Beans reptó fuera del receptáculo de paja donde Jake fingía dormir plácidamente, retorciéndose su mente en la culpabilidad del momento recién exprimido junto a él; completamente desnuda y frunciendo el ceño cada dos por tres hasta visionar en el suelo el vestido negruzco que debería haberse quedado en su cuerpo en el instante que el reptil fue a verla de improvisto.
Lo recogió de inmediato, posicionándolo frente a sus ojos solo para darse cuenta que estaba destrozado. Literalmente, partido por la mitad.
Veloz no se estuvo de echar un gruñido al cielo.
-¡Eres un bruto!-le dijo, obligándole a mirarla (aun apenas)-¿¡Cómo se supone ahora que voy a ir al funeral!?
Él no evitó reír, susurrante y sensual, meciendo su cascabel de un lado a otro como un cebo al que Beans—probablemente—no caería.
No esta vez…
-Quédate y no tendrás que pasar vergüenza.
La iguana apretó ambos manos en un puño, dejándolas descansar a cada lado de su cadera bien formada de forma autoritaria, haciendo chirriar su dentadura hasta provocarle (a él) incomodidad.
-Eres un cerdo-al principio quiso convencerse que se trataba del indirecto halago a su cuerpo… Pero se equivocó por completo…-…Él… También era tú amigo…
-Yo no tengo de eso-bufó hacia otro costado, sintiéndose abrumado por los ojos—enormes y eclipsantes—de la joven con la que acababa de tener fortuito encuentro sexual. Como los que le había visto hacer (a escondidas) con el que aparentemente era su novio; su futuro marido…-. ¡Y deja de verme de esa manera! Yo no fui quién provocó su muerte…
-¡Rango-
-… No hizo nada malo-repitió la frase que siempre se dignaba a pronunciar después de cada coito. Pues este no había sido el primero y suplicaba para que no fuese el último-. ¡Pues te voy a decir una cosa muy clara, preciosa: tú novio mintió y de la forma más ruin!
-¡Mentira!
-¡Cierra la boca!-la hizo acallar al instante de acercársele, rodeándola con su cuerpo de escamas obscuras hasta arrugarla de desesperación, buscando el aire que le faltaba-¡Tú no sabes nada, mocosa! ¡TÚ no estuviste ahí! ¿¡De acuerdo!?-le preguntaba, pero sabía bien que no podía responderle en tal posición-¡Y te voy a decir algo más!-apretó su morro al suyo fuertemente-Sí tu novio no hubiese estado jodiendo la marrana con alcohol que no debería haber tomado antes de esto-los ojos de ella se salían de sus cuencas-… Probablemente tú amigo el cuervo se hubiese salvado…
La soltó segundos después, observando como tosía acalorada; aferrando sus garras a la tierra del granero como si rascara una herida profunda en su corazón que se negaba a reconocer.
Era cierto y lo sabía.
Rango bebía… Bebía todo el tiempo a causa de las diversas que se habían ido produciendo en cada misión del Sherrif y su Troupe. Y, de hecho, cada vez eran más debido a esta misma causa.
A pesar de lo que Rattlesnake Jake esperaba, Beans no alzó la vista ni una vez, ni siquiera cuando comenzó a reptar hacia la salida, totalmente arrogante ante los sollozos que ella comenzó a producir.
-No sé ni porqué malgastas siempre tantas lágrimas…
-Pues porqué le quiero-susurró minutos después, habiéndose marchado el único varón al que realmente podía confiar todos los problemas que tenía con su pareja. A la que ahora ya no recordaba como su héroe con pistola que devolvía el agua al pueblo al que siempre había pertenecido… Sino a un camaleón tirado en el suelo que en cada ocasión que podía le pedía mantener relaciones.
Relaciones que ya no disfrutaba… Todos los orgasmos los malgastaba con Jake.
Rompió a llorar de inmediato se dio cuenta que ni siquiera ella había conservado su personalidad recatada…
