Conflagración mística"
"Conflagración mística".
Por Neo-coatl18.
Introducción.
3099 D.C.
Sistema estelar: "Ara".
La profundidad del espacio siempre ha sido como un manto de misterio el cual, toda civilización inteligente (incluido el hombre mismo) ha querido desentrañar desde sus lejanos inicios. Esa profundidad seria en verdad aterradora de no ser porque cuenta con la compañia de toda clase de cuerpos celestes, los cuales no solo añaden mas misterio a aquella profundidad, sino una inigualable belleza que ha latido desde siempre en los corazones de todos los que contemplan tan eterno espectáculo.
Ante aquel prodigio, las civilizaciones inteligentes se han esforzado, al paso del interminable tiempo, en descifrar e interpretar aquellos enigmas representados por cada estrella, constelación, cúmulo, nebulosa, galaxia y demas cuerpos celestes que pueblan el vasto universo. Varias han logrado no solo descifrar los secretos del cosmos infinito, sino que tambien han logrado alcanzarlos y utilizarlos en su favor. Con esto, las civilizaciones inteligentes lograron desarrollar una gran prosperidad durante distintas eras… pero inevitablemente, tambien han conocido tragicos periodos de conflictos y miseria, pues gracias a las insaciables ambiciones ajenas, han tenido que luchar por conservar sus mas elementales derechos; aunque para ello tengan que pagar con su propio sufrimiento, intentando sobrevivir ante tan horrendas calamidades.
Precisamente, nos ubicamos en uno de los rincones del vasto universo, el cual involuntariamente se ha convertido en sede de uno de los mas terribles conflictos belicos que hayan sacudido al cosmos desde su mismo nacimiento… que en realidad se lleva a cabo por le que tal vez podria ser uno de los mas grandes secretos que este guarde en los mas profundo de sus entrañas.
Se trata del sistema estelar: "Ara", propiedad de la prodigiosa civilización del mismo nombre, la cual resiste con todas sus fuerzas ante el abrumador de la tiranica fuerza imperial del planeta Mictlan, que entonos los rincones del universo es conocida por su voraz ambicion y su poder devastador. Durante mucho tiempo, el imperio Mictlan ha sido responsable por la caida y devastación de numerosos mundos, algunos de los cuales si logran mantenerse en pie, son rapidamente sometidos por aquellos opresores. Pero en ese momento, los mundos aun libres y que resisten por si mismos aquella amenaza, temen ante el resultado del conflicto en el sitema estelar Araita… porque saben que la caida de tan poderosa pero pacifica civilización, significaria el fin de toda esperanza.
Justo en ese instante, ocurre un fuerte estallido… se trato de un crucero de batalla Araita, quien al igual que otros cruceros espaciales, corrio con la mala suerte de terminar destruido por causa del poderoso armamento de los invasores. Igual suerte corrian las demas naves y cazas espaciales de Ara, superadas en numero y sofisticado arsenal por parte de la flota mictlaniana, la cual empezaba a dejar como saldo cuantiosas perdidas materiales y lo mas tragico, un numero indeterminado de bajas.
Y mientras esto ocurria en el exterior de aquel planeta, en el interior no corrian con mejor suerte; al ir superando a la fuerza espacial araita, varias naves enemigas habian logrado penetrar a la atmosfera de Ara, y sin ninguna piedad realizaban ataques sobre la población civil. Los oscuros cazas mictlanianos volaban por todas partes y como si se tratara de una dañina plaga de insectos, destrozaban toda construccion a su paso, mientras la aterrada población huía intentando escapar de aquel infierno, siendo inevitable que algunos por desgracia, no lo lograran.
Al mismo tiempo, en medio de tal devastación varias naves de la fuerza enemiga que transportaban en su interior tropas de soldados del Mictlan, descendian hasta tocar tierra y ni tardos ni perezosos, los soldados salian de sus transportes y se movian rapidamente por todas direcciones, para dar inicio a sus propias batallas contra la resistencia araita. Pese a todo el esfuerzo realizado por las fuerzas terrestres, el poderio de los invasores barria fácilmente con los defensores y no les costaba mucho avanzar, dejando a su paso una alfombra de soldados muertos y heridos.
