Miedo a la oscuridad, a los deslaves , a los gritos agónicos y a la muerte. Miedo. Era miedo puro que hacia orinar a un niño. Lloraba por que tenia la creencia de que lo conmoveria de no abandonarme a mi suerte. ¿funcionó?

-tranquilo... Volveré en una pieza, solo no te comas toda la comida, déjame un poco...- fue lo último que exclamo mi hermano antes de cruzar aquel lugar que se asimilaba a un espejo. Yo espere, alrededor de 1 mes y medio, espere (lo hice fielmente) cuando volvería a arribar, si. Y ese día llego. ¡Inagotable felicidad! Pero el resultado fue inesperado. Mi hermano volvió, pero a la vez, no. Su cuerpo volvió pero EL no volvió. Para los demas, solo el regresó. Que terror, ¡no lograba reconocerme! Volvió, pero ya me había abandonado. Maldito, maldito seas. Me has abandonado Damian. Me has abandonado a mi, y has roto las esperanzas de los que estamos aquí.

De un grupo de 10 personas, ¿por que tenias que volver tu, y no EL?.

Te veo a los ojos buscándote pero no encuentro mas que locura. Miedo y cenilidad. Tu no estas ahí, es solo un cascarón de lo que fuiste. Tus músculos y tu vigoroso ser sé mantienen pero tu alma escapó. No eres tu, tu me proteges, no te escudabas. No eres tu. Busco remanentes. Ondas en el espacio frío. Pero tu no estas ahí, tu te fuiste, tu me dejaste solo. Te odio, y te quiero. Hermano, desearía que estuvieses aquí, pero estas muerto hasta para ti. Estas feliz. ¡Estas feliz! Mírame Damian. No la veas a ella, veme a mi. Soy tu obra, la obra de tu cuidado y posteriormente tu descuido. Repudiado hermano, amado hermano, desearía apretar tu cuello para encontrar algo bueno en tus ojos. Algo de rojo.

-¿mas café Damián?-pregunte a mi compañero, a la vez que le servía una taza de café imaginaria. Agua, era agua gris. Mal filtrada, de sabor semi alcalino. Una mentira tan grande, una osada falacia. Y el la seguía, y el la adoraba. Escuchaba su placentero sorber. Su escapar. El tomo la taza y con una sonrisa torcida, esos ojos faltos de brillo, me agradeció.

-sabes... Quisiera saber cómo esta mama... ¿Sabes cómo esta ella...estoy preocupado por su salud...ha estado mal de el corazón, pero no me permiten visitarla-pregunto mi hermano de forma casual. ¡Imbécil, maldito imbécil, como puedes olvidar, como puedes olvidarnos! Lo siento, lo siento. Perdóname. Perdóname.

-ella está bien - contesté contenido - ella, esta hermosa, viste su siempre normal camisón. Ella, te manda saludos. -dije mientras le daba un sorbo a mi café ficticio. El sonrió y sumergió un par de arrugados pedazos de cartón quemado en su "café" para después seguir bebiendo ese menjurje extraño. El olor de sequedad y tiranos mentales. Ese aroma a verduras cocidas y la falta de un alimento adecuado. Me estaban comiendo la mente; ya no tenia uñas para morder, ni raciones por hoy.

- he escuchado rumores de guerra. - expreso de golpe - ¿Crees que la URSS se atreva a tomar Europa?-pregunto mientras sorbía tranquilo, ebrio en agua.

-no lo se.-dije mientras bebía todo el vaso. ¿no lo se? Desearía no saberlo. Me levanté de golpe. El hizo lo mismo. Note machas marrones en su camisa. Había escuchado un gritar agudo, de alguien muerto ya -Cuídate Anto - dijo mi hermano mientras sonreía.

-vendré mañana en la mañana-le dije antes de irme de la sala. El se despidió mientras reía inocente. Guardias lo llevaban. Cerraban el lugar. Era tarde. Cada vez, las visitas se me hacían mas rápidas y el tiempo entre ellas, tardado. Cada vez lo descuido mas, pierdo la paciencia. Los estribos se me van acorde al odio. ¿es que ya comencé ha poder odiarlo? Ha veces siento que su mano ha muerto también. La misma que revolvía mi cabello. Si su cuerpo murió, y su alma se fue. No queda pues, nada que visitar.

