Holi :D Aquí vengo con otro fic, (espero que bueno) de Digimon :) para variar xD
Y eso :B Mejor dejo de dar la lata :D Espero que sea de su agrado :)
Aclaraciones: Digimon no me pertenece, lamentablemente u.u Y aún no asumo ESE final u.u
Deseos De Cosas Imposibles
Capítulo 1: De vuelta al hogar
Ladeó su cabeza hasta apoyarla en el vidrio de la ventana, observaba aquella inmensa capa de nubes hacia lo bajo. Sonrió. Hace mucho que no veía a sus amigos, y las conversaciones por Skype o MSN no contaban. Por fin podría estar con ellos, frente a frente. Sacó su celular de su bolso de mano y se dispuso a escribir un mensaje, al terminar guardó nuevamente su celular. Suspiró, y no le importó dejar al descubierto su amplia sonrisa… Estaba ansiosa por llegar pronto al que nunca dejó de ser su hogar.
-Chicos, me siento muy decepcionado de ustedes, -se quejaba el profesor Antropología mientras sostenía unos papeles en su mano derecha. –este examen estaba muy fácil… Bueno, lo que me consuela es que al menos una persona aprobó…
Sora observaba al profesor acercarse a ella mientras sostenía el examen, logró ver el primer examen que tenía de los que se encontraban en su mano y notó un 54/100 como calificación. Cada vez se acercaba más a ella… Cesó su caminar al llegar a su puesto y poco a poco comenzó a extenderle su prueba… Un excepcional brillo se apoderó de sus ojos, al igual que una sonrisa insipiente de sus labios.
"Sácame del bolsillo, sácame del bolsillo"
-¿…Qué?
Abrió sus ojos lentamente para darse cuenta que NO estaba en la Universidad, que NO le estaban entregando su prueba y lo más importante, que NO tenía su tan anhelado 54/100. Se encontraba en su habitación, acababa de despertar y ya eran casi las 10:00 am, tan solo faltaban 12 minutos, 12 minutos que aún tenía para dormir ya que sus clases comenzaban a las 12:00 y no había dormido casi nada la noche anterior por quedarse terminando un trabajo. De mala gana metió su mano bajo su almohada en busca de su celular para ver el mensaje que la había despertado:
"llego como a las 4, te quiero amiga ;*"
Abrió a más no poder sus ojos cuando reconoció aquel guiño, era el mismo que utilizaba cuando chateaba con su mejor amiga. Miró el remitente del mensaje, parpadeó un par de veces y volvió a mirarlo. Su mente no podía estar jugando con ella. Sus ojos no la podían engañar, -Sería demasiado cruel… -pensó en voz baja. No… No era una broma… Su amiga vendría.
Agradeció a todos los santos el hecho de que su madre por fin aceptara que viviera sola en un departamento situado a pocas cuadras de su Universidad, porque pegó el grito más grande y agudo que pudo en toda su vida. Grito de felicidad, al fin la espera para ambas terminaría. Aún sin recuperar el aliento luego de aquella expresión de felicidad salió de un salto de su cama, caminó hacia su closet en busca de una toalla y luego a la ducha.
-¡Despierta! –dijo al momento que dejaba caer su mochila sobre el estómago de Matt.
-No sé por qué aún no te he partido la cara por tarado… -dejó la mochila de Tai a un lado de su cuerpo para luego incorporarse y quitarse los audífonos.
-Por qué a pesar de todo soy tu mejor amigo. –se defendió con una amplia sonrisa.
-Si… Y todavía no entiendo por qué. –apago su iPod para luego guardarlo en un pequeño bolsillo de su mochila, abrió otro compartimento en el cual guardaba sus cigarrillos, sacó la cajetilla junto con un encendedor. -¿Quieres? –le ofreció.
Encogió sus hombros con despreocupación. –Ya que insistes… -Dijo sin pensarlo mucho mientras sacaba un cigarrillo del interior.