"¡Vamos, soldados del Mictlan!"- gritaba uno de los comandantes de aquellas tropas- "¡Debemos avanzar hacia el palacio real de este miserable mundo… puesto que nuestro siguiente objetivo sera tomarlo y hacer prisioneros al maldito monarca araita y a todo su sequito!".
Aquellos soldados de oscuras armaduras, que pese a ello destellaban destellaban con el reflejo de la luz del sol de aquel mundo, avanzaban muy disciplinados y dispuestos hacia una magnifica construccion formada por tres torres la cual relucia con un aparente brillo dorado; era el palacio real de Neoth Xe-ackat, regente de la civilización araita, el cual se encontraba a unos cuantos metros de ser tomado por esos desalmados invasores.
Sin embargo, no dejaban de salirles al paso valerosos combatientes araitas, que agotaban todas sus fuerzas en un ultimo intento por detenerlos… sin embargo, todo era en vano, pues la superioridad militar de las tropas mictlanianas hacia que la resistencia unicamente retrasara lo inevitable.
Mientras tanto, en el interior de aquel magnifico palacio, se observa un conjunto de 28 personas que se ubican en medio de un enorme salon decorado llamativamente con lujosos accesorios y estatuas; 25 son soldados y los otros 3 son el principal objeto de que ellos se mantengan en guardia; uno es el general Taek Xehatl, jefe supremo de las fuerzas armadas del planeta Ara y los otros 2 son las personas mas importantes de ese mundo: el rey Neoth Xe-ackat y su hija, la princesa Anyag Xe-ackat, de tan solo 15 años.
Como el resto de los araitas, el rey y su hermosa hija eran parecidos a la raza humana, con la sola excepcion de poseer los ojos amarillos. Ambos experimentaban temor ante aquellos terribles acontecimientos, ante el inevitable destino que les esperaba: las fuerzas del Mictlan habian logrado imponerse ante la resistencia de aquel mundo y estaban a unos cuantos pasos de tomar su palacio y principalmente a ellos, como prisioneros. Pero aun asi, el maduro y valeroso Neoth no estaba dispuesto a huir, dejando en el desamparo a su pueblo.
Precisamente este admirable argumento era el que estaba a punto de usar ante la constante exigencia de su oficial mayor Taek:
"¡Mi señor!, no debe quedarse mas tiempo aquí… las fuerzas mictlanianas estan por tomar el palacio y si se queda aquí, tanto usted como su hija correran el riesgo de ser tomados prisioneros… ¡o peor aun, terminaran siendo asesinados!; por eso le ruego, deben huir de aquí".
Taek esperaba la pronta respuesta del soberano araita. Pero Neoth, quien cerrando los ojos y llevando sus manos a su barbilla, meditaba largamente la decisión de huir, antes de caer prisioneros de los mictlanianos. Tanto su oficial mayor como la princesa Anyag y el resto de los soldados ahí presentes esperaban con cierta incertidumbre la respuesta definitiva del soberano; pero quien mas impacientes estaba era Taek, el cual pareciendo exigirle su pronta respuesta, le hace la siguiente interrogante:
"¡¿Mi señor?!"…
Finalmente, Neoth interrumpe al momento su meditacion y mirando al frente, le expresa a todos:
"¡No, he decidido que no escapare!".
"¡Su majestad, ¿Qué ha dicho?!".
"¡Padre!"- expresa en el mismo tono, la princesa Anyag. El resto de los soldados se mostraba igual de atonito.
Sabiendo que su decisión era algo muy cuestionable para quienes lo rodeaban, el rey Neoth decide explicarles el porque de tal:
"¡Escuchenme bien todos!... se que estan en total desacuerdo con mi decisión; pero no deseo huir unicamente para mi propia seguridad, sabiendo que mi pueblo sufrira la opresión de los mictlanianos. Por ello, yo tambien debo asumir ese mismo destino; para asi hacer lo posible para interceder y aliviar un poco el yugo que los araitas deberan cargar a partir de ahora. ¡Tal vez, ese sea mi unico destino!".