-Hey Anto... necesitamos ayuda aquí - escuche esa voz. La realidad comienza a parecer una ilusión; ¡caminé sin rumbo hasta llegar a una obra de saneamiento!. La oscuridad merma y hace estragos en la mente. He vagado caminando. He ido de aquí y haya y he perecido por dentro. Militares apuntan con sus ametralladoras viejas ha las personas que ahí no se molestan. No se quejan. Han perdido el espíritu de lucha y ma esperanza a cuajos. El hambre, la miseria y el frío los tienen a la raya. Cavar, debemos cavar por lo que veo. Es una, no, varias fosas comunes. Varias, y los cuerpos derrotados se acumulan a las orillas externas. Me dan una pala, y cavo. Cavo, pico y muevo la tierra. Pierdo la noción del tiempo por segunda vez. Me dicen que es normal. No podemos cremar cadáveres. No hay gasóleo. Hay ácido al menos. Cavar, cavar. Debo cavar, no busques las estrellas en el techo negro. Dios no puede vernos pues estamos muy abajo de la superficie. Estamos en el infierno. Río. Una persona desfallece ahí mismo. Cae despavilado tratando de respirar pero el oxígeno no le existe mas. Alana a musitar " pulmón, mi pulmón". Muere de fatiga y nadie se molesta en hacer algo. Otro mas, este cae a la fosa. Y otro mas, muertos por voluntad. Tal vez la cálida madre tierra se apiade de ellos. Lanzan los cadáveres abajo. Son pocos, pues no hay quien muera. Me doy cuenta de que sigo abajo, en la fosa y aterrado escalo rápido. Lanzan los cuerpos restantes, luego el ácido, ¡el ácido los desaparecerá! Es su soma, su descanso. Después del ácido, no hay mas que huesos y botones cobrizos.

Mi casa se encontraba en una de las partes más bajas de de el complejo de túneles interconectados que forman este refugio. Casi donde estaba el "espejo". Esa cosa, ese aparatejo. Tarde un poco en llegar, y logre ver un escándalo. En uno de esos largos pasillos en los que solo había gente chismosa pasaban miles de soldados con protección ABQ. Permameci inmóvil. La gente huía del sitio con terror. Llenos de lodo. Manchados de sangre. Soldados corrían como locos. Solo avance sin problemas por el sitio. Cánticos de terror. Absurdos. Gemían con un timbre desgarrador. Los niños retorcidos juegan absortos de ello. Lindos niños. Viven su infancia. Hay una mano cercenada cerca de su revolotear. La ignoro. Al igual ellos deben hacerlo.

Seguí de paso hasta la cueva en la que se encontraba mi casa. En la cueva había más gente y mas casas, iluminados por focos LED. Eran unas 150 chozas con unas 5 camas cada una. Logre ver como la gente caminaba de un lugar a otro, sin cambiar su expresión de tristeza o desesperación. Entre a mi hogar rápidamente. Este es diferente. Es una simple habitación, una cama, una cobija y una almohada. Me senté esuperando a alguien. A nadie, a un pensamiento tal vez. Ahí, fotos. Fotos llenas de recuerdos. Abrasivos tocaron mi mente. Estaba aburrido pero conmovido.

Revise entre el álbum de fotos y saque una... En donde estábamos todos reunidos... Mi madre, mi padre, mis 2 hermanas y mi hermano. Recordé esa escena, justo como si estuviesen todos a mi lado. Esa fotografía fue tomada 3 años antes de la guerra. Tan solo a 3 de que nada pasara. Era un día muy lindo, habíamos comprado una televisión. Imagine que todos estaban a mi lado, mi madre y mis hermanas a la izquierda y mi orgulloso padre junto con mi hermano mayor. Literalmente creí que estaban aquí, conmigo, comencé soltar lágrimas de felicidad, pero, como si fuesen simples ilusiones, fueron desapareciendo sus rostros. Solo quedo algo que no me veía , y en orden comenzaron a irse. Primero mis padres, luego mis hermanas y al final mi hermano.

- ¿los sigo recordando? - tétrico me cuestiono. ¡soy mas afortunado al estar aquí abajo, que haya arriba! Todo es mejor que lo que hay arriba. Si, ¡Damian, tienes razón amado hermano! ¡debo vivir por ellos!

