Bueno este es un One shot que escribi hace años y publique en en mi pagina de facebook. Espero que les guste es.. Triste...

iCarly no me pertence


La sorpresa que no pudo ser.

Un castaño sale de su casa una mañana soleada con cantos de pájaros. Se despide de su esposa con una sonrisa y piensa: "Si así va a seguir nuestra vida de casados, voy a empezar a creer que la felicidad existe de verdad". Se dan un beso profundo y se miran a la cara con unos ojos que dicen "Te amo".

A eso de las once de la mañana la rubia lo llama a su oficina.

-Mi amor, te tengo una sorpresa, una noticia, la mejor noticia del mundo. – Chillo Sam de emoción.

-Cuéntamela de una vez; ya sabes que soy impaciente amor – Le contesta Freddie.

-No, por teléfono, no. Sabes que las buenas noticias prefiero dártelas por escrito – Responde Sam. Es su costumbre escribirle cuando tiene algo importante que decirle. A ella le encanta escribir y tiene talento. Se despiden con la emoción que precede a las sorpresas.

Con todo el esmero del mundo y la mejor letra, Sam escribe un mensaje muy corto, dobla el papelito y lo esconde en un rincón de su mesa de noche. Desde antes de las siete de la noche, espera con ansiedad, pero Freddie no llega. Es raro, porque él es muy puntual y esta sería su primera vez llegando tarde. "Debe estar en medio del trafico" Piensa Sam y aguarda. Sabe que la entrada a la ciudad a veces se complica a esas horas, pues Freddie trabaja en las afueras.

A las ocho de la noche por fin Sam marca al celular. Casi nunca lo hace porque no le gusta agobiar a su esposo con tantas llamadas. En algún lugar el teléfono timbra y timbra y siempre entra a buzón. Acá en casa, Sam empieza a imaginar cosas malas, la histeria crece y el botón "send" es oprimido mil y mil veces.

La angustia se toma todos los rincones de ese hogar, y ya Sam está a punto de llamar a la policía, cuando siente que están abriendo la puerta, gracias a Dios: las llaves, la cerradura, las bisagras que chillan levemente y un golpe seco. Simulando no mostrarse tan preocupada, lo espera metida en la cama. Hay pasos en la sala, sillas que se corren, Freddie ha regresado. La espera se prolonga por varios minutos pero Sam no quiere ceder; el tiene la obligación de entrar al cuarto, de saludar primero, de dar las explicaciones del caso. Los ruidos terminan y nadie habla.

Sam entonces comiéndose su orgullo pregunta.

-Mi amor, ¿estás ahí? ¿Qué fue lo que te paso? – Pregunta Sam.

La silenciosa respuesta sube la temperatura en la cabeza de Sam y su voz que no sabe fingir, también sube el volumen.

-Yo aquí como una estúpida, con el alma en un hilo y tú ni siquiera te dignas en saludar – grita Sam

-¡Estos es el colmo del descaro Fredward! Algún día me voy a quedar por fuera hasta bien tarde y te voy a pagar con la misma moneda, a ver si es que te gusta – Grita de nuevo.

Entonces se levanta como impulsada por un rayo y corre a buscarlo, quiere gritarle unas cuantas verdades en la cara, pero… no lo ve por ningún lado. Palmo a palmo recorre la casa y lo llama con angustia, sin entender los que está pasando. Desde la cocina siente unos ruidos en el cuarto y corre, pero allí no hay nadie.

"Me estoy volviendo loca" – Piensa Sam mientras levanta el citófono para llamar a la portería.

-El señor Benson no ha regresado, no he visto entrar su carro – Le contesta el portero del edificio.

Entonces Sam baja corriendo al garaje y comprueba que efectivamente el carro de su esposo no está ahí.

Aturdida, de nuevo en casa, le da vueltas al asunto tratando de buscar una luz, algo que la oriente, que le que explique lo que allí está pasando. El silencio en esa casa es tan penetrante que el miedo empieza a hacer su trabajo y Sam entra en su cuarto, cierra con llave y se enrosca entre las sabanas buscando un refugio donde no pueda entrar el miedo. Pero los malos augurios revolotean por todo lado anunciando lo peor.

De pronto es la puerta del closet, se abre y se cierra, se abre y se cierra, despacio. Un escalofrío sube por el cuerpo de Sam y un sudor frio baja por su piel.

-¿Quién está ahí? – pregunta con voz temblorosa.

El silencio es la respuesta. Siente pisadas que se pasean por todo el cuarto, al lado de su cama, en los pies, en la cabecera, hasta su mesita de noche… y el cajón que se abre lentamente y unas manos invisibles esculcan ahí, pero Sam no puede hacer nada para evitarlo, ni siquiera un murmullo puede salir de su boca.

Se da la vuelta hacia el otro lado para salir de la cama, para emprender la huida, pero ahora Freddie está ahí a su lado, acostado como siempre, y entonces Sam empieza a dudar de su cordura. "Me estoy volviendo loca" repite y repite cogiéndose la cabeza con las dos manos, y en un descuido, Freddie ya no está a su lado, los ruidos continúan, y ahora los pasos están en la sala; también hay murmullos en la cocina. Sam tiene miedo pavor, pánico. No se atreve a nada más, y entonces su teléfono timbra.

-Aló –

-Aló, ¿usted es la Señora Samantha Benson? – Pregunta una voz masculina entre cortada al otro lado de la línea.

-Si soy yo, ¿Qué se le ofrece? – contesta ella a media voz, poseída por el pánico como si la llamada viniera del mas allá.

-Es que… Vera usted señora. ¿Es usted la esposa del señor Fredward Benson? –

-Si soy yo – Responde Sam a punto de desfallecer, presintiendo algo espantoso, y pregunta a los gritos con la voz casi en llanto - ¿Qué le paso a mi esposo? ¿Qué le
paso? – sus palabras se van adelgazando convirtiéndose en un chillido que luego se transforma en un silencio de muerte.

Sin darle más vueltas al asunto, el hombre del otro lado de la línea le informa que su esposo Freddie ha muerto en un accidente terrible y le da las indicaciones a Sam para que llegue al luchar de los hechos.

Como poseída por un hechizo, sin creer todavía que eso sea cierto, Sam toma un taxi y en un dos por tres llega al lugar indicado. Hay luces de patrullas de la policía, ambulancias, una grúa, y en medio el auto de Freddie convertido en una montaña de hierros retorcidos.

Sam corre desesperada y se lanza en busca de Freddie. Ahí está el tal como ella lo presentía, pero no es el aspecto de su esposo lo que llama poderosamente su atención, es un papel que ella conoce, un pequeño papel doblado que yace sobre el pecho del cadáver de Freddie.

Antes de dejar salir su llanto, antes de inundar las calles con sus lagrimas, antes de invadir el cielo con sus gritos, Sam toma el papel, lo abre y lee varias veces la bonita noticia que tuvo guardada todo el día para Freddie en la mesa de noche y que el curiosamente había sacado cuando ella había creído que él había llegado a casa.

"Mi vida, quiero que te alegres porque nuestro amor acaba de dar el fruto que tanto habías estado esperando: En ocho meses serás el papa más feliz del mundo."


Se los dije :'( Espero que les haya gustado... Dejenme sus reviews con sus opiniones, insultos, todo es aceptado xD La quería compartir con ustedes porque es hermosa esta historia, una triste inspiracion. Aun así es Seddie sin final feliz.

Por favor sigan leyendo El Tunel, se pone cada vez mejor. Mañana la subo...

besos x