Todos los presentes han quedado totalmente enmudecidos, ninguno podia expresa palabra alguna con la cual refutar tal decisión. Y al momento, el soberano de Ara continua:
"¡Sin embargo, también he decidido que…!"- y dirigiendo la mirada hacia su unica hija, declara- "¡Anyag no debera compartir conmigo ese doloroso destino!".
Al terminar de escuchar esto, es Anyag quien ahora interviene y le replica a su padre tal decisión:
"¡Padre, ¿Qué quieres decir?, ¿acaso hablas de que sea yo quien huya y me separe de ti?!".
"¡Desafortunadamente, asi es hija mia!"- le responde seriamente el rey Neoth.
Anyag, negandose a aceptar tal idea, toma las manos de su padre entre las suyas y le expresa con cierto tono de tristeza:
"¡No padre amado, yo no quiero alejarme de ti!, si tu debes enfrentar un terrible destino, yo tambien quiero enfrentarlo a tu lado; ¡me moriria de dolor si ya nunca mas te volviera a ver, por eso deja que me quede a tu lado, por favor!".
Neoth le explica el porque de que ella tenga que ser la unica en huir:
"¡Anyag, querida hija mia!, a mi tambien me entristece decidir que ese sea tu destino… ¡pero de ningun modo permitire que sufras la cruel esclavitud de los mictlanianos!; después de haber perdido a tu madre, tu eres la principal razon de mi vida… y lo unico que en estos momentos me preocupa, es tu bienestar"- en ese momento, toma en su mano izquierda el rostro de Anyag, al mismo tiempo que comenzaban a resbalar lagrimas de los ojos de la princesa. Y en ese momento, añade- "Sin embargo, el ponerte a salvo es el principal motivo de que tengas que huir de Ara, pero no es el unico… tambien pondre en tus manos una importante mision en la que estaran depositadas todas las esperanzas, no solo de nuestro pueblo, sino de todo el universo".
"¡¿Una importante mision?!"- le pregunta Anyag, algo desconcertada.
En ese momento, Neoth voltea hacia una pequeña mesa circular que se ubica en su lado derecho, de la cual toma una pequeña caja rectangular de madera fina y color negro, herméticamente cerrada. A continuación, el rey le entrega a su hija tan curioso objeto, la cual toma entre sus manos, llena de una enorme curiosidad por el contenido de aquella caja tan extraña; por lo cual no puede evitar el interrogar a su padre:
"Dime padre, ¡¿Qué es esto?, ¿Qué es lo que contiene esta caja?!"!.
Neoth intenta explicarle de la manera mas breve:
"¡Vera, Anyag!... esta caja contiene un importante secreto, tan importante, que no debe jamas caer en las manos menos adecuadas… ¡pues de ello depende mantener en pleno equilibrio a la "estructura"!".
Cuando acaban de oir esto, tanto la princesa como las demas personas presentes quedan atonitos y llenos de dudas al no entender a que se refiere Neoth con eso que llama "la estructura" y que tiene que ver el misterioso contenido de la caja con ello. Por lo tanto, al no estar dispuesta a quedarse con aquellas dudas, Anyag continua interrogándole:
"¡¿"la estructura"?, ¿Qué significa eso?, ¿Por qué seria tan importante?!"…
El soberano continua con su explicación:
"¡"La estructura", por explicarlo de modo mas sencillo, es el todo que nos rodea!... el universo mismo, sus componentes y su cimientos; componentes de los cuales formamos parte. Sin embargo, son sus cimientos el secreto mas importante contenido dentro de esta reliquia"- señala a la pequeña caja que sotiene en sus manos la princesa Anyag. Y prosigue- "¡Ese secreto es la "llave" que le permitiria a seres tan siniestros como el "Emperador" del Mictlan, someter a toda la existencia a su total voluntad!".
