Titulo: El juego del perro y el gato.

Parejas: CasxDean, CasxAnna, GabrielxSam.

Personajes secundarios: Sam, Mary, Travis, Jo, Lucifer, Alister, Crowley, Miguel, Zacarías, Anna, Azazel, Gabriel, Balthazar, Benny,

Rating: T

Capítulos: 33

Género: AU, Drama, Angts, Hurt/confort, Romance, Tragedy.

Disclaimer: Los personajes de supernatural pertenecen a Eric Kripke.

Notas del Fic: Este fic contiene violencia explicita y sexo no consentido (no tan explícita, más bien mención)

Resumen: Un perro y un gato callejero, cada uno carga con pasados diferentes pero con dolores similares, el gato busca a su hermano menor que fue secuestrado y el perro, tomar venganza por el asesinato de su pareja. Un día sus caminos se cruzan y descubren que ambos van por el mismo hombre que arruinó sus vidas pero esa no será la única similitud que comparten ¿Se unirán para encontrarlo? ¿Sus similitudes serán más que sus diferencias? AU.

Capitulo 1

Prologo: El día en que mi vida se arruinó.

Dean Winchester era igual que cualquier adolescente de quince años, le gustaba irse de fiesta, vagar por las tardes con sus amigos por la ciudad, divertirse y experimentar cosas nuevas pero a veces, debía cambiar sus planes para quedarse en casa cuidando de su hermano menor de solo once años, Sam. Luego de la muerte de su padre, su madre se había dedicado a trabajar duramente para mantenerlos, lo que implicaba que algunas noches a la semana trabajara en un bar para tener ingresos extras. Dean no tenía problemas en hacerlo, ya que adoraba a su hermanito y también deseaba ayudar a su madre pero Mary le había dicho muchas veces que deba enfocarse en sus estudios primero.

-Dean, tengo hambre- dijo el chico mirándolo con aquellos ojitos de perrito.

-Sammy, te he dicho muchas veces que no uses esa miradita conmigo-

-Pero siempre haces lo que quiero cuando te miro así-

-Eso es trampa, enano- le revolvió el cabello cariñosamente- Siéntate, serviré la cena-

-¿Mamá llegará pronto?-

-No enano, tiene turno extra en el bar-

-Yo quería que me diera las buenas noches- replicó infantilmente.

-Mamá ya estará aquí cuando abras tus ojitos mañana-

-Pero Dean-

-Ahora come o no te daré postre-

El pequeño se comió toda su comida y Dean le sirvió un pedazo del pastel que quedaba en el refrigerador. Estuvo ayudando a Sam con sus tareas, más bien vigilando, ya que el chico era muy inteligente para su edad y no le tomaba ni hora tener listo los deberes de la semana. El rubio sonrió mirándolo.

-Eres un pequeño Einstein, Sammy-

-Tú también deberías estudiar Dean-

-No tengo deberes como tú, enano, además soy más grande que tú-

-Pero yo soy más maduro que tú-

El rubio alzó una ceja antes de abalanzarse sobre él y ambos cayeron en el sillón comenzando una guerra de cosquillas. Dean era fuerte pero Sam lo sobrepasaba en altura, así que estaban en igualdad de condiciones. El mayor miró a hermano riéndose y en un mal paso, se cayeron del sillón.

-Auch- soltó Dean incorporándose a medio cuerpo- ¿Estás bien, Sammy?- preguntó mirando a su hermano que estaba sobre él.

-Gané-

-No se vale, enano- le palmeó el muslo derecho- Ahora muévete, me estás aplastando-

Los hermanos se quedaron viendo una película hasta las diez y Dean mandó a su hermano al dormitorio a descansar. Estuvo esperando a su madre sentado en el sillón pero algún momento de la noche, se quedó profundamente dormido.

Las mañanas eran movidas en la casa Winchester, Sam estaba saltando sobre su hermano que dormía en el sillón para despertarlo, cuando el rubio abrió los ojos comenzaron una pelea de cosquillas que su madre detuvo al cabo de unos segundos.

-Ya es suficiente chicos, tienen que arreglarse para ir a la escuela-

-Sí mamá- respondieron ambos mirándose con una sonrisa e hicieron una carrera por quien llegaba al baño primero.

Dean se despidió de su hermano en la entrada del instituto y fue a reunirse con sus amigos a uno de las bancas. Jo lo abrazó por el cuello con una amplia sonrisa.

-¿Vendrás a la fiesta de esta noche, Dean?-

-Claro, no me lo perdería-

-Genial, entonces los pasaré a buscar a las nueve y media, pónganse muy sexys para ir- canturreó Travis.

Luego de las clases, Dean estuvo con Sam unos minutos, éste le dijo que se quedaría en la biblioteca del instituto terminando un trabajo pero que llegaría a casa como a las ocho. El rubio asintió y fue a casa para prepararse para la noche. A Dean le encantaban las fiestas y estaba seguro que hoy seria inolvidable. Su madre llegó como a las ocho y cuarto y Dean le dijo que Sam debía estar por llegar de la biblioteca y que saldría a una fiesta esa noche. Subió las escaleras corriendo para cambiarse de ropa y a las nueve bajó a esperar la llegada de Travis, ya que sería al primero en pasar a buscar.

