Ninjago. One shots.

Pesadilla.

Resumen: Zane tiene una pesadilla.

Era una noche tormentosa, el olor a tierra mojada estaba en el aire junto con un frio envolvente que podía hacer temblar al Maestro del hielo.

El barco se mecía fuertemente debido a las corrientes de aire de la tormenta y era iluminado momentáneamente por los rayos que cruzaban salvajemente el cielo esa noche, rayos que con sus brillos podían penetrar a cada rincón del barco. Pero solo había alguien en todo el barco que podía ver esto, para su gusto personal, ya que le recordaba que esto era la realidad en la que vivía.

La habitación estaba ensordecida por el ruido de la lluvia y apenas eran audibles los ronquidos de sus hermanos, el ruido de la lluvia a pesar de ser fuerte y pesado, se podría decir que era algo acogedor e incluso el fuerte estruendo de los rayos que resonaban en toda el área era algo relajantes. Todo esto era irónicamente la calma de la tormenta que fue el infierno hace unos momentos atrás.

No era muy común que el nindroid durmiera mucho después de su regreso de la isla en la que estuvo cautivo, sus hermanos pensaron en preguntar qué pasaba, pero sus dudas fueron prontamente calladas por el silencio de la compresión. Todos cómo había dicho Nya un tiempo atrás, habían pasado por muchas cosas que los hicieron cambiar sin que ellos se dieran cuenta. Pero esto era algo más, algunos de ellos fueron despertados por los gritos de su hermano a media noche, otros simplemente se despertaron al ver a su hermano retorciéndose ante el horror de sus pesadillas en su cama sin poder hacer mucho. Zane siempre trato de evitar el tema, algunas veces él dio detalles vagos de lo que trataban sus pesadillas. Algunas veces decía que eran sobre un dragón de hielo, otras sobre perderlos a todos y a si mismo otra vez. Mientras que en otras… eran sobre él. Sobre un enemigo que jamás podría ser asesinado pero que si podía ser detenido.

Esa noche a Zane le costó mucho trabajo poder dormir, pero cuando por fin lo logro hubo algo en su sueño que lucía extrañamente familiar.

Una caminata por Ciudad Nueva Ninjago era lo típico que él solía hacer junto con sus hermanos, pero a diferencia de aquellos cálidos días él se encontraba solo esta vez. Una rápida mirada hacia un callejón le hizo notar los movimientos de un posible asalto. Su procesador comenzó a acelerarse mientras aumentaba la velocidad de su trote y al llegar allí noto como un hombre con bata se escondió bruscamente entre las sombras del callejón. Él podía oír como sus pasos al correr hacían eco en el callejón y sin perder tiempo procedió a seguirlo por todo su recorrido adentrándose en las profundidades de lo desconocido.

Al principio él podía reconocer las calles, él podría jurar que las recorrió algún tiempo con sus hermanos mientras trataban de salvar a la ciudad de la gran serpiente. Los detalles en las paredes de los edificios que conformaban los callejones se volvían cada vez más confusos a medida que la noche caía y un frio junto con un helado sentimiento de terror interno lo abrazaban. Él se había perdido o lo habían llevado a una trampa, estas ideas cada vez resonaban en su cabeza y el miedo comenzó a carcomerlo desde lo más profundo de su mente, él sabía muy en el fondo que algo andaba mal, muy mal.

Él no se podía explicar como de pronto un simple callejón se había convertido en un peligroso laberinto, él podía escuchar los pasos del delincuente correr delante de él, pero también podía escuchar como algunos pasos venían detrás de él siguiéndolo sigilosamente. Él podía jurar que escuchaba susurros y algunas risas que eran apenas audibles. Siguió manteniendo su paso, sumergido en sus pensamientos hasta que chocó contra una pared cubierta en las sombras, una firme y fría pared de ladrillos que se imponía más allá de su vista y apenas podía ver la opaca luz amarilla de la luna bañar la cima de esta. Al darse la vuelta logró ver algunas siluetas junto con sus largas y anormales sombras hechas de maldad dirigirse hacia donde él se encontraba. Y pudo lograr oír a una de las voces que hacían un leve zumbido en el callejón decir. – Él está por allá, atrapémoslo antes de que…- dijo una voz masculina que era áspera y sin sentimientos. A medida que los susurros se acercaban y aumentaban como el sonido de un enjambre furioso de abejas; el ruido de su procesador aumento a cada paso que estos seres desconocidos daban, él pudo ver una posible salida, una posible oportunidad para mantenerse con vida.