En una habitación del refugio los científicos, ingenieros, y médicos inexistentes eran los burgueses. Ellos absortos de la realidad disfrutan de los últimos manjares de este mundo. Pese a ello no se salvaban de las desgracias y los dolores de la guerra. Trabajo arduos por encontrarle una forma y una salida su situación. La guerra democrática ha mermado a todos y es algo que no se puede negar ni se niega. Ahí, cerca del "espejo" un científico bebía apasionado una botella vieja y polvorienta de whisky mientras miraba una imagen, o la imagen lo veía a el. Su cabello era largo y color negro, sus ojos eran cafés y su piel blanca cual nevada tóxica. Ojeras profundas. Heridas raras. No daba una mirada de alguien cuerdo. Un gotear de alguna cañería cobrizo lo inquietaba. Mojado hasta los huesos. El roer de las ratas en la oscuridad y su infame crujir, lo excitaban al saber que ellas se divertían. Se mordió los labios y apretó la foto a su puño, para llevarla a su corazón. La botella entonces cayó y el elixir para olvidar se perdió en la tierra húmeda.

- ¿me extrañaras tanto como yo muero por ti? -dijo el científico mientras le daba un gran y fuerte trago a su bebida, a la botella vacía. Se daño los labios tratando de succionar algo inexistente pero persistió. Era una de repente 2 tipos bien vestidos entraron a la habitación del científico. Este último los identifico y se lleno de ira.

-¡déjame solo! -grito el científico solitario mientras le lanzaba la botella de whisky a los que irrumpieron en su hogar. Estos la esquivaron con suma facilidad. Eran 2 tipos bien vestidos para la situación, como si fuese a hacer negocios de suma importancia. Mas aquellos 2 tipos, uno era más alto y de apariencia más joven que el otro, quien era un poco gordo, viejo y bajito, desaparecieron al instante. Miles, miles de mariposas volaron al momento de la nada, saliendo de los lbros, periódicos y sábanas. Hipnóticos con un acabado magenta puro, revolotearon creando constelaciones en la fría penumbra artificial. El tipo aterrado tomó la foto con fuerza, pero la imagen se derretía en su mano. Ardía, se quemaba. Mariposas al rojo muerto. Revolotean ensordeciendo al pobre hombre, ensordecedor es su ataque. Vio entonces su mano en carne, y a la vez pedazos humanos, cientos. Cayeron a la habitación a sus lados, cerca, tocándolo. Piezas humanas bien cercenadas y de ellas lamentos se propagan. Preguntando por que, por que, por que nos hiciste esto. Las manos lo observan sin tener ojos, las manos comienzan cuales arañas asesinas a treparle.

- ¡Déjenme por favor! - enterró sus manos en su rostro. Sus ojos. Paz, pues tranquilidad. Cuando no observaba nada era paz, mucha paz. Eran los culpables. Las uñas entonces avanzaron hacia ellos. Había que sacarlos de ahí, ¡pues ellos eran los que interrumpían a su ebrio Aladid!

Pero las manos macabras separan sus brazos de su rostro. Fiero intenta defenderse. Pero ellas. Son fuertes.

-Señor Tomas Derk. Necesitamos su ayuda, por favor, ¡reaccione! - gritó una voz. Todo se materializa en si de nuevo. Las mariposas se extinguieron (en realidad estaban extintas ) su revoloteo agotado lo reconforta. La imagen. Esta arrugada pero en una pieza. Las manos estaban ahí, sujetando su cuerpo. 2 personas, a quienes les había aventado aquella botella. El sujeto más viejo de aquellas personas de feo vestir, lleno de ira corre a un viejo tocadiscos y con la misma intensidad lo azota contra el suelo, dejándolo en 1000 pedazos. El tipo no reaccionó frente al atropello.

Los sujetos lo tomaron y como un trapo lo subieron a su cama. El delirante hombre, usurpando el lugar de franela observaba al profundo vacío oscuro de su habitación. No tenia ya necesidad de oponerse a sus captores. Pues había perdido ya toda esperanza y furia de lucha.

-por favor... Necesitamos su ayuda... No nos haga hacer esto por la fuerza -exclamo en voz alta el tipo más joven . El hombre no tenía la voluntad suficiente. Estaba ciertamente cansado. Muy cansado. Quería... Dormir. ¿Si dormía tendría descanso? La mano firme y precisa de 2 de aquellos tipos lo regreso a la realidad.

- no quiero matar mas, mas inocentes no. No me hagan hacerlo otra vez.

- Sr. Tomas Derk, no comprende; no hay mas opciones. Es hora ya de volver a intentarlo. Y usted nos ayudará oh tendremos que obligarlo. El refugio en el que estamos esta a punto de colapsar, moriremos de hambre, o de frío, oh de sed, o de enfermedad.

