Título: Mi hogar está contigo

Autor: Vismur

Fandom: Haikyuu!

Pairings: Hinata Shoyo/Kageyama Tobio

Disclaimer: Esta obra pertenece a Haruichi Furudate.

Advertencias: Como muchas de mis obras contiene crack, ciencia ficción, un poco de angustia (que no es mi fuerte), humor extraño, cosas raras sucediendo por aquí, me comí mucho chocolate y cargo con estrés, así que no es raro que esto sea una extraño… hum este fic fue hecho con el propósito de sacar una idea que me vino a la cabeza mientras escuchaba una canción, que no tiene nada que ver, pero técnicamente se escribió sola, así que espero que os guste.

Resumen: Kageyama había vivido en Miyagi casi toda su vida, le gusta jugar voleibol y practicar, también tenía amigos, y alguien especial, lástima que tenía que decir adiós para volver a su lugar de origen, y no podía venir de visita en tren como la mayoría de la gente pensaría. Two-shot.

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MI HOGAR ESTÁ CONTIGO

PARTE I

Si le hubieras preguntado a Tobio, ¿Cuánto tiempo pensaba quedarse en Miyagi?, él hubiera respondido que toda su vida posiblemente, él estaba acostumbrado al ejercicio matutino, al sol radiante, las prácticas de voleibol, a sus compañeros de equipo molestos, y, a su enamoramiento y mejor amigo, Shoyo Hinata, era una experiencia mucho mejor que la ofrecida en Kitagawa Daiichi, que le había hecho crecer al final, pero que no deseaba repetir nunca.

Por supuesto, en la vida real, a veces las cosas no funcionan como uno quiere, y su madre, pocos días después de ganar el Campeonato Nacional, fue muy clara:

Regresaban a casa.

Sinceramente, Tobio ni se acordaba de su lugar de origen, tenía pequeños recuerdos fugaces y torpes, dado que solo vivió ahí tres años, no le tomo importancia, y ahora, era tiempo de regresar. Sin embargo, él comprendía a su madre, sabía que a diferencia de él, que estaba atado a este lugar, ella deseaba regresar a casa, a su casa, al lado de su padre, que no había visto hace años, ella vivió sabiendo que era posible que nunca regresaría, pero la noticia de que era seguro volver los había tomado por sorpresa, su madre lloró de felicidad al saber que podía volver.

Así que estaban regresando a casa en dos meses, que era lo que se necesitaba para preparar todo lo necesario, y con la gran sonrisa ilusionada de su madre, Tobio no fue capaz de decirle lo que sentía.

Él no quería volver. Pero su madre era feliz, su padre, aunque no le había visto, seguramente esperaba con ansias su regreso, y si tenían otros familiares vivos, ellos también esperaban su regreso. Se suponía que tenía que ser feliz, pero no lo era.

Así que empezó a planificar lo que tenía que hacer, no podían desaparecer de la nada, porque generaría preguntas, aunque era posible que nunca encontraran la respuesta, aun así, él tendría que hacer las cosas convincentes, para que no se preocuparan por él, al menos durante los primeros meses, notarán su ausencia al pasar el tiempo, y buscaran respuestas, que seguramente no encontrarán.

Su madre estuvo de acuerdo, el primer paso fue notificar el cambio de preparatoria, revelar que se mudarían pronto al director y encargado de la clase de Kageyama.

Su segundo paso, era revelárselo a su todavía capitán, Daichi, que aún no había pasado su estandarte.

Y él sabía que eso iba a ser muy duro, tenía dos meses para despedirse, pero ni siquiera sabía cómo, especialmente de Hinata...

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Shoyo Hinata, estaba seguro de dos cosas, uno; ser el campeón nacional era genial, dos; Kageyama estaba raro, no el normal raro, sino raro, raro, un raro extraño que nunca había visto, parecía deprimente y no miedo, como normalmente uno podía relacionar a Kageyama. Se lo menciono a Suga una vez, y él pareció reflexionar sobre ello.