Vio su oportunidad y se desplazó lo más que pudo hacia su esperanza. Cuando de pronto algo se aferró a él con una si se tratase de una serpiente constrictora que acababa de encontrar a su nueva presa , lo apretó con una fuerza descomunal que iba quitándole la respiración con cada segundo que pasaba. Su caída formo un estruendo que alerto a los otros de su captura. El piso era frio como el hielo y duro como el acero, la humedad de algunos charcos de agua se esparció por todo su cuerpo, el trato de zafarse de su captor pero no podía con tal fuerza, él podía sentir como unas manos esqueléticas lo iban asfixiando más y más; Él podía sentir como su esperanza iba escapándose con cada exhalación que emitía. Pero como si de un animal herido se tratase algo de determinación surgió dentro de él. -¡Hoy… no será… mi día!- Dijo entre jadeos mientras usaba su poder elemental para escapar. El hilo pronto creció y el frio se intensifico haciendo que la bestia lo soltara y él con un movimiento rápido logro librarse de esta y pudo ver lo que realmente era lo que él creía que era una serpiente. Pero, para su sorpresa resulto ser una criatura deforme con forma ligeramente humana y su cuerpo era desproporcionado con brazos y piernas más largos y delgados, más de los que cualquier otro ser humano que haya visto o tenido. Sus ojos eran rojos intensos y resplandecientes como el fuego y tenía piel negra como el carbón. Zane trato de contener un grito pero lo único que pudo emitir fui y chirrido ahogado en su desesperación.

La criatura trato de abalanzarse contra el pero fue en vano. Zane con un rápido movimiento esparció hielo congelando a su atacante en el acto y en el destello rápido logro deslumbrar como las otras criaturas al final del callejón corrían hacia él con una velocidad descomunal. El nindroid no perdió tiempo y corrió lo más rápido que pudo y con cada paso que daba podía sentir como su corazón se aceleraba y las ganas de vivir aumentaban, hasta que una de las criaturas emitió un alarido atroz y distorsionado que reboto por todo el lugar. Zane pudo sentir como su corazón se detuvo en seco ante esto. Antes de que él se diera cuenta una de esas criaturas lo embistió con uno de sus cuernos.

Zane pudo sentir que la embestida le hizo daño y que pronto estaría a la merced de estos seres. Mientras más pasaba el tiempo una niebla amarillenta comenzó a inundar el lugar. Zane puso su mano derecha sobre su herida y pudo sentir como su aceite fluía a borbotones. Luego sintió otra embestida que lo tumbo al piso. El chico rubio vestido con un gi blanco que estaba sucio por el barro y su aceite se levantó lo más rápido que pudo y coloco sus manos en el suelo para congelar todo a su alrededor. Un horrible grito sonó detrás de él como si esa cosa pidiera ayuda.

-Dos menos…faltan más- Dijo con un débil susurro que apenas pudo salir de su boca. Zane aprovecho esto para correr por su vida en los callejones que eran cada vez más intricados y cerrados.

Cada paso que daba lo agotaba más y más, ya no le importaba el criminal; a él le importaba sobrevivir, él quería vivir. El horror lo consumía completamente y con cada paso que daba por las esquinas de lo edificios hasta que llego a una parte del lugar; una sección en la que se extendía una pared muy alta, ya no había ventanas o faroles que decoraran el lugar para iluminarlo esta vez…solo había oscuridad…él tenía miedo de entrar allí. Un ruido metálico sonó detrás de él y giro su cabeza para ver como ellos estaban allí. Eran siete figuras negras con ojos magentas resplandecientes en la oscuridad que se acercaban lentamente hacia él. Ellos tenían armas y estaban preparados para pelear.

