Título: Primera Vez
Personajes: Gintoki Sakata, Kagura
Cantidad de Palabras: 754
Notas: -Nop, este shot no es lemmon. Ni de cerca.
- Hecho para la comunidad 10pairings de Livejournal. Mi claim es Gintoki. La idea es hacer diferentes one-shots, (independientes o no), tomando como pairing, en este caso a Gintoki y a alguien más. Puede ser romántico o no. En mi caso, cada shot es independiente y algunos son medio románticos, otros no tanto.
- Eventualmente haré un intento de humor al estilo Gintama. No sé si funcionará.
Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece. Todo es de sus respectivos dueños.
Esa niña era un monstruo.
No sólo porque era un Amanto de una raza que de por sí era monstruosa. Aún si no fuera un extraterrestre, seguro seguiría siendo un monstruo, O tal vez, no fuera un monstruo. Quizá, sólo se había salido un poco de control y ya era tarde para tratar de conducirla por el camino correcto; probablemente, fuesen las hormonas. Lamentablemente, Gintoki no podía compararla con nadie: No guardaba muchos recuerdos de esa época y tampoco conocía a alguna niña de esa edad, (aparte de la misma Kagura). Optó con lidiar con ella poco a poco y con calma, acostumbrándose gradualmente a sus hábitos alimenticios, a sus juegos bruscos y a su costumbre de hablar sin guardarse nada.
Seguía siendo un monstruo, pensaba Gintoki, pero era un monstruo en un buen sentido. Quizá si alguien le preguntara, diría que era una niña molesta y caprichosa. Pero la verdad, era que había aprendido a quererla y a soportar pacientemente sus rarezas. De todas maneras, todo el mundo tenía algo raro dentro de sí. Tenía que admitir que, Kagura era de temer, pero se esforzaba en reprimir su instinto asesino y comportarse acorde a su edad. Al menos en la mayoría de cosas.
Pero de entre todas las cosas que le habrían podido pasar, Gintoki no esperaba levantarse un día al oírla gritar desde su armario y encontrarla envuelta en sus cobijas, con expresión asustada:
— ¡Gin-chan! ¿Qué pasa? ¿Voy a morir?—, le preguntó. Él alzó una ceja, extrañado. Cuando al fin logró ver lo que Kagura ocultaba, estuvo a punto de gritar. ¿Cómo le iba explicar eso a ella? ¡Era imposible! Y también era imposible confiar en Otose o en Catherine.
— Ya, ya. No vas a morir, no seas tonta—, le explicó, armándose de paciencia y buscando las palabras correctas.
— ¡Sí, voy a morir, Gin-chan! ¿Por qué dices que no? ¡Mira! ¡Voy a morir desangrada!—, volvió a levantar las sábanas, pero Gintoki se abalanzó sobre ella.
— Quédate quieta.
— ¿Y por qué me dices que me quede quieta si no me voy a morir?
— Sólo quédate quieta y ya. ¿No te duele nada? —. Gintoki recordaba a alguna chica alguna vez, quejándose de un dolor en el abdomen y siempre era igual, cada mes.
— Sí—, respondió ella—Acá—, señaló la parte baja de su abdomen— ¿Voy a morir?
— ¡Ya te dije que no!
— ¿Entonces, que me va a pasar?
— ¿Acaso tu madre no te habló de esas cosas?
— ¿De morir por pérdida de sangre? Gin-chan, no entiendo.
Gintoki suspiró, derrotado. La verdad no sabía por dónde empezar, aún si supiera, no quería hacerlo. Ésa no era una charla con la que se sintiera cómodo. Seguro se confundiría y se enredaría y terminaría hablando de otra cosa. ¿Por qué demonios las mujeres eran tan complicadas? Si comprender a una mujer fuese tan fácil como leer una JUMP, todo fluiría sencillamente y sin complicaciones, pero ni siquiera la JUMP había logrado transmitir lo complicado que era lidiar con ellas y mucho menos daba alguna pista sobre qué hacer en esos casos en que es necesario explicar algo meramente femenino, siendo un hombre. ¿Tendría que apelar a las okamas? Eso era un no rotundo. ¿Quizás a Zura? Probablemente, si supiera donde encontrarlo, aunque tal vez él se explayara en un discurso que no tenía nada que ver con el tema. ¿Y Tsukuyo? Tampoco, estaba muy lejos. ¿Y Otae? Mucho menos, seguro aprovecharía el aún mayor apetito de Kagura y le daría alguna de esas cosas raras que eran su especialidad.
— Gin-chan, tengo hambre. Quiero algo de comer.
— Ve a bañarte primero.
— Pero…
— Ya te dije que no te preocuparas por eso. Haz lo que te digo, luego comes todo lo que quieras—. Ella saltó de la cama, olvidando lo que estaba ocultando y entró al baño.
Mientras tanto, Gintoki se encargó de las sábanas. No fue una labor fácil y se sintió como una madre mientras las lavaba. Decidió que ese papel no le quedaba bien cuando terminó el lavado y entró a la cocina: Al parecer el apetito de Kagura había aumentado bastante y se había tomado bastante a pecho sus palabras. No sabía que iba a hacer si así iba a ser cada mes, definitivamente, esa niña era un monstruo. Ahora, con más hormonas de por medio, iba a ser peor, mucho peor. También decidió que toda la explicación de "ahora eres una mujer", se la iba a dejar a Shinpachi, a él se le daban mejor esas cosas.