Al escuchar esto, el resto de los presentes no pudieron evitar el tener un sobresalto… si lo que Neoth decia era verdad, debia hacerse hasta lo imposible por evitar que ese "secreto" cayera en manos de los mictlanianos, al igual que las vidas del mismo rey y su hija. Pero con respecto a la misma princesa, su impresión eran totalmente distinta a la de sus acompañantes: ella no podia evitar en cambio, tomar con cierto escepticismo aquella extraña creencia… pero al ver la plena confianza de su padre depositada en ella, de ningun modo se atrevia a contradecirlo.
Justo en ese preciso momento, ¡se escucha cerca de ahí fuertes explosiones y disparos que llaman la atención de todos!; Neoth sabe que sus enemigos estan por tomar su palacio y sin mas perdida de tiempo, le ordena a su hija:
"¡Anyag, ha llegado el momento de que partas!... no te preocupes por tu seguridad, pues sera Taek quien se encargue de protegerte".
"¡Pero, padre!"- le cuestiona la princesa- "¡¿Cómo podemos salir de aquí, si las fuerzas mictlanianas nos tienen rodeados, impidiendolos cualquier escape?!".
Neoth, de manera paciente, le explica:
"¡No del todo, Anyag!, porque hay una via de escape alterna… y esa sera la que ustedes tomaran…"- y al instante, presionando un boton de un pequeño artefacto, el cual estaba sujeto a la muñeca de su mano derecha a modo de reloj de pulsera, Neoth logra que detrás suyo y del lado izquierdo, una parte de la pared comience a abrirse a modo de compuertas, dejando a la vista un amplio pasillo cuyo fin no se alcanzaba a vislumbrar. Esto sorprendio a todos los presentes, especialmente a Anyag, la cual en todo el tiempo que lleva viviendo en el palacio real, no recordaba la existencia de aquel pasadizo secreto.
"Este pasadizo es una ruta secreta que los llevara a una seccion oculta del palacio donde los espera una nave espacial"- continua explicandoles el monarca araita- "Cuando logren abordar esta, tendran que escapar lo mas rapido posible hasta salir de la atmosfera de Ara... una vez que logren este difícil proposito, seguiran una ruta pre-establecida que los llevara hasta el punto donde se ubica el F.M.E..."
"¡¿F.M.E?!"- pregunta con bastante curiosidad, Anyag.
"El frente multi-estelar"- le responde su padre- "Una liga integrada por un numero indeterminado de mundos, la cual se formo recientemente de las cenizas de la "Antigua alianza". Una vez que logren dar con su ubicación, podran considerarse a salvo. Sin embargo, hija mia, tu mision iniciara a partir de ese momento..."
"¿Y que es lo que hare?, ¿en que consiste la mision aquella que debere realizar?"- pregunto Anyag bastante intrigada.
Neoth le responde:
"Lo primero que tendras que hacer, es buscar a un viejo amigo mio… su nombre es Codreanu!. Cuando lo encuentres, trata con el, muéstrale la reliquia que llevaras siempre contigo y el sabra que hacer, además de que estaras bajo su protección; ¡no te preocupes por lo que depare el futuro, confio que seras fuerte y que todo saldrá bien!"- termina por expresarle el monarca, como una manera de darle animos. Anyag, para no desanimarlo a el también, le muestra una forzada sonrisa… aunque también era notoria en su mirada la tristeza que la embarga.
Justo en ese momento, ¡otra poderosa explosión vuelve a sacudir el palacio real!. Los mictlanianos están frente a la entrada de aquel recinto, disparando con parte de su arsenal no para destruirlo, sino para echar abajo la puerta reforzada que les ha impedido el acceso hasta ese momento. Ante esto, el monarca araita reacciona rápidamente y le ordena a su oficial superior:
"¡Rapido, Taek!, ¡toma a Anyag y lleven consigo una escolta, pues las fuerzas del Mictlan no tardaran mucho en entrar aquí!".
