¡Hola a todos!

Aquí les dejo lo que había prometido, una historia Klaine. Espero que puedan darle una oportunidad a este fic. En comparación a los demás será bastante corto ya que tendrá 14 capítulos a lo mucho pero igual espero que sea de su agrado. Desde hace tiempo tengo esta idea en la cabeza y me alegra mucho plasmarla finalmente porque adoro la temática. ¡Espero sus reviews! Si tengo tiempo, mañana subo el primer capítulo, ¡gracias por leer y saludos!


Prólogo

Amor…


¡Oh, ahí estás! Te he estado buscando desde hace mucho… – Gritó el castaño al ángel que se encontraba de pie del otro lado del pozo.

¿De verdad? Siempre he estado aquí… – Dijo el otro con una auténtica sonrisa en el rostro.


Muchos dicen que es un sentimiento que todo ser humano debe conocer, dicen que es algo mágico que se llega a sentir en el alma y que no hay equivalente que pueda superar su fuerza.


Tengo una pregunta para ti. – Comentó el más alto mientras observaba las estrellas con su compañero.

Dime… – Respondió intrigado el chico de la cabellera rizada.

¿Has escuchado hablar del amor?


Se dice que quien no conozca el significado de esa palabra probablemente no sepa lo que significa vivir, sin embargo, no es necesario llevar una vida terrenal para sentir amor y eso es algo que nadie sabe mejor que los ángeles.


Claro que he escuchado hablar del amor, ¡nosotros estamos hechos para amar! – Casi gritó el más bajo.

Lo sé pero no estoy seguro de que nuestro amor sea igual que el de ellos… – Dijo el ojiazul un tanto inquieto mientras miraba hacia la Tierra.

No veo cuál podría ser la diferencia.

Pues nosotros los amamos a ellos porque eso nos han enseñado y algunos de ellos nos aman a nosotros porque también se los han enseñado pero…

¿Qué pasa?

Ellos se aman entre ellos y nosotros… – Comenzó a decir el ángel pero no pudo continuar, sin embargo no fue necesario porque el moreno comprendió a lo que se refería.

Nosotros también podemos amarnos entre nosotros… – Le informó el otro ángel un tanto divertido al ver cómo se iluminaba la mirada de su acompañante.

¿De verdad?

¡Claro! – Lo tranquilizó el ojimiel y ambos compartieron una sonrisa antes de desviar la mirada hacia otro lado.


Puede que los seres humanos hayan perdido la fé en ellos desde hace algunos años pero los ángeles siempre van a estar muy cerca porque han sido creados para amarlos y procurar su bienestar. No estoy diciendo que sean sus niñeras ni nada por el estilo porque cada persona es completamente capaz de tomar sus propias decisiones y atenerse a las consecuencias, pero a veces todos necesitan un poco de ayuda divina, ¿no es así?


Y tú… ¿Tú alguna vez has amado a alguien como nosotros? – Preguntó un poco nervioso el castaño sin buscar la mirada del otro.

Sí… – Respondió el más bajo con tanta naturalidad que el corazón del ojiazul dolió un poco al creer que había otra persona.

¿Y dónde está esa persona ahora? – No pudo evitar preguntar y el otro hizo que sus miradas se encontraran como la primera vez.

Justo enfrente de mí… – Dijo con una sonrisa y ante la sorpresa del ángel, acercó sus labios poco a poco hasta que la distancia desapareció completamente entre ellos.


El amor es tan infinito que toda creatura en la Tierra es capaz de sentirlo. ¿Y por qué digo en la tierra? ¡Todas las creaturas del universo deben conocer el significado de esa maravillosa palabra!


No sé si esto sea prudente…

¿Por qué lo dices? – Quiso saber el moreno.

Porque aunque estamos en el mismo lugar, estamos muy lejos para amarnos…

El amor no sabe de distancias ni de tiempos, si tú me amas te aseguro que podremos estar juntos a pesar de todo…


A veces el camino para llegar a él no es fácil pero eso no quiere decir que sea imposible encontrarlo. Además, el señor siempre procura que el amor sea consumado tanto en la Tierra como en el cielo, siempre y cuando éste no rompa su única regla…


Pero nuestras misiones son diferentes… – Empezó a decir el castaño después de un rato pero su acompañante lo detuvo.

¿No has entendido? Yo te amo… – Dijo seriamente.

Y yo te amo a ti pero tengo miedo… – Confesó el otro.

Creí que nosotros no podíamos sentir miedo… – Comentó un poco confundido el ojimiel pero la mirada del otro le dijo todo.

Ya ves que no es así…


"Todas las creaturas del universo tienen derecho a amar, sin embargo, todas han de recordar que para que la paz reine en el universo se debe mantener el equilibrio de ambos mundos y para ello el amor sólo se puede dar entre iguales".


¿Tú confías en mí? – Preguntó el más bajo mientras buscaba la mirada del otro ángel.

¡Claro que lo hago! – Gritó el castaño con tanta seguridad que algunas nubes se movieron ligeramente de su lugar.

Entonces deja tu miedo a un lado y confía en el amor, ¿quieres?

Lo haré, confiaré en nuestro amor… – Dijo el más alto con una sonrisa antes de abrazarlo y los corazones de ambos latieron como reconociendo que habían encontrado a esa parte que les faltaba, a esa otra mitad que habían estado esperando eternamente y que ahora por fin tendrían a su lado para siempre.