Kageyama no parecía "Woo" sino "Buu", era tan extraño, incluso Tsukishima lo noto, lo cual acrecentó, el desconcierto de Hinata.

Su último entrenamiento, había ese algo extraño, algo incómodo estaba alrededor, pero no sabía qué.

- Bien, el entrenamiento terminó, recojan y limpien el gimnasio – dijo su capitán.

- Capitán, ¿puedo hablar con usted? – preguntó Kageyama, parecía cohibido por extraña razón.

- Por supuesto – Daichi camino alejándose de todos para escuchar a Kageyama, Hinata estaba bastante curioso, dando miradas consecutivas a la dirección de los pelinegros, y percatándose de los ligeros cambios en el rostro de su aun capitán.

¿Se había lastimado Bakayama?

No, era imposible, porque en la práctica él parecía con todas sus habilidades buenas, solo esa atmosfera rara, el pelinaranja frunció el ceño, ¡quería saber!

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Cuando terminaron de limpiar, Daichi esperaba a todos, con un muy incómodo Kageyama al lado, los demás integrantes del equipo, esperaban ansiosos.

- Bien, tengo algunos anuncios que hacerles – dijo el de tercer año – Ennoshita, serás el capitán de ahora en adelante, los de tercero aun vendremos para apoyarlos, por favor, los demás, apoyen a su capitán – recibió un asentimiento general – y… - miró a Kageyama – Kageyama se mudará en dos meses – el silencio fue en un instante lo único que se oía.

- ¡EH! – Hinata fue el primero que reaccionó.

- Hmn – dijo Tsukishima levantando una ceja, mientras Yamaguchi solo quedaba viendo.

- ¿Porqué? – chilló Hinata acercándose a su amigo.

- Mi madre y yo regresaremos a nuestro hogar – dice sintiéndose un poco ansioso – nuestro padre nos espera.

El pelinaranja abrió la boca pero no salió nada, tratando de procesar aun la información.

- Ya veo… - dice al fin - ...entonces, tenemos que hacer recuerdos – sonríe brillante – para que no nos extrañes, tenemos mucho que hacer, ¿verdad? – preguntó a los otros compañeros.

- Así es, que clase de sempai sería si no puedo hacer últimos meses los mejores de tu vida en Karasuno – mencionó Tanaka con una gran sonrisa.

- Tenemos que hacer cosas épicas para recordar, también para Daichi, Suga, Asahi y Kyoko - gritó emocionado Noya.

- Empecemos el fin de semana – estuvo de acuerdo Hinata.

- Mientras no descuiden las prácticas, todo bien – murmuró el entrenador Ukai.

- … - Kageyama estaba tocado por el gesto, con una tristeza que apenas reflejaba en los ojos.

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El primer fin de semana, fue un paseo al bosque y jugar como mocosos entre los árboles, Hinata, Noya y Tanaka eran los que más corrían entre las colinas, atrapando insectos. Yachi era la encargada de las fotos.

Kyoko y Suga se encargaban de la comida, Daichi y Ennoshita supervisaban que nadie saliera herido. Narita y Asahi estaban pescando en el río cercano, Kei dormitaba tranquilamente alejado del ruido bajo un árbol, mientras Yamaguchi solo disfrutaba la brisa a su lado.

El segundo fin de semana fueron a un centro comercial, esta vez el encargado de las fotos fue Noya, mientras correteaban por los pasillos, obligando a seguridad para prohibirles por un mes la entrada al recinto, y que Daichi y Suga se disculparan con el encargado.

El tercer fin de semana, fueron a la playa, esta vez fueron con familia de cada uno, donde se inició un pequeño torneo de voleibol playero de dos personas, los campeones indiscutibles fueron Noya y Asahi, y el segundo lugar fueron Kageyama y Hinata.

El cuarto fin de semana, hicieron una barbacoa, el quinto fueron a zoológico, el sexto fue una noche de cine y el séptimo una noche estrellada de campamento.