Taek muy a su pesar, no vacila en obedecer y dirigiéndose a sus soldados les ordena:
"¡Escuchen con atención!... llevaremos a cabo el siguiente plan: 15 de ustedes se quedaran aquí, protegiendo al rey Neoth, mientras que 10 junto conmigo, escoltaremos y protegeremos a la princesa… ¿entendido?".
"¡Si señor!"- responden al unisono aquellos soldados. Y sin mas perdida de tiempo, 10 de aquel contingente se separan rodeando a Anyag y al general Taek, mientras que 15 se posicionan rápidamente delante del monarca araita, justo en el momento que otra explosión golpea la puerta principal, la cual comenzaban a mostrar signos de deterioro.
Al tener todo preparado, Taek se dirige a Neoth y le expresa:
"¡Su majestad, estamos listos!... no se preocupe, nosotros protegeremos incluso con nuestras propias vidas a la princesa Anyag; y cuando estemos listos, ¡volveremos con ayuda, tanto para rescatarlo a usted como para liberar a nuestro pueblo… se lo prometo!"- finaliza, al mismo tiempo que llevando su mano a la frente, le hace un saludo militar.
El monarca ante esto, le responde con cierto tono de satisfacción:
"¡Gracias, general Taek!... ¡me siento orgulloso de tner un oficial tan valeroso como usted!".
Anyag se acerca el y le dice:
"¡Padre por favor, aun es tiempo!, ¡ven con nosotros y después podemos planear como liberar a Ara!... ¡pero por favor, yo no quiero estar sin ti!".
Neoth, tomandola de los hombros, le dice por ultimo:
"¡Anyag, no te preocupes!... te prometo que estare bien, pues debo quedarme para ayudar a mi pueblo a soportar el difícil yugo que Ara tendrá que cargar. Quiera el ser supremo que algún dia, nos volvamos a ver… pero en caso de que esto ya no sea posible, quiero que me prometas una cosa: ¡no te rindas, lucha por volverte cada vez mas fuerte, lucha por todos los valores en los que tu difunta madre y yo te enseñamos a creer, nunca dejes de sentirte orgullosa de tu origen araita!. Haz crecido mucho y te haz convertido en toda una mujer, Anyag; ¡pero aun te falta mucho por aprender en la vida y pese a todas la adversidades que enfrentes de aquí en adelante, manten en alto la fortaleza y principalmente la alegría que tanto te caracterizan, ¿entiendes?!".
"¡Si… padre querido…!"- le responde con la voz entrecortada y sin poder resistir mas, lo abraza y comienza a llorar. Neoth intenta darle un poco de consuelo:
"¡Anyag, no llores!, ¡todo estará bien, los dos estaremos juntos en espíritu!"- justo en ese momento, otra poderosa explosión sacude el palacio real… ante esto, Neoth le dice a su hija:
"¡Querida hija, creo que este es el momento de que partas!".
Taek se acerca a Anyag y tomandola suavemente del brazo, le dice:
"¡Vamos princesa Anyag, tenemos que irnos de aquí lo mas pronto posible!".
La princesa asiente y separándose de su padre, ella y el general Taek junto con la escolta que los acompaña, se dirigen a la entrada de aquel pasadizo secreto. Una vez ahí, ellos voltean y dirigiéndose a Neoth, el general le indica:
"¡Muy bien, su alteza, ya estamos preparados!".
Neoth asiente y activando un botón del mismo control que lleva en su muñeca, las compuertas comienzan a cerrarse poco a poco… por lo que Neoth le expresa una ultima despedida a su hija:
"¡Adios mi pequeña Anyag!, ¡siempre estaras en mi corazón!".
"¡Adios… padre amado…!"- le responde Anyag agitando la mano como un gesto de despedida, mientras que las lagrimas no dejan de resbalar por sus mejillas; hasta que finalmente, las compuertas se cierran delante de ella.
Cuando aquel acceso termina por cerrarse, Neoth quien se había levantado de su sitial, vuelve a sentarse en este y mientras cierra sus ojos al mismo tiempo que estos comienzan a humedecerse, expresa con tono melancolico:
"¡Que Dios te proteja y te guie, hija mia!".