-¿Y por qué no puedo ir?- preguntó Sam haciendo morritos.

-Porque eres un niño-

-Tengo once-

-N-I-Ñ-O- el castaño se cruzó de brazos.

-Mamá-

-Dean tiene razón, cariño, aún eres un niño para estar yendo de fiesta a esta hora-

-Pero Dean solo es cuatro años mayor que yo-

-No alegues enano- una bocina llamó su atención- Ya me voy, llegaré a la media noche, nos vemos-

Dean le revolvió el cabello cariñosamente a su hermanito menor y se fue en el auto con Travis. La fiesta estuvo más divertida de lo que Dean creía, Travis pasó a dejarlo a su casa cerca de las doce y media. El rubio vio la luz del cuarto de su hermano encendida y sonrió. Abrió la puerta y luego la dejó bien cerrada para subir las escaleras.

-¿Sammy?- susurró despacio, fue hasta el cuarto de su hermano y golpeó despacio- No es hora para que estés despierto enano, mamá te regañara, ¿Sammy?- abrió la puerta pero el cuarto estaba vacío- ¿Sammy?- fue a buscarlo al baño pero no estaba, un ruido del cuarto de su madre lo alertó y fue hacía allá con un muy mal presentimiento- Mamá… ¿Mamá…?- giró el pomo de la puerta y abrió despacio antes de encender la luz- ¿Mamá? Mam—

La oración murió en su boca cuando vio a su madre atada y amordazada sobre la cama mientras un hombre le apuntaba a la cabeza con una pistola. Giró la cabeza hacia la ventana, un hombre de cabello castaño le sonreía mientras mantenía a Sam sujeto por los hombros y éste lo miró llorando.

-Sammy… mamá… ¿Quiénes son ustedes?-

-Al fin llega el primogénito, es igual a ti, Mary- dijo el hombre que sostenía a Sam- Hazlo-

Antes de que Dean pudiera reaccionar, el hombre que apuntaba a su madre le disparó en la cabeza. El rubio se quedó inmóvil en su lugar pero el grito de Sam lo hizo reaccionar. Iba a correr donde su madre pero alguien lo golpeó por la espalda y lo dejó en el suelo.

-¡Dean!- gritó su hermano menor desesperado- ¡Dean!-

-No me gustan los chicos malos, es hora de dormir Sammy, sé un buen chico- dijo el hombre que parecía ser el líder y lo golpeó en la nuca, dejándolo inconsciente.

-¡Sammy!- gritó Dean llorando.

-No te preocupes, no lo mataré-dijo el hombre tomándolo en brazos- Ya hemos terminado aquí, vamos-

-¿Y qué haremos con ese chico, señor?-

-Déjenlo, no nos interesa-

Dean vio al hombre que le disparó a su madre salir y se levantó observando hacia la cama. Una intensa ira invadió su cuerpo y emprendió la arremetida contra ese bastardo que se llevaba a su hermano. El hombre se giró con una sonrisa mientras sostenía una pistola y le disparó. Dean abrió un poco los ojos antes de que su cuerpo se desplomara al suelo.

-Es una pena pero me obligaste a hacerlo, adiós Dean, descansa en paz-

El rubio cerró los ojos y todo se fue a negro. Cuando volvió a despertar, se encontraba en el hospital, en donde le informaron que su madre había muerto y que su hermano menor se encontraba desaparecido. Desde ese preciso momento, la vida de Dean Winchester se arruinó para siempre.

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Castiel Novak tenía veinte años, cursa su segundo año en la carrera de teología y hace uno que llevaba como pareja con Anna Milton, la mujer más maravillosa del mundo. Los padres del moreno habían muerto hace cinco años en un accidente de auto, no tenía más familia pero si amigos a los cuales quería como hermanos, Gabriel y Balthazar, ellos se convirtieron en toda la familia que necesito para seguir adelante, ellos y Anna. Aquella tarde, luego de la universidad, fueron a beber los cuatro al bar de siempre, en la zona oeste.

-Hagamos un salud, salimos invictos de la dos semanas infernales de pruebas- festejó Balthazar alzando su cerveza.

-¡Salud!- respondieron los tres haciendo chocar las botellas despacio. Castiel bebió la suya y le dio un beso a Anna.

-No comiencen chicos, me pondré celoso- dijo Balthazar haciendo morritos.

-No molestes a la parejita, Balthy- lo contradijo Gabriel- Tienen todo el derecho a hacer escenitas, recuerden que este fin de semana celebraremos su compromiso-

-Sí, ¡Haremos fiesta toda la noche!- canturreó Balthazar.

El moreno se rio mientras veía como Gabriel regañaba a Balthazar para que se comportara, que varios clientes del bar los miraba con curiosidad. Castiel intercambió una mirada con Anna que se estaba riendo.