La voz grave de los sujetos acariciaba los oídos del tipo. Era mágica, y a la vez terrible. Debía ceder para descansar y en lo que estaba ahí sentado solloza humillado. Habían pasado 3 años de amargura. Depresión, odio a su persona. Negación y melancolía. Dio un gritó amargo, un escape de su cuerpo pues el no era el mismo. Gritó una vez me pues no tenía el valor para ser necio. ¿Escuchan aquel amargo lamento; que perfora, similar a un ser agónico? ¿y el eco que triste lo acompaña, que se pierde en los recovecos? Esa es la mas depresiva sinfonía de alguien que frente a la opresión cede, sumisado. Es el cántico de alguien que se ha tracionado.

Los hombres satisfechos escuchan una débil afirmación, un tímido " lo haré".

Sádicos agradecen y aplauden al hombre derrotado. Uno no logra evitar dejar salir una débil muestra de alegría cercenante. El hombre no los ve a los ojos pues perdía, eso. No podía evocar su nombre. El valor, era eso. Lo había perdido y no lo recuperaría jamás.

En otra mas absorta realidad. Se batían lazos de esperanza. Era noche. Finalmente de noche. El frío no era un mal avallasador y amenazante, si no una dulce caricia, un gusto de oro negro. En una realidad perturbada, un frío sueño arranca su crujir. En un mundo, un mundo entonces, en un continente, un gran continente, en un reino, un hermoso reino, ahí; en el. En un poblado semi urbanizado, en una creciente época industrializada que había moldeado y cambiado el lugar, en el, en una biblioteca en renacimiento económico, dentro de una cálida habitación, un dragón observa las estrellas al igual que otro ser humano, en otra situación, en otro mundo, lo haría de la misma manera. Hace un tierno frío y un atardecer que se había prolongado extraño, exótico. Entonces el dragón morado, ve inherente a su amiga. La misma se queda pétrica emulando una valerosa gárgola. Lleva pues a sus flancos esbeltos alforjas que le serían de magnífica utilidad. La noche grata es también agraciada para in viaje de emergencia nocturno. Un simple recurrente viaje que tenia muy pocas veces. Ha estos años era ya raro y extraño tener tales llamamientos. Mas cuando ya hace algunos años estos habían dejado de ser frecuentes.

La música agradable que emanaba de un fonógrafo ; una triste sonata a dueto (un piano y violín) que el ser escamoso colocaba cuando deseaba conversar a solas. Era cierto. El cuarto era de ambos. Ambos gustos, ambos placeres mas siempre en un dado tiempo había que darse gusto con una alegre soledad.

-debo irme... ¿Sabes todo lo que debes hacer?-pregunto la unicornio con tono de desconfianza.

-sí, lo sé, tengo la lista en la mesa -dijo el dragón con enfado. La unicornio rió ante la frustración de su amigo quien plácido en su mundo conquistaba a sus placeres tales como a secretas pensar y dialogar para si mismo. Ella por medio de hechizos había logrado ver aquel caudal emocional; nada sorprendente mas por ser lo que es se tomaba formidable. Se mostró molesto no por su abandono. No era una frustración que antes y anteayer padecía. Ahora era una burda incomodidad por recordar a su mente cosas que eran de recordarse una vez. No había sido pues la única ocasión en la que lo había dejado solo en casa y lo mas extraño del asunto es que miraba un poco alarmada que en ciertas partes al inicio de la disminución sustancial de sus salidas, se sentía extrañado con su diaria presencia.

La biblioteca, oh vasta seguía igual. Nada nuevo, su encanto nunca cesó oh pareció cesar. Crece solo el numero de lectores pero tal cosa se debe al aumento de la población. Sus clases de magia siguen igual. Sus otros intereses respecto a ciencias, y mas, se mantienen firmes. Pero Spike,lo observa. Como ha cambiado. El evolucionó a algo mejor, como todas sus demás amigas. Ha excepción de si misma.

-necesito el libro que esta ahí arriba para leerlo en el viaje. ¿puedes pasármelo por favor? - en dragón mecánico alzó uno de sus prodigiosos brazos y con las amenazantes zarpas logro pescar el pesado compendio de astronomía que nunca terminaba de leer pero siempre tomaba para continuar. Observó la garra enorme que le cubría fácilmente la cara. Las espinas amenazantes pronunciadas hacia su cabeza. Había dado un buen "estirón" en una relativamente corta cantidad de tiempo. El libro estaba frente a si. El dragón se lo ofrecía. Lo tomó extrañada. Mientras caminaba a su cama espero el asedio de su compañero. La petición de su compañero por acompañarla. Era tétricamente agradable rechazar tales peticiones. Pero ya no era mas como antes. El dragón permanecía, absorto. Poco le interesaba ya lo que sucediese. La equina observó la penumbrosa situación del sitio. Decidió encender alguna vela oh lámpara cuando tropezó leve contra un objeto. Rápida lo identificó. Era la sobre estirada y ya deshilachada canasta en la que una vez durmió aquel pequeño. Y donde lo seguía haciendo, pues la misma logro aplicar y practicar hechizos de amplificación en materia.

