I.

Leo sabía que su hermana adoptiva se molestaría si continuaba mostrándose indiferente hacia los Hoshidanos. Y no la culpaba, pues ellos también eran aliados de Corrin y retomaron su confianza en ella mucho antes que los Nohrios; entonces, por ende, eso les daba un punto a favor sobre él y sus hermanos. Pero ahora, inevitablemente tendría que portarse amistoso con aquellos que fueron sus enemigos por algún tiempo. ¿Por qué la Princesa de Hoshido y Nohr no entendía lo complicado que eso significaba?

- Ah. ¡Así que eres el Príncipe Leo de Nohr!

No le dio tiempo de continuar con sus protestas en silencio, ya que una voz masculina lo llamó, con cierto aire de lo que él consideraba «superioridad». Enseguida encaró a su nuevo acompañante, sorprendiéndose al caer en la cuenta de que se trataba de un noble de la nación vecina.

- Y tú debes ser el Príncipe Takumi de Hoshido. Parece que tengo el placer de conocerte – mintió. En realidad Leo hubiese preferido no iniciar esta conversación.

- ¡Ja!

- Podríamos simplemente apartarnos del camino del otro – dijo, queriendo sonar lo más amable posible, en un intento desesperado por terminar con aquéllo – Tú y yo no vamos a ser amigos.

- ¡Qué casualidad! Estaba pensando lo mismo.

- Por supuesto que así era. Tienes una actitud tan arrogante y—

- ¡¿Yo?! – Interrumpió el portador del Yumi Fujin, consiguiendo que el rubio frunciera el ceño – ¡Yo no soy el que va con todo el mundo siendo un malagradecido! ¡Tú eres el idiota!

¿Y tendría que sentirse ofendido por ésos insultos de niño de ocho años? Vaya...Si que el hermano menor del Príncipe Ryoma era patético y muy, muy infantil.

- ¿Eso es lo mejor que puedes hacer? – Le desafió – Suenas como un mocoso llorón. Tal como lo esperaba – hizo una muy breve pausa, pensando en su siguiente respuesta – Vamos a hacer un trato. Mantente alejado de mí, y yo me quedaré lejos de ti. ¿Crees que puedes hacerlo?

Tal vez se estaba portando justo como Corrin le pidió que no lo hiciese, lo pudo intuir cuando Takumi sólo bufó ante sus palabras y su semblante se endureció aún más que en un principio.

- ¡Hum! ¡No voy a dejar que me des órdenes de esa manera! – Exclamó el arquero, con bastante enfado y dando media vuelta, listo para marcharse – ¡Adiós!

Cuando Takumi estuvo lo suficientemente lejos como para no escucharlo, el Príncipe Nohrio habló una vez más antes de seguir con su trayecto:

- Insufrible. Verdaderamente insufrible.


¡Gracias por tomarse el tiempo de pasar a leer esta historia! :-) Algunos de los capítulos estarán tomados de las conversaciones de apoyo que tienen este par, y otros más serán escritos al 100% con mis propias ideas.

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