Zane por otro lado. Él se sentía débil por la pérdida de aceite, sentía como su visión era cada vez más confusa y como lentamente sus sistemas se iban apagando dentro de él. Sus pasos eran tambaleantes y débiles pero al verse sin otras opciones y como su esperanza se disolvía en la oscuridad dio unos pasos atrás hasta que se detuvo en seco cuando escucho un estruendo detrás en la zona más oscura del callejón. Cuando apenas se dio la vuelta algo se abalanzó contra tumbándolo e inmovilizándolo en el piso. Debido al impacto recibió un fuerte golpe en la cabeza que lo dejo aturdido, su visión era confusa pero logro distinguir un par de ojos rojos enormes y luego sintió como lo que estaba sobre él se abrió paso por su cuerpo y comenzó a destrozarlo internamente. El dolor era horrible podía sentir como cada parte de sí mismo era arrancada de él sin poder defenderse. Luego cuando recupero su visión logro reconocer a su captor. El nunca olvidaría la mirada de ese ser y él era…

-¿M e extrañaste?- dijo secamente sin rodeos mientras le arrancaba el brazo izquierdo.

Zane grito lo más fuerte que pudo y él podría jurar que posiblemente podía ser escuchado en todo Ninjago, el dolor era enorme y horrible, luego sintió como su otro brazo era desgarrado lentamente de su cuerpo.

-¿Acaso estas esperando la ayuda de tus malditos compañeros? No seas estúpido, ahora estas acá conmigo y estaremos un rato juntos hasta que yo me aburra o mueras, pero antes que nada. Me encargué de que no hagas lo que hiciste la última vez recuerdas… Por eso estoy aquí Zane, para devolverte el favor. – Dijo mientras se regocijaba su atacante cuando arrojaba su brazo a alguna parte del lugar.

Zane se retorcía del dolor pero podía oír como los otros se acercaban y no para su ayuda, sino para festejar por su sufrimiento.

-De…ten…te- Dijo entre gritos el nindroid.

-¿Detenerme? Acaso olvidaste quien soy pequeño imbécil de hojalata. Tú y yo ahora estamos unidos por alguna maldita razón. ¡No puedo escapar de ti y tú no puedes escapar de mí! ¡Pedazo de metal obsoleto! ¡Tú y yo estamos condenados a estar juntos hasta que uno de nosotros logre ceder! ¡Y ese no seré yo! ¿Acaso no puedes sentir como te mato lentamente? ¿No si ententes como lentamente la soledad y mi maldad te corrompen? ¿Te sientes solo por como moriste, nuca pensaste en cómo le afectaría a ellos verdad? Yo te puedo ayudar, puedo hacer que todo acabe. Pero veamos cuanto más puedes resistir hasta que cedas. – Dijo amargamente el Gran Tirano mientras arrancaba piezas internas del pecho de Zane. Luego este río a carcajadas mientras desarmaba a su pobre presa tirada en el piso y lentamente lo despojaba de su vida y otro trozo más de su cordura.

Zane no pudo evitar retorcerse del dolor, sus lágrimas llenas de desesperación salían de sus ojos hasta que el dolor llego a un punto del cual no pudo evitar gritar con todas sus fuerzas y su amarga soledad crecía cada vez más, la impotencia lo abrumaba junto con el dolor creciente en su interior, él solamente quería despertar con desesperación y… por fin, finalmente logro despertar de lo que parecía una eternidad. Lo que posiblemente fuera su corazón resonaba tan fuerte que podría salirse de su pecho. Todo estaba oscuro pero los rayos iluminaban la habitación y esto lo tranquilizo un poco ya que logro ver a sus hermanos dormir en el mismo lugar en el que él estaba. Aun podía oír la risa del Gran Tirano y sentir el dolor en su cuerpo y esto le helaba la sangre.

-Solo fue un simple sueño, no fue real…solo fue un sueño…- Se repetía a si mismo mientras trataba de volver a dormir, pero la sola idea de esto le causaba terror. Era algo ilógico y absurdo si se pensaba que alguien podía tener terror absoluto por dormir.

Tomo un tiempo para que Zane pudiera estar bien y logrará hablar con P.I.X.A.L. sin dudar. Pero él sabía perfectamente que algo andaba mal, muy mal y que solamente era cuestión de tiempo para que él cediera. Luego el silencio estuvo otra vez en la habitación y solamente eran audibles los ruidos de los truenos, el viento y la lluvia que iba disminuyendo con el tiempo. Solamente se podía sentir el olor a tierra mojada en el aire. Esto estaba bien, esto era real, este era el mundo real. Puede que su pesadilla no fuera real pero, el miedo y su soledad si lo eran. E iban a perdurar por mucho tiempo.