Sin embargo, algo estremecedor ocurre en ese momento, lo cual obliga al rey a salir rápidamente de su cavilación… ¡una poderosa explosión destruye al instante la entrada principal!; siendo inevitable que 2 soldados que se encontraban cerca salieran volando hasta terminar por estrellarse contra la pared opuesta, mientras el resto de los presentes se protegía como podía de los escombros que tambien volaban como proyectiles. Una vez que este escabroso suceso hubo pasado, Neoth y el resto de quienes lo acompañaban vuelven a mirar hacia el frente, solo para descubrir que entre toda la humareda y las llamas producto de aquella explosion ¡comienzan a penetrar los soldados del Mictlan!, los cuales sin mas perdida de tiempo comienzan a atacar rapidamente a los guardianes del monarca araita; al instante, otros 2 soldados araitas caen muertos mientras que el resto de los que aun quedan se prestan a responder con sus propias armas. La contienda entre ambos bandos se extiende durante varios minutos, en los cuales pese a su reducido numero, los protectores de Neoth logran eliminar a varios contincantes, gracias a su sorprendente habilidad para el combate. En cuanto al mismo regente de Ara este corria con suerte de no recibir ningun disparo laser, pues los mictlanianos tenian la orden de capturarlo vivo.
Después de un rato, el numero de soldados que aun resisten se ha reducido a tan solo 8… los cuales a pesar de ello, no dejan de dar batalla con total valentia. Pero justo en ese momento, Neoth aprovecha para observar con mayo detenimiento la escena y de pronto nota que atrás de los atacantes, hay 4 siluetas de individuos encapuchados y con mantos negros, los cuales unicamente observaban el acontecimiento con una aparente calma. Ante esto, Neoth se sobresalta y reflexiona con cierto temor:
("¡Oh, no!... ¡solo espero que esos individuos vestidos de color oscuro no sean ellos… o todos, incluso Anyag, estaremos muertos!").
De repente, ocurre algo increíble: uno de aquellos individuos encapuchados "desaparece" de modo repentino, algo que nadie, salvo Neoth, se da cuenta. Y sorprendentemente, ¡aparece frente a uno de los soldados defensores:
"¡¿Eh?!"- expresa entre impresionado y temeroso aquel combatiente. Pero no obtiene respuesta alguna, porque aquel extraño individuo abre su mano, ¡la cual manifiesta una especie de energia roji-blanca!, la extiende rapidamente hasta tocar el pecho de ese soldado e inevitablemente, ¡la energia explota por todo el cuerpo de la infortunada victima!:
"¡Aaggrhh!!"- inevitablemente, aquel pobre soldado termina por caer ya muerto. Ante esto, tanto el rey araita y sus defensores, como inclusive los mismos soldados mictlanianos suspenden sus ataques para observar atentos. Los araitas no pueden quitar sus vistas de aquella oscura figura amenazante, la cual deja de observar al cadáver humeante de su compañero caído, para fijar su oculta vista sobre ellos. Pese al extremo terror que los domina, los soldados restantes reaccionan rápidamente ante esto y alistan sus armas laser para afrontar a su enemigo. Este, con una extraña calma, extiende su brazo derecho hacia debajo de forma inclinada al mismo tiempo que por este se desliza mediante una cinta un objeto negro en forma de baston, el cual al llegar a su mano lo sujeta con fuerza; mostrándolo al frente, se puede observar que aquel artefacto tiene en uno de sus extremos una especie de punta plateada con los bordes muy afilados… y activando un botón que se ubica en la parte donde aquel guerrero sujeta el arma, ¡esta se extiende hacia ambos lados, hasta tomar la forma de una extraña lanza!; la cual por cierto, tiene un ornamento en forma de una serpiente roja que se extiende a lo largo de aquel artefacto. A pesar de estar algo impresionados por ello, los soldados no pierden tiempo y alistan sus armas para responder en el momento que aquel individuo inicie su ataque, pero… ¡repentinamente, el guerrero oscuro vuelve a "desaparecer"!; los soldados se muestran desconcertados por este hecho en apariencia imposible; pero de pronto, ¡uno de aquellos soldados es rápidamente decapitado!. Ellos observan paralizados del horror, como la cabeza de su compañero rueda en medio de ellos, mientras que a un lado del cuerpo decapitado reaparece el siniestro guerrero, con su arma apuntando a sus infortunados oponentes. Ya casi al punto de perder la cordura, los defensores araitas no pierden el tiempo y comienzan a disparar en contra de su adversario… aunque resulta inútil, pues nuevamente para su sorpresa, ¡el oscuro guerrero mueve su arma en direcciones distintas y a una velocidad sorprendente, logrando rechazar los disparos laser!. Ninguno de los presentes puede salir totalmente de su asombro y de su espanto, especialmente el rey Neoth, quien piensa con cierto temor:
("¡Si… lamentablemente, son ellos… son los CAZADORES NEGROS!"…).