-Balthy tiene razón, vamos a celebrar a lo grande-

-Esa es mi chica, ¿Ves Cassie? Aprende de Anny, ella si me apoya-

-Cállate Balthy- dijeron Castiel y Gabriel al unisonó mientras sonreían.

El fin de semana arrendaron una cabaña en la playa y fueron a celebrar los cuatro juntos. Castiel se sentía el hombre más afortunado del mundo al poder estar junto a la mujer que amaba. Luego de pasar dos maravillosos días en la playa, Gabriel los pasó a dejar a la casa que compartían.

-Nos vemos mañana, tortolitos- se despidió Balthazar con una maliciosa sonrisa- Y no trasnochen que mañana hay clases-

-Nos vemos chicos- se despidió Gabriel.

Castiel se despidió de ellos, tomó los bolsos y entraron a la casa. El moreno estaba agotadísimo del viaje, vio como Anna sacaba unos papeles de un estante.

-¿Y eso?-

-Tengo que terminar esto, cariño, ve a dormir- le acarició la mejilla- Luces muy cansadito-

-Anna-

-Yo iré apenas termine esto-

-Bueno pero no tardes mucho-

Ambos se dieron un suave beso y Castiel llevó los bolsos al cuarto, los dejó a los pies de la cama y se quitó la ropa para quedar solo en bóxer, apenas su cabeza tocó la almohada, se quedó profundamente dormido.

Castiel se giró sobre la cama un par de veces y estiró su mano para palpar al lado antes de abrir los ojos adormilado.

-¿Anna…?- encendió la lámpara para comprobar que eran las cinco de la mañana- ¿Anna?-

Se incorporó extrañado de que la pelirroja no estuviera a su lado. Pensó que quizás se había quedado dormida mientras terminaba su trabajo para mañana y la idea le hizo gracia. Se colocó las pantuflas para bajar las escaleras bostezando. Vio la luz de la sala de estar encendida.

-Cariño, ya es hora de ir a la cama, solo quedan dos horas para dormir- se asomó a la cocina y se quedó quieto ante la escena que vio.

-¡Cas!- gritó la pelirroja.

Tres hombres desconocidos estaban en su casa y uno de ellos sostenía a Anna por la cintura con una mano y con la otra le apuntaba con una pistola a la cabeza. Entrecerró un poco los ojos ante la idea de que era un asalto e intentó mantener la calma.

-¿Qué quieren…? Si es dinero, se los daré pero suelten a Anna-

-¿Dinero?- preguntó el castaño que estaba sentando en el sillón con un vaso de whisky en la mano- No nos interesa eso, Castiel, además no tendrías para pagarnos-

-¿Quiénes son? ¿Cómo sabes mi nombre?-

-Sé muchas cosas, Castiel, como que hace poco te has comprometido con esta bella jovencita, aunque es una lástima, las historias de amor ya no son como antes-

-Señor-

-Hazlo-

El moreno vio con horror como uno de los hombres tiraba a Anna al otro sillón para luego quedar sobre ella y arrancarle la ropa. Castiel frunció el ceño y fue hacia él hombre con la intención de golpearlo pero alguien lo sostuvo por la espalda y lo inmovilizaron con facilidad.

-¡Anna!-

Castiel luchó por liberarse y consiguió morder el brazo del hombre. Fue por el bastardo que estaba sobre la pelirroja pero el sujeto del arma, le disparó al pecho sin contemplaciones y alguien lo golpeó por la nuca. Castiel cayó al suelo aturdido, podía oír los gritos de Anna pero su cuerpo se negaba a moverse, el hombre comenzó a patearlo antes de tomarlo por los brazos para levantarlo y que viera todo. Las lágrimas surcaban sus mejillas, la impotencia y desesperación inundó su cuerpo. Cuando todo terminó, el hombre lo soltó y Castiel intentó moverse para ir con su prometida pero no lo conseguía.

-¿Anna…?- murmuró entre lágrimas- Anna…-

-No la necesitamos- vio con horror como el mismo hombre que había abusado de ella, le disparaba un certero tiro en la cabeza.

-¡ANNAAAAA!-

-Hora de irnos- dijo el hombre de cabello castaño que había visto todo desde el sillón- Adiós Castiel-

El moreno los vio marcharse y se levantó sintiendo una ira asesinar, arremetió contra el bastardo que tenía pinta de ser el líder de todo eso pero el hombre giró con un arma en mano y le dio un disparo en el pecho, un poco más arriba que el primero.

-Parece que la basura piensa igual- dijo el hombre para luego guardar el arma- Adiós Castiel, descansa en paz-

El moreno vio como sonreía y luego todo se fue a negro. Cuando volvió a despertar, se encontraba en el hospital, en donde le informaron que Anna estaba muerta. Desde ese preciso momento, la vida de Castiel Novak, se arruinó para siempre.

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En dos lugares diferentes, dos hombres sin relación aparente, se acababan de despertar de una horrible pesadilla/recuerdo de su pasado. Lo que ninguno sabia, era que sus caminos estaban próximos a encontrarse y que tenían mucho más en común que el hombre que les arruinó la vida.