No se enoje; desquítese.
Remus John Lupin se tomó la cabeza con ambas manos, signo inconfundible de desesperación en el joven. –Ya estuvo bueno…- murmuró entre dientes, pasando con crispada paciencia las hojas de su cuaderno, ahora con grandes manchas de tinta que ocultaban la prolija caligrafía. Escuchó pasos en la escalera y clavó sus ojos dorados en la puerta, que dio lugar al morocho culpable de ese crimen.
-¿Qué pasa? Tienes una cara que asusta.- comentó vagamente Sirius, quitándose la corbata que quedó tirada junto al licántropo.
-¿Que qué pasa¿Que qué pasa¡Esto pasa!- señaló irritado, alzando la maltrecha libreta con energía. Black arqueó una ceja con arrogancia.
-Oh, si. Olvidé mencionarte que un poco de tinta cayó sobre él cuando copiaba unos apuntes.
-¿Un poco? Sirius, este cuaderno ya no me sirve. No fue un poco de tinta¡fue el un kraken lo que cayó sobre mi cuaderno!- se quejó, ya de pie y zamarreado el pobre objeto en su mano.
-No, fue tinta china, no de serpiente.- informó muy seguro el moreno, haciendo que el lobo se tapara los ojos con una mano, harto.
-El kraken es un PULPO, y las serpientes no tienen tinta, IGNORANTE.- argumentaba mientras arrojaba la inútil libreta junto a la corbata de su amigo que había fruncido el ceño, pero no dijo nada. -¿Me dirás por que estás haciendo esto?- preguntó al fin, luego de mirarlo por varios minutos con severidad.
Sirius se acomodó en la cama que antes ocupaba Moony. Había hecho enfadar a Remmsie y eso no iba a solucionar nada. Pero su orgullo Black, presente como el oxígeno, impedía que se quebrase. –No se de que me hablas, Lunático. Solo se cayó la tinta, fue un accidente.- se trató de justificar, encogiéndose de hombros con desdén. Pero eso no convencía al lobezno.
-Ah¿no sabes¿Te refresco la memoria?- indagó pero sin dar tiempo a responder, sentándose con rapidez a su lado y comenzando a contar con los dedos frente al rostro de Canuto.- Desde hace diez días que me ignoras casi a pleno. Me evitas. Le haz tirado jugo de calabaza encima a Lily "por error" por los últimos cuatro días, en TODAS las comidas. En la clase de transformaciones cambiaste su cabello de rojo a azul y verde, además de que le pusiste cola de zorrillo y branquias. Cuando tomaste mi cuaderno, por que lo tomaste, no lo pediste, me lo devolviste con quince hojas negras de tinta. ¡Te comiste mis chocolates, los de la mesita de luz!- acusaba febril. Black aun tenía el ceño fruncido pero ahora había entrecerrado sus ojos azules.- ¿Qué te ocurre? No me creo que todo esto sea un simple descuido. No seré brillante, pero no soy un idiota.
Pasaron unos segundos antes que Paddy carraspeara. -¿Y a ti que te importa lo que le hice a Evas, aun que todo haya sido un inocente accidente?
-Me importa por que es mi mejor amiga. Y no fueron accidentes, mucho menos inocentes.- dijo totalmente serio.
-Ah, claro, eso. Es tu mejor amiga, casi lo olvido. Tu mejor "amiga". Debe ser por eso, por que tenías algo que hacer con tu mejor "amiga", que no viniste con nosotros a Las Tres Escobas a celebrar que ganamos el partido del mes pasado¿no? Y también debe ser por tu "amiga" Lily que no nos acompañaste a Zonko¿no? Y además de eso te pasas casi todo los recreos con esa… esa… pelirroja por ahí. Pero no, no. No me pasa nada, esto es normal, es corriente, es común, es algo que no me debe importar, obvio. Pero igual no me importa, total ya se que es frecuente que pases de mi en el almuerzo y que en las clases de pociones vayas con ella por que "le cuesta" hacer pociones ¡Es mujer, por Merlín¡Una poción es como una receta¡Que poca vocación de ama de casa que tiene esa Evans! Pero no me interesa, me resbala, me nefrega.- replicó, descargando una rabia contenida, apenas mirando al licántropo. Este último tenía los ojos abiertos en su máxima amplitud y observaba a su compañero con atención. Parpadeó varias veces antes de tomarle la mano al animago que lo había acompañado en tantos desvelos, el cual lo miró al instante, respirando agitado por los recientes gritos que habían huido de su garganta. Pensaba en seguir desquitándose, pero esa mano tan cálida y esos trigales podían hacerlo dejar todo su mal humor en un universo paralelo muy lejos de su lobito. -¿Qué?
-No te voy a dejar. Ni a ti, ni a Cornamenta, ni a Colagusano.- aclaró con la voz suave como su mirada.- Lily y yo somos amigos, nada más. La estoy ayudando a prepararse para el examen de pociones de la semana que viene; te juro que debo explicarle casi constantemente todo o se le mezclan las recetas. No hay manera que ella me guste, y no hay manera que ella guste de mí. Así que calma.- explicaba al tanto que acariciaba con mucha suavidad la mejilla del morocho, ambos sonrojados.
-¿Cómo estás tan seguro?- La mano de Remus volvió a estar sobre la del Black.
-Fácil, Sirius. Ella solo tiene ojos para Cornamenta, aunque no lo admita.- sonrió.- Y yo solo tengo ojos para ti.- concluyó, besándole los labios, dejando que su amante lo abrazara, dando un final feliz a esa manera tan infantil que Sirius Black siempre se desquitaba.
