Qué tal a todas – porque no dudo que seamos mayoría – antes que nada me disculpo por la larga, laaarga ausencia. He aquí un nuevo invento que me he sacado de la cabeza hace rato. Se preguntarán por qué diablos le he puesto a este fic Para Elisa, bueno, la cosa está en que Kyouya estaba escuchando ésa pieza musical el día en que se topó de frente con Mori. Es algo que ya venía pensando desde hace tiempo. ¡Ok, no me hagan caso y hagan el favor de leer de una vez por todas! Como siempre, sugerencias, comentarios, críticas, declaraciones de amor y de guerra serán siempre bien recibidas.

Prólogo

Es sábado por la mañana. El día está soleado, los pájaros cantan afuera, pero en una de las habitaciones de la residencia Ootori, Beethoven hace acto de presencia. Las manos del gaijin rubio bailan sobre el piano, la música es delicada, exquisita… pero no lo suficiente para sacar a Kyouya de sus pensamientos.

- ¿No has pensado en que tal vez a éste club le hace falta un host de tipo salvaje?

- ¿Un host de tipo salvaje? – cloqueó Tamaki, marcando una horrorosa bemol en el piano a causa de la sugerencia. – No sé Kyouya, eso asustaría a las clientas, ¿no crees?

- Oh, pero no estaría demás complacer todos los gustos. – respondió, subiendo con el dedo medio los lentes sobre el puente de la nariz. Tamaki entornó los ojos, sonriéndole. Allí estaba de nuevo… ése brillo calculador y diabólico en su mirada, era obvio que el chico Ootori estaba tramando algo.

- Muy bien, niño genio. – respondió Suoh, dejando de tocar al fin. Se dio la vuelta en el taburete y lo encaró con los brazos cruzados. – Cuéntame cuál es la gran idea.

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Todo había sido realmente fortuito, pero mientras más pensaba en el asunto más se convencía. No era instinto, era su cerebro el que le gritaba que sí iba a funcionar. Escuchaba a las chicas en el comedor hablando de lo alto, atlético y callado que era. Era un círculo muy pequeño pero leal el que lo seguía. A simple vista podría decirse que se trataba de un muchacho egocéntrico, pero en realidad no era así. Kyouya pudo darse cuenta de que no era presumido, más bien le agradaba escuchar y observar a los demás… incluso, si se lo proponía podía demostrar su dulzura interior en cada acción que llevaba a cabo, en la esmerada atención prestada a su primo. Mientras más lo miraba, más deseaba tenerlo como uno del Host Club y Kyouya sonreía para sus adentros.

Era definitivo. El Host Salvaje sí iba a funcionar. Y sólo él podía hacerlo. Nadie más indicado para el puesto que el devoto guardaespaldas de Haninozuka senpai, el shinobi, el samurai… Morinozuka Takashi.

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N. del A:

Shinobi: Es el equivalente de ninja, pero también puede traducirse como un hombre implacable que no posee una pizca de sentimientos o emoción humana.


Tadaaaaahh. Listo el prólogo, espero subir al menos un capítulo al día. No creo que sean más de dos de todas formas. Auf wiedersehen, y comenten!