Pov.: Zoro

-¿Cómo cumpliré mi meta si no puedo proteger a nadie? Soy débil. Soy muy débil.- Pensaba mientras recogía el cuerpo inerte de Tashigi y lo llevaba hasta donde se encontraba Smoker y sus subordinados.

-Roronoa, ¿cómo...?- Preguntó Smoker acercándose a mi, que iba hacia el a paso lento por las heridas. Él apenas podía moverse pero con esfuerzo se acercó a mi y tomó a su subordinada en brazos. La tendió lentamente en el suelo y pidió un médico con urgencia, pero todos estaban ocupados en gente herida, no muerta.

-Lo siento, fue mi culpa, no pude protegerla de dos subordinados de Kaido a la vez, ella se rompió una pierna y...- Me disculpé mirando el suelo y apretando los puños. -Lo siento...

-¿Como que lo sientes? ¡Es culpa tuya! ¡La mataste tú!- Gritó Smoker mientras se levantaba y comenzaba a golpearme con fuerza. Tenía lágrimas en los ojos, pero no dejó que ninguna se derramara en ese momento. Dejé que lo pagase conmigo. Me golpeaba con todas sus fuerzas, pero estaban casi agotadas por la batalla que acababa de acontecer. Dolía mucho, pero aun así no me aparté cuando se tiró encima mio y empezó a dar muchos puñetazos seguidos. Sus subordinados del G-5 le apartaron de mi derramando lágrimas.

-Smo-yan, nosotros lo vimos, no fue él, a todos nos duele, pero no puedes pagarlo con él...-Dijo uno de sus subordinados a la vez que le apartaban de mí. Me quedé en el suelo mirando al cielo. Estaba gris y amenazaba con llover, como el día en el que murió Kuina. Mirando esa masa gris de nubes recordé todo lo acontecido.

~FlasBack~

Tras la derrota de Doflamingo llegaron a la isla Sanji, Nami, Brook, Chopper y Momonosuke en el Sunny Go. Chopper vino rápidamente a curarnos, pero hacía ya medio día que Doflamingo había sido derrotado, por lo que ya teníamos los cuidados básicos, peor eso no lo detuvo a echarnos un vistazo.

-Hubo una tormenta cerca de Zo, pensábamos desembarcar allí pero perdimos al Barco de Big Mom que nos seguía, así que decidimos venir a ver como estabais.- Explicó Nami.

Tras unos días de celebración decidimos partir hacia Zo para encontrar a los piratas Heart de Law. Cuando llegamos a esa isla estábamos casi completamente curados todos, solo quedaban algunos rasguños y moratones, pero nada importante. En Zo encontramos a los nakamas de Law, pero también encontramos al G-5 buscándonos, empezamos una pequeña batalla, pero nos vimos interrumpidos por la invasión de un gran navío negro. El barco de los piratas de Kaido, la bestia mas poderosa del mundo, uno de los yonkous. Kaido parecía enfadado, ya que le habíamos dejado sin su suministro de Akuma no Mi falsas. El G-5, los piratas Heart y los Mugiwaras hicimos una tregua y decidimos unir fuerzas contra el Yonkou. Tras matar algunos de los subordinados de Kaido, este mismo bajó del barco y empezó su propia batalla. Smoker, Law y Luffy se encargaron de él, pero no conseguían hacerle apenas un rasguño todos juntos, Kaido era muy poderoso. Poco a poco nos fuimos dispersando por la isla en grupos para pelear.

Me encontraba en el lado Oeste de la isla junto con Nami, Tashigi y algunos marinos del G-5. Esperaba que a los demás les fuese mejor que a nosotros mismos. Estábamos enfrentándonos a un grupo de diez piratas, uno de ellos era el vice-capitán de los piratas, por lo que era muy poderoso, por suerte conseguimos derrotar a 3 de los piratas, por lo que ahora estábamos igualados en número. Me llevé varios golpes y no conseguimos derrotar a ninguno de los piratas.

-Aquí no hace falta tanta gente, id a mirar otras batallas.- Dijo el segundo al mando con una sonrisa socarrona y una voz muy grave.

Todos los marines menos Tashigi y otros dos habían caído inconscientes. Solo se quedaron dos de los piratas de Kaido para hacerse cargo de nosotros. Uno de ellos era el vice-capitán. Este golpeó a Nami y la mandó volando cinco metros detrás mía. Grité su nombre y la vi levantarse con gran dolor y un hilo de sangre recorriendo su rostro desde el lado derecho de la frente. En estos momentos me descuidé y recibí un fuerte golpe en el pecho que me tiró hacia Nami e impacté contra sus piernas. La hice caer mientras veía como Tashigui luchaba contra uno de los piratas mientras el vice-capitán de Kaido derribaba a los otros dos marinos y los dejaba en el suelo heridos, pero no inconscientes. Me levanté y cogí a Nami en volandas para dejarla detrás de una roca a salvo.

-Nami quédate aquí por favor.- Aunque ella rechistó apenas podía ponerse en pie, la dejé allí y me dirigí a ayudar a Tashigi. Empezamos una pelea uno a uno, yo contra el vice-capitán. Apenas conseguí hacerle unos cortes cuando vi que Tashigi estaba en peligro. Con un movimiento rápido paré el ataque que iba a recibir su cuerpo, pero eso me costó un gran golpe en las costillas que me hizo caer y escupir sangre. Mientras me levantaba contemplé como el brazo del pirata se introducía en el pecho de Tashigi y lo atravesaba. El mundo se me vino encima al ver como sus ojos se tornaban borrosos y caía al suelo ensangrentada. Antes de que tocase el suelo llegué en un rápido movimiento y no permití que su cabeza tocase el suelo. Ya no respiraba. Solo quedaba yo. Cerré sus ojos con sumo cuidado y la terminé de tumbar en el suelo. Me levanté y cuando miré a los piratas que se estaban mofando de mí. Les miré con todo mi odio y sentí algo extraño mientras veía como sus expresiones cambiaban a asombro y ¿miedo? mientras una ráfaga de aire que parecía provenir de mi agitaba sus cabellos hacia atrás. Me lancé hacia ellos con todas mis fuerzas y mi furia. Conseguí matar al pirata que no era vice-capitán. Cuando me disponía a lanzarme hacia el asesino de Tashigi no conseguí hacerle ningún corte. Con un gran golpe me desarmó y escuché con se rompía otra de mis costillas. Abrí los ojos y le vi decidido a darme un último golpe mortal. Oía a Nami gritando algo a todo pulmón, pero no sabía que decía, me pitaban los oídos. Cerré los ojos esperando el golpe que acabaría con mi vida, con mis sueños y mis ambiciones. Al menos me alegraba de haber salvado a Nami. Agradecí mentalmente a mis nakamas por darme una familia y esperé un punzante dolor que acabaría con mi vida. Pero no llegó.