(…)
-Oye… ¿Esa chica no es Sora? –preguntó ocasionando que la mirada de su amigo volteara automáticamente, lo cual le causó una sonrisa en él que supo disimular.
-¿A qué irá a la biblioteca? –preguntó al notar hacia donde se dirigía.
-Pues a lo que va normalmente la gente a la biblioteca. Le mandaré un mensaje para que venga luego. –sacó su celular de su bolsillo derecho y tecleó el mensaje para ella.
Al cabo de unos pocos minutos ambos podían ver a la pelirroja acercarse hacia el lugar donde usualmente pasaban su tiempo libre en la universidad, los pastos del campus bajo la sombra de un gran árbol.
Vestía un strapless color turquesa hasta la altura de sus caderas junto con unos shorts de mezclilla, lo cual no pasó desapercibido por Tai, además de sus amadas converses negras que hacían juego con la palestina del mismo color que adornaba su cuello.
-¿Qué hacen? –preguntó cuando ya estuvo lo bastante cerca de sus amigos.
-Nada. –habló Matt.
-¿No crees que hoy viniste un poco provocativa a la universidad?
-¡¿Disculpa? –detuvo en seco su caminar frente a ellos. –¿Acaso yo te reclamo cuando vienes con esa sudadera tan ajustada que deja ver tus perfectos abdominales y que cuando la usas las chicas no despegan su vista de ti? –preguntó posando sus manos sobre sus caderas para luego realizar una serie de gestos conforme su pregunta avanzaba.
-¿Celosa, Sora? –Sonrió, provocando que ella también lo hiciera.
-Sigue soñando Yagami. –se arrodilló sobre el pasto en el espacio entre sus amigos y dejó su bolso a un lado, sacó una botella con agua y bebió un poco de ésta. –Oigan –habló mientras tapaba la botella. -, vengo de la biblioteca y ya publicaron los electivos de este semestre, ¿qué les parece si nos inscribimos los tres en uno?
-Por mi, genial. –Habló Matt. –En tanto no sea los martes y jueves por la tarde, todo bien.
-Si… Y, ¿en cuál pensaste? –preguntó Tai luego de recostarse y apoyar su cabeza sobre las piernas de Sora.
-Pues… Pensé en cocina –decía Sora a medida que formaba una amplia e inocente sonrisa.
-¿Cocina?
-Vamos chicos… No tenemos ni una clase juntos. –habló mirando a ambos alternadamente.
-¿Y antropología? –preguntó Matt ésta vez.
-Esa no cuenta. –se cruzó de brazos. –Quiero una clase donde podamos conversar de vez en cuando y no bajo la presión siempre. ¿De qué me sirve tener clases en común con mis dos mejores amigos si lo único que hago es ponerle atención al profesor?
-Bueno, podrías no hacerlo y sentarte atrás para molestar con nosotros. –sonrió mostrándole los dientes mientras se apuntaba a si mismo con ambos pulgares. Esperó otra sonrisa como respuesta de su amiga, pero lo que consiguió fue una fría mirada. –OK, no.
-Por favor… -suplicó. –Inscríbanse a cocina conmigo. ¿Si?
-Te veo tan desesperada, que creo que lo haré.
-¡Gracias Matt! Eres el mejor. No como otro…
-¡Hey! Y si me inscribo… ¿qué gano?
-Si no te inscribes, te haré una trenza. –dijo amenazante.
Rió burlonamente. –¿Es en serio Sora?
-Estoy empezando~ -dijo con cierta entonación advirtiéndole lo que ya había comenzado a hacer.
-¡Uy! Qué sexy que haz de ver con esa sudadera que acentúa tanto tu figura… Y una trencita adornando tu cabello. –se burló Matt.
Sora sonrió, concordando con Matt. –Te haría más, pero tengo que ir a clases. –sacó su celular para ver la hora en él. –Sip… Tengo siete minutos para llegar.