Con total desesperación, los soldados araitas continúan disparando contra aquel siniestro enemigo… sin embargo sus intentos son inútiles, pues aquel llamado cazador negro seguía rechazando con su propia arma los disparos de los lasers, al mismo tiempo que se movia rápidamente hacia ellos. Ante esto, algunos intenta retroceder, pero es tarde: el cazador, al lograr alcanzar a uno de ellos, ¡lo atraviesa velozmente con la punta de su arma!; y mientras lo levanta de modo sorprendente como si de una simple hoja de papel se tratara, ¡lo lanza con una fuerza increíble hacia un lado!. Rapidamente, el oscuro guerrero apunta su siniestra arma hacia los soldados restantes los cuales, debido al miedo que los paraliza ya no continúan disparando y al instante, ¡un haz de luz surge del arma de su enemigo, la cual a una velocidad sorprendente alcanza a otro mas y lo fulmina en un instante!; ante esto, los otros 4 viendo que es totalmente inútil cualquier resistencia, se dan por vencidos e intenta huir. Pero aquel asesino no les permitirá su huida y desplazándose a una increíble velocidad, logra alcanzar a uno y de una patada, ¡le quiebra el cuello, cayendo muerto al instante!. Asi logra alcanzar a otros 2, a los cuales con un rápido movimiento de su lanza, ¡parte sus cuerpos a la mitad!. El ultimo soldado, al detenerse y ver el trágico fin de sus compañeros, intenta continuar con su escape… pero al momento de voltear hacia el frente, ¡el cazador esta justo delante de el!. Sin embargo, mientras el soldado lo observa paralizado del terror, aquel asesino lo toma rápidamente con su mano izquierda del cuello, lo cual le causa a su infortunada victima asfixia y en cuestión de segundos, ¡nuevamente se manifiesta energía en la mano de aquel guerrero con la cual lo electrocuta sin remedio!. Finalmente lo deja caer al suelo, ya sin vida.
Impresionado por esto, el rey Neoth solo atina a cerrar los ojos y expresa en su interior:
("¡No, esto es una horrible carnicería!... ¡Dios, te suplico que se detenga ahora!").
Pero al momento, el siniestro guerrero fija ahora su vista en el; Neoth siente escalofríos, pues al parecer el será el siguiente objetivo de aquel asesino. Incluso los mismos soldados mictlanianos al ver esto, se muestran en desacuerdo, ya que tienen ordenes estrictas de respetar la vida del monarca araita… pero ninguno se atreve a dirigirse al cazador, por temor a provocar su furia y terminar siendo aniquilado también. Mientras tanto, Neoth logra observar de modo parcial el rostro del cazador negro, el cual muestra una siniestra sonrisa… y sin titubear mas, ¡el cazador se desplaza veloz hacia donde el se encuentra, apuntándole poco a poco con su lanza!, Neoth sabe que no hay modo alguno de escapar y cierra los ojos, esperando lo que probablemente será no solo su trágico fin, sino el de todo el sistema estelar Ara.
(Continuara)…