Sin mas tiempo para recordar con nostalgia tomó el ultimo suspiro de casa. Era en cierto aspecto excitante el volver a salir con sus mejores amigas. Y a pesar de tales emociones encontradas, debía mancharse ya.

-nos vemos luego Spike - cuídate Twi - exclamó el mismo llendo a abrazar a la equina quien corresponde la muestra de afecto. Una muestra extrañamente larga. Ya decidida sonríe. Ve a los hipnóticos ojos a su leal amigo y con un simple chisporrotear de su cuerno se desvanece en sus brazos dejando un agradable aroma a lavanda.

Ya fuera la musa morada, la inclemente música regresa a su tropel habitual. Algo llana. Vacía para el. ¿Como lo podia ser, si la había escuchado miles y miles de veces? Regreso a su pensamiento original. Una brisa otoñal se avecinaba a pesar de la rara época. Eran pues aras del clima frío. Una templadas en el fin del verano. Siguió extrañado. La música como antes se afirma, regresa a su tropel. Era una tibia idea la que recorría su mente a solas. ¿Habría algo haya, en aquellas estrellas que lo veían frías e inhóspitas que los lograse dilucidar con ternura y compresión? ¿lograba existir algo no aterrador entre aquellos campos desconocidos para la mente equina y en agregado la suya? ¿ellos son capaces de sentir dolor, amar oh ser felices?

¡Crash! Y no era su mente rompiéndose ante la para el indiferente situación. Un sonido (juraría que antes logró anticipar un débil y "esponjoso" silbido) que provenía directamente del techo del recinto ensueñoso. La sacra Guardia Real marcha como siempre hacia la Victoria. Entonces desde aquel balcón mira crepúsculos prefectos el ser morado y verde escala vertiginosamente al techo de donde comienzan a emanar débiles mujidos de dolor. Aves, los comedores de aves que Fluttershy habia instalado en el tejado (y las aves que siempre dormían en casas también puestas por ella misma) estaban vacíos. La Guardia Real avanzaba lenta y le agradaba la idea de allanar casas en busca de objetos o cosas demasiado sospechosas. Lo tenían boletinado. No seria la única vez en la que Guardias Reales ingresan a su recinto. Se arrepega pues a la oscuridad entramada en las ramas. No deseaba causarle algún disgusto a Twilight en su reciente salida.

Ya arriba y gracias a ciertos rasgos de luz de Luna gris, logra observar impresionado a una Pegasa que adolorida se retuerce entre varias ramas rotas. Se ve confusa. La Guardia Real empieza a acercarse a su casa al notar el movimiento entre el follaje verdoso.

- ¡todo esta bien ahí arriba!- no se molestan en inquirir; lo desean reafirmar. El dragón comprende que será culpado fácilmente. Emerge pues de las entrañas para tratar de evitar algo muy estúpido y tedioso.

Maldice entre dientes - todo esta bien, cedió una rama y rompió un viejo mueble - expreso con voz grave, un error pues asustó a aquellas unidades novatas de defensa.

-necesita ayuda Señor- no gracias, todo esta bien - respondió inmediato. Los Guardias ignoraron pues la casa y siguieron avanzando. El dragón sintió mucha mayor seguridad y se acercó al sitio inmerso en la negrura. Era algo que pujia, y que se quejaba. Sus ojos se dilataron. La pegaso. Derpy se había estrellado en el tejado, se desmaya, no. Se había desvanecido ante sus ojos. Aterrado exclama y retrocede asustado. Lo culparian obviamente. Debía actuar de inmediato.

- ¡todo bien arriba!- contestó la inclemente voz de los Guaridas. El dragón asustado se contiene. - si, me tropecé - gritó igual. Tomó con precaución a la equina lastimada en sus brazos y retirando ramas que la herían ingreso por la abertura en el techo que conectaba directo con el cuarto de ambos para poder dejar descansar a aquella ave herida.