-Oye, desármame esta cosa.
-¿Entrarás a cocina con nosotros?
- …Bien. –dijo de mala gana.
-¡Gracias~! –se dispuso a hacer lo que su amigo le pidió. –Bien, ya me voy. –tomó su bolso.
Tai se incorporó quedando sentado sobre el césped para que Sora se pudiese levantar. –¿Qué clase tienes ahora?
-Historia del arte. –respondió acomodándose bien su bolso sobre su hombro derecho para comenzar a caminar hacia el edificio.
-Suerte. Nos vemos en antropología.
Se volteó abruptamente tras las palabras de Tai. –Casi lo olvido. No iré a antropología.
-¿Por qué no?
-Sora… Hoy entregan las notas del examen –le dijo Matt.
-¿Podrían pedirle mi nota al profesor? Es que de verdad tengo algo muy importante que hacer a esa hora, y no puedo posponerlo.
-Claro… Eres una irresponsable.
-Pide mi nota… -se arrodilló nuevamente junto a Tai y juntó sus manos en señal de súplica. –Por favor… -parpadeó unas cuantas veces. Vio como Tai abría la boca seguramente para decir algo, y ese "algo" lo tomó como un "Sí". –Tai, ¡te amo, gracias! –lo abrazó y depositó un tierno beso en su mejilla. Se levantó nuevamente para dirigirse, esta vez definitivamente, a su clase. –¡Nos vemos más tarde chicos!
Matt y Tai la vieron alejarse hasta perderla de vista. Tai volteó a Matt, éste alzó sus cejas un par de veces mientras sonreía. –Dijo que te ama.
-Si… -fue lo único que pudo atinar a decir ante el comentario de su amigo.
Sonrió y mordió su labio inferior al momento de ver como las nubes se dispersaban de a poco para dar paso a la vista desde arriba de la ciudad, ya estaba en Japón. En solo unos minutos más el avión aterrizaría, recogería sus maletas, iría a su casa y luego a ver a su mejor amiga. Todo era perfecto. Repentinamente, un sonido ya regular durante el viaje se hizo presente nuevamente, ésta ver para dar uno de los últimos avisos.
"A todos los pasajeros, se les solicita abrochar su cinturón de seguridad durante el descenso del avión hasta que éste toque tierra firme. Repito, a todos los pasajeros, se les solicita abrochar su cinturón de seguridad durante el descenso del avión hasta que éste toque tierra firme. Por su atención, gracias"
Al escuchar las palabras de la azafata no pudo evitar emitir un suave chillido en señal de su emoción. Poco le importó que sus compañeros de asiento la mirasen de forma extraña, ella solo quería bajarse del avión y ver a sus amigos que hace tantos años no veía.
Cuando por fin se bajó del avión y a riesgo de parecer una loca corrió para llegar lo más rápido posible a recoger sus maletas. Su estancia en ese lugar le parecía una eternidad, sentía que llevaba años parada ahí esperando sus maleta. Se cruzó de brazos y bufó, y ojala lo hubiese hecho mucho antes porque como por arte de magia logró divisar sus maletas avanzando por barra. Empujó quizás a cuantas personas para llegar lo más pronto posible a sus maletas y luego, a su casa. Caminó por el gran salón, llevando su bolso de mano sobre su hombro izquierdo, un gran bolso rosa sobre su hombro derecho y además otro enorme bolso con ruedas, del mismo color que el anterior, hasta llegar a la parte de la salida de pasajeros. Al traspasar aquella barrera, una amplia sonrisa se apoderó de su rostro al divisar a una persona en particular, corrió hacia ella y sin importarle soltar sus maletas y dejarlas tiraras en el suelo, se acercó a ella para abrazarla mientras gritaba emocionadamente al igual que su amiga.
-¡Sora! –grito al tiempo de unirse en un fuerte y cálido abrazo.