En un abrir y cerrar de ojos habían pasado las semanas, y solo quedaba, una, la última, fue una fiesta el sábado, que terminó con una guerra de pastel y refresco, ante el enojo de Daichi, quien ofreció su casa.

Embarrados y pegajosos, Kageyama y Hinata se dirigieron a casa.

- Eso fue divertido – dijo sonriente Hinata.

- No es divertido estar lleno de pastel – murmuró Kageyama con el ceño fruncido.

- ¿Qué harás mañana? – preguntó el pelinaranja curioso.

- Terminaré de preparar mis cosas para salir a primera hora del lunes, e imprimir algunas fotos – dijo el pelinegro.

- Bien, puedo acompañarte a imprimirlas – mencionó el pelinaranja – y el lunes iremos a despedirte.

- Tienen escuela – mencionó el pelinegro.

- Eso no importa – chilló emocionado.

- Has lo que quieras – refunfuño Kageyama.

Al día siguiente, fiel a su palabra estaba esperándolo para ir al centro comercial, e imprimir las fotos que más le gustaban, cuando salieron, también consiguieron un álbum.

- Más te vale visitarnos – dice Hinata tan de repente, perdiendo por un momento su sonrisa, y mirando melancólico.

- ¿Hinata? – preguntó Kageyama un poco confundido.

- De hecho deberías darme tu nueva dirección, no tengo por esperar a que vuelvas, seguramente estarás aterrorizando a las personas y te olvidarás – dice con un puchero.

- Ahora menos te la daré – murmura molesto el pelinegro, evadiendo al pelinaranja.

- Eres tan injusto – chilló a su lado, Kageyama solo sonrió con nostalgia, caminaron un poco, casi llegando a sus casas, el pelinegro se detuvo.

- Me alegro de haberte conocido – dice mirando a su alrededor.

- ¿Eh? – murmura Hinata confundido.

- Nunca cambies – dice acercándose y dándole un beso en la frente, Kageyama rápidamente salió corriendo a su casa completamente sonrojado, dejando a Hinata confundido.

- ¿Pero qué…?

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El ansiado lunes había llegado, Hinata no había podido dormir bien, no importa lo duró que lo intento, aún estaba fresco en su memoria las acciones de Kageyama, sonaba tan extraño, como si nunca se volverían a ver…

Ah, el bastardo no le dio su nueva dirección.

Decidió que no iba a dormir, y que ya casi era la hora de práctica, creyó conveniente atrapar al pelinegro, para preguntar que rayos estaba pensando y su nueva dirección.

Cuando llegó a la casa de Kageyama, se dio cuenta que parecía extraña, la luz de la entrada estaba prendida, pero la madre del pelinegro se encargaba de apagarla cuando se iban a dormir. Pensó que era extraño, pero lo dejo pasar, y toco el timbre, pero nadie respondió, volvió a tocar, pero tampoco hubo resultado, extrañado, llamó al celular de Kageyama, sonaba el teléfono, pero nadie contestaba.

Repitió el proceso tres veces, pero en este punto estaba seguro que algo había pasado, así que tomando un respiro de valentía, tomo el picaporte de la entrada de la casa, y se dio cuenta que estaba abierto, sin muchas ceremonias entró, y se percató de otras muchas cosas raras.

Kageyama había dicho que se iban a mudar, pero ninguno de los muebles había sido preparado para ser movido de la casa, se adentró a la cocina y pasó lo mismo, la mayoría de las cosas estaban en perfecto orden, como si nadie estuviera tratando de mudarse.

Intrigado, subió a la habitación de su amigo, a la cual ya había estrado, y se encontró con el mismo panorama, la cama de encontraba perfectamente arreglada, faltaba el balón de voleibol que siempre tenía en la esquina, y la ropa parecía ser menos de la normal, pero es como si Kageyama nunca se hubiera ido.

Al acercase más, se dio cuenta que el celular de su amigo se encontraba pacíficamente recostado en la cómoda, al lado de la lámpara, ¿Por qué estaba aquí?

¿Qué estaba pasando?

Continuara…