-Hasta que llegaste amiga. –correspondió su abrazo. -¿Se retrasó tu vuelo?
-No… Fueron las maletas, estuve una eternidad esperándolas. –se separó de su amiga para buscar las maletas que había dejado tiradas y se las acomodó nuevamente en el cuerpo. –Oye, ¡estás hermosa! –dijo alegremente viendo a Sora de pies a cabeza.
-Ni hablar. Si yo estoy hermosa, entonces tu estás perfecta amiga ¡mírate! ¿Qué pasó con tu cabello rosa?
-¡Shh! –posó su dedo índice sobre sus propios labios. –Eso nunca pasó.
No supieron con exactitud cuando tiempo estuvieron ahí paradas en medio del hall hablando de cosas triviales, finalmente se dirigieron a un café dentro del mismo aeropuerto para ponerse al día con sus vidas.
-Pensé que no ibas a venir, fuiste la única que no me respondió el mensaje. Yolei dijo que no podría verme porque tenía clases justo a ésta hora, y Kari tampoco ya que sale en una hora más del instituto… -comentaba mientras jugaba con la tapa de su café con leche. Vio como en el rostro de Sora se formaba una pequeña sonrisa, para luego pasar a una amplia y nerviosa. -¿Qué pasa? –rió un poco. –Qué divertida te ves… Se parece a tu sonrisa delatadora… ¡No puede ser, es tu sonrisa delatadora! –exclamó luego de analizar su propia deducción. –Sora, ¿qué hiciste? No me digas que faltaste a clases por venir a buscarme… -observó como su amiga se encogía de hombros. –¡Mentira que eso fue lo que hiciste! –suspiró.
-No es para tanto… Además es solo una clase, ¡no se compara con la sensación de esperar a tu mejor amiga que no haz visto en años y que puede llegar en cualquier momento! –Mimi sonrió. -¿lo ves? Tu también hubieses hecho lo mismo, te conozco.
(…)
-Oye amiga, ¿y tus padres? –le preguntó a su amiga mientras caminaban por las calles de Tokyo hacia la estación del subterráneo más cercana.
-Llegarán la próxima semana. –explicó. –Es que no quise perder más clases, ya hace un mes que debería haber llegado, por eso me vine antes.
-¿Y dónde te quedarás?
-En el departamento teníamos en Odaiba.
-Y tus clases… ¿mañana no tenías clases temprano? –preguntó luego de recordar los comentarios de Mimi sobre su horario mientras charlaban en el café.
-Sip… Tendré que levantarme muy temprano.
-¡Quédate en mi departamento!
Mimi ladeó levemente su cabeza al mismo tiempo que parpadeó un par de veces y sonrió un poco altanera. –Eeh, Sora… Tu departamento está igual de lejos que el mío… Incluso me atrevería a decir que aún más lejos.
-¡Jamás!
Y... eso u.u La idea inicial era continuarlo, pero hubiese quedado demasiado largo y tedioso así que mejor como está :)
Bueno, hablando un poco del título, es una canción de La Oreja De Van Gogh, la amo *-* Y creo que la letra refleja un poco lo que pasará a lo largo de la historia :)
Con respecto al capítulo... xD Creo que ya se habrán dado cuenta de qué onda hay entre Sora y Tai, y si no... Bueno, HAY onda xD Pero ninguno lo asume aún 1313 y con el Mimato, habrá que esperar un poco, pero les adelanto que en el próximo capítulo se verá el "inicio" 1313 Muchos 1313's en este fic xDD
Quiero agradecer especialmente a dos personitas que me animaron a publicar este fic y a inspirarme más pronto para subirlo antes :) Pía () y Roww (RossMary) Gracias, gracias a las dos :) me animaron mucho :D
Y así con el fic xD Espero que les guste mucho, prometo que se vendrá lo mejor! ;D
Críticas, comentarios, felicitaciones, pifias... Serán bien recibidos :)
*Len.
